viernes, 15 de abril de 2016

Lora-Tamayo, un modelo de empresario científico


E
milio Lora-Tamayo y D’Ocon es actualmente el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CESIC) desde 2012. También lo presidió en 2003-2004. Igualmente lo presidió entre 1967 y 1971 su padre, Manuel, que fue ministro de Educación de Franco desde 1962 a 1968. El profesor Lora-Tamayo es físico y Catedrático de Electrónica de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ahora se encuentra en la edad de jubilación, con lo que su retiro liberaría de algunos lastres a las instituciones. Pero seguro que no dejará sus actividades todavía, a no ser que le cese en su cargo un próximo gobierno. Por si son pocos sus méritos, trabajó, además, en el Comité Científico Asesor en el desastre del, Prestige, cuando sólo salían apenas unos hilillos, según M. Rajoy. La incompetencia sigue siendo recompensada en España, como no podía ser menos.

No somos todos iguales por naturaleza, ni partimos todos de cero, sino que la situación social y familiar de cada uno marca lo que seremos en el futuro. Lora-Tamayo ha tenido una situación privilegiada, sin duda. Dicen, en cambio, que lo está pasando mal en el CSIC, porque se encuentra en quiebra técnica prácticamente. No se trata de una empresa más que se encamina a la ruina, porque estamos ante la mayor institución pública de investigación española. El golpe para la ciencia podría ser mortal.
E. Lora-Tamayo, presidente del CSIC [eldiario.es]
Lora-Tamayo parece no dar más importancia a los recortes presupuestarios del Gobierno de Rajoy y la congelación de fondos para investigación, al menos de cara al exterior, pero muchos investigadores de calidad y prestigio reconocidos no han podido sobrevivir. Dice que sólo le redujeron 20 millones en 2012, porque el déficit de más de 100 millones acumulados venía de antes. Vamos que se trata aquí también de la herencia recibida. Algunos aprenden pronto a manipular los datos para echar las culpas a los demás. Esto ya lo conocemos bien, porque ha sido la estrategia común de la Legislatura que ha finalizado. Para qué responsabilizarnos de lo que sucede, cuando basta con echar las culpas a otros, que ya no llevan la gestión pública. Por eso fue necesario que el Ministerio abriera créditos extraordinarios de 95 millones para no tener que cerrar. Se pensó que esto podría sanear la situación, pero no fue así.

Un poco de historia

Sede central del CSIC ¨[ciberjob.org]
El Consejo sigue sin funcionar, a pesar del nombramiento de buenos gestores. Se creó en el siglo pasado con una orientación determinada y está todavía anclado en ella, porque nadie ha sido capaz de proceder a su reconstrucción. Lora-Tamayo declara que el Consejo no está politizado, ni ha pertenecido nunca a ningún gobierno. Se creó hace 75 años por el régimen franquista como respuesta a la Junta para Ampliación de Estudios de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Ésta fue arrasada en 1939 con la derrota de la República por los gloriosos vencedores sublevados. Esto no constituye ninguna acción sectaria para Lora-Tamayo. Así lo proclama y se queda tan ancho. Pues bien, el 24 noviembre 1939 Franco dispuso en la ley de creación del CSIC que
"todos los Centros dependientes de la disuelta Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, de la Fundación de Investigaciones Científicas y Ensayos de Reforma y los creados por el Instituto de España, pasaran a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas".Dice más: se crea para "la restauración de la clásica y cristiana unidad de las ciencias, destruidas en el siglo XVIII". El Glorioso Movimiento conjugará la "tradición universal y católica con las exigencias de la modernidad".
Nada de politización, pues. De su fundación se encargó el ministro de Educación José Ibáñez Martín, que fue su primer presidente y habló así en su discurso inaugural:

"Queremos una ciencia católica. Liquidamos, por tanto, en esta hora, todas las herejías científicas que socavaron y agotaron los cauces de nuestra genialidad nacional y nos sumieron en la atonía y en la decadencia [...]. Nuestra ciencia actual, en conexión con la que en los siglos pasados nos definió como nación y como imperio, quiere ser ante todo católica" (Elías, C., 2000, "Los científicos piden que el CSIC no tenga carácter político", en El Mundo, 15/10/2000).
Las palabras no tienen desperdicio, especialmente la actualidad del contraste entre una ciencia católica y las herejías científicas. Automáticamente quedaron depurados todos los científicos republicanos y los Catedráticos de las universidades y dice que esto no es politización, ¿qué es entonces? Ibáñez Martín encargó la Secretaría General del CSIC a José María Alvareda Herrera, sacerdote y miembro del Opus Dei. Fue su vicepresidente el religioso José López Ortiz. El Opus lo tuvo en bandeja para introducir a muchos de sus miembros en los medios académicos.

Manifestación de investigadores en Madrid [elpais.com]
¿Y ahora qué ocurre? De momento, hemos tenido que pasar por la vergüenza más ignominiosa de ver a nuestros científicos manifestarse con pancartas en Madrid, pidiendo contratos para poder sobrevivir investigando. Varios cientos de ellos han tenido que salir del país en busca de trabajo. Ante semejante fuga de cerebros, Lora-Tamayo se despacha con que se trata de una "leyenda urbana exagerada" y concreta que se han perdido apenas una veintena, a la que han ofrecido en el extranjero mejores ofertas, pero que 20 no son ni una fuga: "Mi gente estable no se me va". Lo que siente es no poder incorporar a más científicos potenciales.

Científicos españoles exiliados[aacter.eu]
A desmentir al Presidente del CSIC han salido 130 científicos exiliados, diciéndole que también ellos son una leyenda urbana. Responden así a la desfachatez de Lora-Tamayo. ¿Cómo se atreve a cifrar en una veintena a los que se han ido, cuando desde 2012 a 2015 se han perdido 4000 trabajadores, según un estudio de comisiones obreras, frente a 10.000 con los que cuenta el organismo? El porcentaje es tan alto como el despilfarro de recursos que se ha gastado España en su formación, pero que se aprovechan gratis otros países. Necesitamos ciencia a torrentes, clamaba Ortega en su tiempo, pero es el caso de que cada día que pasa tendremos menos y sus presuntuosos e indecentes responsables políticos no tienen perdón.

El último episodio de esta historia nefasta ha sido la reacción a la sentencia favorable que acaban de obtener de los tribunales 677 trabajadores que han ganado una plaza fija, junto con otros 112 pendientes de resolución, convirtiendo sus contratos temporales en indefinidos. ¿Qué hace Lora-Tamayo entonces? Penaliza a los centros que tengan mayor número de contratados y recorta el sueldo a sus jefes. ¿Por qué no se lo recorta él por no haber hecho un plan de empleo adecuado? Toda una triquiñuela del empresario científico y gestor, que no quiere hacer fijos a sus trabajadores. Cuando le preguntan por ello en una entrevista dice que el problema es que hay "una carencia de posiciones estables para incorporar a una cantidad de investigadores potenciales". Menudo subterfugio. En uno de los primeros Centros en que yo trabajé, cuando exigíamos aumento de sueldo nos decían que allí sólo se subiría a quienes tuvieran la dignidad de no exigirlo nunca. Bueno va. Mientras tanto, en España la ciencia continúa languideciendo y la política científica va acampando por sus fueros a trompicones.

Julián Arroyo Pomeda