domingo, 23 de julio de 2017

Algo huele a podrido en la Comunidad de Madrid


R
ecientemente nos informan los medios de comunicación de una noticia sobrecogedora, que la Administración sólo acierta a calificar de "accidente fortuito". Se trata de la muerte, el 9 mayo pasado, de una anciana de 93 años en la Residencia de Mayores de Arganda del Rey.
Si sobrecoge la situación, es porque la anciana Cecilia trató de incorporarse en la cama, cayendo al suelo y quedando su pie atrapado entre la barra de protección de la cama y el somier. Se le desgarró la pierna a la altura del tobillo, por lo que el suelo quedó cubierto de un charco de sangre. Días después falleció en el Hospital Gregorio Marañón.
[Diario 16, 17 julio 2017]
Suponiendo que fuera un accidente, la Consejería de Políticas Sociales podía haber hecho público, más de dos meses después del suceso, el resultado de su investigación, aunque sólo fuera para decir que todo ha sido legal y que la residencia cumplía todas las condiciones establecidas, que es lo que finalmente hará, si es que no lo dejaba olvidado en las mazmorras de su falta de transparencia. Sin embargo, conviene analizar el caso con los detalles que se han podido obtener de los empleados de dicha residencia y otros datos oficiales.

Según Jesús Navarro, único enfermero responsable de esa institución, la citada residencia tiene seis plantas y 347 residentes, a los que atiende un solo enfermero y 10 auxiliares. Carecen de médico, hay un ascensor y no existe suficiente material para resolver la atención primaria en todas las plantas. Por eso tiene que trasladarse de la sexta a la primera con frecuencia, haciendo lo que puede. Llama varias veces al Director del Centro, sin obtener respuesta. Finalmente, Navarro denuncia todo esto al Defensor del Pueblo y a la Fiscalía para dejar constancia de lo que está pasando.

Hay que preguntar si es posible cuidar a todos estos ancianos con tal plantilla. La Consejería diluye la cuestión, diciendo que no ha habido ningún fallo, se trata de un accidente. La gente ya conoce el deterioro de la Sanidad en la Comunidad de Madrid, por lo que mira con escepticismo, cada vez mayor, lo que pasa y que, a veces, tiene que sufrir en sus propias carnes.

Todo está bien, dicen una y otra vez de modo propagandístico y bastante cínico. En lugar de estudiar los hechos, mintiendo se resuelve todo. Si se lee la Orden 6/2/1990 del mes de noviembre, todavía en vigor, su artículo 2.6, referente a personal, establece que "el índice de personal a jornada completa/usuarios será de 0,25 para usuarios válidos, y de 0,35 para usuarios asistidos". En palabras comprensibles esto significa que se requieren 25 empleados por cada 100 personas a las que asisten y 35, en el caso de sean ‘dependientes’. ¿Cómo que va todo bien, cuando las plantillas no llegan ni siquiera al 50% de lo establecido en 1990 -ojo, que han pasado ya 27 años de esto-? Además, los mayores todavía lo son más y esto aumenta las dificultades. Estas declaraciones oficiales son una vergüenza insoportable de oír. ¿Quién puede querer un puesto de trabajo en tales condiciones? ¿Qué atención pueden prestar por mucha voluntad que tengan?
[SER, Radio Madrid]
Es necesario preguntar, igualmente, por qué sucede esto. La gente lo sabe muy bien: se trata de los dichosos recortes en políticas sociales. Esto no es sólo un decir, porque hablan los hechos. En la ejecución del presupuesto de gastos del año 2016 en la Comunidad de Madrid, la Oposición denuncia la reducción del gasto en personal en cerca de 4 millones de euros, además de que el material o mobiliario se ha reducido a la mitad. Con este simple dato ya se ve lo que nos importan los mayores, que han mantenido con sus impuestos el sistema de seguridad social, que ahora se les roba.

Vayamos a la comunicación con la familia por parte de la residencia. A este respecto, parece claro que alguien miente, también aquí. Declara la Consejería que se permaneció "en todo momento en contacto con la familia de la mujer, que fue informada inmediatamente tras ocurrir los hechos". En cambio, Edurne, la hija de la fallecida, declara a la Cadena SER: "El director de la residencia nunca me llamó", sólo lo hizo el enfermero, que es el único que tuvo que cargar con toda la responsabilidad". Y el enfermero termina: "Denuncio porque no quiero ser cómplice de lo ocurrido". No, si hasta pueden echar la culpa a un trabajador decente. Habrá que seguir el caso.

La hipótesis que ahora planteo es una pura especulación, porque la realidad es que el asunto no tiene remedio ya, pero, si en lugar de un solo enfermero hubieran sido 6, uno por cada planta, ¿habría acabado todo igual? Y si, además, hubiera dispuesto la residencia de un médico, al menos, ¿no se hubiera podido hacer algo más? Y si hubiera habido una cantidad mayor de medios y posibilidad de atención, ¿no habría podido salvarse la anciana? Quién sabe, claro, pero lo que sí es conocido es que los servicios se encontraban al nivel de ‘mínimos’. Puede que no fuera posible atender hasta el máximo, aunque cierto equilibrio sí que puede buscarse. No se hará ninguna mejora y, cuando suceda otro caso, se volverán a buscar nuevas pseudo justificaciones. Cualquier cosa, menos hacer dimitir, primero, a los responsables de arriba y exigir, después, las legítimas responsabilidades.

Uno piensa que tiene que haber providencia divina, dado lo poco que pasa, mientras se mantienen unas plantillas tan escasas y degradadas. Qué más da lo de la dignidad humana, que, además, en el caso de la anciana ha vivido ya más de 93 años, para una Administración de puros burócratas, que no hacen gala de ninguna humanidad. Mientras tanto, se deja de invertir en Sanidad, porque otros niveles institucionales lo necesitan, acaso, más. Qué ignominia.

Ahora bien, eso sí, la Presidenta de la Comunidad no va a tomarse vacaciones, porque quiere dedicar todo su esfuerzo a mejorar la Comunidad, junto con la vida de todos sus ciudadanos. Menos lobos, Caperucita-Cristina. Más valdría ocuparse de lo que está sucediendo diariamente, que no son puras anécdotas, sino hechos muy graves. Con mando y liderazgo, todo lo que ocurre podría ser sancionado como corresponde, sin dejación de funciones, para presumir luego de lo mucho que se trabaja y de lo bien que van las cosas. Pues no es verdad, por mucho que lo digan: ahí están las pruebas. En este caso, se ha jugado con la vida de una persona. Lo que se trata es de prevenir, poniendo las condiciones adecuadas. De esto si son responsables los gobernantes, de los accidentes nadie está libre.

Que se produzca un accidente, cuando no se trabajó con la atención, los medios y las condiciones adecuadas, no puede justificar que acabe aquí  la responsabilidad, sino en los verdaderos responsables de no haberlas puesto. Esperemos la respuesta del Consejero de Sanidad, del que siempre cabe confiar en que tenga otro abanico con la dobla y dobla para que los ancianos no se caigan de la cama, ni ellos se queden sin la escasísima vergüenza, si es que todavía les queda alguna.
[Residencia Mirasierra, ancianos viendo TV]
Alguien podría pensar que este es un caso aislado, pero no, parece que la mayoría de las residencias públicas funcionan así de mal. La de Mirasierra, una de las mejores zonas de Madrid, se ha inundado recientemente, las habitaciones están sin refrigeración, a más de 30°, y los servicios de comida, lavandería y limpieza dejan mucho que desear. La falta de personal es algo común (20 auxiliares para 240 ancianos por las mañanas, 14 por la tarde y seis por la noche), mientras aparecen hasta cucarachas. Su nómina no supera los 800 € mensuales. Los ancianos disfrutan del único ocio, que consiste en ser aparcados ante el televisor después de comer y hasta la cena. El negocio es el negocio. ¿Para qué seguir?

Julián Arroyo Pomeda