lunes, 27 de julio de 2015

Sanidad pública madrileña: suma y sigue


Muchas veces pequeñas anécdotas ilustran graves problemas. Como se sabe, el diablo está en los detalles. El día 21 del mes actual un diario nacional da cuenta de un suceso exasperante, que confirma el deterioro permanente y un aumento de la pésima gestión de la sanidad pública de Madrid.

                                              Hospital Universitario La Paz, Madrid

Sintéticamente, la noticia indicaba que el hospital La Paz suspendió una cirugía cardíaca en el último minuto por falta de cama de cuidados intensivos postoperatorios. Atención al detalle: la cancelación se hizo mientras una paciente de 47 años iba tendida en la camilla en dirección al quirófano. Por tanto, ya se había practicado la totalidad de pruebas pre operatorias y la paciente estaba preparada y bien dispuesta física y psíquicamente. No es necesario decir que La Paz es uno de los primeros hospitales de España mejor valorados pos la calidad de sus actuaciones.

Otros detalles: la enferma llevaba seis meses en lista de espera. Debido a su problema cardíaco, ha sufrido ya a tres hitos. El propio cirujano pidió la Dirección que se habilitara una de las camas cerradas (en el Hospital tiene 11 camas de reanimación con tres sin servicio en verano), pero no se lo autorizaron, por lo que cursó el alta y la enferma se fue a su casa desesperada. ¿Hasta cuándo? Ya la llamarán.  Sus familiares habían tomado el avión para estar en la operación.

Contrastemos el hecho y sus detalles con el programa de sanidad de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. En su punto 35 puede leerse que "se reducirán de manera significativa los tiempos de espera para las pruebas diagnósticas y para las operaciones quirúrgicas mediante la apertura de quirófanos por las tardes y pactos de gestión con los servicios afectados". Tanto cinismo e incumplimiento acaba dando risa. Veamos algunos detalles más.

1) Si a primera hora de la mañana faltan camas adecuadas, ¿por qué no van a seguir faltando por las tardes, salvo que suceda un milagro? ¿A qué se dedica un profesional, cuando carece de los medios técnicos imprescindibles?

2) ¿Seguro que se pueden reducir así, es decir, con semejante gestión técnica, los tiempos de espera para las operaciones quirúrgicas?

3) ¿De qué pactos de gestión se habla, si la Dirección lo único que sabe hacer es cancelar el proceso de una operación en marcha? No hablemos ya de calidad, porque se trata de simple profesionalidad y voluntad de arreglar las cosas.

                                                           Cifuentes y Sánchez

Sin embargo, "reducir el tiempo de espera y operar por las tardes" era la undécima estrella de Cifuentes. Esperemos que no cumpla todas así de mal, aunque es posible que todavía no la hayan informado porque éste de vacaciones. Y el Consejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos, puede estar también descansando. Nos encontramos en verano, claro. En cualquier caso, no se comprende por qué los responsables que estén de guardia no actúan de inmediato para resolver semejantes cacicadas de gerentes tan tarugos como los de algunos hospitales de Madrid. Parece que por aquí cojean de ambas piernas.

No cabe discutir los hechos, según el dicho latino medieval, ahora hay que preguntarse cuáles son las causas de estas consecuencias en la Sanidad madrileña. Para no argumentar maliciosamente, hay que tener en cuenta algunos datos. Uno es el de la lista de espera quirúrgica de diciembre de 2014. Entonces eran 77.689 pacientes los que aguardaban. Han leído bien y añado que se está jugando con la salud de los enfermos de una San sanidad pública, gratuita, universal y de calidad, que se paga con los impuestos de todos los ciudadanos. Los Centros están a reventar, los trabajadores de hospitales son los mínimos posibles. Según el SERMAS (Servicio Madrileño de Salud) de 2011 a 2013 la Sanidad perdió el 19% de efectivos, bajando de 106.566 a 86.235, en un brutal recorte de personal. Sin embargo, se crearon nuevos hospitales a los que deben atender bastantes menos profesionales. Cabría preguntar cómo lo hacen. Quizás matándose los sanitarios con el brutal aumento de trabajo. En cambio, sus sueldos "retroceden ocho años", según la Revista Médica, número 247. Es indignante que los gestores de la Sanidad se rían así de los ciudadanos, que están indignados con tanta desvergüenza.

Además, los que más sufren en este nivel -no sé si también en todos- son los ciudadanos más pobres y desfavorecidos, los enfermos. Con ellos se ceba tanta inhumanidad. Mientras, nos siguen contando mitos y fábulas para que no hagamos preguntas. El programa de Cifuentes en Sanidad comienza informando de que Madrid es la región española (curiosa descripción: "región española") que dedica un 45% de su presupuesto a la Sanidad. En los 10 últimos años ha construido 12 hospitales y 83 centros de salud. Y hay libre elección de médico, enfermero y centro sanitario. ¿Cómo, entonces, funcionan tan deficientemente los hospitales? ¿Lo saben ustedes?

                          Sanitarios de La paz se manifiestan en favor de la Sanidad madrileña

Nosotros sí que lo sabemos. Digámoslo de una vez. Se trata de rebajar los presupuestos. Se aprovecha la temporada veraniega para cerrar camas y ahorrar así en el presupuesto, ralentizando la actividad hospitalaria. Además, el personal sanitario tiene derecho a sus vacaciones, pero no se contrata más personal en la misma proporción. Igualmente, se puede romper una máquina y decir los directivos que no hay presupuesto para repararla. Precisamente en verano podrían reducir las listas de espera, pero probablemente lo que hacen es aumentarlas por causa de los dichosos recortes. Otra vez suma y sigue. ¿Hasta cuándo?

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones:


sábado, 4 de julio de 2015

Europa: ¿gobierno del pueblo o tiranía de los bancos?


Esta semana estamos asistiendo atónitos a la crisis más descomunal que Europa ha impulsado en el gobierno griego. Las negociaciones de tanta sutileza, que ha llevado con un cuidado que pretende ser formalmente irreprochable, han quedado rotas definitivamente en el primer round.

¿Qué puede pasar ahora? Lo peor, porque la totalidad de los gobiernos europeos vaticinan el desastre. La posición está tomada, aunque siguen sin cerrar la puerta a causa del peligro que corren sus intereses nacionales, que es lo único que les importa. La primera que debería sentirse avergonzada, por dignidad, es A. Merkel, que parece haberse olvidado del Tratado de Londres (1954) por el que las naciones vencedoras perdonaron a Alemania la mitad de su deuda. Gracias a ello se ha producido su despegue económico y es capaz de liderar hoy a Europa.


Otro desvergonzado es el premier inglés Cameron, que ni siquiera ha adoptado el euro como moneda y está sosteniendo muy endeblemente la permanencia de las Islas Británicas en Europa, aunque en su programa lleva la consulta a los ciudadanos sobre este futuro. Últimamente, se ha venido todavía más arriba con sus exigencias sobradas.

Francia teme que, si las cosas siguen torcidas, no pueda cobrar los impagos que le adeudan, aunque bien se haya sabido aprovechar de los contingentes de venta de armas para el ministerio de defensa griega. ¿Y qué decir de España? Rajoy saca mucho pecho para airear lo que deben los griegos al gobierno español, ocultando permanentemente que no es así, ya que sólo hace de avalista de los intereses financieros que los ciudadanos no ha suscrito nunca. En cambio, el ministro De Guindos tranquiliza diciendo que no habrá consecuencias, ya que los bancos españoles son muy sólidos. ¿En qué quedamos, entonces?


Con todo esto se va clarificando que Europa es una unión económica y no política. Por eso, la economía manda y exclusivamente, además. ¿Qué es lo que ha pasado en las quebradas negociaciones? Parece que las diferencias económicas eran insignificantes, por lo que el acuerdo ha estado a punto de firmarse. Han sido los acreedores los que se han opuesto, porque quieren tener el dominio absoluto no ya del marco económico, que lo tiene, sino del espectro político. Quieren esclavizar al pueblo griego para que no pueda levantarse nunca más. Hay que recortar en el ámbito social, precisamente. No se trata de que los griegos presenten una planificación, sino que tiene que ser "esta" planificación y no otra. Así lo deciden los acreedores y los miserables ciudadanos no tienen nada que decir. Ya se convencerán de cómo van las cosas en Europa. El problema es que los acreedores financieros han golpeado en la mesa, pero el gobierno griego no se arruga, porque todavía les queda orgullo suficiente.


Pero no basta el orgullo. La cuestión es saber qué pretenden hacer los acreedores con Grecia. ¿Hay, acaso, un plan trazado para los griegos de manera que puedan salir del abismo en un futuro próximo? Por aquí anda el problema, porque lo primero es pagar lo que deben, cuando finalicen los plazos. Además, les indican cómo salir de la crisis. La política de la clase bancaria de los acreedores obliga a recortar y ser austeros. Esto es la base del programa. Aun aceptando esta idea general del recorte neoconservador, hay que recordar que Grecia ha recortado su gasto público cerca del 50%. Ningún otro país europeo ha llegado a tanto.

La deuda pública griega ronda el 180% de su PIB y su ajuste económico ha llevado al 27% de paro. Se han despedido funcionarios, se han subido impuestos y se ha destrozado con los ajustes la sanidad, la educación y otras prestaciones sociales. Algunos hablan escandalizados del gasto militar ante la presencia del enemigo turco (los dos países permanecen en la OTAN, por cierto), pero desde 7.600 millones de euros en 2009 ha sido reducido el presupuesto en 2014 a 4000 millones de euros, que ya es rebajar. Han aceptado prolongar la edad de jubilación, quieren que suba el IVA y que se reduzcan las nóminas de los actuales pensionistas. ¿Y qué más quiere la troika? Como no sean dos huevos duros...


Aquí lo único que importa a los gobiernos son los intereses nacionales. Y a los acreedores que los griegos recorten más para que puedan pagar lo que deben. Lo de hacer una política común europea les da risa. No hay política comunitaria, ni democracia. El pueblo griego habló en las últimas y recientes elecciones, pero sólo los banqueros mandan, no habiendo nada por encima de ellos. Los griegos y todos los demás después tienen que hacerse esclavos para pagar la deuda que cada vez es mayor. Hacer una quita para sanear la economía griega no se contempla. Aplazar pagos en función del crecimiento, tampoco. Que hablen los ciudadanos consultados en referéndum, tampoco les gusta. Entonces ¿qué?

Europa sólo propone a Grecia que acepte el Acuerdo impuesto por los acreedores y advierte que el tiempo concluido. Ahogados como están los griegos, no me extraña que el gobierno califique esto de ultimátum y chantaje. A quien se ha plantado diciendo que los griegos decidirán su futuro sólo le queda arrepentirse y sufrir la mayor humillación pública hasta morir lentamente, sufriendo lo que merece. Ante las amenazas y el miedo sólo resta ya que se pronuncie el pueblo y que lo haga sin temor. Toda esta situación no deja de ser una auténtica vergüenza, que Grecia no se merece. “Es mejor sufrir la injusticia que cometerla”, proclamaba Sócrates, que lo confirmó con su muerte. Qué gran actualidad tienen todavía sus palabras. Grecia sigue sufriendo injusticias, que la Unión Europea comete contra ella. Otra vez.                                                             

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: www.publico.es (3 julio 2015), www.elperiodico.es (3 julio 2015), www.elmundo.es (4 julio 2015), www.elpais.es (4 julio 2015).