lunes, 24 de noviembre de 2014

Transición nada modélica, ni concluyente


Estamos en unos momentos cercanos a la finalización de la Transición política española. Podría acabar pronto el ciclo de un régimen bipartidista en el gobierno de España que la transición de la dictadura a la democracia estableció sin apenas justificación, aunque con la mirada puesta en los países democráticos europeos y estadounidenses, pero es muy arriesgado trasplantar situaciones de unos países a otros, como se está visualizando claramente ahora. Por eso, unos y otros notan el nerviosismo de la conmoción que podría ocurrir. Querer acabar con la transición es cosa de ignorancia, se ha dicho, o es necesario reformar la Constitución para no destruirlo todo, indican otros.

La realidad es que el Estado español se encuentra inmerso en una situación de descomposición, que parece ya imparable porque se va hundiendo cada día un poco más en la corrupción, que tiene como consecuencia la máxima desigualdad social, sin la sostenibilidad ya de un marco que se hace más permeable por momentos. Cuando preguntan al ciudadano de a pie qué se podría hacer para salvarnos, unos optan por la purificación del fuego que lo explosione todo de golpe y otros se resignan a la impotencia completa. Un desempleo en torno al 24% de la población, con más del 50% en los jóvenes, que el actual gobierno ha aumentado en sus tres años de mandato y que es incapaz de parar, teniendo el cinismo de echarnos en la cara que somos los primeros de Europa en la recuperación económica, como si nos escupiera y se carcajeara en nuestras barbas miserables. La paciente sociedad española ya no puede aguantar más.
Se reiteran las proclamas a cooperar porque podremos salir adelante como otras veces se ha hecho y más ahora que tenemos la juventud más formada que nunca. Mientras tanto, el sistema educativo no sólo aparece estancado, sino que retrocede y no consigue interesar a los educandos por más estándares de aprendizaje que se establezcan.

Por si fuera poco, a la gran nación catalana no se la detiene ni con leyes y fiscales, ni con el mazazo de la soberanía, ni con las proclamas a la unidad. La unidad requiere un proyecto común, que no se ve por ninguna parte. Unámonos para alcanzar un proyecto futuro, sí, pero ¿dónde está éste?

Tanto nos han bombardeado con que la transición política fue un verdadero modelo a imitar que se sigue presentando internacionalmente, de vez en cuando, como digno de exportación. Pero hace aguas muy potentes que lo están estrellando sin remedio. Y es que sus bases pretendieron establecer la democracia política, desde luego, pero manteniendo el franquismo en todas sus vertientes, puesto que todo quedó "atado y bien atado". Cerebros y mentes están deformados. Tenemos las testas resecas, duras y berroqueñas, como ya señalaba Ortega en 1906.


Aquí nunca se hecho justicia a las víctimas de la dictadura franquista, ni se ha restablecido el legítimo gobierno republicano -al menos moralmente y con alguna dignidad-, que derrocó violentamente el golpe de estado del 36. Para nuestra vergüenza ha tenido que ser la jueza argentina, María Servini, la que ha ordenado, incluso mediante la justicia internacional, que sean detenidos preventivamente unos 20 acusados por crímenes durante
la dictadura, entre ellos Martín Villa, que fue ministro de Gobernación con UCD, y Utrera Molina, ministro de la dictadura y suegro de Alberto Ruiz Gallardón. El primero reprimió una concentración de trabajadores en Victoria, el 3 marzo 1976, con el resultado de cinco muertos. El segundo firmó la sentencia de muerte de Puig Antich, condenado y fusilado en 1974. Ni fueron juzgados tales ‘prohombres’, ni lo serán. Es más, en España se burlan de las decisiones de Servini. Tampoco mueve ficha la justicia internacional. Así que votamos la Constitución y aprobamos los demás acuerdos y los actos perpetrados en el franquismo. Por eso vemos a los que aún quedan de aquel régimen y a sus descendientes que nos gobiernan todavía.

Mientras pensaba en todo esto, cayó en mis manos la última gran novela de Rosa Regàs, Música de cámara. Resulta impresionante esta historia de amor entre Arcadia y Javier, con ideas tan distintas y estigmas tan marcados por el ambiente opresor de la posguerra, que acaban haciendo estallar la relación, aunque Regàs nos regale un final abierto --"Serás, amor, un largo adiós que no se acaba". Es todo un acierto. La narración en su primera parte alcanza momentos literarios emocionantes, que la segunda, mucho más breve, culmina con la terminación del exilio definitivo.

Regàs ha declarado esto: "Parece que ahora nos percatamos de los múltiples errores de una transición que creímos maravillosa". Ya sé que se trata de que los lectores visualicen cómo influye en la relación sentimental vivir en una dictadura, pero el contexto histórico en que se desarrolla la trama es importante. A mí me parece que el diálogo último de los dos personajes es algo que Regàs necesitaba decir. Se hizo el tránsito de manera impecable, es decir, sin exigencia de responsabilidades, ni juicios, ni desmantelamiento de muchas instituciones, sin resolver delitos de sangre, ni asesinatos: "No se puede fundar una democracia sobre los rescoldos de una dictadura", dice Arcadio (página 270). Y se hizo así, exactamente.

Incluso Franco nombró a su sucesor, el rey Juan Carlos I. Todo se amnistió y nadie hizo ninguna revisión de esto, incluso socialistas y comunistas, que eran, en su mayoría, republicanos. No puede limpiarse ya la historia porque todo quedó en las mismas manos de quienes anteriormente lo tenían o lo usurparon. Estamos inmovilizados, sin poder reaccionar.

La presentación de Barcelona es magnífica, qué bien conseguida está en la narración.

¿Para qué decir más, cuando se ha llegado a la más fina justeza? Hay que leer esta novela y alimentar la valentía de ilusionarse ante el final de un régimen que se acerca con pasos tranquilos, pero firmes y seguros. Que sea bienvenido y más cuidado, porque, en la despedida de Javier, se dice que "lo más complicado y difícil no había hecho más que empezar" (página 317).


Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: www.frase-la-transicion; www.amnistiapresos; www.elpais14octubre2014; www.elpais14octubre2014; portada de la novela

martes, 11 de noviembre de 2014

Monago, el pillastre extremeño

Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles (B. Brecht)

En medio de la gigantesca nube de corrupción que envuelve al partido gobernante, apretando cada día más el cuello hasta asfixiarlo sin remedio, acaba de aparecer un último punto de luz iluminadora, el Presidente de Extremadura, por el escándalo de sus viajes varias veces al mes a Canarias hasta alcanzar un número de 32.

Quién es Monago


El Presidente de la Junta de Extremadura, desde el 7 julio 2011, nació en Quintana de la Serena (Badajoz) hace 48 años. Su primer trabajo profesional fue el de bombero, en 1987, como se encargó de divulgar ABC: "De bombero a presidente". Luego hizo Formación del Profesorado de EGB, Derecho en la Universidad de Cáceres y Salamanca, y entró en la carrera política a través de las Nuevas Generaciones del PP. Se convirtió en presidente gracias a la contribución de Izquierda Unidad de Extremadura con quien gobierna.

En sus tres años de gobernante se ha mostrado como un verso suelto, pactando con Izquierda Unida, suprimiendo los sueldos de los ex jefes del Ejecutivo, limitando el mandato de los presidentes de Extremadura a dos legislaturas, divulgando sus balanzas, siendo partidario de listas abiertas y de que gobierne la más votada, exigiendo inversiones, porque Extremadura es la gran olvidada de España, y mejor financiación, no apoyando la ley del aborto de su partido, pactando con el gobierno el pago de la deuda histórica que deben, superando una moción de censura, trabajando legislativamente contra la discriminación sexual, siendo partidario de acuerdos, estableciendo un subsidio de 300 € para las mujeres a partir de los 75 años, pretendiendo aliviar a la clase media con su reforma fiscal y haciendo deducciones a las rentas bajas, entre otras gestiones de gobierno. En fin, que parece tener tirón electoral y aprecio ante el pueblo.

Trayectoria truncada


Así ha sido hasta que el diario Público le ha cazado en sus viajes a Canarias a este orgulloso defensor de la austeridad a cargo del Senado para visitar a su pareja, que vive en Tenerife. Aquí se ha montado el lío, al haberlo negado, de entrada, Monago para proclamar que los viajes privados los pagó yo, aunque, finalmente, admite que devolverá hasta el último céntimo de lo gastado, porque él no está en política por dinero. De este modo ha conseguido que su partido en pleno le aplauda sus fechorías, por mucho que diga que "siempre he ido a trabajar honestamente". Honestamente, desde luego que no, aunque cierren las filas que quieran cerrar.

El caso es que hay que reconocerle desparpajo en sus declaraciones. En los recientes "Encuentros", celebrados en el diario El Mundo, alguien le preguntaba si no sentía vergüenza por los robos sistemáticos producidos en su partido. Esta era su respuesta: "El delito no puede nunca quedar impune. El culpable debe pagar en derecho por sus hechos. No se puede en ningún caso justificar que la confianza que se deposite en un representante público, se quiebre con hechos reprobables". Lo que pasa es que para ser coherente tendría que aplicarse a sí mismo sus propias palabras: culpabilidad, impunidad, hechos reprobables. De lo contrario, no se puede ser un político ejemplar, como le consideran sus compañeros de partido.

Con lo fácil que resulta solucionar el caso de malversación de caudales públicos, de lo que se le acusa. Primero, se reconoce que es cierto, como hace, mal que le pese, al declarar que devolverá hasta el último centavo gastado. ¿De modo que pagó sus viajes privados de su bolsillo y ahora pretende pagarlos otra vez, devolviendo al Senado lo que gastó incorrectamente? ¿Quién puede entender semejante sainete? Después se devuelve lo gastado ilegalmente. Por último, se dimite por haber mentido y haberse apropiado de dinero público. Esto sería un acto de dignidad y honradez. O dicho de otra manera: para un católico, como es Monago, procede confesarse,  reconocerse culpable y cumplir la penitencia que le impongan. Es así de simple, en lugar de retorcerlo todo y montar numeritos de llantina, al desbordarse sus emociones. Monago se ha convertido en un delincuente, por mucho que le pese a su partido. En su caso, la causa de su delincuencia son sus escapadas de amor. Que deje de quejarse de que le vayan a partir las piernas por luchar contra la corrupción. Zarandajas para que la gente mire para otro lado.


Claro que las dos cámaras representativas de España -Congreso y Senado- proporcionan los desplazamientos a discreción, sin ofrecer información ninguna sobre los mismos. Tanto el Congreso como el Senado "cubre los gastos de transporte en medio público (avión, tren, automóvil o barco) [de senadores y diputados]. Se trata de un reembolso de gastos, es decir, no se facilita una cantidad al parlamentaria, sino que se le abona directamente el billete a la empresa transportista" (Reglamento del Congreso). Viajan sin limitación alguna y cuando lo desean, sin tener que justificar el destino. Tienen incluso una tarjeta para taxis. Como puede verse, la transparencia brilla por su ausencia, precisamente.

El presupuesto del Congreso de los diputados no es moco de pavo. Para 2013 fue de 6.750.000 €, con 19.285 € por diputado. Además, corre con gastos de multas de su parque móvil, sin hablar de telefonía y programas. ¿Para qué seguir?


Si Monago viajó por razón de su cargo con las funciones propias del mismo, el asunto está resuelto con tal de que se justifique ante los ciudadanos; si se trata de asuntos privados, es responsable de malversación de dinero público. Esto sería una ilegalidad, injustificable, aunque Rajoy defienda su honorabilidad. Honorable, ¿por qué? En todo caso, merecería el aplauso por la coherencia de su dimisión. Tanto la Fiscalía como el partido al que pertenece deberían resolver esto a la mayor brevedad. De lo contrario es que no quieren ver lo que resulta ya evidente. Tampoco Monago tiene las agallas que reclamaba, no hace mucho, a un político catalán. Sólo quedará entonces que lo eche la ciudadanía extremeña de una vez, ya que no se merece que le gobierne quien se ha apropiado el dinero público y ha mentido descaradamente. Creo que ya no puede engañar a nadie, por mucho victimismo que emplee, soltando hasta unas lagrimitas, que tendrían que ser, en cualquier caso, de pura vergüenza por sus pillerías.

Monago se ha mantenido apenas tres años en su imagen de hombre bueno, pero ya no resulta imprescindible.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: www.lainformación.com 7/11/2014; www.elmundo.es 11/11/2014; www.elpais. es 8/11.2014; www.publico.es 11/11/2014. 





sábado, 8 de noviembre de 2014

Ilusiones perdidas


La caída del Muro de Berlín sucedió la noche del jueves 9 de noviembre de 1989, hace ahora 25 años.


El Muro fue una horripilante arquitectura física, además de un símbolo. Como hecho físico tenía que caer: dividía un país en dos y separaba a ciudadanos de cultura común y la misma lengua. La política y las instituciones de gobierno decidieron: había que obedecer. En cuanto símbolo, la caída se llevó otras cosas importantes, que no se han divulgado mucho. Encuentro, conciliación e ilusiones nuevas se centraron en la conquista irrenunciable de la libertad como primacía frente a la seguridad intramuros. Era un sinsentido proteger a la ciudadanía de la opresión por la institución opresora misma. Qué disparate.

Con el tiempo se impuso el capitalismo neoliberal como alternativa única. Un mercado libre frente al viejo colectivismo de la ruina económica. Capitalismo era progreso y colectivismo retraso ancestral. El nuevo poder capitalista ofrecía la posibilidad de elección en una democracia liberal, pero ¿elección de qué y para quiénes? Los que carecían de todo ¿que podían elegir? Aprendimos que la libertad era formal, no real y efectiva. ¿Libertad para morirse de hambre? Emancipación, lucha por la justicia y organización familiar quedaban lejanos, bastaba un mini trabajo a plazo corto y muy flexible para vivir trampeando, pero de manera libre. ¿Bienestar, sanidad, jubilación o vivir libremente? La seguridad quedaba superada, al no haber enemigo.

Desgraciadamente, llegaron las Torres Gemelas y otra vez dio un vuelco la situación mundial. Importaba estar seguros, aunque para ello hubiera que invadir Irak. Todo iba a ser ya en adelante tranquilidad, progreso, trabajo, vida libre, pero se trunca, obligados nuevamente a vivir sin ilusiones. Así se sigue matando la utopía. Por parte de los radicalismos, sin aceptar los equilibrios necesarios en la convivencia ciudadana, mientras que otros muchos muros siguen abiertos, sin que asome ninguna voluntad de derribo. ¿Caerán algún día todos los muros del mundo?

Julián Arroyo Pomeda



jueves, 30 de octubre de 2014

La valla de Melilla: entre desesperación e ilegalidades


En la nueva comedia de la humanidad los desesperados de la tierra tendrían que dejar toda esperanza ante el protocolo para contener sus aspiraciones elementales de dignidad y humanidad.


Los paganos principales del proceso son la Guardia civil y los inmigrantes. En El Intermedio de la Sexta, del pasado día 27 octubre, pudimos oír una entrevista de 15 minutos de un guardia civil, con la imagen oculta y la voz desfigurada. Es realmente escalofriante y no tiene desperdicio. A los periodistas se les dificulta hacer su trabajo informativo y a los fotógrafos se les exige estar muy lejos del pie de valla. Tampoco se facilita la labor a las ONGs. Parece que se quiere ocultar lo que sucede, aunque después se hable continuamente de transparencia. ¿Por qué todo esto?

Según el agente entrevistado, la orden es "rechazar a todos los inmigrantes en la forma que sea". Ni siquiera se tiene en cuenta si son niños o mujeres embarazadas. Se los obliga a bajar de la valla de cualquier forma, utilizando la fuerza, si fuera necesario. Con la porra y hasta con pelotas de goma, que se disparan a bocajarro y a una cortísima distancia. Hay, incluso, un sistema de pulverización, que disparan gas mostaza y que no se ha usado nunca porque en función de la dirección del viento puede caer en la cara de los propios agentes. Tienen que utilizar necesariamente la violencia. Si no se cumplen las órdenes, los superiores pueden actuar contra los agentes. Los policías marroquíes actúan de modo mucho más radical y es a ellos a quienes entregan a los inmigrantes en caliente. Confiesa su impotencia.

La imagen que ofrecen del país es denigrante y su actuación es poco gratificante, concluye el entrevistado, pero es nuestro trabajo.

De la declaración se pueden deducir algunas conclusiones preocupantes.

Uno. Los agentes están obligados a incumplir la ley. Podría decirse así, contesta el entrevistado. A nadie se le escapa que las consecuencias, en este caso, serían graves para el sujeto incumplidor, aunque la orden proceda del oficial que se encuentre de servicio.

Dos. ¿Se podría no cumplir la orden recibida? Sí, pero entonces el agente sería acusado de desobediencia un superior, con lo que esto implica en un sistema tan jerárquico como el de la Guardia civil. Y, aunque no se llegara a esto, existen todo tipo de represalias. La seguridad jurídica de los agentes es prácticamente nula.

Tres. Cumplida por el agente de turno de la orden "bájalo de ahí, bájalo de ahí”, refiriéndose a la valla en la que el inmigrante está encaramado, a continuación lo entregan a las autoridades marroquíes, que lo apalean y lo engrilletan hasta dejarlo semiinconsciente, después del consiguiente enfrentamiento. Se trata de una ‘devolución en caliente’.

Cuatro. Que todo esto envuelve una nube de ilegalidad lo indica el hecho de que él Gobierno quiera legalizarlo, mediante una Ley de Seguridad Ciudadana, que modificará la Ley de Extranjería con un nuevo protocolo, que apenas puede ocultar la situación.

Cinco. El responsable último de esta situación es el Ministro del Interior, Fernández Díaz, que nunca piensa nada, ni quiere enterarse de nada, limitándose a contestar ante los documentos de la asociación de Melilla, Prodein, que presentó el pasado 15 octubre, que la noticia es falsa. Y añade: "Todo es falso. Estaba haciendo resistencia pasiva, simulando que estaba inconsciente o en una situación de mayor gravedad, pero es falso". Fin del problema.

Seis. Las medidas tomadas son tan eficaces que la Delegación del Gobierno informa que en lo que va de año 2014 han entrado 2000 inmigrantes, mientras que en 2013 sólo fueron 1074. Y eso que la contundencia es tal que se devuelven a Marruecos, sin identificación previa, a los que han saltado la valla o se han subido encima de ella, porque el terreno entre vallas es de España, claro, ¿de quién iba a ser si no?

Siete. ¿Dónde queda el derecho de asilo de los inmigrantes, garantizado por la Constitución? ¿Y la Convención de Ginebra, firmada por España? Como no estén también encaramados en la nebulosa de la valla... Por otra parte, la seguridad de los inmigrantes devueltos no tiene ninguna garantía, ni el nuevo protocolo va a garantizarla, ya que no es más que una serie de vaciedades y generalidades.

La situación debe ser tan sangrante que ha llevado al arzobispo de Tánger, el franciscano Santiago Agrelo, a titular su carta pastoral del 19 octubre, Con Cristo, en la frontera, refiriéndose al episodio del pasado día 15. Se pregunta por qué los caminos del mundo están llenos de gente empobrecida y ofrece una respuesta sintética y acertada: por la "injusticia, violencia y explotación". Por eso nuestras fronteras "son cementerios que nunca se cierran". Pide informadores independientes que digan si se respetan o violan los derechos de las personas en las fronteras e igualmente una "Iglesias sin fronteras".

Sí, sí, pero algo habrá que hacer, dicen muchos, ante una invasión masiva de nuestro territorio. Creo que el obispo se ha pronunciado con toda claridad sobre las soluciones. Lo que hace falta es aproximarse a los pobres y no estar tan cerca del poder.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: Intento salto–Foto-Robert-Bonet-EDIMA2014; Captura-Prodein-EDIMA2014; Imágenes-Melilla-Foto-Robert-Bonet-EDIMA1014; Imágenes-Melilla-Foto-Robert-Bonet-EDIMA1014; Imágenes-Melilla-Foto-Robert-Bonet-EDIMA1014; Mons. Agrelo



miércoles, 8 de octubre de 2014

Gómez Llorente en el recuerdo


H
ace ahora dos años que nos dejó Luis Gómez Llorente, un buen amigo. Lo hizo el 5 octubre de manera silenciosa y con rapidez, como si no quisiera molestar. Pidió a su mujer que no avisara a nadie para no interrumpir sus tareas cotidianas. El fin de semana anterior se excusó por tener que faltar a una conferencia, que estaba programada y que ya nunca impartió. A mediados de la semana siguiente le visitó la muerte inflexible y se lo llevó. Aquí dejó muchos amigos y creo que muy pocos enemigos, porque era un hombre bueno y una persona de integridad moral y humana como pocos. Apenas septuagenario y en plena producción intelectual, consiguió que a todos nos sorprendiera su marcha.

La actividad profesional a la que dedicó su vida fue la enseñanza en academias, primero, e institutos después. Se jubiló en el IES Virgen de la Paloma, de Madrid. Con horarios siempre cargados y teniendo, incluso, que hacer un largo recorrido, como cuando trabajó en la antigua Universidad Laboral de Alcalá de Henares, a la que acudía en tren, seguido de un paseo a pie, siempre antes de su hora, porque aprovechaba para tomar previamente un café y saludar a los colegas. En la Paloma el horario se extendía mucho, ya que necesitaba descansar entre clases para recuperarse con otro café y, a veces, una palmera, acompañados de un cigarrillo celtas o una pipa, cuando se podía fumar.
Al llegar a casa, tampoco paraba, dado que le esperaban con frecuencia en alguna institución para impartir una charla o conferencia. Acudía en metro con puntualidad y siempre bien dispuesto. En los ratos libres en su casa, aprovechaba para leer y escribir artículos o ensayos. Tampoco hacía pereza para acudir a encuentros y reuniones, cuando le llamaban. En la Sociedad Española de Profesores de Filosofía, de la que era socio, conocemos bien su disponibilidad para tratar cualquier tema profesional o educativo, mediante largas reuniones. Tampoco se negó nunca a participar en el programa de los cursos que se organizaban.

A la Fundación CIVES dedicó cientos de horas a lo largo de la última década de los 90. Trabajábamos entonces en un proyecto para convencer al Ministerio de Educación de la necesidad de incluir la Ética en la Secundaria obligatoria. Las reuniones salían bien, porque, previamente, se preparaban a conciencia, exponiendo razones y buenos argumentos a los responsables de aquel momento, Álvaro Marchesi, Alfredo Pérez Rubalcaba y Javier Solana, en largos encuentros vespertinos. Todavía me emociona leer la dedicatoria de uno de sus libros: "en recuerdo de tantas tareas compartidas hasta ver en el BOE ‘La vida moral y la reflexión ética’, que fue la primera denominación de la materia en un bloque de la Historia de cuarto de ESO, que empezamos a impartir los profesores de filosofía con mucha fuerza y gran entusiasmo por semejante estreno.

Además de la integridad moral personal, Gómez Llorente creía en la ética del movimiento
obrero sobre cuya historia reflexionó como nadie. Estuviera del mejor o peor humor, ningún año faltaba a la manifestación del primero de Mayo. Con los amigos acompañantes quedaba siempre en el chaflán del Banco de España, como gustaba decir, en torno a las 12 de la mañana. Tapándose la cabeza del sol -me traspasa como cuchillos, decía-, miraba con ojos ilusionados la larga senda de manifestantes que con lluvia o con calor recorríamos la calle de Alcalá hasta Sol. No soltaba la bandera de la UGT y lamentaba la decisión de haber establecido la fiesta de la Comunidad de Madrid el día 2 mayo, porque la gente aprovechaba para salir de puente y esto no constituía un estímulo para la manifestación. Un hombre consecuente, que no dejaba de reconocer las dificultades reales de las situaciones.

Enseñar/Educar
A veces se plantea la alternativa de que una cosa es enseñar y otra muy distinta educar. Por educación se entiende la transmisión y el aprendizaje de valores, mientras que enseñar es únicamente explicar los contenidos de la asignatura determinada. Este es un falso dilema, que busca solamente enfrentar la enseñanza privada con la pública. En esta última el profesorado conoce bien las materias y las enseña. En cambio, en la privada puede que no sean tan especialistas los profesores, pero el ambiente que reina en los Centros hace que los estudiantes sean también formados en valores, además de obtener buenos resultados académicos.

Las clases de Gómez Llorente no resistían tal dilema. El sabía educar mediante la transmisión de los contenidos de sus materias filosóficas, que nunca convertía en tendenciosos. Su exquisita prudencia le hacía considerar objetivamente las temáticas. A veces me comentaba que algún alumno le decía que Tomás de Aquino estaba obsoleto y que no merecía la pena dedicar tanto tiempo y detalles a la explicación de su pensamiento. Entonces le miraba y le sonreía socarrón para contestarle que si conocía el pensamiento de Santo Tomás tampoco podría comprender la situación histórica del universo medieval. Algo parecido ocurría con Marx para poder entender el siglo XIX.

Con Historia de la filosofía se encontraba en su salsa el profesor Gómez Llorente. Explicaba detalladamente los autores, leyendo e interpretando sus textos. Yo nunca he estado interesado en lógica o en psicología, por ejemplo, a las que otros colegas dedican buena parte del curso de primero de bachillerato, me decía, pero en Historia de la filosofía si estoy capacitado para debatir con cualquiera. Y es que en la historia no veía su carácter esencialista, sino el dinamismo constitutivo del cambio, su devenir como base para desarrollar el futuro. En la historia veía la posibilidad de entender el presente e interpretar así nuestra propia existencia. Por eso tenía tanto interés en explicarla con todo detalle.

Educaba transmitiendo contenidos, porque sugería metas, apuntaba proyectos, marcaba orientaciones y se comprometía. Eran valores para la crisis y la desorientación que rodea a muchos adolescentes. Estimulaba proyectos de vida social y compartía ideales en la pasión que ponía emocionalmente para transmitirlos. Incluso sin ser muy conscientes del acto de enseñar, nunca se dejaba de percibir su pensar ordenado en los puntos que, previamente, anunciaba que se proponía transmitir. A lo largo del desarrollo se sometía siempre al esquema trazado en lo que traslucía su potente organización intelectual de las ideas. Claro, esto resultaba agotador.

Tampoco era nada ingenuo. Bueno, enseño lo que me dejan, me decía entre risas un día. En la corrección de los ejercicios tenía una paciencia admirable: marcaba todos y cada uno de los errores cometidos en color. Con lo pesado que resulta hacer esto, él parece que no se cansaba. Cuando descubría que no estudiaban lo suficiente se ponía muy serio y se lo reprochaba, alzando la voz, porque no cumplían con su deber y no tenían derecho a actuar así. Se comportaba como un profesor que no teme llamar la atención de quienes se lo merecían.

Después de la jubilación a los 65 años, que ya deseaba, creo que en lugar de descansar dedicó todo su tiempo con más ahínco todavía, al trabajo intelectual de conferencias e intervenciones de todo tipo. Al acabar una de ellas, se encontraba cansado, pero satisfecho. Le descansaba tomarse un café sólo. Pocos meses antes de su muerte paseábamos por la calle de Alcalá arriba. Se le notaba fatiga y cierta dificultad para respirar. Me preguntó por mi hija y su actividad. Sigue trabajando como neumóloga en el hospital, le dije. Y me contestó sonriendo: de eso tendré que morir yo. Desgraciadamente, no se encontraba desencaminado.

Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va, dice la canción. Y en efecto, así es, lo confieso. No queda ya su insustituible presencia personal, ni el estímulo de su grata conversación, ni las enseñanzas que impartía, ni los paseos en busca de un café o camino de su casa, ni los contactos telefónicos, ni los proyectos compartidos, ni sus profundas huellas. Sólo permanecen los recuerdos imborrables ya, porque el amigo se ha marchado para siempre.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: Instituto La Paloma: vista aérea; Ética de SM: carátula; carátula de uno de sus libros; Historia de la Filosofía de SM: carátula; homenaje en Ateneo de Madrid.


sábado, 27 de septiembre de 2014

Cerrilismo ideológico sin salida



Difícilmente puede sorprendernos ya algo de lo que piense el obispo de Alcalá de Henares, Reig Pla. Cual cruzado del siglo XXI, ataca ahora de nuevo y a buen seguro que morirá con las botas puestas bien relucientes.

El pasado 25 hemos podido leer su nuevo texto, "Llamar a las cosas por su nombre. Un verdadero reto para los católicos". Su tema, la retirada de la reforma de la ley del aborto por el Gobierno del Partido Popular. Tanto el fondo como la forma no tienen desperdicio y son, en mi opinión, constitutivamente un error. Veámoslo con detalle.

El diagnóstico

El punto de partida básico es la concepción de la interrupción del embarazo como "la muerte de un inocente", que se denomina de diversas maneras, todas absolutamente tétricas: "holocausto silencioso", aplastamiento del más débil, horror, crimen abominable, decapitación, troceamiento, "muerte directa y deliberada". Esto es llamar a las cosas por su nombre. El caso es que esto se hace con un tejido (hijo, lo llama el prelado) que está "por nacer". Si no ha nacido, si no es todavía, ¿cómo se pueden sacar semejantes consecuencias?

Hay que denunciar este crimen y, al mismo tiempo, ser misericordioso con las mujeres que lo cometen. No me parece creíble que haya que tener misericordia con un sujeto criminal, seguramente por ello se exige a la autoridad civil que lo impida.

Aquí hay un extraño salto desde el ámbito religioso al civil. Entiendo que su confesión religiosa exija al mundo católico y a quienes pertenezcan a ella que no haga esto, pero ¿por qué exigirlo igualmente al civil? Esta es la cuestión, la incapacidad de separar el universo religioso del universo civil, o, más sencillamente, la no aceptación de la separación entre Iglesia y Estado. Algunos se siguen moviendo en el Imperio Cristiano de Occidente. Desconocen la Ilustración, la modernidad y la autonomía de la razón, o, simplemente, no han acabado de aceptarlas, por lo que viven aún como medievales. Primero hay que ingerir el alimento para poder hacer después su digestión. En el mejor de los casos, hay, todavía, dos poderes, permaneciendo el Estado a disposición del poder espiritual, ya que el Emperador es investido por el Papa. Ahora bien, el brazo civil es importante en la sociedad, que se organiza de acuerdo con este referente, aunque un gobernante podrá engañar a los ciudadanos, pero nunca a Dios, como proclamaba una de las pancartas de protesta recientemente. "Los partidos políticos mayoritarios se han constituido en verdaderas <<estructuras de pecado>>", según monseñor Reig Pla.
Con la acción criminal del aborto estamos "ante una verdadera crisis de civilización". Para atajar semejante situación en la Iglesia católica podría establecer, incluso, la excomunión de los responsables.

La solución

El obispo Reig Pla no se conforma con su tremendista denuncia, sino que, a la vez, propone una serie de orientaciones civiles y religiosas.

1) Al Presidente del Gobierno -el responsable definitivo- le exige: a) lealtad a su electorado, cumpliendo lo que prometió en el programa electoral; b) sensatez, pues matar a un inocente es un acto de insensatez y de locura; c) decir la verdad, puesto que con la mayoría absoluta puede hacer lo que considere necesario, aunque no haya consenso. Así ha actuado en otras muchas reformas "infinitamente menos importantes".

2) Al Partido Popular le pide que se desinfecte del lobby LEGBTQ.

3) Al Jefe de la Oposición, rigor intelectual y sensibilidad.

4) Al "tren de la libertad", que deje de ser el tren de la muerte y del holocausto.

5) Crear un Partido que defienda "sin fisuras el derecho a la vida".


6) Otra serie de acciones, como evangelización, educación sexual, abolición de las leyes que permiten el aborto, respuestas civiles e iniciativas políticas, conversión, en una palabra de las estructuras de pecado.

Algunas reflexiones

¿Por qué no pensar en las situaciones reales que puede llevar a una persona a abortar, en lugar de permanecer siempre en el mismo carril? No todas las situaciones son las mismas, desde luego, habrá que matizar. Ahora bien, hay casos sangrantes, a los que parece que no se da ninguna importancia.

Uno de los casos más duros es el de la violación. ¿Por qué obligar a una mujer a soportar toda su vida el fruto de una agresión sexual, cuando ha sido víctima de su verdugo? Entiendo que deberían establecerse políticas de todas clases, especialmente educativas, culturales y sociales, que impidieran tales abusos. Bienvenida sea cualquier institución que se implique en esto, la Iglesia también, los obispos y los confesores. Ninguna clase de pederastia puede tolerarse y, desgraciadamente, hay creencias religiosas que de esto saben mucho.

El caso de malformaciones irreversibles, que convertirán la vida de una persona en un sufrimiento permanente para él ella y todos cuantos lo rodean. La detección sanitaria temprana debería contar con todos los apoyos tecnológicos que pudieran evitarla. No vale escatimar aquí ningún esfuerzo de políticas sanitarias.

El caso de la necesidad económica extrema, que no se resolverá razonablemente en un espacio temporal próximo, por lo que no podría ofrecer al nasciturus condiciones de vida digna para poder crecer y desarrollarse adecuadamente. Una educación sexual no mojigata, sana y libre, podría contribuir a que no sucediera lo que luego no vaya a tener remedio, así como el reconocimiento del derecho a un empleo libre y los medios para con seguirlo, que es la responsabilidad del Estado para con sus ciudadanos.

El caso del peligro cierto y objetivo de la vida de la madre. ¿Cómo decidir entre un embrión y la persona que lo lleva en su seno y lo alimenta? ¿Salvamos a uno a costa de la muerte de la otra, que tiene conciencia? Que nadie me habla de del cien por cien de seguridad, que no existe, pero si hay niveles fiables. Tiene que prevalecer el derecho a la integridad de la madre en caso de conflicto. Igualmente hay que tener en cuenta la salud mental de las mujeres, además de la física.

El respeto al derecho a decidir de las personas sobre su propio cuerpo exige igualdad de trato con las mismas. Ninguna institución debe presionar a las mujeres en un caso tan difícil, doloroso y traumático, como es el aborto. Al contrario, la sociedad tiene que proteger estas situaciones que nadie quiere, por no ser ningún plato de gusto.

Hace falta mucho sosiego y claridad sobre el tema, sin actuaciones viscerales, ni ideológicas. Claridad para saber que el aborto es la interrupción del embarazo con la exclusión del no nacido, todavía inviable. En esto hay que ser lúcidos y civilizados, ante todo, para no imponer ningún tipo de penalización legal, desdramatizando los hechos. Vivir en sociedad obliga a observar una línea de conducta con los demás, según Stuart Mill, sin perjudicar sus derechos.

En cuanto a la expresión literaria, las formas son de lo más impropio de un prelado católico. A pesar de la forzada cortesía -"con todo respeto a su persona", "sin juzgar a las personas", "voz sosegada", etc., monseñor parece Júpiter tonante, lanzando rayos, relámpagos y truenos desde la tribuna del púlpito: el Estado de derecho se convierte en una dictadura, feminismo radical, denunciar crímenes abominables, amenazar con la excomunión. Parece demasiado irritado monseñor ante el aborto, cuando hay tantos temas por los que clamar proféticamente, en lugar de permanecer todos estos años en silencio.

Como escribió el padre Isla, ante la pregunta de si no ha existido fray Gerundio en el mundo: "predicadores Gerundios, con fray y sin él, con don y sin don, con capilla y con bonete, en fin, vestidos de largo de todos colores y de todas figuras, los ha habido, los hay y los habrá, como así, si Dios no lo remedia" (Prólogo, 2).
Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones:www.información.es;www.abc.es; www.sodepaz.org; www.eljueves.es;es.toupool.com;www.elmonomudo.com; www.carrodecombate.com;


martes, 23 de septiembre de 2014

El referéndum escocés



La consulta democrática al pueblo escocés se celebró el pasado 18 septiembre de ese mismo año con el resultado de un 55,3% de apoyo al no y el 44,7, al sí. La participación fue del 84,27%. Como ha ganado el no, Escocia sigue en el Reino Unido, junto con Irlanda, Gran Bretaña e Inglaterra. ¿Y qué ha pasado? Nada, ninguna hecatombe política, social o económica. El pueblo ha votado y el Partido Nacionalista Escocés (Scotish National Party, SNP) ha perdido con una diferencia de 10,6 puntos.

Claro está que en una consulta de tal categoría siempre pasan cosas, que unos pueden considerar positivas y otros mucho menos. De momento, el líder de los independentistas, Alex Salmond ha presentado la dimisión. ¿Por qué? Simplemente, porque ha perdido y la cultura democrática exige la renuncia, dado que el pueblo no le ha apoyado. Las cosas en democracia son así. Esto es una muestra de seriedad y dignidad. Se trata de un episodio democrático de excelente calidad.

Ahora bien, Salmond no se va de vacío, puesto que ha conseguido mover las férreas estructuras británicas, ya de por sí inamovibles y partidarias de la permanencia a toda costa. El aparato político gobernante se ha comprometido públicamente a establecer pronto cambios importantes en las cuestiones institucionales. En la práctica, esto va a suponer una organización federal del Reino Unido, abriendo un proceso de transferencias ahora impensable. Además, para la totalidad de sus países.

Primero, se establecerá un nuevo marco de financiación. Los recursos serán compartidos de manera equitativa. ¿A quién le puede parecer mal esto? Oportunidades iguales y garantía de seguridad por parte del Reino Unido. La asignación del gasto público no podrá ser función exclusiva de Londres.

Segundo, un sistema de salud que será transferido al gobierno de Escocia, así como al resto de los servicios públicos. Estas transferencias no podrán ser ejercidas sin un marco de financiación previa, que será imprescindible una vez fijadas las competencias.

Tercero, un cambio de Constitución orientada al federalismo. Esto no será nada fácil, pero es inevitable en el camino trazado.

La gestión de todo ello no durará una eternidad. Como referencia se han indicado los meses de octubre, noviembre y enero próximos. Esto muestra que la voluntad política es firme y que los problemas se han agarrado por los cuernos. A grandes dificultades, máximas soluciones, porque las cosas no van a arreglarse por aburrimiento. El Reino Unido ha recibido un aviso muy sólido y a nadie se le ocurrirá dar un paso adelante y dos atrás, porque la ciudadanía no se lo permitiría. Esto va en serio. Unionistas y secesionistas se han visto las caras muy de cerca: retroceder es ya imposible.

Mientras tanto, nosotros miramos a Catalunya. ¿Cómo va a afectarle todo esto?, se pregunta la mayoría de los comentaristas. Aquí las opiniones son diversas y variopintas, pero sólo algunas excepciones dan en el blanco, que es la celebración y los resultados de una consulta popular. El partido del actual gobierno llama a la sensatez, esperando que la consulta no se convoque. Esto no es hacer frente a tan grave cuestión.

En efecto, la consulta se convocará para que el pueblo catalán manifiesto su opinión, pero no se hará legalmente, porque la barrera constitucional lo impide y en esto no hay ninguna cesión posible, como ya ocurrió con el pueblo vasco. Si no se hace legalmente, todo quedará en el más absoluto vacío.

Tampoco se conocerán los resultados, porque la totalidad de mecanismos constitucionales lo impedirán por las buenas o por las malas. Ahora bien, esta no-solución no va a quedar sin consecuencias. La primera y más evidente de todas será el incremento del nacionalismo. Si no se actúa inteligentemente -y no se va a hacer así-, los partidarios del secesionismo lo volverá a intentar esa vez con mucha más fuerza y convicción.

En este momento ya es imposible ir por delante de los acontecimientos. Me parece que la marea es imparable, especialmente por las grandes torpezas que se han cometido desde hace varios años. El presidente Rodríguez Zapatero habla de una anomalía que hay que corregir, refiriéndose a los artículos derogados por el Tribunal Constitucional en el Estatut. Y se eliminaron a instancias de un partido político anclado en el inmovilismo más retrógrado, pero que sigue sus trece. "Ellos" son, dicen, los que están creando un problema de Estado. Sólo ellos, o sea, los catalanes con su estructura política. "Nosotros", en cambio, sólo estamos defendiendo la unidad de la nación española. Sin embargo, no quieren reconocer que no se pueden poner puertas al campo, ni vallas en las fronteras. ¿Dónde nos conducirá semejante proceder? Quizás sólo sepa ahora la mente de Dios, pero al pueblo español no se le puede tener en semejante incertidumbre.

En el referéndum escocés se aclararon las cosas de una vez acerca de la necesidad de restituir el poder político. La reacción de Cameron sólo se produjo ante el aumento del voto independentista, que parece haber sido liberado, precisamente, por la juventud, que no temió al cambio. Aquí en España gobiernan los viejos y se sienten atemorizados. ¿Qué pasará si hay consulta con lo insensatos que somos los españoles en nuestro radicalismo? Sobre esto ahora no conviene votar, ni tampoco nunca, porque acarrea consecuencias. ¿Sabemos comportarnos unos y otros como seres civilizados? ¿Quién ganará? Los escoceses han votado, el pueblo ha hablado y se le ha dejado expresarse. Al final, resulta que quienes han ganado han sido todos, quién lo iba a pensar. La soberanía popular ha sido lo importante.

En cuanto al presidente Artur Mas está resultando un hombre muy astuto y de gran habilidad. No le dejarán que saque las urnas a la calle para que el pueblo pueda votar, pero, finalmente, lo hará en unas elecciones generales, que se podrían convocar a la vez. Así saldrá adelante su compromiso. La jugada no está nada mal.

Julián Arroyo Pomeda


Ilustraciones: www.elpais 16/09/14: www.deia 25/09/14; www.federalistesdesquerres.org; ww.alderchoyalreves.infolibre.es; www.rtv.es