sábado, 21 de septiembre de 2019

Las manos de un macho, según Boadella



Q
ué pena da Boadella pretendiendo defender lo indefendible Para qué dar la cara, cuando el mismo Plácido Domingo reconoce que las normas con las que en este momento "medimos las cosas son muy diferentes a las del pasado". Dejémoslo aquí, si no queremos ser más papistas que el propio autor. Seguirá siendo uno de los mejores tenores del mundo, a pesar de sus miserias. Ángela Turner denuncia el acoso del tenor: "hizo resbalar sus manos desde los hombros hasta los pechos". Podría haberlo evitado con un guantazo o teniendo las manos quietas, pero Boadella explota: "Las manos de un macho no están para estar quietas precisamente". De lo contrario los humanos no existiríamos como especie". Qué borde y qué grosero.
[www.lavanguardia.com]
Pues bien, las manos no están, ni mucho menos, para lo que sugiere la energúmena frase de Boadella. Él, que es una persona culta, podría recordar al filósofo griego Anaxágoras (500-428 a. C.), que relacionó el pensamiento con las manos. El alma está en la punta de los dedos, porque las manos y la piel son puertas del conocimiento. Las cosas viven por nuestro tacto. Las manos son los órganos de nuestro cuerpo. Nuestra relación con el mundo se hace a través de lo que está a mano (Zuhandenheit, Heidegger), de los utensilios. Con las manos construimos artesanía, hacemos literatura, diseñamos arquitectura, realizamos cualquier trabajo creativo, nos alimentamos y hasta nos defendemos.

Boadella ha sido siempre un dramaturgo inquieto, criticando y satirizando todo lo que encontraba como representación del poder. Nos ha hecho pensar y reír mucho. Desde hace un tiempo le veo dando más tumbos por escorarse a proyectos políticos que nada le favorecen. Aceptó de la derecha madrileña más rancia la dirección de Teatros del Canal en 2009 y el premio Alfonso Ussía en 2012. Apoyó a UPyD y luego a Ciudadanos, y culminó 2018 como presidente en el exilio de Tabarnia. No creo que tales bandazos engrandezcan su identidad, sino que, en todo caso, pueden ensuciarle sus propias manos.

Julián Arroyo Pomeda

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Aguirre, reina de las batracias corruptas


En principio, desconfió de quien proclame regenerar una determinada situación muy degradada, estableciendo total transparencia y yendo hasta el final, caiga quien caiga. Grandilocuencia tan manifiesta no deja de ser más que pura retórica, porque en el fondo está convencido de que no conseguirá gran cosa, dado que todas las situaciones son complejas e imposibles de simplificar para resolverlas.

[www.publico.es; 6 sep2019]
La Comunidad de Madrid arrastra una gran maldición, que empezó con el denominado 'tamayazo' e impidió el  nombramiento presidencial del diputado Simancas. Maniobró entonces la que después sería presidenta Esperanza Aguirre. Desde entonces la gestión política de la CAM ha ido dando tumbos, sin poder liberarse de la furia de los dioses. Aguirre, Cifuentes, González, y otros, los han ido invocando permanentemente, mientras trabajaron siempre pro domo sua. Para ello se fue construyendo una estructura de corrupción sólida que permitiera sostener el edificio político.

El caso es que nadie puede vencer a los dioses, que actúan según su voluntad. La estructura se ha extendido tanto que mantienen sucursales en varios puntos nacionales, aunque el Poder Judicial la ha ido desmontando pausadamente. La culminación corrió a cargo de Ángel Luis Hurtado en su sentencia 20/2018 de la Audiencia Nacional, analizando pormenorizadamente y con finura detallada cada uno de los casos en 1687 páginas. Detalló hasta el límite delitos y condenas mediante hechos probados. Con casi dos mil páginas dan  escalofríos. Acabó, incluso, con el presidente del Gobierno de entonces, mediante voto de censura política. Pero el caso continúa, porque ahora el magistrado Manuel García Castellón, de la Audiencia Nacional, ha citado a declarar a Cifuentes y Aguirre, quién califica el contenido de su auto de "falso". Quince años de gobiernos populares (2003- 2018) están siendo investigados por montar "una estructura ilícita permanente" para financiarse.

Da grima tener que seguir con semejante trama delictiva, pero es la atmósfera corrompida en la que se encuentran insertos los gobernantes madrileños. Semejante huracán no tardará en tocar a la actual presidenta Díaz Ayuso. Incluso su vicepresidente Aguado está preparado para saltar del barco en una deslealtad sin límites. ¿Acaso no sabía lo que pasaba? Según Sófocles "los dioses aman a los prudentes y aborrecen a los malvados". Qué sabio era.

La presidenta Aguirre presumía no hace mucho tiempo de haber nombrado tantos cargos públicos que no le parecía extraño que unos pocos le hubieran salido ranas. Hay platos que se sirven fríos y ahora el juez imputa precisamente a ella la jefatura de la trama de corrupción del Partido Popular madrileño. Cosas veredes que no creeréis, decía el clásico. Y en Blade Runner Roy Batty acaba así su monólogo, al final de la película, de forma estremecedora: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo cómo lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
Entre las especies, los grupos acostumbran a seguir a su guía. Aguirre era la líder que lo dirigía todo y lo controlaba, aunque se guardase bien de aparecer en primera línea, pero todos sabían quién era la jefa y estaban dispuestos a complacerla por la cuenta que les tenía. Especialmente era la reina entre sus ranas, tenía la llave de la caja y supervisada toda la trama. Se convirtió así en la maestra universal por la que iban pasando todos. La actual presidenta de la Comunidad aprendió directamente de ella. La corrupción está incrustada en vena y la única forma de destruirla es la eliminación de raíz de sus representantes. Por eso se equivoca Aguado absolutamente. Unirse a la totalidad de la Asamblea madrileña para intervenir en la comisión de investigación de Avalmadrid no es el camino, sino hacer que los populares pasen a la oposición por lo menos durante cuatro años. Mientras los mantengan en el gobierno, no habrá salida, los parches  serán cada vez más grandes para tapar irregularidades y las tensiones no dejarán de crecer, junto a las deslealtades que aumentarán sin remedio. El equipo Aguado mantiene la escopeta cargada para acertar el tiro y sobrepasar a la presidenta actual, pero esto tiene aspecto de traición. Es como apoyar el nombramiento para rematarla en el momento adecuado. Siendo todo gravísimo, da, también, más que asco.

Julián Arroyo Pomeda