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miércoles, 11 de septiembre de 2019

Aguirre, reina de las batracias corruptas


En principio, desconfió de quien proclame regenerar una determinada situación muy degradada, estableciendo total transparencia y yendo hasta el final, caiga quien caiga. Grandilocuencia tan manifiesta no deja de ser más que pura retórica, porque en el fondo está convencido de que no conseguirá gran cosa, dado que todas las situaciones son complejas e imposibles de simplificar para resolverlas.

[www.publico.es; 6 sep2019]
La Comunidad de Madrid arrastra una gran maldición, que empezó con el denominado 'tamayazo' e impidió el  nombramiento presidencial del diputado Simancas. Maniobró entonces la que después sería presidenta Esperanza Aguirre. Desde entonces la gestión política de la CAM ha ido dando tumbos, sin poder liberarse de la furia de los dioses. Aguirre, Cifuentes, González, y otros, los han ido invocando permanentemente, mientras trabajaron siempre pro domo sua. Para ello se fue construyendo una estructura de corrupción sólida que permitiera sostener el edificio político.

El caso es que nadie puede vencer a los dioses, que actúan según su voluntad. La estructura se ha extendido tanto que mantienen sucursales en varios puntos nacionales, aunque el Poder Judicial la ha ido desmontando pausadamente. La culminación corrió a cargo de Ángel Luis Hurtado en su sentencia 20/2018 de la Audiencia Nacional, analizando pormenorizadamente y con finura detallada cada uno de los casos en 1687 páginas. Detalló hasta el límite delitos y condenas mediante hechos probados. Con casi dos mil páginas dan  escalofríos. Acabó, incluso, con el presidente del Gobierno de entonces, mediante voto de censura política. Pero el caso continúa, porque ahora el magistrado Manuel García Castellón, de la Audiencia Nacional, ha citado a declarar a Cifuentes y Aguirre, quién califica el contenido de su auto de "falso". Quince años de gobiernos populares (2003- 2018) están siendo investigados por montar "una estructura ilícita permanente" para financiarse.

Da grima tener que seguir con semejante trama delictiva, pero es la atmósfera corrompida en la que se encuentran insertos los gobernantes madrileños. Semejante huracán no tardará en tocar a la actual presidenta Díaz Ayuso. Incluso su vicepresidente Aguado está preparado para saltar del barco en una deslealtad sin límites. ¿Acaso no sabía lo que pasaba? Según Sófocles "los dioses aman a los prudentes y aborrecen a los malvados". Qué sabio era.

La presidenta Aguirre presumía no hace mucho tiempo de haber nombrado tantos cargos públicos que no le parecía extraño que unos pocos le hubieran salido ranas. Hay platos que se sirven fríos y ahora el juez imputa precisamente a ella la jefatura de la trama de corrupción del Partido Popular madrileño. Cosas veredes que no creeréis, decía el clásico. Y en Blade Runner Roy Batty acaba así su monólogo, al final de la película, de forma estremecedora: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo cómo lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
Entre las especies, los grupos acostumbran a seguir a su guía. Aguirre era la líder que lo dirigía todo y lo controlaba, aunque se guardase bien de aparecer en primera línea, pero todos sabían quién era la jefa y estaban dispuestos a complacerla por la cuenta que les tenía. Especialmente era la reina entre sus ranas, tenía la llave de la caja y supervisada toda la trama. Se convirtió así en la maestra universal por la que iban pasando todos. La actual presidenta de la Comunidad aprendió directamente de ella. La corrupción está incrustada en vena y la única forma de destruirla es la eliminación de raíz de sus representantes. Por eso se equivoca Aguado absolutamente. Unirse a la totalidad de la Asamblea madrileña para intervenir en la comisión de investigación de Avalmadrid no es el camino, sino hacer que los populares pasen a la oposición por lo menos durante cuatro años. Mientras los mantengan en el gobierno, no habrá salida, los parches  serán cada vez más grandes para tapar irregularidades y las tensiones no dejarán de crecer, junto a las deslealtades que aumentarán sin remedio. El equipo Aguado mantiene la escopeta cargada para acertar el tiro y sobrepasar a la presidenta actual, pero esto tiene aspecto de traición. Es como apoyar el nombramiento para rematarla en el momento adecuado. Siendo todo gravísimo, da, también, más que asco.

Julián Arroyo Pomeda



sábado, 2 de junio de 2018

Sánchez y la vuelta a la política


[www.abc.es]

P
edro Sánchez, economista madrileño de 46 años, tiene una trayectoria personal poco común en los ámbitos políticos. Formado en el Instituto Ramiro de Maeztu, tuvo la suerte de estar en uno de los mejores centros de enseñanza media de la capital, que incluyó, equilibradamente, lo científico, humanístico y deportivo. Antonio Magariños, su alma, catedrático de latín, jefe de estudios, director del bachillerato nocturno y de los Internados y el bachillerato radiofónico, dedicó su vida a los alumnos, sabiendo encauzar sus energías en el deporte, fundando el Estudiantes, un equipo de baloncesto. Ellos le adoraban. En su cumpleaños, los del Internado le regalaban libros de historia clásica. Vi personalmente con qué orgullo los enseñaba e igualmente pude asistir al entusiasmo con el que vitoreaban a su equipo en los partidos de baloncesto. Murió sin cumplir los 60 años, pero su impronta fue profunda. Sánchez no le conoció, pero aprovechó el espíritu intelectual y deportivo del Instituto.


Se doctoró en economía en 2012 en la Universidad Camilo José Cela y antes entró en política. Compitió en las Primarias de su partido en 2014, obteniendo la Secretaría General, desde donde fue proclamado candidato a la Presidente del Gobierno en 2015. Consiguió un acuerdo con Ciudadanos para ser investido, pero Podemos lo destrozó con su intransigencia. Fue su primera gran decepción, seguida del golpe, casi mortal, de los dirigentes de su propio partido, que le obligaron a abandonar su puesto por el desacuerdo para permitir la gobernabilidad de manos de Rajoy. No siguió las directrices del PSOE, ni tampoco quiso ir en contra de las mismas, por lo que dimitió, dejando, incluso, su acta de diputado. En las Primarias de 2017 volvió a presentarse y ganó a Susana Díaz, que representaba al aparato del partido.

Se le ha llamado superviviente con razón. Volvió a tomar las riendas, renaciendo y aprendiendo de los golpes recibidos. Con mucho riesgo y apoyado solamente por su círculo íntimo ha presentado moción de censura contra el Gobierno de Rajoy y ha ganado con una jugada maestra, siendo nombrado Presidente del Gobierno el 2 junio actual.
[www.corriente roja.net]
Todo se preparó contra reloj y total sorpresa, cuando salió la sentencia del caso Gürtel, que produce la mayor crisis moral de la democracia española. Pidió a Rajoy que dimitiera, lo que habría sido reconocer su responsabilidad política, que él negaba. Entonces planteó la alternativa: o apoyar la moción para regenerar la vida política, o aceptar la corrupción, votando en contra. Convirtió la moción se en plebiscito. De este modo neutralizó las iniciativas de Ciudadanos, que amenazan en las encuestas.

Así se ha producido un giro inédito y nuevo en las estructuras del Estado. El bipartidismo se renueva con un hombre joven, que ha tenido que enfrentarse al aparato del partido. Herido de muerte, sigue vivo, sin embargo. ¿Ahora qué? Si ya está medio encauzada la economía, después de tres años de crecimiento, puede que toque, al fin, la llegada de la política en la que es bueno participar para contribuir al bien común y a los intereses generales. Es hora de acabar con los egoísmos de los intereses propios, que eso es la corrupción, en palabras del Papa Francisco. Hay que actuar con pactos y acuerdos para regenerar el país entre todos. Veremos.

Julián Arroyo Pomeda

sábado, 28 de marzo de 2015

El poder y la corrupción en paralelo

                                          Portada original del libro de Hobbes

"Esta es la generación de aquel gran LEVIATÁN, o más bien, de aquel dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y nuestra defensa" (Hobbes, Leviatán, segunda parte, capítulo XVII).

¿Quién iba a decirle a Hobbes que una de sus obras más conocidas serviría de título a una película en el siglo XXI, más de 350 años después de su publicación? Así son las cosas.

El director de cine, Andrei Zvyagintsev, ha conseguido hacer un filme de indudable calidad, situado en Rusia, la tierra que le vio nacer, hace ya 51 años. Con él alcanzó el premio al mejor guión (Oleg Negin, Andrei Zvyagintsev) en el festival de Cannes, en 2014, con su sexta película. Unas bellas imágenes, una cuidada fotografía y un ritmo adecuado contribuyen a presentarnos la degradación moral de los habitantes de un pueblo, a orillas del mar de Barents (norte de Rusia) que soportan sus grandes sufrimientos con botellas de vodka sin interrupción.

De nuevo aparece la dureza y desesperación de la condición humana y su absoluta soledad frente a cualquier institución, incluso ante Dios ("¿Por qué, Señor?"), que tampoco responde. Ni la política, ni la religión ofrecen una salida a la desesperación del ser humano por causa de la injusticia que ha producido la corrupción, que todo lo invade ("Nada en este mundo es justo", dice el sacerdote a Kolya (Aleksei Serebriakov), quien se encuentra en la más profunda desesperación).

El caso es que la noticia de la historia la leyó Andrei Zvyagintsev de un hombre de Colorado (Estados Unidos), Marvin Heemeyer, que se vio envuelto en la expropiación de una de sus tierras en la que tenía un taller. Una cementera quería comprarle la parcela que no quiso vender. Entonces pusieron una cerca alrededor para dificultarle el acceso y presionarle. Cuando comprendió que no podía vencer en la defensa de su propiedad tomo un bulldozer y derribó el Ayuntamiento, la casa del alcalde y otros edificios hasta que se suicido, ganándose el apodo de Killdozer. Murió enfrentándose sólo a la injusticia. ¿Cómo puede pasar esto en un país de leyes y libertades?, pensó Zvyagintsev. El suceso le sirvió de inspiración y acabo situando su historia en Rusia, lugar que él conocía, aunque esto podía pasar en cualquier parte del mundo. Es, pues, una historia universal.

Aquí lo que ocurre es que un alcalde corrupto y déspota, Vadin (Roman Madyanov) expropia las tierras del mecánico Kolya, sin que su abogado influyente de Moscú, Dmitri (Vladimir Vdovichenkov), consiga parar la sentencia del poder municipal. El alcalde acaba construyendo en esos terrenos, levantando, además, una nueva iglesia en el lugar de la casa.

¿Acaso se trata de ofrecer un espejo en el que ver la Rusia actual? "Rusia es una simulación democrática", ha declarado el director de la película. Sin embargo, el Estado, a través de sus instituciones culturales, ha financiado casi una tercera parte del film, que no ha gustado al Ministro de Cultura, W. Medinski, aunque entienda que Zvyagintsev tiene talento. Es que la película es una durísima crítica de la realidad rusa en la actualidad y esto nunca gusta las autoridades, que no pueden ocultar las actuaciones políticas, las de la religión y la corrupción, junto con el incremento armamentístico y el alcohol, ejemplarizados en la bebida nacional del vodka.
¿Merece la pena resistirse a la injusticia? En el caso de la narración de la película, no. Sin embargo, hay que hacerlo para no permitir que avance la opresión y acabe con la libertad, que mata la dignidad de los seres humanos. Éste es nuestro deber eternamente.

La tragedia de Kolya es espeluznante. Nada le responde: ni la familia y los amigos, ni los jueces en el tribunal de justicia, ni la entrega a su duro trabajo, ni el abogado, ni la Iglesia Ortodoxa, ni la Comunidad, ni los poderes intermedios. ¿Es posible vivir así? "Vivimos en un sistema feudal donde todo está en manos de una persona y todos los demás se sitúan en un modelo vertical de subordinación", declara el director sobre la Rusia actual. Esto hace imposible vivir con seguridad. "Resígnate a la suerte", como Job, le aconseja el sacerdote.

Los poderes son lobos para los hombres

La subordinación hace que los poderes tengan que enfrentarse entre sí, cubriendo siempre dos funciones complementarias. Por una parte, subordinarse al Poder legitima la fuerza de las administraciones menores. Por otra, tener a raya los ciudadanos que dependen de ellos les hace ser temidos y respetados por estos. Así, el alcalde lucha contra el dueño de una tierra para expropiársela. El abogado lucha contra el alcalde, que tiene asuntos turbios en su pasado. El tribunal se corrompe con sentencias injustas que favorecen al alcalde y doblegan al insumiso. Los policías y demás empleados del alcalde acaban la faena por la violencia física. Todo conforma una cascada que tapona cualquier salida posible. "En Rusia todo pequeño oligarca es una copia de los grandes poderes", en opinión del director.

Hobbes mantuvo que la Iglesia tenía que estar sometida al Estado, dado que la lucha entre las confesiones de su tiempo podía provocar una guerra civil. En la película Estado y Religión se entienden perfectamente con la potente arma de la corrupción de uno, que la otra consiente, y con el poder que da a la Religión estar en la Verdad. Mar y tierra son antitéticas entre sí. El mar representa el origen de la libertad que Lilya Elena Lyadova) busca para huir de la tierra corrompida. Y la brutalidad del relato y lo que en él sucede, ¿qué finalidad tiene? Sólo una: consolidarse los humanos en el poder para conseguir, mediante él, beneficios económicos. El tono, las pausas, los silencios y los sonidos de las aguas, el viento y la naturaleza estimulan la reflexión del espectador y le centran en la horrible y aplastante inhumanidad que se describe.

La vorágine de la mafia que desnuda la película consigue que se pudra en la cárcel un gran hombre, orgulloso de sus antepasados, enraizado en su tierra, honrado trabajador que construye su casa, su hogar y toda su vida.

La verdad

Es la piedra angular de la Iglesia Ortodoxa, a la que el pope sabe sacar buen partido. Con palabras seductoras manifiesta su gran convicción: "Dios no mora en fuerza, sino en verdad..., la verdad es el legado de Dios". Sólo la verdad libera, es la respuesta del sacerdote al problema que se ha planteado.


Cuando el alcalde Vadin acude angustiado al sacerdote, a éste le falta tiempo para tranquilizar a la autoridad: "donde hay poder hay fuerza y la fuerza es Dios" y "Dios está satisfecho" ¿Por qué esto? Sólo hay una única razón: el sacerdote tiene la Verdad y ella justifica dogmáticamente cualquier acción. Al fin y al cabo, todo pasará. La prueba son los esqueletos de las ballenas de la película y los barcos varados.

El humor

En medio de la atmósfera atosigante y de gran crudeza que se respira nos envuelven continuamente los paisajes naturales y los simbolismos visuales permanentes. Hay lugar, incluso, para el humor. Algunos momentos son geniales. Por ejemplo, cuando a los amigos se les acaban los blancos para disparar, en forma de botellas vacías, el policía de tráfico saca fotografías de presidentes rusos, desde Lenin a Gorbachov. Otro ejemplo se da en la lectura de la sentencia por la jueza. Lo hace a la velocidad de un robot, reflejando la burocracia rusa. Este humor, además de la crítica, nos hace sentir la brutalidad de la realidad: un entorno desolado y ruinoso del pueblo de pescadores, con todos los restos de barcos y esqueletos de ballenas, que representan un páramo muerto y desolado, paralelismo claro con la vida de Kolya y su familia.

El poder de la corrupción lo ha desmoronado todo.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: