sábado, 2 de junio de 2018

Sánchez y la vuelta a la política


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P
edro Sánchez, economista madrileño de 46 años, tiene una trayectoria personal poco común en los ámbitos políticos. Formado en el Instituto Ramiro de Maeztu, tuvo la suerte de estar en uno de los mejores centros de enseñanza media de la capital, que incluyó, equilibradamente, lo científico, humanístico y deportivo. Antonio Magariños, su alma, catedrático de latín, jefe de estudios, director del bachillerato nocturno y de los Internados y el bachillerato radiofónico, dedicó su vida a los alumnos, sabiendo encauzar sus energías en el deporte, fundando el Estudiantes, un equipo de baloncesto. Ellos le adoraban. En su cumpleaños, los del Internado le regalaban libros de historia clásica. Vi personalmente con qué orgullo los enseñaba e igualmente pude asistir al entusiasmo con el que vitoreaban a su equipo en los partidos de baloncesto. Murió sin cumplir los 60 años, pero su impronta fue profunda. Sánchez no le conoció, pero aprovechó el espíritu intelectual y deportivo del Instituto.


Se doctoró en economía en 2012 en la Universidad Camilo José Cela y antes entró en política. Compitió en las Primarias de su partido en 2014, obteniendo la Secretaría General, desde donde fue proclamado candidato a la Presidente del Gobierno en 2015. Consiguió un acuerdo con Ciudadanos para ser investido, pero Podemos lo destrozó con su intransigencia. Fue su primera gran decepción, seguida del golpe, casi mortal, de los dirigentes de su propio partido, que le obligaron a abandonar su puesto por el desacuerdo para permitir la gobernabilidad de manos de Rajoy. No siguió las directrices del PSOE, ni tampoco quiso ir en contra de las mismas, por lo que dimitió, dejando, incluso, su acta de diputado. En las Primarias de 2017 volvió a presentarse y ganó a Susana Díaz, que representaba al aparato del partido.

Se le ha llamado superviviente con razón. Volvió a tomar las riendas, renaciendo y aprendiendo de los golpes recibidos. Con mucho riesgo y apoyado solamente por su círculo íntimo ha presentado moción de censura contra el Gobierno de Rajoy y ha ganado con una jugada maestra, siendo nombrado Presidente del Gobierno el 2 junio actual.
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Todo se preparó contra reloj y total sorpresa, cuando salió la sentencia del caso Gürtel, que produce la mayor crisis moral de la democracia española. Pidió a Rajoy que dimitiera, lo que habría sido reconocer su responsabilidad política, que él negaba. Entonces planteó la alternativa: o apoyar la moción para regenerar la vida política, o aceptar la corrupción, votando en contra. Convirtió la moción se en plebiscito. De este modo neutralizó las iniciativas de Ciudadanos, que amenazan en las encuestas.

Así se ha producido un giro inédito y nuevo en las estructuras del Estado. El bipartidismo se renueva con un hombre joven, que ha tenido que enfrentarse al aparato del partido. Herido de muerte, sigue vivo, sin embargo. ¿Ahora qué? Si ya está medio encauzada la economía, después de tres años de crecimiento, puede que toque, al fin, la llegada de la política en la que es bueno participar para contribuir al bien común y a los intereses generales. Es hora de acabar con los egoísmos de los intereses propios, que eso es la corrupción, en palabras del Papa Francisco. Hay que actuar con pactos y acuerdos para regenerar el país entre todos. Veremos.

Julián Arroyo Pomeda

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