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ecientemente
nos informan los medios de comunicación de una noticia sobrecogedora, que la
Administración sólo acierta a calificar de "accidente fortuito". Se
trata de la muerte, el 9 mayo pasado, de una anciana de 93 años en la
Residencia de Mayores de Arganda del Rey.
Si sobrecoge
la situación, es porque la anciana Cecilia trató de incorporarse en la cama,
cayendo al suelo y quedando su pie atrapado entre la barra de protección de la
cama y el somier. Se le desgarró la pierna a la altura del tobillo, por lo que
el suelo quedó cubierto de un charco de sangre. Días después falleció en el
Hospital Gregorio Marañón.
[Diario 16, 17 julio 2017] |
Suponiendo
que fuera un accidente, la Consejería de Políticas Sociales podía haber hecho
público, más de dos meses después del suceso, el resultado de su investigación,
aunque sólo fuera para decir que todo ha sido legal y que la residencia cumplía
todas las condiciones establecidas, que es lo que finalmente hará, si es que no
lo dejaba olvidado en las mazmorras de su falta de transparencia. Sin embargo, conviene analizar el caso con los
detalles que se han podido obtener de los empleados de dicha residencia y otros
datos oficiales.
Según Jesús
Navarro, único enfermero responsable de esa institución, la citada residencia
tiene seis plantas y 347 residentes, a los que atiende un solo enfermero y 10
auxiliares. Carecen de médico, hay un ascensor y no existe suficiente material
para resolver la atención primaria en todas las plantas. Por eso tiene que trasladarse
de la sexta a la primera con frecuencia, haciendo lo que puede. Llama varias
veces al Director del Centro, sin obtener respuesta. Finalmente, Navarro
denuncia todo esto al Defensor del Pueblo y a la Fiscalía para dejar constancia
de lo que está pasando.
Hay que
preguntar si es posible cuidar a todos estos ancianos con tal plantilla. La Consejería diluye la
cuestión, diciendo que no ha habido ningún fallo, se trata de un accidente. La
gente ya conoce el deterioro de la Sanidad en la Comunidad de Madrid, por lo
que mira con escepticismo, cada vez mayor, lo que pasa y que, a veces, tiene
que sufrir en sus propias carnes.
Todo está
bien, dicen una y otra vez de modo propagandístico y bastante cínico. En lugar
de estudiar los hechos, mintiendo se resuelve todo. Si se lee la Orden 6/2/1990
del mes de noviembre, todavía en vigor, su artículo 2.6, referente a personal, establece
que "el índice de personal a jornada completa/usuarios será de 0,25 para
usuarios válidos, y de 0,35 para usuarios asistidos". En palabras
comprensibles esto significa que se requieren 25 empleados por cada 100
personas a las que asisten y 35, en el caso de sean ‘dependientes’. ¿Cómo que
va todo bien, cuando las plantillas no llegan ni siquiera al 50% de lo
establecido en 1990 -ojo, que han pasado ya 27 años de esto-? Además, los
mayores todavía lo son más y esto aumenta las dificultades. Estas declaraciones
oficiales son una vergüenza insoportable de oír. ¿Quién puede querer un puesto
de trabajo en tales condiciones? ¿Qué atención pueden prestar por mucha
voluntad que tengan?
[SER, Radio Madrid] |
Es necesario
preguntar, igualmente, por qué sucede esto. La gente lo sabe muy bien: se trata
de los dichosos recortes en políticas
sociales. Esto no es sólo un decir, porque hablan los hechos. En la
ejecución del presupuesto de gastos del año 2016 en la Comunidad de Madrid, la
Oposición denuncia la reducción del gasto en personal en cerca de 4 millones de
euros, además de que el material o mobiliario se ha reducido a la mitad. Con
este simple dato ya se ve lo que nos importan los mayores, que han mantenido
con sus impuestos el sistema de seguridad social, que ahora se les roba.
Vayamos a la
comunicación con la familia por parte de la residencia. A este respecto, parece
claro que alguien miente, también aquí. Declara la Consejería que se permaneció
"en todo momento en contacto con la familia de la mujer, que fue informada
inmediatamente tras ocurrir los hechos". En cambio, Edurne, la hija de la
fallecida, declara a la Cadena SER: "El director de la residencia nunca me
llamó", sólo lo hizo el enfermero, que es el único que tuvo que cargar con
toda la responsabilidad". Y el enfermero termina: "Denuncio porque no
quiero ser cómplice de lo ocurrido". No, si hasta pueden echar la culpa a
un trabajador decente. Habrá que seguir el caso.
La hipótesis
que ahora planteo es una pura especulación, porque la realidad es que el asunto
no tiene remedio ya, pero, si en lugar de un solo enfermero hubieran sido 6,
uno por cada planta, ¿habría acabado todo igual? Y si, además, hubiera
dispuesto la residencia de un médico, al menos, ¿no se hubiera podido hacer
algo más? Y si hubiera habido una cantidad mayor de medios y posibilidad de
atención, ¿no habría podido salvarse la anciana? Quién sabe, claro, pero lo que
sí es conocido es que los servicios se encontraban al nivel de ‘mínimos’. Puede
que no fuera posible atender hasta el máximo, aunque cierto equilibrio sí que
puede buscarse. No se hará ninguna mejora y, cuando suceda otro caso, se
volverán a buscar nuevas pseudo justificaciones. Cualquier cosa, menos hacer
dimitir, primero, a los responsables de arriba y exigir, después, las legítimas
responsabilidades.
Uno piensa
que tiene que haber providencia divina, dado lo poco que pasa, mientras se
mantienen unas plantillas tan escasas y degradadas. Qué más da lo de la dignidad humana, que, además, en el
caso de la anciana ha vivido ya más de 93 años, para una Administración de
puros burócratas, que no hacen gala de ninguna humanidad. Mientras tanto, se
deja de invertir en Sanidad, porque otros niveles institucionales lo necesitan,
acaso, más. Qué ignominia.
Ahora bien,
eso sí, la Presidenta de la Comunidad no va a tomarse vacaciones, porque quiere
dedicar todo su esfuerzo a mejorar la Comunidad, junto con la vida de todos sus
ciudadanos. Menos lobos, Caperucita-Cristina. Más valdría ocuparse de lo que
está sucediendo diariamente, que no son puras anécdotas, sino hechos muy
graves. Con mando y liderazgo, todo lo que ocurre podría ser sancionado como
corresponde, sin dejación de funciones, para presumir luego de lo mucho que se
trabaja y de lo bien que van las cosas. Pues no es verdad, por mucho que lo
digan: ahí están las pruebas. En este caso, se ha jugado con la vida de una
persona. Lo que se trata es de prevenir,
poniendo las condiciones adecuadas. De esto si son responsables los
gobernantes, de los accidentes nadie está libre.
Que se
produzca un accidente, cuando no se trabajó con la atención, los medios y las condiciones
adecuadas, no puede justificar que acabe aquí la responsabilidad, sino en los verdaderos responsables
de no haberlas puesto. Esperemos la respuesta del Consejero de Sanidad, del que
siempre cabe confiar en que tenga otro abanico con la dobla y dobla para que
los ancianos no se caigan de la cama, ni ellos se queden sin la escasísima
vergüenza, si es que todavía les queda alguna.
[Residencia Mirasierra, ancianos viendo TV] |
Alguien
podría pensar que este es un caso aislado, pero no, parece que la mayoría de
las residencias públicas funcionan así de mal. La de Mirasierra, una de las
mejores zonas de Madrid, se ha inundado recientemente, las habitaciones están
sin refrigeración, a más de 30°, y los servicios de comida, lavandería y
limpieza dejan mucho que desear. La falta de personal es algo común (20
auxiliares para 240 ancianos por las mañanas, 14 por la tarde y seis por la
noche), mientras aparecen hasta cucarachas. Su nómina no supera los 800 € mensuales.
Los ancianos disfrutan del único ocio, que consiste en ser aparcados ante el
televisor después de comer y hasta la cena. El negocio es el negocio. ¿Para qué
seguir?
Julián Arroyo Pomeda