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sábado, 29 de diciembre de 2018

El desconcierto en política



El hombre es por naturaleza un animal político (Aristóteles)

S
egún informaciones recientes de los medios de comunicación, López Canencia, portavoz del PP en El Molar (Madrid), se pasa a Vox, como antes hicieron destacados militantes madrileños, pretextando que los populares han perdido el rumbo, o el músculo, o su ideología primigenia. Por eso cambian a un partido que lo sigue teniendo. Éste es el auténtico.
[Sevilla.abc.es]
En Andalucía se ha impuesto el silencio hasta la construcción del la Mesa del Parlamento, pero, a partir de aquí, han empezado las exigencias. No votarán a un gobierno que no atienda a sus representantes y a sus propuestas, advirtiendo que tienen que saber sumar quienes deseen gobernar. Dicen esto, porque dependen de los votos de Vox, especialmente para la Investidura. Esto lo saben bien los dos partidos de gobierno, aunque el que menos quiere enterarse sea Ciudadanos. Al PP no le importa tanto, porque, al fin y al cabo, Vox es una escisión del mismo y quizás con esto confíe en integrarlos, lo que parece poco posible. Al que más le duele es a Valls desde Barcelona. Sin embargo, la suerte está echada.

Se está produciendo el gran desconcierto en política. Uno de los ejes de orientación clásica acaba de quebrantarse, el eje derecha-izquierda, que puede recibir, igualmente, otras denominaciones. Ahora la derecha se diversifica en tres: derecha, centroderecha y ultraderecha. Esta última se ha incrustado en el corazón de la derecha conservadora y puede producir efectos catastróficos, entre otros, la destrucción del eje constitucionalista. Una de las derechas no acepta las bases de la Constitución y obliga a las otras dos líneas a hacer un ajuste drástico en su programa, que puede acabar pudriendo sus mismas raíces. Así, Ciudadanos se derechiza y el PP se radicaliza. Si pierden el constitucionalismo, que tanto han opuesto al independentismo, ¿con qué se enfrentarán entonces a éste? Dos enemigos políticos se reconcilian ahora y otros dos se encuentran, después de la escisión. A partir de aquí, ¿a quién votarán sus partidarios, si no se distinguen entre sí?

Por otra parte, al Partido Socialista sólo le queda agarrarse a Podemos, a quien no ha conseguido urbanizar su territorio por inclusión. Éste también rechaza aspectos importantes de la Constitución.

La confusión está servida y el desbarajuste apunta a incrementarse en el futuro próximo. Veremos en qué acaba todo.

Julián Arroyo Pomeda