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lunes, 18 de mayo de 2015

Qué política


Se hacen actualmente tantas críticas a la política y a sus representantes, los políticos, que uno estaría tentado a reivindicar una dedicación tan noble y digna, como han enseñado siempre los filósofos de todas las épocas sin excepción.

Ahora nos encontramos en el apogeo de las elecciones autonómicas y municipales, en las que vemos enfervorizados a todos los candidatos, junto con la histeria de las encuestas que van apareciendo cada día. En las tertulias de radio y televisión las peleas se suceden in crescendo y los titulares periodísticos no dejan de llamar nuestra atención. Desgraciadamente, lo que nunca se hace es prestigiar la política, sino enfangarla cada día más.

En este sentido no es de extrañar que a muchos ciudadanos les parezca nauseabunda semejante situación y estén deseando que acabe todo esto: total, todo va a continuar igual que antes, porque las promesas se hacen para conseguir el voto, después se justifican alegando que la herencia que ha quedado no les permite avanzar. Y así hasta las próximas elecciones.

No se siente ya aquella emoción de hace no muchos años, cuando pudimos votar, después de estar prohibido durante demasiado tiempo. Entonces se notaba entre los ciudadanos, que se encontraban de camino a los colegios electorales de los barrios, el sentimiento de la fiesta de la democracia. Sí, se vuelve a ir a votar, aunque con muy poca convicción, en general. Pero todavía se va, que no es poco y nunca se sabe.


Sin embargo, no es que las cosas sean tan complicadas. Por ejemplo, es digno de celebrar que ahora no se presenten ciudadanos absolutamente profesionales de la política. Tenemos en Madrid un trío inigualable, con independencia de los partidos que representen. En efecto, hay una juez, un poeta y un metafísico. ¿Por qué no? Como dicho alguno, vista la extrañeza que se produce, ¿qué profesión hay que tener para trabajar en política? Ni tan siquiera hay que ser militante de un partido determinado, ya que independencia no significa diferencia. Quizás muchos se encuentren reflejados en el contenido de esta frase. Ojalá que los ciudadanos participen en la votación, aunque no sean militantes, porque no intervenir en los asuntos de la ciudad no es nada inteligente, es nuestra responsabilidad enteramente.

¿Por qué política hay que optar? El profesor de metafísica Ángel Gabilondo recordaba a Kant ("cosas de Kant", decía) para afirmar que "la honradez es la mejor política"; La paz perpetua. Apéndice I). Y continúa: "Decimos sí a las políticas públicas, si a las instituciones justas, si al compromiso con los deberes cívicos". Todo un programa, ¿para qué más?

En cambio, hoy se llevan las cuchilladas y las puñaladas, las mentiras contra los adversarios que defienden programas distintos, no se soporta la pluralidad de voces con otros intereses y objetivos, se hacen ataques permanentes con tal de ocupar portadas en los medios, se tiende todo tipo de trapos sucios, sin aceptar ninguna responsabilidad por lo que ha sucedido durante el mandato, la amnesia es total ante preguntas comprometedoras sobre corrupción, y se echa la culpa a los demás cuando algo no ha ido bien, aunque sean del mismo partido. Desparpajos soberbios y respuestas contundentes, por más que quien las formula quede inmediatamente en evidencia, al sonar la voz del interesado en otros momentos, pero que éste se apresura a negar que sea suya. Las declaraciones se han manipulado, o se han sacado de contexto, mintiendo por ello. "Me he equivocado y no volverá a ocurrir más", parece que resulta una ignominia, si alguien se atreve a reconocer su error, en lugar de montar la bronca correspondiente. Estamos ante gentuza, que no ante gentes y seres humanos.

Cuando el partido gobernante pierde unas elecciones, parece que tendrá que acostumbrarse a ser pagado con la misma moneda que él mismo acuñó y ha utilizado con profusión. "Conocéis el escenario que nos dejan: paro, precariedad, pérdida de derechos, exilio económico, autoritarismo, integrismo contra las mujeres, entrega de nuestro país a potencias extranjeras, vuelta al privilegio educativo, corrupción, impunidad...". Así acaba de escribir J. C. Monedero en un periódico, refiriéndose al partido que gobierna en la actualidad en nuestro país, ante lo que algunos sacan el fantasma del miedo: que viene el lobo anuncian a las ovejas y a los corderos que están dispuestos a depositar su voto para confirmar algunas cosas. ¿Qué lobo? Habría que recordar con Hobbes que sólo hay uno: homo homini lupus.

Muchos son los que llevan años comportándose como lobos con los demás ciudadanos, siendo capaces de arrancarles hasta la piel para sacar mayores beneficios todavía. Con la dichosa gestión política de la austeridad, si no lo han esquilmado todo ya, desde luego queda poco por tocar tan suciamente. Y, además, hasta se atreven a presumir de ello. ¡Qué desfachatez! Indignaos ciudadanos, haced uso de la hybris griega. No es para menos.


El ritmo es frenético esta última semana con el fin de arrancar algún voto más, no para insistir una vez más en que cumplirán su programa, que tienen escrito y que, incluso, alguno no parece ni siquiera conocer, o se le ha olvidado y tiene que preguntar a compañero cómo se llama la propuesta que está tratando ante las cámaras. Una vergüenza por la que no tendrían que pasar, si tuvieran por costumbre comentar en cada intervención uno de los puntos que llevan en el programa escrito. De este modo sería fácil desgranar casi la totalidad del contenido en el tiempo dedicado a la campaña.

Así lo reactualizarían, aclarando aspectos, o matices y estando disponibles algunos minutos a cuantas preguntas quisieran hacer los posibles votantes. Pero no se puede perder un minuto, dado que por la mañana se requiere su presencia en Madrid y Barcelona, y por la tarde en Cáceres y Burgos, por ejemplo. No les queda tiempo para saludar a sus votantes, ni mucho menos para descansar un rato.
Las gargantas pueden quedarse afónicas de gritar, exponiendo a marchas forzadas lo que van a hacer, si logran alcanzar la mayoría. A marchas forzadas siempre hasta quebrarse las cuerdas bucales, si fuera necesario. Tiempo tendrán de descansar durante los próximos cuatro años, porque la herencia adquirida sólo les permite hacer algunos apaños. Los ciudadanos tendrán que conformarse, ¿qué otra cosa podrían hacer?

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: izquierda21.blogspot.com; zoomnews.es; elpaís.com; congestiondepersonas.com; elexitoenvida.com