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jueves, 7 de agosto de 2014

Ocho apellidos vascos y otros tantos topicazos


Supongo que los lectores estarán al cabo de la calle en relación con esta película, estrenada recientemente, pero que ha tenido tan extraordinario éxito de público, reportando muy buenos beneficios en taquilla.

Todos los comentaristas han subrayado las carcajadas que se producen durante la proyección, señal inequívoca de que los espectadores lo pasan bien y se divierten mucho. A mí no me sorprende, dado que Emilio Martínez Lázaro, su director, ya dejó ver su patita en otras dos películas anteriores, que tenían todos los ingredientes para ser aceptadas por el público. Aquí Clara Lago, Daniel Rovira y Carmen Machi también contribuyen al éxito popular. Igualmente, los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José han sido entrevistados y alabados en programas de radio, y parece que ya trabajan en otro guión, que les quitarán de las manos, a buen seguro.
Por los comentarios que oí y leí después del estreno, no me tentaba acudir a una sala de cine para ver la película. Me parecía bastante intrascendente. Ahora bien, como la gente de mi alrededor no dejaba de preguntarme si la había visto y de afirmar que me iba a gustar, por fin caí en la tentación y me la pasé en video. No me gustó nada, quiero decirlo de un tirón para no dar lugar a equívocos.

Por si todavía quedara alguien que no la hubiera visto, no estará de más una brevísima síntesis del contenido. Unas chicas vascas acuden a Sevilla para celebrar la clásica despedida de soltera. Visten de sevillanas, como es de rigor. En la sala se encuentran con unos chicos sevillanos, entre los que destaca Rafa (Dani Rovira), el señorito andaluz, acostumbrado a disfrutar de la diversión y los placeres. Este seductor será rechazado por Amaya (Clara Lago), un ejemplar de mujer vasca de armas tomar y mala leche, pero no se resigna y días después viaja a Argoitia (Leitza) para conquistarla. El truco empleado es hacerse pasar por vasco, con el nombre de Antxon, imitando el modo de hablar de los escaldunes y las expresiones más groseras y populacheras. La película desarrolla el encuentro y su desenlace, esperado y nada original. Así, el final hace válido el principio y no falta de nada, prácticamente, aunque su duración no sobrepase la hora y media, porque la cosa no da más de sí tampoco.

¿Qué han dicho los críticos? Jordi Costa opina que "la película va viniéndose abajo" y que "la catástrofe se impone en el tramo final". Federico Marín cree que "el público se mondará incluso a costa de sus ‘principios’". Fausto Fernández habla del "desarrollo plano" del film. Boyero la considera "visible y audible. Simplemente". Luis Martínez la percibe como "una comedia... mala". Y Jordi Batlle la ve con "rasgos convencionales". En fin, tópicos ramplones, prejuicios, subproducto, mediocre, despreciativa, predecible y cabreante, zafia, son otras tantas lindezas que se han dicho de ella. Es cierto que también hay comentarios favorables. A mí los sevillanos que salen me parecen unos zoquetes y los vascos unos paletos, ahí va la hostia.

El humorismo de los topicazos

Todo el guión está plagado de tópicos, que otros consideran frescura y sentido del humor. La apertura se hace con sevillanas y manzanilla, aunque Amaya, la vasca, amenaza a uno de los chicos con soltarle una hostia. Está contando chistes de vascos hasta que Amaya grita al público que se rían de su puta madre, esa panda de vagos españolazos. Rafa la echa, mientras en el forcejeo la besa y se la lleva borracha a su casa. Los amigos temen que sea un comando de ETA y que esté buscando un piso franco en Sevilla. Se olvida el bolso, en el que no tiene con qué maquillarse, porque "las vascas no se maquillan" y "no pueden ver a los andaluces ni en pintura". Los amigos de Rafa ven en el móvil ‘aita’, que debe ser algo, dicen, y marcan. Rafa, del barrio de la Cruz se va a las Vascongadas para entregar el bolso a su dueña.
Gracias a su encuentro con Mercedes (Carmen Machi), que es de Extremadura, Rafa puede localizar la casa de Amaya, pero ésta le echa, amenazándole con darle un "salpicadito de hostias", aunque él piensa que caerá pronto.

Por una casualidad, Rafa-Antxon se convierte en líder de la kale borroca andaluza. Le salvará de la cárcel Amaya, que le necesita para que su padre Koldo (Karra Elejalde)  no se entere de la ruptura con su novio. Le espeta cosas como "típico de los andaluces, mucho decir y luego..."; "no digas ‘mi arma’, di hostia". Rafa le contesta con "los radicales vascos" y con que "la virgen de la Macarena es lo más grande que hay". El padre le amenaza con ablandarle "a hostias". Se dicen karrikasko y ‘aupa’. "Hasta mañana, corazones", se despide Mercedes, a lo que Rafa contesta con "hasta mañana, mis cojones". Amaya considera una mariconada que las parejas vayan agarradas de la mano.

Sigue la idiosincrasia de su lenguaje. El bonito, pescado por el padre y cocinado, "estaba de la hostia", o "de la hostia está el vino este" (el Chacolí), o "estamos tontos o qué hostias estamos". Rafael y Amaya están a punto de casarse, aunque no sale bien la jugada. "Que se vaya al Rocío a tocar los huevos", se oye otra vez. Y también: "los vascos mucha independencia, pero, al final, España les encanta", dice Merche. "Los vascos ni puta gracia tienen", en expresión de Rafa, mientras que Sevilla "tiene un color especial". Y así sucesivamente, mientras las risas brotan a borbotones. La vasca se rinde al sevillano, por fin, faltaría más. De factoría Tele Cinco, evidentemente.
Por si fuera poco todo esto, resulta que la película no es ni siquiera completamente original. A buen seguro que los guionistas conocían la película francesa de 2008, dirigida por Dani Boon, "Bienvenidos al Norte", que fue de mucho éxito en taquilla, haciendo burla crítica y ácida, pero, eso sí, con una mirada profunda, entrañable y elogiosa del gañan del norte. Supo ser, al mismo tiempo, local y universal.
Poco después, en 2010, se rodó en Italia "Bienvenidos al sur", que fue simplemente un remake de la francesa y resultó desternillante y nostálgica.
Pues bien, aquí se ha aprovechado para tratar conjuntamente el norte y el sur y provocar, solamente, las carcajadas y un gran sentimiento de tristeza, porque el sur ni siquiera es el sur, sino, exclusivamente, Sevilla. El trianero Rafa se indigna, incluso, cuando Merche le pregunta que si es cordobés. A quién se le ocurre comparar a Córdoba con Sevilla. Que falta de profesionalidad, porque hay provincias andaluzas despreciadas por otras. Esto lo hacen incluso los propios andaluces. Hasta este punto somos capaces de llegar. Penoso.


Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: cartel de la película; Lainformación.com (6/08/14); Lainformación.com (5/08/14); Lainformación.com (6/08/14); Lainformación.com (14/08/14).