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e temo que aprobar la asignatura
pendiente en septiembre va a resultar imposible y que la única salida serán nuevas elecciones. Si esto es así, las
cosas están mucho peor de lo que pensamos.
Nada es imposible hasta que sucede,
pero sí se puede estar al mismo filo de ello. PSOE y UP están condenados a
entenderse. Esto ya lo sabían de sobra, pero han tensado tanto la cuerda que ha
quebrado. UP conoce que sus votos son imprescindibles, aunque el PSOE los
triplique. Por eso piden gobernar en coalición con cargos proporcionales a sus
resultados. Les han ofrecido mucho, pero lo consideraban insuficiente. El
camino ha quedado cerrado con la investidura
fallida. Por consiguiente, la situación no podrá repetirse más. Por si
fuera poco, UP arrastra a ERC.
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¿Puede
no gobernar el partido que ha ganado con holgura las elecciones? La nuestra es una democracia de
mayoría, por ello gobierna quien la obtiene. Si no se tiene, hay que
conseguirla mediante pactos. En el caso español los pactos no son posibles ni
por la izquierda ni por la derecha. Exploremos otras alternativas a la
desesperada. Gobierno monocolor con un programa abierto a todos: izquierdas,
derechas y nacionalistas. Pues bien, las tres derechas no entrarán en el juego.
UP tampoco lo hará, si no consigue lo que quiere ("Si convoca nuevas
elecciones, usted no será Presidente nunca"). Los independentistas
catalanes en septiembre podrían estar en una situación insoportable.
Así las cosas, sólo quedan elecciones.
¿Qué ocurrirá? Algo parecido a lo de ahora. Algunos partidos podrán ganar un
puñado de votos más a costa de otros que los perderán, pero el actual
enfrentamiento no se resolverá. Además, los ciudadanos podrían explotar y la
abstención alcanzaría niveles considerables. Por eso creo que en septiembre
estaríamos como ahora en el mejor de los casos y probablemente peor. ¿Qué hacer
entonces? Tenemos un gravísimo problema,
que ningún deus ex machina resolverá.
Julián Arroyo Pomeda