La
semana pasada la he dedicado a leer a Markus Gabriel, un joven filósofo alemán
de menos de 40 años, para alejarme de la vorágine del reparto del poder
autonómico y municipal. Aguantar declaraciones sin control, negando lo
evidente, que el objetivo único es el poder de la manera que sea y saltando por
encima de toda coherencia y dignidad, mientras la política se degrada cada vez
más, dedicada únicamente al reparto del trozo mayor del pastel. Es vergonzoso.
[exteriores.gob.es] |
En
el último libro de Gabriel hay un estudio sobre el pensamiento con la
sorprendente tesis de que, además de los cinco sentidos clásicos, existe uno
más, el sexto, el sentido del pensamiento, que permite orientarnos en la realidad y entender lo que sucede. Este sexto sentido
lo tienen todos los seres vivos en cuanto que necesitan orientarse también.
Hemos de superar la idea de que el sentido del pensamiento sea exclusivamente
lingüístico. Ésta es solo una forma de pensamiento, pero no la única. Lo
importante es que nos orientemos en medio de la ingente información que nos
bombardea diariamente.
La
inteligencia artificial (IA), que
suele considerarse el dios de nuestro tiempo, es una de tantas formas de
pensamiento, porque resulta que no pensamos solo con la cabeza ni con el
cerebro. Además no tiene base biológica, por lo que es incapaz de pensar. Desengañémonos, las computadoras carecen de
mente y de conciencia. La realidad acontece y los humanos no la construimos,
sino que tenemos que descubrirla.
[bbvaopenmind.com] |
En
relación con ello, el transhumanismo es
una pura fantasía que muchos pretenden resolver mediante los avances
tecnológicos. La realidad es que los seres humanos son especies biológicas e
igualmente imagen de lo que deseen ser. Por eso el futuro puede ser una
tragedia o una comedia. La tragedia nos destruirá, mientras que la comedia
podrá realizarnos. El poshumanismo, en definitiva, implica un rechazo de la
vida, cuyo valor es vivirse a sí misma como buena. Tenemos que construir lo que queramos ser.
La
realidad no es únicamente la naturaleza,
pero ésta es su base imprescindible.
En cambio, los seres humanos vivimos al margen de ella y aun contra ella con
una total desorientación, porque así no se puede anclar el respeto a todos los
seres vivos que están en aquí. Europa no es ni una estructura tecnocrática ni
la cuna del cristianismo occidental. Es necesario elaborar una filosofía europea que dé cuenta de todos estos
aspectos.
¿Cómo
valorar tales posiciones? Ya no queda espacio para ello, habrá que hacerlo en
una segunda entrega.
Julián Arroyo Pomeda