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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Neofascismos y neocomunismos


La visión de la política, que ha demostrado tener, casi siempre, Alfonso Guerra es como para tomársela muy en serio, porque su virtud es sacar a la luz lo que otros muchos no se atreven a plantear, haciéndolo de una manera directa para que se le entienda. Su última entrega a la revista Tiempo lleva por título "La crisis y los viejos fantasmas totalitarios". Es del día 2 septiembre y Jesús Cintura -más rápido que el viento- lo ha leído antes que nadie y le ha llamado al programa Las mañanas de Cuatro para comentarlo.


Mientras el sonriente Cintora le presentaba el artículo, según su interpretación personal, con la que Guerra no estuvo de acuerdo por incompleta, entró como una exhalación Juan Carlos Monedero, de Podemos, acusando al PSOE de ser uno de los impulsores de la crisis, política y económicamente, por lo que puede concluirse que no es el único responsable de lo que nos viene el neoconservadurismo, sino también Guerra y su partido. Guerra le ha contestado con que no había leído el artículo o, si lo había hecho, lo ha interpretado de acuerdo con una de sus obsesiones contra el Partido Socialista, de forma interesada. Guerra no menciona a la formación Podemos, esto es una obsesión de Monedero.

Aquí se ha producido el momento de mayor tensión, que, finalmente, Cintora, con graciosa ironía ha sugerido que podrían ser los dos Felipe González y Alfonso Guerra de 1982 y dándole las gracias "por este momento televisivo". Ciertamente, ha sido un gran momento.

Analicemos ahora el contenido de la discusión de un modo algo más sosegado. ¿Qué dice Guerra en su artículo? Su planteamiento es que el neoconservadurismo, con la excusa de la crisis generada en Estados Unidos, no en Europa, ha cuestionado el sistema democrático europeo, que garantizaba los derechos de los ciudadanos, dejando las decisiones de política económica en manos de la Unión Europea, cuya única respuesta ha sido la de la austeridad, reduciendo el gasto y conteniendo el déficit. A quien no siga tales directrices el mercado le castigará. Falta por decir también que sus votantes dejarán de apoyarles por esta línea de acción, como ha ocurrido en las últimas elecciones europeas. Se ha puesto "el principio de rentabilidad económica por encima de los valores humanistas", es la crítica de Guerra.

Así ha sucedido una situación de malestar social que ha hecho renacer los fascismos y comunismos, abandonados hace algún tiempo por la mayoría de los ciudadanos europeos. Entre los neocomunistas hace referencia precisa a Grecia y España.

¿Qué molesta de este análisis a Monedero? Su interpretación de que con el neocomunismo español Guerra se está refiriendo a Podemos. Desde luego que con otro nombre, procede de la cultura comunista. Aunque Guerra no cite a Podemos -"¡Están ustedes locos!", le espeta a Monedero-, ¿a quién si no se puede referir? La provocación ha recogido su propio guante.

Además, Guerra da la voz de alerta: si no hay cambio de rumbo, ni una política diferente los totalitarismos del pasado volverán, sin duda. Los partidos conservadores tienen la máxima responsabilidad, pero los socialdemócratas también han de jugar su partida.

Mi opinión personal es que el análisis político de Guerra es correcto. Y también el renacimiento posible de los totalitarismos. Ahora bien, dar un paso más resulta muy peligroso. Hay que denunciar  lo que sea denunciable, pero igualmente se debe parar en la línea roja. Podemos equipara a populares y socialistas para pulverizar así a los segundos. Este es un gran error, porque no son lo mismo. Transmitir esta imagen tampoco será provechoso, ya que es falsa y acabará pasando factura, como empieza a ocurrir ya con Izquierda Unida. Recordemos el exabrupto de Felipe González contra Anguita, al que comparaba con Aznar, hablando de "la misma mierda". También ha pasado factura. Conservadores y socialdemócratas son totalmente opuestos, aunque estos últimos colaboren, a veces, con aquellos. Su electorado los juzgará. Podemos está que se sale, y con razón, pero debería contenerse, distinguiendo entre derecha e izquierda.

Por otra parte, los socialistas tienen que presentar con urgencia sus propias señas de identidad y especialmente la redistribución de la riqueza, mediante los impuestos, la representación política con igualdad de derechos, la organización laboral con peso y representatividad para los trabajadores, libertades públicas para todos los ciudadanos garantizadas por la soberanía del Estado, sanidad y educación públicas. La crisis económica está terminando con todos estos derechos conseguidos no sin esfuerzo.

Otra política diferente, venga de quien venga, me parece necesaria. Así no se puede seguir, sin garantizar el futuro, especialmente, a las personas jóvenes, ofreciendo únicamente como algo prioritario la desesperación. Estamos todos más hartos cada vez, la gente tiene que reaccionar. Hay modelos más dignos de seguir que otros, aunque la práctica nos irá señalando su forma de actuar. Sigo creyendo que "es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad" (tesis II). Y no quiero hacer lo que digan, pero no lo que hacen (Mt. 23,3). Ni siquiera esto, si no lo confirman en la realidad práctica. Por otra parte, el periodista y presentador del programa, Cintora, cumple con su papel. Es precisamente esto lo que tiene que hacer para que luego el público juzgue por sí mismo.

Julián Arroyo Pomeda


Ilustraciones: publico 2 sep 20014; heraldo.es; numerocero.es; mañanasdecuatro