La visión de la política, que ha
demostrado tener, casi siempre, Alfonso Guerra es como para tomársela muy en
serio, porque su virtud es sacar a la luz lo que otros muchos no se atreven a
plantear, haciéndolo de una manera directa para que se le entienda. Su última
entrega a la revista Tiempo lleva por
título "La crisis y los viejos fantasmas totalitarios". Es del día 2
septiembre y Jesús Cintura -más rápido que el viento- lo ha leído antes que
nadie y le ha llamado al programa Las
mañanas de Cuatro para comentarlo.
Mientras el sonriente Cintora le
presentaba el artículo, según su interpretación personal, con la que Guerra no estuvo
de acuerdo por incompleta, entró como una exhalación Juan Carlos Monedero, de Podemos, acusando al PSOE de ser uno de
los impulsores de la crisis, política y económicamente, por lo que puede
concluirse que no es el único responsable de lo que nos viene el
neoconservadurismo, sino también Guerra y su partido. Guerra le ha contestado
con que no había leído el artículo o, si lo había hecho, lo ha interpretado de
acuerdo con una de sus obsesiones contra el Partido Socialista, de forma
interesada. Guerra no menciona a la formación Podemos, esto es una obsesión de Monedero.
Aquí se ha producido el momento
de mayor tensión, que, finalmente, Cintora, con graciosa ironía ha sugerido que
podrían ser los dos Felipe González y Alfonso Guerra de 1982 y dándole las
gracias "por este momento televisivo". Ciertamente, ha sido un gran
momento.
Analicemos ahora el contenido de la discusión de un
modo algo más sosegado. ¿Qué dice Guerra en su artículo? Su planteamiento es
que el neoconservadurismo, con la excusa de la crisis generada en Estados
Unidos, no en Europa, ha cuestionado el sistema democrático europeo, que
garantizaba los derechos de los ciudadanos, dejando las decisiones de política
económica en manos de la Unión Europea, cuya única respuesta ha sido la de la
austeridad, reduciendo el gasto y conteniendo el déficit. A quien no siga tales
directrices el mercado le castigará. Falta por decir también que sus votantes
dejarán de apoyarles por esta línea de acción, como ha ocurrido en las últimas
elecciones europeas. Se ha puesto "el principio de rentabilidad económica
por encima de los valores humanistas", es la crítica de Guerra.
Así ha sucedido una situación de
malestar social que ha hecho renacer los fascismos y comunismos, abandonados
hace algún tiempo por la mayoría de los ciudadanos europeos. Entre los
neocomunistas hace referencia precisa a Grecia y España.
¿Qué molesta de este análisis a
Monedero? Su interpretación de que con el neocomunismo español Guerra se está refiriendo
a Podemos. Desde luego que con otro
nombre, procede de la cultura comunista. Aunque Guerra no cite a Podemos -"¡Están ustedes
locos!", le espeta a Monedero-, ¿a quién si no se puede referir? La
provocación ha recogido su propio guante.
Además, Guerra da la voz de
alerta: si no hay cambio de rumbo, ni
una política diferente los totalitarismos del pasado volverán, sin duda.
Los partidos conservadores tienen la máxima responsabilidad, pero los
socialdemócratas también han de jugar su partida.
Mi opinión personal es que el
análisis político de Guerra es correcto. Y también el renacimiento posible de
los totalitarismos. Ahora bien, dar un paso más resulta muy peligroso. Hay que
denunciar lo que sea denunciable, pero igualmente
se debe parar en la línea roja. Podemos
equipara a populares y socialistas para pulverizar así a los segundos. Este es
un gran error, porque no son lo mismo.
Transmitir esta imagen tampoco será provechoso, ya que es falsa y acabará
pasando factura, como empieza a ocurrir ya con Izquierda Unida. Recordemos el
exabrupto de Felipe González contra Anguita, al que comparaba con Aznar,
hablando de "la misma mierda". También ha pasado factura. Conservadores y socialdemócratas son
totalmente opuestos, aunque estos últimos colaboren, a veces, con aquellos.
Su electorado los juzgará. Podemos está
que se sale, y con razón, pero debería contenerse, distinguiendo entre derecha
e izquierda.
Por otra parte, los socialistas
tienen que presentar con urgencia sus propias señas de identidad y especialmente la redistribución de la
riqueza, mediante los impuestos, la representación política con igualdad de
derechos, la organización laboral con peso y representatividad para los
trabajadores, libertades públicas para todos los ciudadanos garantizadas por la
soberanía del Estado, sanidad y educación públicas. La crisis económica está
terminando con todos estos derechos conseguidos no sin esfuerzo.
Otra política diferente, venga de
quien venga, me parece necesaria. Así no se puede seguir, sin garantizar el
futuro, especialmente, a las personas jóvenes, ofreciendo únicamente como algo
prioritario la desesperación. Estamos todos más hartos cada vez, la gente tiene
que reaccionar. Hay modelos más dignos de seguir que otros, aunque la práctica
nos irá señalando su forma de actuar. Sigo creyendo que "es en la práctica
donde el hombre tiene que demostrar la verdad" (tesis II). Y no quiero
hacer lo que digan, pero no lo que hacen (Mt. 23,3). Ni siquiera esto, si no
lo confirman en la realidad práctica. Por otra parte, el periodista y presentador
del programa, Cintora, cumple con su papel. Es precisamente esto lo que tiene
que hacer para que luego el público juzgue por sí mismo.
Julián Arroyo Pomeda
Ilustraciones: publico 2 sep 20014; heraldo.es; numerocero.es; mañanasdecuatro