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Pájaros (The Birds,
A. Hitchcock, 1963) se da frecuentemente en televisión. Telemadrid la ofreció
la semana pasada. Los espectadores se impresionan por la condición perturbadora
que desprende y el terror que produce cada fotograma, como el poste de los
hilos telegráficos, plagado de cuervos, o posados en la estructura metálica de
la escuela, o en los tejados. Quedan llenos de interrogantes cuando contemplan
la película. Decía A. Bazin que la obra de arte va más allá de las intenciones
conscientes de su creador. Hitchcock no manejó sólo un final, pero el que quedó
resulta desconcertante.
El caso es que la
película empieza con aires de comedia. Una joven en la tienda de animales, un
cliente que le pide periquitos, confundiéndola con una dependienta, ella siguiendo
la broma, el canario que escapa de la jaula y es capturado por el cliente, que
dice: "Vuelve a tu jaula dorada, Melanie Daniels". Después ella se
dirige a Bahía Bodega a llevar los periquitos a Cathy para sorprender a Mitch y
la gaviota hiere su cabeza, que Mitch le cura. Ha aparecido el horror, que no
terminará. La pequeña Cathy pregunta a Mitch porqué actúan así los pájaros, por
qué quieren matar a las personas, y él le contesta: "Nadie lo sabe. Ojalá
lo supiera".
¿Qué pistas nos ofrece
Hitchcock? En el restaurante una madre histérica acusa directamente a Melanie:
"Dicen que todo empezó al llegar usted aquí... ¡Es usted infernal!
¡Perversa!". Lo cierto es que los ataques comienzan con la llegada de Melanie,
una foránea que perturba el orden social
establecido, introduciéndose en la vida de la familia Brenner y en la
sociedad de Bahía Bodega. Siempre sucede una actuación paralela entre pájaros y seres humanos: la madre teme la
soledad, la maestra no quiere perder a Mitch, a Melanie la abandonó su propia
madre. Esto conduce a encontrarse y acercarse físicamente entre ellos: Mitch entra
en la tienda, se encuentra con Melanie y luego acude a curarle el golpe de la
gaviota; violencia en la puerta de la casa de la maestra, cuando Melanie decide
aceptar la invitación y acudir al cumpleaños de Cathy; los pájaros irrumpen por
la chimenea, al quedarse Melanie a dormir en casa de los Brenner; ataque a los
niños que salen de la escuela, cuando Melanie sustituye a mamá Lidya para
recoger a su hija. La extranjera se entromete, cuestionando la estructura
familiar y la sociedad misma de Bahía Bodega, a los que no pertenece, pero puede
sustituir.
[Fotograma de la película] |
Los pájaros representan
conflictos emocionales entre Lidya y Melanie, Melanie y Annie. Y atacan,
precisamente, cuando se atisba alguna solución que puede destruir el orden
anterior, según el cual todo depende de un Superyó, que lo controla todo.
Una palabra sobre el
final. Los pájaros rodean el coche en el que se van los protagonistas de la
historia. Están muy pendientes, pero tranquilos, ya que no atacan. Parecen
quedar al acecho por si hubiera que empezar de nuevo. Formalmente, tampoco sale
el The End, sino el logo de la productora, como si fuera a
empezar la historia. Todo queda abierto. ¿Podría volver el horror?
Por inercia, somos
bastante conservadores y renunciamos a los cambios, máxime si vienen de gente
de fuera de nuestra comunidad. Hoy seguimos actuando en esta dirección, no aceptamos
cambiar y rechazamos a los extranjeros.
Por eso la estructura del film se mantiene de actualidad y es un clásico.
Todavía hay pájaros capaces de producir pánico en nuestras sociedades caducas
que tienen que renovarse frente a la consigna implícita de aguantar todo lo posible.
Julián
Arroyo Pomeda