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lunes, 8 de octubre de 2018

El castigo por perturbar el orden



L
os Pájaros (The Birds, A. Hitchcock, 1963) se da frecuentemente en televisión. Telemadrid la ofreció la semana pasada. Los espectadores se impresionan por la condición perturbadora que desprende y el terror que produce cada fotograma, como el poste de los hilos telegráficos, plagado de cuervos, o posados en la estructura metálica de la escuela, o en los tejados. Quedan llenos de interrogantes cuando contemplan la película. Decía A. Bazin que la obra de arte va más allá de las intenciones conscientes de su creador. Hitchcock no manejó sólo un final, pero el que quedó resulta desconcertante.

El caso es que la película empieza con aires de comedia. Una joven en la tienda de animales, un cliente que le pide periquitos, confundiéndola con una dependienta, ella siguiendo la broma, el canario que escapa de la jaula y es capturado por el cliente, que dice: "Vuelve a tu jaula dorada, Melanie Daniels". Después ella se dirige a Bahía Bodega a llevar los periquitos a Cathy para sorprender a Mitch y la gaviota hiere su cabeza, que Mitch le cura. Ha aparecido el horror, que no terminará. La pequeña Cathy pregunta a Mitch porqué actúan así los pájaros, por qué quieren matar a las personas, y él le contesta: "Nadie lo sabe. Ojalá lo supiera".

¿Qué pistas nos ofrece Hitchcock? En el restaurante una madre histérica acusa directamente a Melanie: "Dicen que todo empezó al llegar usted aquí... ¡Es usted infernal! ¡Perversa!". Lo cierto es que los ataques comienzan con la llegada de Melanie, una foránea que perturba el orden social establecido, introduciéndose en la vida de la familia Brenner y en la sociedad de Bahía Bodega. Siempre sucede una actuación paralela entre pájaros y seres humanos: la madre teme la soledad, la maestra no quiere perder a Mitch, a Melanie la abandonó su propia madre. Esto conduce a encontrarse y acercarse físicamente entre ellos: Mitch entra en la tienda, se encuentra con Melanie y luego acude a curarle el golpe de la gaviota; violencia en la puerta de la casa de la maestra, cuando Melanie decide aceptar la invitación y acudir al cumpleaños de Cathy; los pájaros irrumpen por la chimenea, al quedarse Melanie a dormir en casa de los Brenner; ataque a los niños que salen de la escuela, cuando Melanie sustituye a mamá Lidya para recoger a su hija. La extranjera se entromete, cuestionando la estructura familiar y la sociedad misma de Bahía Bodega, a los que no pertenece, pero puede sustituir.
[Fotograma de la película]
Los pájaros representan conflictos emocionales entre Lidya y Melanie, Melanie y Annie. Y atacan, precisamente, cuando se atisba alguna solución que puede destruir el orden anterior, según el cual todo depende de un Superyó, que lo controla todo.

Una palabra sobre el final. Los pájaros rodean el coche en el que se van los protagonistas de la historia. Están muy pendientes, pero tranquilos, ya que no atacan. Parecen quedar al acecho por si hubiera que empezar de nuevo. Formalmente, tampoco sale el The End, sino el logo de la productora, como si fuera a empezar la historia. Todo queda abierto. ¿Podría volver el horror?

Por inercia, somos bastante conservadores y renunciamos a los cambios, máxime si vienen de gente de fuera de nuestra comunidad. Hoy seguimos actuando en esta dirección, no aceptamos cambiar y rechazamos a los extranjeros. Por eso la estructura del film se mantiene de actualidad y es un clásico. Todavía hay pájaros capaces de producir pánico en nuestras sociedades caducas que tienen que renovarse frente a la consigna implícita de aguantar todo lo posible.

Julián Arroyo Pomeda