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sábado, 14 de diciembre de 2019

¿Podría ser estúpido un alcalde?



"Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano". Schiller.

E
n su intervención por el clima Bardem llamó estúpidos al presidente norteamericano y al alcalde de Madrid. Martínez-Almeida reaccionó calificándolo de listo y recordándole que no paga sus impuestos. Estúpido por  revertir Madrid Central y permitir la circulación de vehículos contaminantes. Bardem  ya se ha disculpado, pero no lo ha hecho así quien le califica de infractor tributario. Además, se pregunta qué méritos tiene el actor para leer un manifiesto por el clima.

Otros corifeos se han encargado de cebar todavía más la olla de los insultos, escupiendo que Bardem es un gilipollas y un papanatas, o recordando su ‘no a la guerra’. Tanto Almeida como Villacís establecen que no suspenderán el plan, sino que lo mejorarán. Por aquí han encontrado una salida de momento.
[www.mundodeportivo.com]
Estúpida es la persona falta de inteligencia para comprender las cosas, torpe o necia. Dice o hace tonterías, estupideces. Pretender cambiar algo cuando funciona va contra toda lógica y es una estupidez hacerlo, porque no se miden las consecuencias de los actos. No extraña que Almeida se haya molestado mucho, porque es muy fuerte lo que le han dicho y, además, puede que tengan razón.
La respuesta del alcalde es bastante estúpida, por otra parte. Podría haber explicado, como hace Villacís, que no van a cambiar Madrid Central, sino que lo modificarán para mejorarlo, pero parece que se la tenía guardada al infractor. La idea de mejorarlo es que tienen un acuerdo con Ciudadanos, pero, además, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 24 de Madrid suspendió la moratoria de sanciones que tenían pensada. La contestación agresiva del alcalde se explica porque su promesa electoral fue acabar con Madrid Central. Todavía hoy sigue manteniendo que no le gusta y que es un fracaso. Todo esto constituye una alcaldada, lo mismo que su autoproclamación de Madrid Green y de ser el promotor del medio ambiente. Dime de qué presumes...

Por otra parte, lo del fraude fiscal de Bardem se debe a los ejercicios de 2006 y 2007, en los que fue sancionado con 151.000 €, que ya resolvió, por causa de criterios no coincidentes entre Hacienda y los asesores fiscales.

En cuanto a lo de los méritos, Bardem se ha implicado mucho en el cambio climático. Participó responsablemente en una campaña para proteger la Antártida y grabó con Greenpeace un documental en el que critica a los negacionistas. Viajó para conocer el ecosistema del polo sur y se sumergió en el fondo marino para hacer de la zona un santuario (este es el título del documental) libre de la mano del hombre. Hacen falta muchos famosos con esta conciencia responsable.

Claro que a méritos es difícil ganar a Almeida, el gran luchador contra la contaminación, como se define. Gran mérito es estar gobernando el ayuntamiento de Madrid sin haber ganado las elecciones. Mérito es tener que pelear cada semana con su socio ultraderechista con quien riñe cada poco, empeñado como está en ponerlo en evidencia. Mérito es la terquedad de seguir hablando de golpe de Estado en Catalunya por este gran adalid a pesar de que está ya juzgado. Mérito es el derroche de la iluminación navideña con tal de sobresalir. Políticas regresivas medioambientales parecen correlacionar con cierta chulería, lo que también es un poco estúpido, por cierto. Adelante, pues.

Considero que un alcalde nunca debería lanzarse al barro para meter allí la cabeza de su adversario. Su propia dignidad personal y la representación política que ostenta deberían calmar sus ardores juveniles. Tendría que aparecer siempre como una persona equilibrada y con una altura respetable. Por ahora me está pareciendo el sheriff madrileño, que se hubiera olvidado en casa su colt 45. Es penoso: por todo se pica este buen hombre.

Habría que preguntarse por qué quería eliminar lo planificado para rebajar la contaminación del centro de la ciudad. Primero, porque había sido diseñado y puesto en práctica por el ayuntamiento anterior, a cuyos responsables no puede soportar. Luego, porque algunos comerciantes estaban en desacuerdo y habían protestado, de modo que podía ganar un puñado de votos que necesitaba, aun a costa de la salud de los ciudadanos madrileños. Había que hacer algo parecido a lo que se hizo con buenos niveles de calidad en su funcionamiento. Pues lo sensato sería dejarlo así y atender otras necesidades.

Es grave insultar a una autoridad elegida por los ciudadanos, no se puede hacer esto, porque se resentirá la democracia a la larga, pero ya se han pedido disculpas. La autoridad debe ganarse el respeto de los votantes, explicando lo que se va a hacer para ganar la confianza. Los argumentos y la seducción son el arma adecuada y para utilizarla se requiere de un buen aprendizaje. El político se debe a los ciudadanos y a su bienestar general antes que a sí mismo y al partido al que pertenece. Esto no es fácil, pero solo se prohíbe no escuchar el mensaje que se envía cotidianamente. En este caso, sólo quedaría renunciar al cargo.

Julián Arroyo