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jueves, 11 de octubre de 2018

El imbécil y la palmera



Á
lvarez Cascos (los cascos los lleva puestos, se decía antes) comparecía el martes pasado en la Comisión del Congreso que investiga la financiación irregular del PP, presidida por Pedro Quevedo (NC) y Beatriz Escudero (PP) como vicepresidenta. A las preguntas del diputado Rufián (ERC), Cascos negó que hubiera financiación opaca, irregularidades y sobresueldos. No se avergonzaba de nada, al contrario, presumía de sus logros. Y aprovechó para lanzar una pullita sobre el sistema autonómico catalán, que segrega por cuestiones ideológicas. Rufián le reprochó su querencia por "la bandera del pollo", aludiendo al aguilucho del escudo de España durante el franquismo. Aquí saltó Escudero, quejándose al presidente por semejante referencia a la bandera. Rufián la llamó entonces "palmera" de Cascos y Escudero le soltó: "No me guiñes el ojo, imbécil", levantándose de la mesa porque Quevedo no la amparaba. Rufián retiró después su expresión, lo que no hizo Escudero.
[www.periodistadigital.com]
Atacada, humillada, insultada y despreciada por un independentista machista se sintió Escudero. Cristina Pardo ha tachado el espectáculo de tabernario en este mismo periódico; propio de una tasca, escribe Escudier; otros hablan de bufonada característica de Rufián. Los comentaristas más sesudos se quejan de que lo que se ha conseguido es apartar el fondo de la cuestión, o desviar la atención de asuntos tan profundos y serios. Mi tesis es que Rufián se encuentra por encima de casi todo y, además, lleva razón. Es un hombre listo. Todos conocemos la habilidad de Cascos para dar largas cambiadas a lo que no le interesa afrontar, siendo tan chulesco como Aznar, de quien fue mano derecha. Jamás supo de la caja B, las acusaciones son falsas y la Fiscalía se basó en meras conjeturas. Todos sus ingresos están acreditados por el Tribunal de Cuentas. Ante tal cinismo, creo que Rufián considera la comparecencia una pérdida de tiempo.

Sólo quedaba, entonces, optar por una butade provocadora para divertirse un poco. Y, si entran al trapo, mucho mejor. Cascos eludió el enfrentamiento, pero Escudero explotó, ella no es ningún florero. El mismo Cascos se tronchaba de la risa, qué raro que Escudero no lo viera. Riámonos un poco para dejar así a todos en evidencia, pareció pensar el crack Rufián. Y ¿por qué no? Todos los burgueses son así, como cantaba Aute. Allá ellos si se enfadan, que con su pan se lo coman. ¿Y si en lugar de tantos aspavientos aceptáramos la corrupción estructural en que se ha movido el PP y por lo que ha tenido que ser apartado un Presidente del Gobierno, que no ha sido capaz de acabar con ella?

Julián Arroyo Pomeda