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viernes, 5 de julio de 2019

Harnecker: la responsabilidad de que haya ricos y pobres


El pasado junio conocimos la noticia del fallecimiento de Marta Harnecker, socióloga e intelectual chilena, cuyos textos nos llegaron a través de Siglo XXI Ediciones. Lo traigo ahora aquí por dos razones.

La primera razón es porque en aquellos años del final de la década de los 60 y comienzos de la del 70 en las universidades españolas, especialmente en Madrid, no se llevaba explicar marxismo. A partir de 1965 los profesores Tierno, Aranguren, García Calvo y otros eran separados de sus cátedras por apoyar las protestas estudiantiles e insubordinación contra las autoridades académicas. Tuvieron que ejercer fuera de España. Las presiones y violencias se recrudecieron en el 68.

En las oposiciones de filosofía a Enseñanzas Medias el tribunal se removía de sus asientos cuando algún opositor osado se atrevía a decir en su exposición oral Tomás de Aquino, Agustín, de Lubac, etc. Alguien del tribunal le pedía que explicara si tenía algo en contra de tales autores y por qué no decía Santo Tomás, San Agustín o el padre de Lubac. El opositor quedaba informado de que y procuraba corregirse en adelante.

Por aquellas fechas los estudiantes universitarios interesados en conocer el marxismo se introducían en el sistema mediante los trabajos de Marta Harnecker. Todavía conservo sus dos primeros textos. Los conceptos elementales del materialismo histórico se editaron en 1969. El capital: conceptos fundamentales es de 1971. Editados en un cuerpo de letra mínimo, recogían los contenidos de una manera completamente pedagógica. Cada concepto era definido con total precisión y, al finalizar, había un resumen en unas cuatro o cinco líneas. Terminaba con un cuestionario para verificar si se había entendido todo, o unos esquemas gráficos para poder retenerlo. Se ofrecía igualmente bibliografía y textos para leer. Era una guía muy completa.

La segunda razón es cómo había llegado Marta Harnecker al marxismo. Creo que es interesante señalarlo. Era en 1958 presidenta de la Acción Católica Universitaria de Santiago y, por tanto, católica militante. Buscaba, como el resto de compañeros, hacer de su acción un compromiso con las necesidades del pueblo chileno; se relacionaban con la gente más pobre. Siempre tendrá que haber pobres y ricos, recordaba el dicho popular sin explicar por qué.
[Obreros; www.actuall.com]
En 1964 se fue a estudiar a París, bajo la tutela de Paul Ricoeur y Louis Althusser. Todavía aquí acudía a la Iglesia casi a diario hasta que el marxismo le descubrió por qué hay ricos y pobres. Es entonces cuando sus preocupaciones religiosas dan paso a las políticas, cambiando las prioridades: ahora lo primero es la política y secundariamente la religión. Este hecho no deja de tener su gracia. Comprendió que la Iglesia no daba más de sí y acabó decepcionada, el marxismo sí tenía futuro.

Finalmente, digamos algo sobre su modo de proceder. En El capital plantea cuatro conceptos. Tomemos el primero: modo de producción. Advierte que no se trata de producir bienes materiales, sino que es una expresión teórica que incluye lo material o económico, pero también otros niveles, jurídico, político, ideológico. Es un todo social, que contiene la estructura global (económica, jurídico-política, como leyes, Estado, etc., e ideológica, como ideas o hábitos; una estructura regional, que domina las demás y que se hace determinante, la económica. Es, por último dinámica, porque reproduce continuamente sus condiciones de existencia.

Terminada la exposición, ofrece el primer esquema, el de las fuerzas productivas. La producción requiere trabajo y medios para ejercerlo. El trabajo es una actividad individual que gasta las fuerzas del trabajador directo o no-directo. Entre los medios de trabajo están las máquinas, cuyo objeto es la materia bruta y la materia prima, junto con la principal y la auxiliar. Ahora es cuando se puede ver que las fuerzas productivas incluyen al trabajador directo y al no-directo y los medios de producción. Termina señalando los textos de El Capital para leer. No cabe mayor precisión y así va procediendo con todas las demás expresiones conceptuales.

Que haya ricos y pobres no es un determinismo histórico. Compadecer a los pobres y ayudarlos no soluciona nada. Hay quien tiene la propiedad de los medios de producción, mientras que la gran masa proletaria solo cuenta con su fuerza de trabajo que ofrece por un salario, tanto menor cuanto más abunden las fuerzas de trabajo en virtud de la ley de oferta y demanda. Los productos acaban en el mercado con un precio mayor a su coste, obteniendo así múltiples beneficios. Se crean incluso necesidades artificiales para que los mismos trabajadores. El mercado se hace universal. Unos ganan y otros se dejan en este hasta el escaso salario. Habría que revertir la situación, asumiendo la propiedad privada del capital. De este modo se comprende por qué hay ricos y pobres, no por designio divino ni de la misma naturaleza, que proporciona bienes para todos, sino por establecer la división entre lo mío y lo tuyo.

Julián Arroyo Pomeda