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domingo, 25 de enero de 2015

La filosofía desahuciada


¿Piensan las administraciones educativas? En cuanto instituciones oficiales desde luego que no, ya que carecen de capacidad para ello. Otra cosa son las personas que se encuentran al frente de las mismas. Éstas sí tendrían que pensar en cómo organizar y gestionar el contenido de leyes y decretos que salen de las mismas, parece lógico. Pues bien, creo que tales personas piensan todavía menos por lo que vamos a ir viendo, referente al Ministerio de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de España.

Con fecha 3 enero de 2015 se ha publicado en el BOE el Real Decreto que establece el currículo básico del bachillerato. Teniendo en cuenta que el primer curso de dicho bachillerato comenzará a impartirse en el próximo mes de septiembre, parece que la previsión para que las distintas administraciones lo adapten es escasa. Nada digamos de las editoriales que ofrecen libros de texto y demás recursos para profesores y alumnos. Se impondrá la improvisación, dado que no tienen tiempo material para desarrollar los contenidos de las distintas materias. Tendrán que trabajar a destajo, en lugar de hacer las cosas bien y con calidades técnicas.


Las materias troncales en primer y segundo de bachillerato se fijan en los artículos 27 y 28 de Decreto. Su particularidad es que unas tienen continuidad en los dos cursos y otras no. Las desventajas de estas últimas son evidentes. La filosofía es la única materia troncal, que sólo se cursa en primero de bachillerato, lo que tendrá consecuencias graves en la evaluación final de la etapa. Por qué ese cursan unas materias en los dos primeros cursos y otras sólo en uno, es algo que acaso sepa únicamente el legislador. Mientras no se dé una explicación razonable, esta decisión es discutible y, además, implica una grave discriminación. ¿Por qué se trata tan mal a la filosofía? Se me escapan las razones, que, en todo caso, tiene que ser ideológicas.

Centrándonos en la evaluación final, ésta incluirá "todas las materias generales cursadas en el bloque de asignaturas troncales" (artículo 31,1, a). Y añaden que en el caso de las materias que impliquen continuidad, lo que sucede, por ejemplo, con Lengua Castellana y Literatura I (en primer curso) y Lengua Castellana y Literatura II (en segundo curso), así como también Matemáticas I (en primer curso y Matemáticas II (en segundo curso), entonces para la evaluación se tendrá en cuenta solamente la materia cursada en segundo curso. Esto es lo que se venía haciendo hasta ahora con la prueba de Selectividad y era razonable.

Si los técnicos oficiales salieron alguna vez de sus despachos o, simplemente, preguntarán al profesorado ejerciente en las aulas, se darían cuenta de que los jóvenes estudiantes olvidan prácticamente todo lo estudiado en el curso anterior al año siguiente. Esto por varias razones, que no es cuestión de explicar aquí ahora, pero es un hecho comprobable, por lo que en el curso segundo siempre se suele repasar un poco lo del año anterior, durante el primer trimestre.

Parece, pues, manifiesto que la materia menos digna de consideración es la Filosofía. Al haberse cursado sólo en primero, cuando venga la evaluación, al finalizar el segundo curso de bachillerato, se habrá perdido la actualización de lo que se estudió anteriormente y no será posible ya orientarlo ni siquiera mínimamente. Implícitamente se está avanzando el mensaje del escaso valor de la filosofía, por lo que es mejor dedicarse a preparar las materias de segundo, ya que las demás no interesan ya. Esta valoración no sólo no es objetiva, sino que es, a todas luces, injusta.


¿Se podría hacer algo todavía para corregir semejante atropello? Siempre es posible hacer algo, pero no se hará, porque lo que no hay es voluntad para ello. El mensaje transmitido es más que manifiesto: no hemos podido suprimir definitivamente la filosofía del bachillerato, pero la devaluaremos tanto que, al final, acabará cayendo por su propio peso. Esto es lo que deben haber pensado los técnicos del currículo básico, orientados por el mostrenco capitán del Ministerio, Wert Ortega, que ordena y manda sin demasiadas contemplaciones. Para tales decisiones tan contundentes, pero demasiados torpes, no se necesita pensar ni mucho ni poco.


Contra los descerebrados del MECD, agradezcamos al diario El País que ofrezca la biblioteca de grandes pensadores, actualizando así el valor de la filosofía, precisamente ahora. Necesitamos mucho de estos apoyos.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones:www.profesorgeohistoria.eswww.elfortindeguayana.com; www.elpais.es