La considerable pérdida de votos del gobierno popular en las últimas
elecciones europeas, no menos manifiesta que disimulada, ha tenido como una de
sus consecuencias la proyectada bajada de impuestos con la reducción a cinco
tramos del impuesto sobre la renta (IRPF).
En efecto, el ministro de Hacienda, que ha subido la presión fiscal en
torno a los 31.000 millones de euros, ahora los rebaja en unos 7.300.000.000, de
momento. Es, precisamente, la clase media la que ha tenido que soportar tales
subidas, de tal modo que la nómina de los ciudadanos españoles contribuyen ya con
el 80% de la recaudación. No se puede olvidar este dato, al que luego
volveremos.
¿Qué ocurre con los que ganan
más? Pues que se sentirán aliviados, ya que la rebaja es para todos. Además, los
millonarios son los votantes más fieles del grupo popular, mientras que la
clase media es mucho más renuente. Sin embargo, parecería que los que más han
pagado hasta ahora se vieran, igualmente, más compensados, pero no es así, su
sino natural es que siguen muy presionados.
¿Qué ocurrirá con la Sanidad? Al
parecer, el IVA
sanitario habrá que subirlo por imposición de Europa. Como no se la ha castigado tanto, esta pequeña subida -por pura
obligación- no será demasiado gravosa.
El gobierno califica estas medidas de reforma fiscal, que los expertos no ven por ningún sitio que la miren. Para presentarla, la gran campaña publicitaria lanza la idea de que esto es lo que siempre quiso hacer el partido gobernante, pero no pudo por la situación de emergencia que dejaron los socialistas en la economía española. La burra siempre vuelve al trigo y Rajoy no se olvida nunca zurrar al adversario y proclamar que el país quedó en "auténtica emergencia". Es ahora cuando las rentas de la clase media empezarán a ser favorecidas, dice, con verdadero cinismo y sin sonroja, porque no es verdad, pero es necesario descalificar, una y otra vez, a los técnicos de Hacienda, que proclaman lo contrario, hasta que inclinen la cerviz.
¿Cómo decir la verdad, si sólo
interesa la recuperación de los votos perdidos? No es posible, porque entonces
sería visible que sólo las rentas muy bajas, que, naturalmente, no pueden
pagar, y las más altas son las únicas favorecidas, mientras que se carga contra
las clases medias, que están llamadas a desaparecer.
Puede verse la tabla de tipos
para comprobar con un simple vistazo que los dos últimos tramos están
favorecidos con dos puntos a la baja, mientras que en los tres primeros se
quedan solamente con un punto de reducción. Los españoles no son compensados
por su esfuerzo, sino que
unos cuantos españoles se aprovechan del mantenimiento que les prestan otros. Las piruetas de Montoro no se sostienen, porque resultan falsas.
Montoro lleva desde el comienzo
de su ministerio con su cantilena eterna de bajar los impuestos, porque este es
el "santo y seña" del PP, dice sin enrojecer. Ni siquiera le afloran
los colores, sabiendo, como sabe, que el gobierno del que forma parte es el que más ha subido los
impuestos. Está acostumbrado a mentir y ya lo hace
compulsivamente, el hombre. Sin embargo, conocidos expertos le echan en cara que
sea el gobierno que menos recauda en la Unión Europea.
La realidad es que se incentiva
la minusvaloración de impuestos para los ricos y las grandes empresas, es
decir, el mundo económico al revés. Los más ricos reducen sus impuestos del 52%
actual al 45%. Esto no es equitativo, a todas luces, pero el argumento de
Montoro es que va a favorecer la inversión y el emprendimiento. Un buen
talismán, que hasta ahora, no ha dado resultados, pero no importa, porque, si
siguen sin responder, será cuestión de hacer una nueva rebaja.
¿Y para cuando el descubrimiento
del fraude y su completa eliminación? Para pronto, según Montoro. También aquí
resulta que siempre lo han querido hacer, pero es que, acaso, no han podido. La dialéctica entre el poder y el
querer se convierte en la máxima mentira, por eso hay que
repetirla tanto hasta que se convierta en verdad. Igualmente ocurre con el
Estado del bienestar, que "se ha mantenido", dice Rajoy. Pon malos
tipos estos gobernantes, que confían en que los ciudadanos acabarán creyéndose
los engaños.
Por fin, Montoro piensa publicar
el listado de morosos, que se retrasan en los pagos, para empujarles a ponerse
al día, nada más. Ya sabemos lo que esto significa, porque no es nuevo, puesto
que se ha hecho así no hace mucho tiempo, en el 2012. De este modo se reducirán
los impagos y la financiación pública quedará fortalecida.
Y, sin embargo, una cautela
importante, los defraudadores. Esta lista no se difundirá. ¿Por qué? Para
Montoro es fácil de comprender, porque los medios de comunicación social han
publicado suficientemente este dato y le han ahorrado así el trabajo.
Advertencia para navegantes, que dejen de hurgar en las heridas. Y, quizás,
también haga una velada sugerencia a los responsables de procesos fiscales. A
este Montoro no se le escapa una. La amnistía fiscal del 2012 tampoco importa.
Han cumplido con su deber y ya no son noticia. Que tontadas tiene la oposición,
recurriendo a la maldad de que, al menos, la lista comience con la letra B. Los
populares están luchando verdaderamente contra el fraude y esto es lo
importante. "Es evidente, mienten/Continuamente mienten/aunque revienten
mienten, mienten", canta Rosendo Mercado, uno de los cantantes más
impertinentes.
Rajoy, Santamaría, Montoro y Cospedal
están muy satisfechos, aunque queda mucho por hacer. Esta es una buena Reforma
y no una simple rebaja con algunos retoques. Lo que hay que oír.
¿Qué pasará a partir de ahora con el asunto del déficit, base de la totalidad
de la política económica del gobierno y al que atribuyó toda clase de males?
Bruselas ya ha ofrecido su alarma hasta por escrito. ¿Bastará sólo con negar
que esto no afectará al objetivo de déficit? Los hechos dirán su última y
definitiva palabra. En resumen, las capas más altas pagaran todavía menos y a
las clases medias se les ahogará todavía
más. ¿Acaso no pueden hacerse las cosas de otra manera para corregir la falsa clamorosa de equidad?
Si, otra economía es posible. Se puede, pero la voluntad política no quiere,
porque ahora son los votos lo único que les preocupa. Después, tiempo habrá
para volver a engañar de nuevo a la ciudadanía, que siempre tiene que pagar el
pato. Mientras, la pobreza avanza en
España, que cada vez va mucho peor. Las mentiras son las que tendrían que
cotizar. Estamos a tiempo.
Nietzsche denunció en su tiempo
las mentiras de la Metafísica con inusitada contundencia. Aristóteles valoraba
la Política como la ciencia superior a todas por dirigirse al bien supremo. Hoy
estamos obligados a señalar con igual severidad a algunos políticos, que
degradan con sus ejemplos la plataforma política, a la que osan representar,
mediante la mentira y los engaños a los ciudadanos. Es esta una situación
verdaderamente denigrante que no puede admitirse ni un minuto más. Hay que
prohibir a los políticos tanto la mentira como el favorecer los intereses
particulares para que no se degrade la política.
Julián Arroyo Pomeda
Ilustraciones: infolibre 28/06(2014, ABC
21/06/2014, La Vanguardia 15/06/2014, Rosendo I. jpg