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jueves, 17 de julio de 2014

Asesinatos, fanfarrias y racista graciosa

Cada uno de los tres epígrafes resulta asombroso por cualquier lado que se le considere. Nuevamente aparece la atroz situación de guerra entre palestinos e israelíes, a cargo de misiles y cohetes, que únicamente producen muerte y destrucción de civiles, en su mayor parte. La guerra no está declarada oficialmente, salvo en un lenguaje incendiario, que parte de una premisa exclusiva, la del ojo por ojo y diente por diente. Han pasado muchos siglos desde que se proclamó este dicho, que constituye la única base de los ataques más salvajes e indiscriminados. "La venganza es mía", dice el Señor, sólo que ahora el Señor es un atajo de incivilizados con el armamento más sofisticado para producir la muerte segura.

De otra parte, el ministro de hacienda, Cristóbal Montoro, sigue matando moscas a cañonazos verbales, porque este hombre tiene mucha fuerza en la boca y dispara su gatillo fácil, siempre que se le viene en gana. España, como país, está bien muerto, porque le asesinó la política de austericidio, impuesta por la Unión Europea y aceptada por un gobierno subyugado, que sigue besando las manos de su ama, aunque, eso sí, se desgañite diciendo que no le gusta hacerlo, pero que no le queda otra ante la ruina que otros produjeron en el país.

Luego sucede, igualmente, la actuación desvergonzada de la graciosilla de turno, esta vez en Francia, Anne Sophie Leclère del Frente Nacional de Marie Le Pen. Al partido, que ha recogido un buen triunfo en las últimas elecciones europeas le han impuesto una multa de 30.000 € y a la ultraderechista, que prefiere ver en un árbol a la ministra de justicia del gobierno francés, Christiane Taubira, porque "es una salvaje" y la ha comparado con un mono, por ser negra, a cinco años de inhabilitación para cargos públicos y 50.000 € de multa.

Ya tenemos así resumidos tres acontecimientos que avergonzarán, sin duda, a los seres humanos de bien. Hagamos acerca de los mismos algunas consideraciones para poner de manifiesto el poder de crispación a que están sometidos los ciudadanos y que en nada favorece a nuestra convivencia social. Decía el filósofo francés Alain que la filosofía debía tener siempre presente el pensamiento que sopesa las acciones y evita los prejuicios, gracias a su reflexión lúcida, ejercida permanentemente. No estaría mal si lo tuviéramos muy en cuenta y, antes de dar un paso, midiéramos las consecuencias probables de lo que decimos.

Los bombardeos israelíes contra Gaza han producido ya más de dos centenares de palestinos muertos y más de 1500 heridos, mientras que un cohete palestino ha matado a un israelí. Todo empezó cuando tres jóvenes judíos fueron secuestrados y después muertos, a lo que siguió la venganza de un grupo de israelitas que secuestraron, a su vez, a un adolescente palestino y lo quemaron vivo en el bosque de Jerusalén. A partir de aquí, comenzó la operación denominada ‘Margen Protector’ contra Hamás, a quien se considera responsable de todo. Una machada y un verdadero salvajismo.

Mientras, Naciones Unidas informa del ataque, Estados Unidos lamenta los muertos, pero precisa que Israel tiene derecho a defenderse. Y la Unión Europea prácticamente calla. ¿Dónde se quiere llegar? Parece que al exterminio de los enemigos, pues, cuando todos hayan caído, entonces reinará la paz, la de los cementerios. Los asesinatos ni siquiera tratan de ser selectivos, sino que se actúa indiscriminadamente. ¿Para qué seleccionar, si los enemigos, en cuanto tales, merecen un exterminio urgente y total?
España también se encuentra moribunda, porque el actual gobierno actúa con la más absoluta coherencia en sus principios. Fue votado y obtuvo la mayoría absoluta para un programa que ha incumplido desde el comienzo. Los ciudadanos españoles tendrían que saber que los principios del Partido Popular no pueden ponerse en un programa de gobierno. Se pone lo que interese para conseguir el voto. Después, ya se harán perdonar.

Comprendo que Montoro no hable con semejante claridad, pero, al menos, que no se pase, porque en ese caso habría que pensar en que está despreciando a la ciudadanía y riéndose de ella a mandíbula batiente. El gran burlador se expone demasiado al ridículo. Pronto asombrará España al mundo, ya está en movimiento para ello, proclama. ¿No será a causa de las subidas de impuestos con que nos ahoga Montoro? Claro que debe tenerse presente que será fatal subir impuestos, dice su doble. Esta de coña, pero es esto lo que le pone.

Cuando se lo echan en cara, se cabrea y dice que le sacan las cosas de contexto, porque él se refería lo que sucedió en nuestra economía hace cinco décadas. Vaya por Dios. Entonces, ¿cómo hay que entender eso de que "estamos entrando en el círculo vicioso de la economía española de crecimiento y creación de empleo"? ¿O aquello de que "el ajuste en España se ha hecho sin tocar el gasto social"? Quizás sea que Montoro piensa y escribe sentado, pasando mucho tiempo en su despacho. Nietzsche contestaba a Flaubert que "la carne del trasero es precisamente el pecado contra el Espíritu Santo. Sólo tienen valor los pensamientos pensados en camino". Qué simpático es Montoro. Es como el pito del sereno, que nadie le hace caso, aunque le oiga.

Muertes atroces, España moribunda y la ultraderecha francesa de pitorreo. Leclère piensa que la pena que le han impuesto es desproporcionada, que se cometen injusticias contra esta mujer joven, que no pudo acudir al tribunal que la citó en Cayenne, porque ni siquiera ha podido costearse el avión. Lo que sí ha hecho es comparar a la ministra de justicia, de raza negra, con un mono. Nada original, por otra parte, porque ya antes lo habían hecho otros, desgraciadamente. Ella no es racista y todo es una cuestión política. Ha empleado su derecho a la libertad de expresión, para qué molestarse en reflexionar, aunque sólo sea por una vez. Con hacer fotomontajes le basta, la pobre no merece semejante pena, sólo quería hacer un poco de humor. Ahora resulta que injuriar pertenece al género del humor.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: dailymail.com; digislam.com.ar; libertaddigital.com; noticierodigital.com; 


martes, 8 de julio de 2014

La preparación de los estudiantes españoles


La semana pasada leí un artículo de Marina Garcés, en el que reflexionaba acerca de si los estudiantes llegaban de los institutos a la Universidad peor preparados que antes. La profesora Garcés, en lugar de lanzar rayos y centellas contra el profesorado de Secundaria, hacía una reflexión llena de sensatez, planteando que la Universidad tenía que apostar por la cultura y la igualdad social. Y se refería a la necesidad de autonomía y criterio propio para desenvolverse en el entorno como características de la buena preparación. Esto se consigue con conocimientos, capacidad crítica y deseo de aprender.

Estamos desarrollando un conocimiento competitivo, que facilite la entrada en el mundo laboral y capacite para ejecutar las instrucciones que nos exijan las empresas de las que dependemos y hemos de obedecer sin registrar, por sueldos de miseria y con exceso de horario de trabajo.

¿Qué nos exigen las instituciones empresariales para ofrecernos un puesto de trabajo? Lo sabemos bien: competencias, fidelidad a la empresa, sueldos muy escasos, mayor horario laboral, sacar adelante el trabajo pedido, incluso con horas extras, que no se pagan, para que así las plantillas pueden disminuir, porque nos encontramos en la cresta de la ola de la crisis.

Por otra parte, el modelo europeo sigue insistiendo en la austeridad y el sometimiento a sus directrices, a costa de un mayor empobrecimiento, si es necesario, hasta que todos seamos colonizados. ¿Nos espera todavía alguna clase de futuro?

Todavía hay más. Esta misma semana nos han dado a conocer el informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CyD), que preside Ana Patricia Botín. Por él sabemos que los universitarios españoles están sobrecualificados laboralmente. Un alumno japonés de Secundaria ocupa el mismo puesto que un graduado universitario español. Entre nosotros, un ingeniero industrial puede dedicarse a recoger los vasos sucios de una discoteca, o un filólogo a servir platos en hostelería, por ejemplo. ¿Qué concluimos de aquí? Hay conclusiones para todos los gustos.

Unos interpretan que esto es un puro desastre. Otros, que nuestra formación universitaria no se encuentra a la altura del resto de los países, como dice el Secretario General de la OCDE. Algunos dicen que la causa está en la falta del empleo que las empresas no crean. La realidad es que producimos más titulados superiores y menos empleo altamente cualificado. Algo habrá que hacer, en esto todos estamos de acuerdo, pero ¿qué?

El Coordinador General del Informe, Martín Parellada ofrece la solución redonda: adaptar los contenidos de la oferta educativa al mundo del trabajo. Es decir, que la Universidad se ponga al servicio del empresariado y dedique la totalidad de la financiación pública para formar a los profesionales que el mercado quiere. Tan fácil como cínico. El problema es otro, el mercado laboral con el infraempleo que va aumentando exponencialmente.

Tampoco puede uno perderse la propuesta de Wert. La cuestión es que la financiación de las universidades es insostenible: gastamos demasiado en educación en las Universidades públicas. Descansando se queda el personaje: incrementamos los costes, lo que es contrario la consolidación fiscal. ¿Es este un ministro de educación o, más bien, de economía? Siempre los ministros de Educación han presionado a Economía para que incremente la financiación a la educación. Para cualquier cosa podía valer este hombre de tan exquisita sensibilidad. Pues sigamos esta vía, sin importarnos que los grados y máster hayan disminuido, que aumenten las tasas y que disminuyan las becas. Al fin y al cabo, para trabajar de camareros no hace falta ninguna clase de estudios.

Eso sí. Montoro continúa sin desmayo: "El pueblo español, cuando se levanta, empieza a asombrar al mundo y a llamar la atención". Esta vez sólo se equivoca en el modo verbal, tomando el indicativo por el subjuntivo. En todo caso, será cuando se levante el pueblo español, si es que algún día lo hace, porque, de momento, no lo ha hecho todavía, a pesar de que Montoro está para hacer el paripé político, en el que nunca deja de introducir sus risitas. ¿No se reirá el tipo del ciudadano español en paro? Todo podría ser. No dejen ustedes de atender a sus próximas declaraciones, dado que nunca tienen desperdicio.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: rtv.es: sede fundación; elpaís 7/7/2014: encuesta.info

lunes, 23 de junio de 2014

Mentiras, todo mentiras

La considerable pérdida de votos del gobierno popular en las últimas elecciones europeas, no menos manifiesta que disimulada, ha tenido como una de sus consecuencias la proyectada bajada de impuestos con la reducción a cinco tramos del impuesto sobre la renta (IRPF).

En efecto, el ministro de Hacienda, que ha subido la presión fiscal en torno a los 31.000 millones de euros, ahora los rebaja en unos 7.300.000.000, de momento. Es, precisamente, la clase media la que ha tenido que soportar tales subidas, de tal modo que la nómina de los ciudadanos españoles contribuyen ya con el 80% de la recaudación. No se puede olvidar este dato, al que luego volveremos.

¿Qué ocurre con los que ganan más? Pues que se sentirán aliviados, ya que la rebaja es para todos. Además, los millonarios son los votantes más fieles del grupo popular, mientras que la clase media es mucho más renuente. Sin embargo, parecería que los que más han pagado hasta ahora se vieran, igualmente, más compensados, pero no es así, su sino natural es que siguen muy presionados.

¿Qué ocurrirá con la Sanidad? Al parecer, el IVA sanitario habrá que subirlo por imposición de Europa. Como no se la ha castigado tanto, esta pequeña subida -por pura obligación- no será demasiado gravosa.

El gobierno califica estas medidas de reforma fiscal, que los expertos no ven por ningún sitio que la miren. Para presentarla, la gran campaña publicitaria lanza la idea de que esto es lo que siempre quiso hacer el partido gobernante, pero no pudo por la situación de emergencia que dejaron los socialistas en la economía española. La burra siempre vuelve al trigo y Rajoy no se olvida nunca zurrar al adversario y proclamar que el país quedó en "auténtica emergencia". Es ahora cuando las rentas de la clase media empezarán a ser favorecidas, dice, con verdadero cinismo y sin sonroja, porque no es verdad, pero es necesario descalificar, una y otra vez, a los técnicos de Hacienda, que proclaman lo contrario, hasta que inclinen la cerviz.

¿Cómo decir la verdad, si sólo interesa la recuperación de los votos perdidos? No es posible, porque entonces sería visible que sólo las rentas muy bajas, que, naturalmente, no pueden pagar, y las más altas son las únicas favorecidas, mientras que se carga contra las clases medias, que están llamadas a desaparecer.

Puede verse la tabla de tipos para comprobar con un simple vistazo que los dos últimos tramos están favorecidos con dos puntos a la baja, mientras que en los tres primeros se quedan solamente con un punto de reducción. Los españoles no son compensados por su esfuerzo, sino que unos cuantos españoles se aprovechan del mantenimiento que les prestan otros. Las piruetas de Montoro no se sostienen, porque resultan falsas.

Montoro lleva desde el comienzo de su ministerio con su cantilena eterna de bajar los impuestos, porque este es el "santo y seña" del PP, dice sin enrojecer. Ni siquiera le afloran los colores, sabiendo, como sabe, que el gobierno del que forma parte es el que más ha subido los impuestos. Está acostumbrado a mentir y ya lo hace compulsivamente, el hombre. Sin embargo, conocidos expertos le echan en cara que sea el gobierno que menos recauda en la Unión Europea.

La realidad es que se incentiva la minusvaloración de impuestos para los ricos y las grandes empresas, es decir, el mundo económico al revés. Los más ricos reducen sus impuestos del 52% actual al 45%. Esto no es equitativo, a todas luces, pero el argumento de Montoro es que va a favorecer la inversión y el emprendimiento. Un buen talismán, que hasta ahora, no ha dado resultados, pero no importa, porque, si siguen sin responder, será cuestión de hacer una nueva rebaja.

¿Y para cuando el descubrimiento del fraude y su completa eliminación? Para pronto, según Montoro. También aquí resulta que siempre lo han querido hacer, pero es que, acaso, no han podido. La dialéctica entre el poder y el querer se convierte en la máxima mentira, por eso hay que repetirla tanto hasta que se convierta en verdad. Igualmente ocurre con el Estado del bienestar, que "se ha mantenido", dice Rajoy. Pon malos tipos estos gobernantes, que confían en que los ciudadanos acabarán creyéndose los engaños.

Por fin, Montoro piensa publicar el listado de morosos, que se retrasan en los pagos, para empujarles a ponerse al día, nada más. Ya sabemos lo que esto significa, porque no es nuevo, puesto que se ha hecho así no hace mucho tiempo, en el 2012. De este modo se reducirán los impagos y la financiación pública quedará fortalecida.

Y, sin embargo, una cautela importante, los defraudadores. Esta lista no se difundirá. ¿Por qué? Para Montoro es fácil de comprender, porque los medios de comunicación social han publicado suficientemente este dato y le han ahorrado así el trabajo. Advertencia para navegantes, que dejen de hurgar en las heridas. Y, quizás, también haga una velada sugerencia a los responsables de procesos fiscales. A este Montoro no se le escapa una. La amnistía fiscal del 2012 tampoco importa. Han cumplido con su deber y ya no son noticia. Que tontadas tiene la oposición, recurriendo a la maldad de que, al menos, la lista comience con la letra B. Los populares están luchando verdaderamente contra el fraude y esto es lo importante. "Es evidente, mienten/Continuamente mienten/aunque revienten mienten, mienten", canta Rosendo Mercado, uno de los cantantes más impertinentes.

Rajoy, Santamaría, Montoro y Cospedal están muy satisfechos, aunque queda mucho por hacer. Esta es una buena Reforma y no una simple rebaja con algunos retoques. Lo que hay que oír.

¿Qué pasará a partir de ahora con el asunto del déficit, base de la totalidad de la política económica del gobierno y al que atribuyó toda clase de males? Bruselas ya ha ofrecido su alarma hasta por escrito. ¿Bastará sólo con negar que esto no afectará al objetivo de déficit? Los hechos dirán su última y definitiva palabra. En resumen, las capas más altas pagaran todavía menos y a las clases medias se les  ahogará todavía más. ¿Acaso no pueden hacerse las cosas de otra manera para corregir la falsa clamorosa de equidad? Si, otra economía es posible. Se puede, pero la voluntad política no quiere, porque ahora son los votos lo único que les preocupa. Después, tiempo habrá para volver a engañar de nuevo a la ciudadanía, que siempre tiene que pagar el pato. Mientras, la pobreza avanza en España, que cada vez va mucho peor. Las mentiras son las que tendrían que cotizar. Estamos a tiempo.

Nietzsche denunció en su tiempo las mentiras de la Metafísica con inusitada contundencia. Aristóteles valoraba la Política como la ciencia superior a todas por dirigirse al bien supremo. Hoy estamos obligados a señalar con igual severidad a algunos políticos, que degradan con sus ejemplos la plataforma política, a la que osan representar, mediante la mentira y los engaños a los ciudadanos. Es esta una situación verdaderamente denigrante que no puede admitirse ni un minuto más. Hay que prohibir a los políticos tanto la mentira como el favorecer los intereses particulares para que no se degrade la política.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: infolibre 28/06(2014, ABC 21/06/2014, La Vanguardia 15/06/2014, Rosendo I. jpg