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sábado, 21 de enero de 2017

Economía (sin filosofía)

El título de este artículo rememora una obra de Marx, de donde se toma. En ella había una buena parte del sistema económico-filosófico del autor alemán. Sin embargo, aquí sólo quiero comentar lo que me sugiere el documento, recientemente presentado, acerca del sistema de pensiones por el Banco de España. Lo firman tres expertos en economía: Hernández, Jimeno y Ramos. Creo que no puede ser de más actualidad. Precisamente hoy me comunica Hacienda lo que se ha revalorizado mi pensión de 2017. El total es de 6,42 € mensuales. Esta sí que es una información para indignarse y despreciar a quienes todavía siguen gobernando por haber ganado las elecciones con el apoyo del seguidismo de turno.

Contenido del informe

[Portada del Documento]
El citado documento tiene el estilo de los papers científicos, con resumen, introducción, cuatro puntos de contenido, dos anexos y una bibliografía. Su título es muy descriptivo: "El sistema público de pensiones en España: situación actual, retos y alternativas de reforma". En su edición electrónica ocupa 52 páginas.

Desde su primera línea llaman la atención de que nuestro Sistema de Seguridad Social ha caído en los últimos ocho años (2007-2015) de un 23% al 15% por razón de "incremento del gasto en pensiones contributivas" (página cinco). El gasto en pensiones se explica por la demografía, el mercado de trabajo y la productividad de la economía. Podría equilibrarse en 2020 y, mientras tanto, sólo queda perder poder adquisitivo. Una financiación nueva es necesaria, porque el costo se incrementa y los ingresos caen.

La situación actual de nuestro sistema de pensiones indica que gastamos más que la media europea. En 2013 se gastó un 11,8% del PIB, mientras que en la UE estaba en un 10,5%. Esto constituye un verdadero desastre económico. Y no es que no se haya hecho nada, la nuestra ha sido una etapa reformista, a instancias de Europa, que parece bastante inútil, o, al menos poco efectiva.

¿Cuál es la previsión de gasto en el futuro? No parece nada halagüeña, veamos por qué. La situación demográfica ha cambiado sustancialmente, "reduciendo su base y ensanchando su parte superior" (página 25). Así que esto ayuda poco. Todavía más: las tasas de natalidad se reducirán desde un 6,6 en 2030 a un 5,6 en 2060. También en esto vamos mal. Por otra parte, el envejecimiento de la población va siendo cada vez mayor. Así que, si la gente no se muere, la cosa tampoco pinta demasiado bien. ¿Cómo asegurar entonces las pensiones? Pues muy difícilmente.

Ante toda esta situación, ¿qué se propone? El documento aporta "alternativas de reforma" (página 35). Primero, hay que decidir cuál es el tamaño deseable de nuestro sistema. Segundo, cuáles deben ser las fuentes de financiación. Tercero, la incidencia de lo anterior sobre la equidad.

¿Cuáles son las reformas necesarias? Es preciso controlar el aumento del gasto, extender el cálculo a toda la vida laboral, "reducir el porcentaje de la pensión al que da derecho el periodo mínimo de cotización" (página 37) y retrasar la edad de jubilación, ligándola a la esperanza de vida.

También hay que modificar las fuentes de financiación, introduciendo más impuestos generales (a lo que denominan "contribución social"), incrementando los impuestos indirectos, y ahorrar más.

Esto es en síntesis lo que dice el informe de los expertos en economía del Banco de España.

Unas reflexiones

El informe me resulta de una extraordinaria claridad para poder entenderlo. Además, se basa en hechos de actualidad. Es escrupulosamente aséptico y neutral económicamente. No estoy seguro de si importa más por lo que dice que por lo que calla. Desde luego, no es nada atrevido, ni se le ha echado imaginación alguna. ¿Entra esto en el terreno de las virtudes o en el de los defectos? Cada uno juzgará según su parecer.

1. No me aclaran dichos expertos por qué gastamos más que Europa. ¿Cómo es posible gastar más teniendo menos? Si fuera porque el nivel de paro en España es muy superior al de Europa y, por tanto, hay menores ingresos, debería decirse con claridad, dado que, si esta hipótesis fuera correcta -que no estoy seguro de que lo sea-, entonces la solución tendría que tomar otros derroteros muy distintos a los que toma. Algo de esto habrá, cuando la lucha de las presiones se está quedando vacía. Los gobernantes actuales se encontraron con un gran regalo que no han tardado en dilapidar. A ver si va a resultar que en esto las cosas no estaban tan mal como su publicidad engañosa lleva años propalando. No más mentiras, pues.

[Uno de los gráficos del Documento]
2. ¿Qué ocurre con la base de nuestra demografía? ¿Por qué se reduce entre nosotros la natalidad? ¿Acaso somos mucho más objetivos que el resto de los europeos? Si no tenemos más hijos, debe ser por algo. Quizás no sea porque no queremos, sino, acaso, porque no podamos. A ver si es que nuestro sistema de salud nos cuida más y mejor que el europeo y por eso vivimos más. Claro, esto podría explicar el afán de la administración central y las autonómicas a reducir cada vez más el número de los profesionales de la salud. No sé si no tenemos más descendencia por pura comodidad, o porque no nos alcanza el sueldo para poder darles una vida digna. La responsabilidad del Estado es aquí inevitable y, además, actúan estúpidamente.

3. En cuanto a las reformas, no creo que a nadie le importe que se tenga en cuenta para calcular su pensión la totalidad de la vida laboral. Claro que entonces tendría que poder trabajar desde el principio y tener así una vida laboral extensa. Ahora bien, si se empieza a tener cierta seguridad en el trabajo pasados los 30 años y después ninguna empresa quiere a los mayores de 50, ¿cómo se logra esa vida laboral?
Todavía más. Si vamos arrastrando contratos-basura con sueldos mínimos, que duran unos pocos meses, o, incluso, apenas una semana, ¿qué se puede aportar a la Seguridad Social?

4. Por lo que toca a los impuestos indirectos, aquí todos pagan igual, tanto si ganan poco como si ganan mucho. Si al que apenas puede comer con lo que gana, se le meten más impuestos, no parece que por aquí se produzca ninguna otra cosa más que el incremento de la desigualdad. ¿Es esto lo que se busca? Sería un disparate.

[www.impuestosparaandarporcasa.es]
5. Tenemos que ahorrar, claro. Qué más quisiéramos, pero ¿cómo se hace esto con el sueldo mínimo? Si no llega para acabar el mes, encima me piden que ahorre. Así dicho, parece un sinsentido.

Finalmente, quiero decir que he leído el documento sobre pensiones con todo interés, pero, después de estudiarlo, me deja todavía más perplejo que antes de hacerlo. Por Dios, ¿no merecemos que nos orienten algo más, o tenemos que dejar toda esperanza como si estuviéramos ya en el infierno de Dante? Quizá sea esto lo que nos esté pasando.

Julián Arroyo Pomeda


martes, 8 de julio de 2014

La preparación de los estudiantes españoles


La semana pasada leí un artículo de Marina Garcés, en el que reflexionaba acerca de si los estudiantes llegaban de los institutos a la Universidad peor preparados que antes. La profesora Garcés, en lugar de lanzar rayos y centellas contra el profesorado de Secundaria, hacía una reflexión llena de sensatez, planteando que la Universidad tenía que apostar por la cultura y la igualdad social. Y se refería a la necesidad de autonomía y criterio propio para desenvolverse en el entorno como características de la buena preparación. Esto se consigue con conocimientos, capacidad crítica y deseo de aprender.

Estamos desarrollando un conocimiento competitivo, que facilite la entrada en el mundo laboral y capacite para ejecutar las instrucciones que nos exijan las empresas de las que dependemos y hemos de obedecer sin registrar, por sueldos de miseria y con exceso de horario de trabajo.

¿Qué nos exigen las instituciones empresariales para ofrecernos un puesto de trabajo? Lo sabemos bien: competencias, fidelidad a la empresa, sueldos muy escasos, mayor horario laboral, sacar adelante el trabajo pedido, incluso con horas extras, que no se pagan, para que así las plantillas pueden disminuir, porque nos encontramos en la cresta de la ola de la crisis.

Por otra parte, el modelo europeo sigue insistiendo en la austeridad y el sometimiento a sus directrices, a costa de un mayor empobrecimiento, si es necesario, hasta que todos seamos colonizados. ¿Nos espera todavía alguna clase de futuro?

Todavía hay más. Esta misma semana nos han dado a conocer el informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CyD), que preside Ana Patricia Botín. Por él sabemos que los universitarios españoles están sobrecualificados laboralmente. Un alumno japonés de Secundaria ocupa el mismo puesto que un graduado universitario español. Entre nosotros, un ingeniero industrial puede dedicarse a recoger los vasos sucios de una discoteca, o un filólogo a servir platos en hostelería, por ejemplo. ¿Qué concluimos de aquí? Hay conclusiones para todos los gustos.

Unos interpretan que esto es un puro desastre. Otros, que nuestra formación universitaria no se encuentra a la altura del resto de los países, como dice el Secretario General de la OCDE. Algunos dicen que la causa está en la falta del empleo que las empresas no crean. La realidad es que producimos más titulados superiores y menos empleo altamente cualificado. Algo habrá que hacer, en esto todos estamos de acuerdo, pero ¿qué?

El Coordinador General del Informe, Martín Parellada ofrece la solución redonda: adaptar los contenidos de la oferta educativa al mundo del trabajo. Es decir, que la Universidad se ponga al servicio del empresariado y dedique la totalidad de la financiación pública para formar a los profesionales que el mercado quiere. Tan fácil como cínico. El problema es otro, el mercado laboral con el infraempleo que va aumentando exponencialmente.

Tampoco puede uno perderse la propuesta de Wert. La cuestión es que la financiación de las universidades es insostenible: gastamos demasiado en educación en las Universidades públicas. Descansando se queda el personaje: incrementamos los costes, lo que es contrario la consolidación fiscal. ¿Es este un ministro de educación o, más bien, de economía? Siempre los ministros de Educación han presionado a Economía para que incremente la financiación a la educación. Para cualquier cosa podía valer este hombre de tan exquisita sensibilidad. Pues sigamos esta vía, sin importarnos que los grados y máster hayan disminuido, que aumenten las tasas y que disminuyan las becas. Al fin y al cabo, para trabajar de camareros no hace falta ninguna clase de estudios.

Eso sí. Montoro continúa sin desmayo: "El pueblo español, cuando se levanta, empieza a asombrar al mundo y a llamar la atención". Esta vez sólo se equivoca en el modo verbal, tomando el indicativo por el subjuntivo. En todo caso, será cuando se levante el pueblo español, si es que algún día lo hace, porque, de momento, no lo ha hecho todavía, a pesar de que Montoro está para hacer el paripé político, en el que nunca deja de introducir sus risitas. ¿No se reirá el tipo del ciudadano español en paro? Todo podría ser. No dejen ustedes de atender a sus próximas declaraciones, dado que nunca tienen desperdicio.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: rtv.es: sede fundación; elpaís 7/7/2014: encuesta.info