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domingo, 19 de enero de 2020

Apocalipsis now: a rezar



by Crónica Pupular • 18 enero, 2020 • 1 Comment

La Conferencia Episcopal española se encargó de abrir el campo de batalla con virulencia, bajo la excusa de orar por España. Dicen que no pretenden orientar el voto de los cristianos, aunque sea evidente que sí lo hacen. Se pueden consolar rezando, pero el caso es que Dios no los ha hecho caso por el momento. A ver si va a resultar que la divinidad se encuentra harta de las manipulaciones que hacen con su imagen altas instituciones eclesiásticas.

¿Por qué piden oraciones especiales y exigen estar alerta? Porque la situación es crítica en nuestro país. Y lo es porque ya está conformado un gobierno de izquierda, o, como lo llama con beligerancia el cardenal Cañizares, de socialistas y socialcomunistas. Este hecho produce conmoción, gran temor y preocupación grande, junto con una situación patológica. Lo que se aproxima es un cambio cultural que origina “una crisis humana honda”, cree Cañizares. ¿En qué consiste tal crisis? Se trata de crear un pensamiento único, que diseñe una concepción del ser humano en la que se incluya la eutanasia, nuevos derechos, ideología de género, feminismo radical, memoria histórica para fomentar el odio, destruir el sentido de la vida y los valores universales, el matrimonio y las familias. En una palabra, acabar con la identidad propia. Es una emergencia que requiere una “sanación urgente”. Así se expresa el cardenal.

Todo esto sucederá pronto, el tiempo está próximo. Sólo queda que vengan los siete ángeles con sus trompetas para anunciarlo solemnemente, la situación se merece. Previamente, se habrán abierto los siete sellos de la tradición. Por fin, el cardenal Cañizares ha ofrecido su revelación o apocalipsis personal.

¿A qué ha venido esta carta semanal del cardenal arzobispo de Valencia y vicepresidente de la cúpula episcopal? Reflexionemos también nosotros un poco como hace su eminencia. Lo dice claramente en la primera línea: “El anuncio y conocimiento de un ‘preacuerdo’ entre socialistas y social comunistas”. Es decir, que va a gobernar la izquierda, los rojos ateos, y el horizonte se ha cubierto de nubes y se presenta incierto. Si hubiera ganado la derecha católica, el panorama habría sido de tranquilidad, paz, concordia, convivencia y progreso, manteniendo los privilegios de la Iglesia y el confort episcopal.
Parece increíble que todavía se hagan semejantes caricaturas, propias de la época medieval y de un príncipe eclesiástico. Al papa Francisco no le allanan el camino para visitar España. Es que no quiere venir y no me extraña. Con esta terquedad cavernícola se pierde el tiempo, permanecen encerrados en su propia torre.

Lo preocupante es que escribir así degrada y devalúa la realidad política ante la opinión pública. Al parecer, los políticos son incapaces de diseñar el futuro, ¿quién deberá hacerlo entonces? Menospreciar la política es poner en peligro la sociedad. La política abarca todos los ámbitos de la vida: educación, familia, economía, ecología, cultura, sanidad, protección social, justicia, vida democrática, hasta lo religioso en sus distintas expresiones. Están lejos los tiempos en que quien fue obispo de Segovia, Antonio Palenzuela, del que dice Cañizares que fue su maestro, se atrevió a plantear abiertamente en un pequeño libro lo que piensa la Iglesia sobre la política. Le vendría bien releerlo ahora a nuestro cardenal.

Creo que todavía podría enseñarle muchas cosas y nuevos enfoques
Haría bien la Conferencia Episcopal si se planteara las crecientes desigualdades sociales, que son igualmente un hecho sangrante. También podría pensar en el desafío que plantea en la actualidad el bien común universal, que sólo podrá resolver una autoridad universal que ejerza sobre toda la tierra, como escribió Juan XXIII. Igualmente, los desafíos culturales para que progresen las ciencias, la sanidad y la educación. O el desafío moral para que los seres humanos evolucionen y construyen un mundo más humano y libre.

Hay que aprender a vivir juntos en democracia, respetando sus principios y reglas en lugar de incitar a enfrentamientos permanentes, sembrando cizaña por doquier. Esto también es cristiano. Los privilegios destrozan la convivencia. Las inmatriculaciones en hombre de la Iglesia y sus consecuencias nefastas tienen que someterse a un análisis profundo, en lugar de defender los intereses puramente propios. Los refugiados y sus devoluciones, los pobres, el machismo criminal, las pensiones dignas, el racismo y la xenofobia, el odio al contrario, el cambio climático, la corrupción, etcétera, de todo esto habla muy poco la cúpula episcopal. Quizás no quiere meterse en política, como ya nos recomendaron en otros tiempos, pero esto no es aceptable, porque lo que se necesita es rehabilitar la política. La Iglesia también está obligada a vertebrar la vida social en todo lo posible, construyendo tejido humano. Reivindicar todo esto sí que sería dar un buen ejemplo, pero sólo con rezar no se arreglan las cosas, si acaso la mala conciencia y el alma perdida.

Julián Arroyo Pomeda


viernes, 5 de abril de 2019

Identidad rebajada



Los periódicos recientes recogen la noticia, entre sorprendente y morbosa, de que la estadounidense Greer ha invertido sus ahorros en cirugía estética para competir con Megham Markle, al parecer con éxito, ya que ahora se siente princesa y ha extraído lo mejor de sí misma. Tiene tres hijas y la menor la confunde con la mismísima Megham.

Habría que preguntar a esta mujer si sentirse bien por fuera implica estar bien en su interior. En cualquier caso, resulta chocante que alguien quiera ser no ella misma, sino otra, precisamente ahora que tanto se reivindica lo individual y la identidad personal. Sólo sentimos la identidad mediante el reconocimiento de los otros. Son ellos los que nos dicen quiénes somos, sin confundirnos con los demás.
[www.myloview.es]
Para distinguirnos de los demás la naturaleza nos ha dotado de rasgos personales propios, que se notan en el rostro, especialmente. Ni los pómulos, ni la nariz, ni los ojos, ni los labios, ni la barbilla, ni el cuello son iguales en los individuos, porque poseen características propias. Nos puede confundir una silueta, pero no una cara vista directamente. Ahora bien, si nos lo cambiamos todo para parecernos a un modelo determinado, distraemos a los demás, cuando menos, porque estamos rebajando la identidad propia y así no sabrán quiénes somos. Pensamos, a veces, cuanto se parece una persona determinada a otra de su familia. Podrán ser prácticamente lo mismo, casi gemelas, pero no son exactamente iguales, siempre hay alguna característica que las distingue. En este caso parece que quisiéramos, incluso, borrarla.

Tales disonancias pueden producir contradicciones, ya que, en el fondo, se traducen en un rechazo del propio cuerpo con las consecuencias correspondientes y las distorsiones que no ayudan nada a comprender el mundo y la realidad. La vida individual quedará falta de autoestima. No me extraña que desde tales premisas todo termine bajo sospecha. Lo dicho no importa reconocer la posible situación de ansiedad por la que habrá pasado la señora Greer.

Julián Arroyo Pomeda



domingo, 25 de diciembre de 2016

Adolescencia: desarrollo psicológico e implicaciones en la enseñanza de las materias filosóficas. La identidad (III)


Desarrollo de la identidad

E
ric Erikson procede de la tradición psicoanalítica y es el más conocido analista de la identidad que ha elaborado una teoría importante sobre la misma. Vincula la identidad con la adolescencia: "hasta que no es adolescente, el individuo no llega a desarrollar los prerrequisitos del crecimiento fisiológico, la maduración mental y la responsabilidad social, ni llega a pasar por la crisis de identidad"[1].

Idea de identidad.
[www.e-faro.info]
El concepto de identidad es complejo e incluye desde lo más elemental a lo más profundo: 
- todo lo que uno tiene, es decir, las características corporales, en principio;
- además, lo que se ha denominado "el sí mismo" (self) o el propio sujeto, que no sólo se refiere al cuerpo sino también a lo psicológico, lo social y lo moral; en una palabra, la experiencia directa de sí mismo, frente a lo que puedan pensar de mi los otros; por otra parte, los adolescentes necesitan perentoriamente el reconocimiento de los demás;
- incluye también la personalidad social que entra en relaciones con los demás;
- es, por último, la persona misma con todas sus actividades físicas, de pensamiento y creencias, y sociales, que la diferencian de otras personas y la autentifican.

Toda esta serie de rasgos que explican las conductas, junto con los elementos que se atribuyen a la personalidad, conforman la identidad.

 Matices de la identidad.

En la identidad se pueden distinguir tres momentos, que van profundizando en ella progresivamente.

1) Identidad objetiva.
Lo que las otras personas ven en un individuo, su imagen y sus rasgos. Puede no ser coincidente con lo que piensa el sujeto de sí mismo.
2) Identidad subjetiva.
Lo que el sujeto ve de sí mismo. Generalmente coincide con sus rasgos más atrayentes y selectivos.
3) Auto-identidad.

La definición personal que uno se hace de sí mismo (self) y que pertenece a su propia intimidad, sin comunicarlo a otros, ni siquiera a los más próximos: "Tú sí mismo real son todas aquellas cosas que sólo te muestras a ti mismo y no a las otras personas -el modo cómo piensas sobre ti. Más tarde o más temprano, encontrarás que hay ciertas cosas que no te apetece contárselas a nadie. Eso también es tú sí mismo y las cosas que compartes forman parte de un sí mismo exterior. Las cosas de dentro son más tu "ti mismo" de ti"[2].

La identidad según Erikson[3]

Si la identidad es un tema capital en la adolescencia, lo cierto es que se forma a lo largo de toda la vida de los seres humanos. Erikson establece ocho estadios en su teoría. De su consideración se deducen las siguientes observaciones:
a)    Importancia decisiva de la identidad en la adolescencia frente a la infancia (Freud).
b)    Relativización de la sexualidad y su determinismo, en cuanto energía que explica la conducta (Freud).
c)    Frente a las estructuras internas por las que el yo se adapta a la realidad (Freud), Erikson enfatiza los factores sociales y ambientales.

En cuanto a la definición de identidad, Erikson establece una línea psicosocial: se desarrolla el self en un mundo social, pero se distingue específicamente de los otros: "Hasta ahora, he intentado definir el término identidad casi deliberadamente con muchas connotaciones diferentes. Por un lado, me parecía que hacía referencia a un sentido consciente de unicidad individual, por otro, me parecía un esfuerzo inconsciente de continuidad de la experiencia y, en tercer lugar, como una especie de solidaridad hacia los ideales de un grupo"[4].

La identidad según Marcia[5]

James Marcia se propuso confirmar experimentalmente las ideas de Erikson con la elaboración de una entrevista que aplicó a los adolescentes y cuyos resultados público en la revista Journal... en 1966.

La identidad es difícil de lograr y por eso los adolescentes necesitan tiempo para poder integrar los distintos elementos y madurar. Erikson lo denominaba una "moratoria". En ella se dan, según Marcia, resoluciones, compromisos vagos, a veces hipotecados por imposiciones de los padres y, por fin, vías de solución. Lo que esquematizó en los cuatro estadios de identidad siguientes, de los que se dan una somera explicación.

a) Moratoria psicosocial.
Se trata de una pausa, haciendo descansar las normas, compromisos y obligaciones adquiridos en la infancia hasta madurar la solución.
b) Identidad hipotecada.
Compromiso de obligaciones sin fundamentaciones propias, ya que han sido sugeridas por padres o adultos, por ejemplo, la elección de carrera o profesión, la ocupación, etc.
c) Confusión e identidad
Cierta parálisis por temor a compromisos más serios.
d) Identidad negativa.
Sentirse presionado por imposición de situaciones muy exigentes. Puede conducir a fugas, delincuencia y hasta el suicidio.
e) Logro de identidad.
Es una firme decisión que se pone en práctica, con superación de la crisis. Así se forma la identidad.

Emigrantes e identidad.
[www.elpais.com]
En la actualidad el tema de la identidad se plantea más agudamente en el mundo de los inmigrantes. Estos vienen de una cultura de origen y se encuentran con la nueva del país al que llegan, transmitida a través de la escuela, los lugares de trabajo y de relaciones. De momento son personas con doble entidad cultural y es normal que se sientan extraños en un país que no tiene su propia cultura. Esto puede conducir al rechazo o, en el mejor de los casos, a la integración de ambas culturas, enriqueciéndose con la del nuevo país, aunque se identifique en con las suya.

En el universo de la globalización ocurre que los individuos se refugian precisamente en lo propio, manteniendo su identidad frente a la uniformización de la vida globalizada. Al avance de la globalización sigue la reivindicación de las diferencias y el afianzamiento de la identidad ante los desafíos globalizadores.

Julián Arroyo Pomeda


[1] Erikson, E. H., Identity: Youth and crisis. Norton, N. Y. 1968, p.91 Traducción en Taurus, 1981, con el título de Identidad, juventud y crisis.
[2] Broughton, J. M., “The divided self in adolescence”, en Human Development, 1981, 24, 13.32, p. 21.
[3] Puede verse en los siguientes trabajos: “Identity and  the life cycle”, en Psichological Issues, 1, 18-164; Identidad, juventud y crisis. Taurus, Madrid 1980; Childhood and Society. Hogarth, Londres 1950; “The problem of Ego identity”, en Journal of the American Psychoanalytic Association, 4, 56-121.
[4] Erikson, E., Op. cit., 1968, p. 208.
[5] Marcia, J. E., “Identity in adolescence”, en Adelson, J., (Ed), Handbook of adolescent psychology. Wiley, N. Y. 1980. Marcia, J. E., “Development and validation of ego-identity status”, en Journal of Personality and Social Psychology, 1966, 3, 551-558.