jueves, 8 de marzo de 2018

Diálogo para curar la herida catalana


FERRAN SENDRA
El pleno en el Parlament se está viviendo con tensión.

Julián Arroyo Pomeda Madrid

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MARTES, 6 DE MARZO DEL 2018 - 09:30 H. EL PERIÓDICO

El prólogo de la Constitución del 78 proclama la voluntad de "garantizar la convivencia democrática..." y su artículo 2 reconoce y garantiza la solidaridad entre las nacionalidades y regiones. Pues bien, hay que reconocer el hecho de que desde hace cinco meses se ha producido una lesión, que sangra cada vez más, en Catalunya. La herida no es sólo física, sino un daño moral.

Se trata de un desgarramiento emocional que atormenta el ánimo de todos. Tal agravio puede convertirse en crónico, si no somos capaces, entre todos, de cauterizar pronto la herida y cerrarla para que no siga sangrando. A esto han llegado por las torpezas de unos y otros. La tensión tenía que ser tan fuerte que hiciera estallar los fundamentos básicos. El envite ha concluido con la intervención de la autonomía catalana. Parece haberse producido una guerra total, que solo acabará cuando el enemigo sea aniquilado.
¿Cómo puede ser que a ninguno de nuestros sesudos políticos se le haya ocurrido que el arma de la democracia es el diálogo? Me dirán que sí se les ha ocurrido, pero que no han podido llevarlo a la realidad. ¡Qué burda terquedad para no mostrar razones! "Es indecoroso mostrar los cinco dedos. Poco valioso es lo que necesita ser probado", escribió Nietzsche. Nosotros hemos acabado matando a Dios. Alguien tendrá que concluir con toda esta situación, aunque para ello sea necesario morder la cabeza de la serpiente, que nos ahoga, hasta arrancársela. Puede que tengamos que dejar nuestras certezas más firmes, que se petrificaron en fanatismos. Para eso hay que saber mirar con los ojos del alma. No se trata de ver sombras, sino ideas, como enseñó Platón.

Desde luego, cualquier herida puede curarse. Para ello hay que reconocer que se ha producido la lesión. Inmediatamente, atreverse a mirar la sangre que sigue brotando. Y echar mano de buenos profesionales, si es necesario. Después hay que hacer la cura y sanear bien el desgarro e iniciar el diálogo buscando acuerdos y cediendo. Será imprescindible solidarizarse por ambas partes de los golpes producidos y poner todos los medios, hasta los imposibles, para que el agravio no tenga ninguna posibilidad de aparecer más. Reconozcamos las cosas como son.

El turismo vuelve de nuevo a Barcelona, olvidando el aciago trimestre anterior y recobrando la confianza que parecía perdida. Mientras tanto, España no puede seguir parada. En Catalunya no hay gobierno todavía, y ¿en el Estado? Los problemas arrecian, sin que se arreglen, porque solo saben gobernar con la mayoría absoluta, imponiendo sus propias decisiones partidistas. En minoría no saben administrar.


La crisis catalana en dos relatos



Julián Arroyo Pomeda Madrid



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MIÉRCOLES, 7 DE FEBRERO DEL 2018 - 13:14 H EL PERIÓDICO

El primer relato sobre Catalunya enfatiza que no quería aplicar el artículo 155, les obligaron a hacerlo. Lo aplicaron a última hora y, una vez tomada la iniciativa, se desencadenó la furia. Destitución contundente del equipo de gobierno y convocatoria de nuevas elecciones. La nueva consulta confirmó el soberanismo. Ciudadanos presumió que su candidata se impuso. Sin embargo, fueron prudentes por no disponer de mayorías para gobernar.
Nerviosismo en los populares. Ciudadanos podría ganar las elecciones generales. El centroderecha les disputaba el terreno. Habían ganado sin que la suma diera para gobernar. No prestaron diputados a los populares para formar un grupo propio. Tampoco lo hicieron los socialistas. Absoluta soledad del PP.

Pararon al soberanismo, pero sin descabezarlo. Con un nuevo Parlament constituido, su presidente convocó la investidura de Puigdemont. El pánico popular prescindió del Consejo de Estado y acudió al Constitucional. Este elaboró un encaje que impidiera la investidura no presencial y sin el permiso del magistrado Llarena al candidato. Celebración en el Gobierno de España. Solo un candidato produciría la normalidad. Se aplazó la investidura.
El segundo relato, del Gobierno catalán, propone a Puigdemont para restituir la legitimidad democrática. El problema es nombrarlo desde Bruselas sin entregarse para ser encarcelado. El pueblo catalán se desconcierta. Insiste dicho relato en que los resultados electorales últimos han legitimado sus propuestas. Los otros dicen que no puede presentarse nadie que tenga cuentas pendientes con la justicia. El Constitucional no da la razón al Gobierno, al no admitir su impugnación, pero procura quedar bien con las partes. No es buena su decisión.

Ya solo queda destruir al enemigo en una guerra a muerte cuyo resultado lo arrase todo. Cui prodest. No favorece a las instituciones catalanas. Al Estado español, tampoco. No es positivo para nadie. El apaleamiento policial a los ciudadanos ha dado la vuelta al mundo, que siente escalofríos ante semejante brutalidad en un país europeo. El Constitucional queda mancillado en su prestigio. Aplaza la respuesta y dicta normas que nadie pidió. Si no podía aceptar la impugnación, ¿por qué no lo dijo? El Gobierno ha cargado de dudas e incertidumbres a la democracia.
El proyecto de la mayoría parlamentaria catalana está claro. El Estado español carece de alternativa respecto a Catalunya. Sin proyecto, se dedica a impugnar, amenazar y judicializar todo con su poder impositivo. Nadie se encuentra libre de culpa. ¿Habrá alguien capaz de reconducir una situación catastrófica, que parece no tener salida?


sábado, 24 de febrero de 2018

¿Denuncia o prudencia?

R
ecientemente ha saltado la sorprendente noticia de que un cura gallego pide expulsar de la Iglesia a Rajoy y Núñez Feijóo por usureros. Se trata del padre Luis Rodríguez Patiño, que se encarga de varias parroquias en Lugo y A Coruña.

A unos les parecerá esto pintoresco o extravagante, mientras que otros verán a una persona responsable, que, como sacerdote, tiene el deber de denunciar las injusticias. Es probable que este cura se haya encontrado en sus parroquias con gente hambrienta por carecer de los recursos necesarios para vivir y alimentar a su familia. Ante tal situación, algunos se las arreglan para hacer caridad y otros se indignan y gritan contra los responsables máximos de la política del país. ¿Quién tiene razón?
[Padre Luis; www.publico.es]
Rodríguez Patiño quiere expulsar de la comunidad de la Iglesia a quienes han sumido al país en la pobreza y alude a desahucios y recortes en la Sanidad. Esto produce sufrimiento en la gente y va contra su dignidad y su propia vida. Como confirmación de su posición acude a Tomás de Aquino: “Por consiguiente, es en sí ilícito percibir un precio por el uso del dinero prestado, que es lo que se denomina la usura. Y del mismo modo que el hombre ha de restituir las demás cosas injustamente adquiridas, también ha de hacerlo con el dinero que recibió en calidad de interés”. (Aquino, Suma teológica; Parte II-IIae; Cuestión 78, art. 1). Personas mayores que necesitan acudir al hospital son citadas con tanta demora, que pueden morir antes de acudir al médico. Además, al partido gobernante le corroe la corrupción, sin que reaccione, riéndose de todos porque tiene el poder. Que sean echados del templo por ello.

No es nuevo lo que dice este cura, porque ya pidió en 2016 a la Conferencia Episcopal, mediante carta, que fueran excomulgados por actuar contra la dignidad de las personas. No le hicieron caso, claro. Hasta le han abierto expedientes, pero declara que no le preocupan, mientras no lo haga el de arriba. Acusa de no respetar el bien común, de violar los derechos de los refugiados. Dice que hay gente que no puede comprar las medicinas que necesita para cuidar su salud.

Más cosas señala el cura Rodríguez Patiño, refiriéndose también a la propia Iglesia: no acepta el celibato opcional, pero defiende a los pederastas. Y comprende el aborto de una madre, que querría tener a su hijo, pero que carece de medios y condiciones de vida para ello. Se le entiende todo.

Hay quien dice que no quiere curas políticos, ni tampoco un Papa que denuncia la injusticia. El Papa Francisco pide a los cristianos que se involucren en la política y trabajen en ella, porque busca el bien común. Aunque sea sucia y contenga podredumbre, hay que mancharse las manos para contribuir a su saneamiento, ya que sin justicia no puede haber paz social. La usura ni es cristiana, ni humana. Esto no es nuevo. Hay que recordar la condena del Concilio de Letrán (1179), que prohíbe admitir a la comunión a los usureros, que sean enterrados cristianamente y que se acepten sus limosnas.
[www.mscperu.org]
La tradición bíblica denunció las injusticias a través de los profetas, entrando plenamente en el campo social. Recuérdese el famoso texto de Ezequiel: "¡Ay de los pastores de Israel que se han apacentado a sí mismos!, que se han tomado la leche y se han vestido con la lana; han degollado los cebados y no han apacentando el rebaño...".

Es la más precisa descripción de la situación. Los pastores son los reyes y cualquier gobernante que actúe injustamente porque se ocupa de engordar sus intereses y patrimonio, sin importarle sus gobernados. Como consecuencia de ello, las ovejas fuertes se aprovechan de las débiles, esquilmándolas al estilo de los gobernantes anteriores.

Algo similar hace la Iglesia con los fieles cristianos que tiene que orientar. Sus documentos llevan siempre la palabra ‘prudencia’. Ante los graves problemas sociales calla por prudencia. Se somete a la autoridad y se integra plenamente en el sistema en lugar de denunciar las injusticias y malas acciones. Así espera la institución obtener prebendas, ya que contribuye a la paciencia de las personas que sufren. Claro que ¿cómo van a denunciar las injusticias del sistema establecido, siendo parte del mismo? Les hace falta otra clase de organización. La Iglesia española recibe anualmente sustanciosas sumas del Estado, que le permite su mantenimiento. Sólo cuando pueda financiarse a sí misma podrá ser verdaderamente libre, y ejercer la denuncia profética en favor de los pobres. De esto se encuentra todavía lejos.

Julián Arroyo Pomeda


sábado, 17 de febrero de 2018

Carnaval, carnaval


Aquí todo el año es carnaval, escribió Larra en 1883. Festivaleros y juerguistas sí que somos los españoles, aunque las fiestas de Carnaval se van extendiendo por todo el mundo a pasos agigantados.

En la vida cotidiana hacemos cosas sin conocer su sentido ¿Qué significa carnaval? Caro Baroja dedicó un libro a su estudio en el año 1979 para hacer su análisis histórico-cultural en la editorial Taurus, que todavía puede verse en la edición del 2006, de Alianza, con 536 páginas. Desde entonces se ha convertido en el mejor conocedor de su significado, que hace proceder del italiano ‘carnevale’, vale la carne. En español hay una palabra más antigua, que es ‘Carnestolendas’ (hay que dejar la carne).

¿Por qué quitar la carne? Carnaval "es un hijo (aunque sea un hijo pródigo) del cristianismo”, según Caro Baroja. Hay que prescindir de la carne cuando llega la Cuaresma, en la que se hace ayuno y abstinencia, precisamente de carne, según las normas de la Iglesia católica, que se remontan a la Edad Media, nada menos. Si se desconoce esta historia, difícilmente puede comprenderse lo que es el Carnaval.
[www.lasnoticiasdecuenca.es]
El Carnaval incluye tres días: lunes, martes y miércoles de ceniza, que simboliza la fragilidad humana: eres polvo (memento homo quia pulvis es) y te convertirás en polvo (et in pulvere reverteris). En cambio la carne simboliza comilonas, festejos y jolgorios con placeres de todo tipo y diversiones. El pueblo alargó los días al jueves lardero, que procede de lardas, o grasas del cerdo. En algunas ciudades se identifica el jueves larguero con una tajá y un huevo. La costumbre era irse al campo para tomar un bollo del pan con tortilla y embutidos: chorizos, morcillas, costillas, lomos, etc. Así se combatía el frío, que hacía todavía en el mes de febrero.

En cuanto a la retirada de la carne la explicación es que durante los 40 días de Cuaresma, partiendo del miércoles de ceniza, no se podían consumir productos como carne, leche, huevos y otros, por lo que podían perderse. Entonces organizaban comidas en exceso. Las normas de la Iglesia prescribían una comida al día (ayuno) y abstinencia de carne, haciendo penitencia, y dando los productos a los pobres.

En cuanto a la sardina del último día de Carnaval no tiene nada que ver con que sea un 
pescado barato ni para gente pobre. La explicación es que se acostumbraba a enterrar una parte del cerdo para su conservación, el costillar, al que se llamaba ‘sardina’, de aquí el contenido de la tradición.

A la Edad Media sucedió el Renacimiento, que cambió el panorama medieval por una organización libre de la vida y un nuevo paradigma. Había que recuperar las formas culturales anteriores a la cultura cristiano-medieval.  Todavía los seres humanos vivían en un mundo cristiano, pero el cristianismo no tenía ya la primacía, por la secularización en medio de una situación medieval otoñal.
www.adiantegalicia.es]
El Renacimiento valora positivamente la fiesta y la alegría del Carnaval, como expresión popular, llena de movimiento, colores y sonidos. Autonomía y separación de esferas para poder hacerse uno a sí mismo, sin las imposiciones tradicionales. Divertirse con máscaras, disfraces, vestidos y músicas, bailes y espectáculos. Tolerancia y permisividad para la fiesta del pueblo En Egipto había fiestas en honor del toro Apis y en el imperio romano, las de invierno honraban a Saturno (saturnales) y a Baco (bacanales). Algunos ven aquí el origen remoto del Carnaval como fiesta pagana, que parodia a la religión católica.

Entre nosotros, el régimen franquista prohibió el Carnaval, porque críticas, burlas, oprobios e infamias al dogma católico podían alterar el orden público. Además, el país pasaba por una guerra civil, por lo que no podía darse muchas alegrías.

¿Qué queda hoy de la situación descrita? Puede decirse que absolutamente nada, todo vale ahora, volviendo al desenfreno y falta de control del mundo pagano. Se va imponiendo lo que se pone de moda. Hay Carnaval hasta en colegios concertados de monjas, que los padres agradecen y jalean también, lo que puede parecer algo ridículo, pero a ver quién se atreve a luchar contra lo popular. Juntemos de nuevo a nobles y plebeyos para que se relajen unos días. Después todo volverá a la normalidad.
[www.webtenerife.com]
Falta la tradición de la Cuaresma cristiana, que muy probablemente no volverá más. Ahora se impone el turismo y los reclamos comerciales para atraer a las gentes a visitar el país en fiestas, que cuenta, incluso, con reinas del Carnaval. Adquirir fama mundial, como ocurre en Venecia, Brasil o Tenerife incentiva la economía de la zona. Así la economía ha sustituido a la religión.

Julián Arroyo Pomeda




sábado, 20 de enero de 2018

Mentiras políticas

A
caba de aparecer el libro Mentira y poder político, de Miguel Catalán. Aunque su enfoque es de contenido teórico, me parece una buena ocasión para señalar algunas mentiras políticas de determinados próceres del actual Gobierno del Estado español. Precisamente su concepción puramente académica nos da pie para poder completarla ahora prácticamente con algunos ejemplos.
[www.elmundo.es]
1. Empecemos con Guindos, el ministro de economía. Según él, de no haberse producido al rescate bancario habríamos sido expulsados de la unión monetaria. Situación verdaderamente dramática, donde las haya, de la que los ciudadanos españoles nos enteramos ahora. ¡Qué grave irresponsabilidad! Sólo por esto le deberían haber expulsado del Ministerio, en el que, además, lleva demasiado tiempo, en su opinión. Su desvergüenza llega a comparar su política con la de Rodríguez Zapatero. El ha tomado decisiones para atacar la crisis, mientras que Zapatero sólo puso dinero a fondo perdido. Ya dijo Guindos, en su momento, que el rescate a la banca no tendría "coste para los contribuyentes españoles". Es el Banco de España quien tiene que enmendarle la plana: las pérdidas por el rescate rondan los 60.600 millones de euros, pero los bancos no han devuelto las ayudas, ni lo harán, aunque Rajoy afirmara que se trataba de "un crédito a la banca que iba a pagar la propia banca". Anda que si se llega a costar algo. Mentirosos compulsivos.
[Herrera Campa]
2. Herrera Campa, Director General de Costes de personal y Pensiones Públicas, comunica a los pensionistas que sus pensiones se han revalorizado un 0,25%. Ahora bien, si los precios subieron (IPC) en un 1,2%, dicha revalorización se convierte en una pérdida de más de un punto. Así ocurre año tras año, décima más, décima menos. Y lo dice sin ninguna vergüenza y con toda desfachatez. Si no fuera trágico, sería cómico, porque se ríen de los pensionistas, obligándolos a pagar la crisis con su pensión. ¿Por qué no mantienen la inflación en la misma medida? Miserables leguleyos, a quienes no se les ocurre cuestionar nada. Otros defenderán que algo es algo y que más vale que nos dejen como estamos, porque con la situación en que se encuentra nuestra economía no se pueden pagar las pensiones. Luego habrá que suscribir un fondo con un banco. Si es muy fácil. Que paguen el fondo los más de dos millones de parados. O los cinco millones y medio de trabajadores que cobran un salario mínimo (cerca del 47% del total) y quienes tienen contratos temporales. Que recorten todavía más, como si no lo hubieran hecho bastante, destruyendo así la Educación y la Sanidad. Mentiras y más mentiras.

3. Rajoy, presidente del Gobierno, manifiesta que Puigdemont no le ha dejado otra alternativa que la aplicación del artículo 155. El enfrentamiento entre Cataluña y el Gobierno Central ha aflorado, finalmente, con la máxima violencia. Ya se ha aplicado el artículo 155 y las cosas siguen de mal en peor. No se ha solucionado nada y el soberanismo ciudadano ha vuelto a confirmar al gobierno destituido por la fuerza. Ha sido un fracaso. No hay solución a corto plazo, ni, acaso, en décadas. Eso sí, se ha dividido por dos a la sociedad catalana y el odio a lo español va en aumento. Si esto es "volver a la normalidad", como ha dicho el Gobierno, no se puede entender nada. Si hubiera normalidad ¿por qué se amenaza con volver a aplicar el mismo artículo de nuevo? Quizás todavía Cataluña no está suficientemente humillada, porque aún no se rinde. Ernest Maragall fue rotundo en su discurso de hace unos días: "El Estado no quiere saber nada de reconciliación ni de soberanías compartidas. No sabe ganar, sólo sabe imponer, humillar y castigar". Toda esta situación ha costado ya más de 87 millones de euros en fuerza policial. Lo pagaremos todos los españoles, dice Zoido, y se queda tan ancho. ¿Por qué no lo pagan los irresponsables de que esto haya tenido que ocurrir por su pésima gestión política?

4. Corrupción en la Comunidad Valenciana. Camps y Barberá llevan saqueando esta Comunidad desde 2007, al menos, pero no sólo ellos son el problema, sino que el propio Rajoy declaraba en 2008, poniendo como ejemplo de buena gestión a Francisco Camps: "Este es el modelo que yo quiero aplicar para el Gobierno de España". Y bien que lo está haciendo, mediante la estructura corrupta que conforma el Partido Popular. ¿Por qué no se callará este pobre hombre? La trama Gürtel de F. Correa y A. Pérez se encargó de la realización técnica de la corrupción, R. Costa cayó en cohecho, el caso Brugal pone en jaque al gobierno de Alicante, Fabra lo hace en Castellón, el caso Emansa implica a Barberá. A todos ellos les cubre la vergüenza, a pesar de tantas mentiras como han propalado. "La vanidad y un severo atracón de poder absoluto acabaron con Camps" (Lucía Méndez).
[www.elperiodico.es]
5. Millet y Montull han saqueado el Palau de la música, mediante el cobro de comisiones ilegales, y han sido condenados por ello. Todo fue para financiar al partido Convergencia, cuyo líder fue Arturo Mas, quien sigue defendiendo a Daniel Osácar de las mentiras de los anteriores. No sabemos quién es el que miente más de todos y el que más ha robado, pero, desde luego Osácar es persona "absolutamente honorable", según Mas. Cuánto sinvergüenza queda entre nosotros, como los expertos en producir facturas falsas para financiar a CDC. Ya existía esta gestión en los tiempos de Pujol. Claro que todos se dedicaban a ganar elecciones y no eran responsables de la administración del partido, como proclaman una y otra vez. La cosa es echar la culpa de lo malo a otros, propalando las mentiras que sean necesarias.

6. ¡Cuántas mentiras no habrán dicho, una y otra vez, E. Aguirre, I. González y F. Granados en la Comunidad de Madrid y cuantas comisiones se habrán metido en su propio bolsillo! La Operación Lezo todavía no está cerrada, por lo que nos iremos enterando. Púnica y el Canal Isabel II también tendrán mucho que aportar, cuando se descubran las cloacas de corrupción. Dan ganas de vomitar.
Se podría seguir, pero ¿para qué? Sólo para confesar que somos la ignominia internacional. Lo mejor sería preguntar por la causa de todo esto. El estudio del profesor Catalán lo sintetiza así: "la principal causa de la mentira política es la injusticia inherente a la desigualdad social producida por la historia". Éstas son sus dos últimas líneas para acabar.

Julián Arroyo Pomeda


sábado, 30 de diciembre de 2017

Negras jubilaciones

E
l presidente del gobierno español tiene la ‘virtud’ de lanzar pocos mensajes y siempre simples, acaso simplistas, como si pensara que ha de hacerse entender, ya que la cultura de los ciudadanos es algo escasa. Los suele acompañar con la muletilla: es de sentido común. Una de las comunicaciones que repiten machaconamente durante los años que lleva gobernando es que todo irá bien, si la economía marcha bien, porque en ese caso se podrán amortizar los créditos, crear nuevos puestos de trabajo y conseguir que las empresas confíen, al comprobar la estabilidad financiera. Así resulta que crecemos más que la media europea y la gente se da cuenta de nuestro bienestar, por lo que cada año nos visitan más turistas. Y así seguiremos, a pesar del nubarrón creado por los independentistas de Cataluña. Todo el mundo puede comprender esto.

Tal triunfalismo debe tener algún fallo gordo, porque, yendo bien la economía, como va, según el gobierno, sin embargo, no repercute en todos los niveles. Uno de los que cada vez va peor es el de los pensionistas. Si las cosas marchan bien, ¿por qué este sector pierde poder adquisitivo desde el año 2012, cinco años ya? Seamos realistas: ese año todavía seguía la crisis, que se dio por terminada dos años después. Ahora bien, en 2015 y sucesivamente hasta las pensiones continúan perdiendo poder adquisitivo. ¿Entonces? ¿Qué está pasando y por qué ocurre así?

[www.larazon 29 diciembre 21017]Añadir leyenda
Lo que pasa es que a los pensionistas, una de las partes más débiles del sistema, se les está obligando a pagar la crisis todavía y, además, se les considera unos privilegiados por cobrar una pensión, que se revaloriza cada año un 0,25%. Menudo privilegio es devolverles una parte de lo que han cotizado, pagando el IRPF durante la totalidad de su vida laboral. Contribuir era su obligación, pero los derechos posteriores, bien ganados, empiezan a cuestionarse y, como parece que cobran mucho, se les va reduciendo su pensión año tras año. Al tiempo que se revalorizan las pensiones estas pierden poder adquisitivo. Esto es difícil de entender por parte del sentido común, desde luego, pero es una realidad como pone en evidencia un cálculo bien sencillo. Si en 2017 el IPC se queda en el 1,2%, con un incremento de pensión en 0,25%, lo que se pierde es un 0,95% del poder adquisitivo de compra. Los únicos que no ven esto son el ministro de hacienda y la ministra de trabajo, que acaban de proponer para 2018 la subida automática de las pensiones en un 0,25%. Todavía el de hacienda parece que ésta puesto únicamente para recaudar, pero tampoco se lo cuestiona la ministra de trabajo, cometiendo una contradicción inherente a su cargo. Báñez y Montoro lo tienen claro: no dar un paso atrás; ante todo, genio y figura. ¡Qué sabiduría la de esta gente! ¿Cómo han llevado a cabo tal milagro?

[www.elpais.es]
Como se puede ver en el gráfico, las reformas han cambiado los conceptos y esto es fundamental. A partir de 2012 llega el gobierno Rajoy con su equipo. Hasta entonces se tenía en cuenta la inflación real para ajustar la subida de las pensiones. Con esta vinculación se mantenía el poder adquisitivo real. A partir de la llegada de Rajoy se elimina la equiparación y ya no se tiene en cuenta el IPC, ahora se vincula a la marcha de la Seguridad social, únicamente. Como ésta va mal, las pensiones siguen por el mismo camino. Por tal razón, mientras la economía marcha bien, según el gobierno, los pensionistas se van empobreciendo cada vez más.

Lo lógico y de sentido común sería revisar las cotizaciones a la Seguridad Social, ¿no? Pues los ministros responsables ni se lo plantean, señal más que evidente de que no tienen ninguna solución. Sin embargo, el presidente no los cambiará, porque están haciendo bien su trabajo, él lo sabe mejor que nadie.

Reconoce el Presidente que 2017 ha sido un año difícil, aunque también hemos tenido crecimiento y expansión. Con estas bases, 2018 será mejor aún. Con la cantidad de miles de puestos de trabajo que se crearán la Seguridad Social volverá a estar bien financiada, por lo que no se necesita mover nada, ni meterse en más cambios. Los cimientos de la economía son muy sólidos y quedan con una buena estabilidad. El título de esta magnífica película es "Mariano Rajoy en el país de las maravillas".

Algún día, quizás no lejano, despertarán los ciudadanos y caerán en la cuenta de tantos engaños como les han vendido. Sólo entonces actuarán en consecuencia. Mientras tanto, existen organismos económicos oficiales que dan la voz de alarma, empeñándose en decir que no se podrá mantener el sistema de pensiones. Son nubes negras, que descargarán en su momento y escampará para salir el sol nuevamente, aunque sólo sea para eliminar pensiones cuya media no llega a los 900 €.

Julián Arroyo Pomeda


sábado, 23 de diciembre de 2017

No dan una


R
ajoy terminó la campaña electoral, pidiendo "el último arreón" para poder ganar en Cataluña. El diccionario define la palabra ‘arreón’ como la arrancada brusca e inesperada del toro, cobardón y frenado que se arranca en arreones. Se emplea, igualmente, en lenguaje futbolístico. Qué lenguaje más populachero el de este pontevedrés, que cada vez provoca más risas que reflexiones.

La vicepresidenta Santamaría remató la faena, proclamando que los independentistas están descabezados por decisión del presidente Rajoy. Cuando la han reprochado el lenguaje belicoso del descabezamiento, responde que no saben ver el fondo de lo que pasa y sólo se quedan en la forma. Aunque así fuera, la vallisoletana tan poco es muy elegante con este lenguaje tan chulesco y lleno de arrogancia.
[www.europapress.es]
Sin embargo, los resultados electorales parece que dan la vuelta a sus palabras, porque los descabezados han repuesto enseguida su cabeza. Puede suceder que los periodistas no hayan entendido lo que quería decir Santamaría y no han sabido interpretarla bien. Lo que quería decir es que el descabezado era, precisamente, el partido del gobierno de España con su presidente y vicepresidenta, que han ofrecido su propia cabeza como holocausto propiciatorio. Santamaría se ha dado una pedrada en el ojo, que, de rebote, ha ido a parar en el pie de Rajoy y ambos han quedado mal heridos.

Menudos estadistas tenemos en el gobierno, qué personajes, es que no aciertan ni equivocándose. Al fin y al cabo, Albiol es un hombre algo bruto, de derechas y sin complejos, pero, desde luego, se lo han puesto difícil los que querían arroparle. Hay que preguntarse con razón qué va a pasar ahora. Que los catalanes independentistas necesitan tentarse la ropa y tener mucho ojo, porque Rajoy está dispuesto a arrearles de nuevo otro 155 para que espabilen, es evidente, ya se lo ha advertido.

Lo que no puedo entender es el cinismo de nuestros gobernantes. Primero, sacan un decreto para que las empresas tengan fácil retirarse de Cataluña y después piden a las mismas que vuelvan. ¿Qué pretenden con tal proceder? Sólo ganar unos votos, pero credibilidad no tienen ninguna. El propio Rajoy se extrañaba y parecía molesto cuando los periodistas le preguntan que cuando acaba el artículo 155. Pues cuando haya nuevos gobernantes en Cataluña, claro, es evidente. Si, así es, sólo que nadie se fía, porque como no sean los que interesan puede caer de nuevo la espada del 155. Esto no es serio, pero, lo que es peor, tampoco es democrático. Ha tardado en reaccionar Rajoy, que es muy lento en la toma de cualquier decisión, pero una vez hecho ataca y monta la bronca política. Esta actitud no es propia de un presidente de Estado.

¿Quién hará el cambio de rumbo ahora?
[www.youtube.com]
En las elecciones más atípicas de la democracia en España, su convocatoria pretendía hacer un cambio de rumbo para lo que se apostó por el bloque institucionalista. Ciudadanos no perdió ocasión de recordarlo: "si soy la presidenta de Cataluña", repetía una y otra vez Arrimadas en el debate de la Sexta. Por mucho que se quiere insistir en que este partido emergente es el primero, no podrá gobernar de ningún modo. Por otra parte, Albiol, insistía en que sin un Partido Popular fuerte en Cataluña no podrían arreglarse las cosas. Resulta que ha cosechado el fracaso más absoluto, esperado por todos, menos por ellos mismos. Ciudadanos ha sabido mantener el tipo, obteniendo la victoria, pero, ¿a quién pedirá responsabilidades el Partido Popular? ¿Lo hará a Albiol o al propio Rajoy, que lo ha dado todo para ganar? ¿Pedirán la dimisión a los responsables de Cataluña por parte del gobierno a la vicepresidenta Santamaría? "Qué hiciste, acusadora, qué hiciste". Solamente una cosa: el ridículo total. Los populares se han hundido.

Han sido unas elecciones, en las que los independentistas siguen conservando la mayoría absoluta, con lo que sólo puede pasar lo evidente: seguirán construyendo la República catalana, mientras que el gobierno del Estado continuará sin mover un solo dedo en la búsqueda de alguna solución orientadora. Me temo que otra vez volverá a reventar el marco de la política. El contragolpe sigue sin producir los resultados esperados. Sólo los ingenuos podían pensarlo: pobres mentecatos.

¿Qué ha representado entonces la aplicación del artículo 155 de la Constitución? Después de grandes y sesudas reflexiones lo que ha conseguido es expulsar del gobierno catalán a sus legítimos representantes, encarcelando a algunos de ellos, quizás los más importantes. Ha reprimido los sueños irrealizables de sus dirigentes, pero no ha solucionado nada. Ya sé que esto no se quiere reconocer por los partidarios de lo que el artículo implica, pero agarrarse a tan supina tozudez sólo increpará los ánimos todavía más y producirá más independentismo.

La cuestión es que los independentistas han alcanzado ahora un nivel de votos y escaños parecido al que tenían y que el partido del Gobierno ha resultado machacado, perdiendo hasta el grupo parlamentario del que disponían. Alguien tendrá que pedir explicaciones, porque el pueblo catalán no soporta al Partido Popular, les produce vergüenza votarlo y por eso se agarra al clavo ardiendo de Ciudadanos. Ahora es el momento en que éstos pueden despegar a nivel nacional, disputando la primacía al partido gobernante. Menudo golpe, podría ser mortal, incluso. Los populares se lo han buscado, ellos exclusivamente, así que ¿de qué van a quejarse? Seguirá, pues, el mismo rumbo, pese a quien pese, que sí, ya lo verán.

La conclusión rápida, sin atender ahora a matices es que Ciudadanos se ha alzado con la victoria y que los populares han quedado destruidos. Tiene gracia que como no pueden tener grupo propio se vean obligados a pasar al grupo mixto, teniendo como compañeros a la CUP. Parece cómico a la par que trágico. Los independentistas ganaron la partida al gobierno del Estado, que disponía de todas las bazas a su favor, por lo que pueden considerarse vencedores también. Les han ganado el presidente de Cataluña en el exilio y el vicepresidente desde la cárcel. Esto sólo se puede entender en la España de charanga y pandereta. Lo peor del caso es lo mal perdedores que son: Albiol echa la culpa a Ciudadanos por haber incitado al voto útil, que ha perjudicado los populares. ¿Acaso el partido gobernante no tiene culpa ninguna?
[www.youtube.com]
¿Qué más tiene que pasar para que el Presidente Rajoy reconozca que el rumbo de su gestión carece de toda salida posible? El problema de Puigdemont es el problema de Rajoy y lo que le pasa a Cataluña es lo que me pasa exactamente a España. Si lo pensara un poco, podría declarar que estos son los últimos presupuestos que va a presentar. Concluidos estos, tendría una buena ocasión para retirarse y dejar el puesto a otra persona, convocando unas elecciones próximas, a las que él, naturalmente, no se presentaría ya. Por pura dignidad. Cerrarse en sí mismo y obligar a su partido a que se lo trague todo otra vez, demostraría la mayor torpeza que uno se puede imaginar. Sin embargo, todo podría ocurrir de nuevo, porque el Presidente Rajoy hace tiempo que no da una, estando cada vez más descarriado, el hombre. Una pena.

Julián Arroyo Pomeda