sábado, 20 de enero de 2018

Mentiras políticas

A
caba de aparecer el libro Mentira y poder político, de Miguel Catalán. Aunque su enfoque es de contenido teórico, me parece una buena ocasión para señalar algunas mentiras políticas de determinados próceres del actual Gobierno del Estado español. Precisamente su concepción puramente académica nos da pie para poder completarla ahora prácticamente con algunos ejemplos.
[www.elmundo.es]
1. Empecemos con Guindos, el ministro de economía. Según él, de no haberse producido al rescate bancario habríamos sido expulsados de la unión monetaria. Situación verdaderamente dramática, donde las haya, de la que los ciudadanos españoles nos enteramos ahora. ¡Qué grave irresponsabilidad! Sólo por esto le deberían haber expulsado del Ministerio, en el que, además, lleva demasiado tiempo, en su opinión. Su desvergüenza llega a comparar su política con la de Rodríguez Zapatero. El ha tomado decisiones para atacar la crisis, mientras que Zapatero sólo puso dinero a fondo perdido. Ya dijo Guindos, en su momento, que el rescate a la banca no tendría "coste para los contribuyentes españoles". Es el Banco de España quien tiene que enmendarle la plana: las pérdidas por el rescate rondan los 60.600 millones de euros, pero los bancos no han devuelto las ayudas, ni lo harán, aunque Rajoy afirmara que se trataba de "un crédito a la banca que iba a pagar la propia banca". Anda que si se llega a costar algo. Mentirosos compulsivos.
[Herrera Campa]
2. Herrera Campa, Director General de Costes de personal y Pensiones Públicas, comunica a los pensionistas que sus pensiones se han revalorizado un 0,25%. Ahora bien, si los precios subieron (IPC) en un 1,2%, dicha revalorización se convierte en una pérdida de más de un punto. Así ocurre año tras año, décima más, décima menos. Y lo dice sin ninguna vergüenza y con toda desfachatez. Si no fuera trágico, sería cómico, porque se ríen de los pensionistas, obligándolos a pagar la crisis con su pensión. ¿Por qué no mantienen la inflación en la misma medida? Miserables leguleyos, a quienes no se les ocurre cuestionar nada. Otros defenderán que algo es algo y que más vale que nos dejen como estamos, porque con la situación en que se encuentra nuestra economía no se pueden pagar las pensiones. Luego habrá que suscribir un fondo con un banco. Si es muy fácil. Que paguen el fondo los más de dos millones de parados. O los cinco millones y medio de trabajadores que cobran un salario mínimo (cerca del 47% del total) y quienes tienen contratos temporales. Que recorten todavía más, como si no lo hubieran hecho bastante, destruyendo así la Educación y la Sanidad. Mentiras y más mentiras.

3. Rajoy, presidente del Gobierno, manifiesta que Puigdemont no le ha dejado otra alternativa que la aplicación del artículo 155. El enfrentamiento entre Cataluña y el Gobierno Central ha aflorado, finalmente, con la máxima violencia. Ya se ha aplicado el artículo 155 y las cosas siguen de mal en peor. No se ha solucionado nada y el soberanismo ciudadano ha vuelto a confirmar al gobierno destituido por la fuerza. Ha sido un fracaso. No hay solución a corto plazo, ni, acaso, en décadas. Eso sí, se ha dividido por dos a la sociedad catalana y el odio a lo español va en aumento. Si esto es "volver a la normalidad", como ha dicho el Gobierno, no se puede entender nada. Si hubiera normalidad ¿por qué se amenaza con volver a aplicar el mismo artículo de nuevo? Quizás todavía Cataluña no está suficientemente humillada, porque aún no se rinde. Ernest Maragall fue rotundo en su discurso de hace unos días: "El Estado no quiere saber nada de reconciliación ni de soberanías compartidas. No sabe ganar, sólo sabe imponer, humillar y castigar". Toda esta situación ha costado ya más de 87 millones de euros en fuerza policial. Lo pagaremos todos los españoles, dice Zoido, y se queda tan ancho. ¿Por qué no lo pagan los irresponsables de que esto haya tenido que ocurrir por su pésima gestión política?

4. Corrupción en la Comunidad Valenciana. Camps y Barberá llevan saqueando esta Comunidad desde 2007, al menos, pero no sólo ellos son el problema, sino que el propio Rajoy declaraba en 2008, poniendo como ejemplo de buena gestión a Francisco Camps: "Este es el modelo que yo quiero aplicar para el Gobierno de España". Y bien que lo está haciendo, mediante la estructura corrupta que conforma el Partido Popular. ¿Por qué no se callará este pobre hombre? La trama Gürtel de F. Correa y A. Pérez se encargó de la realización técnica de la corrupción, R. Costa cayó en cohecho, el caso Brugal pone en jaque al gobierno de Alicante, Fabra lo hace en Castellón, el caso Emansa implica a Barberá. A todos ellos les cubre la vergüenza, a pesar de tantas mentiras como han propalado. "La vanidad y un severo atracón de poder absoluto acabaron con Camps" (Lucía Méndez).
[www.elperiodico.es]
5. Millet y Montull han saqueado el Palau de la música, mediante el cobro de comisiones ilegales, y han sido condenados por ello. Todo fue para financiar al partido Convergencia, cuyo líder fue Arturo Mas, quien sigue defendiendo a Daniel Osácar de las mentiras de los anteriores. No sabemos quién es el que miente más de todos y el que más ha robado, pero, desde luego Osácar es persona "absolutamente honorable", según Mas. Cuánto sinvergüenza queda entre nosotros, como los expertos en producir facturas falsas para financiar a CDC. Ya existía esta gestión en los tiempos de Pujol. Claro que todos se dedicaban a ganar elecciones y no eran responsables de la administración del partido, como proclaman una y otra vez. La cosa es echar la culpa de lo malo a otros, propalando las mentiras que sean necesarias.

6. ¡Cuántas mentiras no habrán dicho, una y otra vez, E. Aguirre, I. González y F. Granados en la Comunidad de Madrid y cuantas comisiones se habrán metido en su propio bolsillo! La Operación Lezo todavía no está cerrada, por lo que nos iremos enterando. Púnica y el Canal Isabel II también tendrán mucho que aportar, cuando se descubran las cloacas de corrupción. Dan ganas de vomitar.
Se podría seguir, pero ¿para qué? Sólo para confesar que somos la ignominia internacional. Lo mejor sería preguntar por la causa de todo esto. El estudio del profesor Catalán lo sintetiza así: "la principal causa de la mentira política es la injusticia inherente a la desigualdad social producida por la historia". Éstas son sus dos últimas líneas para acabar.

Julián Arroyo Pomeda


sábado, 30 de diciembre de 2017

Negras jubilaciones

E
l presidente del gobierno español tiene la ‘virtud’ de lanzar pocos mensajes y siempre simples, acaso simplistas, como si pensara que ha de hacerse entender, ya que la cultura de los ciudadanos es algo escasa. Los suele acompañar con la muletilla: es de sentido común. Una de las comunicaciones que repiten machaconamente durante los años que lleva gobernando es que todo irá bien, si la economía marcha bien, porque en ese caso se podrán amortizar los créditos, crear nuevos puestos de trabajo y conseguir que las empresas confíen, al comprobar la estabilidad financiera. Así resulta que crecemos más que la media europea y la gente se da cuenta de nuestro bienestar, por lo que cada año nos visitan más turistas. Y así seguiremos, a pesar del nubarrón creado por los independentistas de Cataluña. Todo el mundo puede comprender esto.

Tal triunfalismo debe tener algún fallo gordo, porque, yendo bien la economía, como va, según el gobierno, sin embargo, no repercute en todos los niveles. Uno de los que cada vez va peor es el de los pensionistas. Si las cosas marchan bien, ¿por qué este sector pierde poder adquisitivo desde el año 2012, cinco años ya? Seamos realistas: ese año todavía seguía la crisis, que se dio por terminada dos años después. Ahora bien, en 2015 y sucesivamente hasta las pensiones continúan perdiendo poder adquisitivo. ¿Entonces? ¿Qué está pasando y por qué ocurre así?

[www.larazon 29 diciembre 21017]Añadir leyenda
Lo que pasa es que a los pensionistas, una de las partes más débiles del sistema, se les está obligando a pagar la crisis todavía y, además, se les considera unos privilegiados por cobrar una pensión, que se revaloriza cada año un 0,25%. Menudo privilegio es devolverles una parte de lo que han cotizado, pagando el IRPF durante la totalidad de su vida laboral. Contribuir era su obligación, pero los derechos posteriores, bien ganados, empiezan a cuestionarse y, como parece que cobran mucho, se les va reduciendo su pensión año tras año. Al tiempo que se revalorizan las pensiones estas pierden poder adquisitivo. Esto es difícil de entender por parte del sentido común, desde luego, pero es una realidad como pone en evidencia un cálculo bien sencillo. Si en 2017 el IPC se queda en el 1,2%, con un incremento de pensión en 0,25%, lo que se pierde es un 0,95% del poder adquisitivo de compra. Los únicos que no ven esto son el ministro de hacienda y la ministra de trabajo, que acaban de proponer para 2018 la subida automática de las pensiones en un 0,25%. Todavía el de hacienda parece que ésta puesto únicamente para recaudar, pero tampoco se lo cuestiona la ministra de trabajo, cometiendo una contradicción inherente a su cargo. Báñez y Montoro lo tienen claro: no dar un paso atrás; ante todo, genio y figura. ¡Qué sabiduría la de esta gente! ¿Cómo han llevado a cabo tal milagro?

[www.elpais.es]
Como se puede ver en el gráfico, las reformas han cambiado los conceptos y esto es fundamental. A partir de 2012 llega el gobierno Rajoy con su equipo. Hasta entonces se tenía en cuenta la inflación real para ajustar la subida de las pensiones. Con esta vinculación se mantenía el poder adquisitivo real. A partir de la llegada de Rajoy se elimina la equiparación y ya no se tiene en cuenta el IPC, ahora se vincula a la marcha de la Seguridad social, únicamente. Como ésta va mal, las pensiones siguen por el mismo camino. Por tal razón, mientras la economía marcha bien, según el gobierno, los pensionistas se van empobreciendo cada vez más.

Lo lógico y de sentido común sería revisar las cotizaciones a la Seguridad Social, ¿no? Pues los ministros responsables ni se lo plantean, señal más que evidente de que no tienen ninguna solución. Sin embargo, el presidente no los cambiará, porque están haciendo bien su trabajo, él lo sabe mejor que nadie.

Reconoce el Presidente que 2017 ha sido un año difícil, aunque también hemos tenido crecimiento y expansión. Con estas bases, 2018 será mejor aún. Con la cantidad de miles de puestos de trabajo que se crearán la Seguridad Social volverá a estar bien financiada, por lo que no se necesita mover nada, ni meterse en más cambios. Los cimientos de la economía son muy sólidos y quedan con una buena estabilidad. El título de esta magnífica película es "Mariano Rajoy en el país de las maravillas".

Algún día, quizás no lejano, despertarán los ciudadanos y caerán en la cuenta de tantos engaños como les han vendido. Sólo entonces actuarán en consecuencia. Mientras tanto, existen organismos económicos oficiales que dan la voz de alarma, empeñándose en decir que no se podrá mantener el sistema de pensiones. Son nubes negras, que descargarán en su momento y escampará para salir el sol nuevamente, aunque sólo sea para eliminar pensiones cuya media no llega a los 900 €.

Julián Arroyo Pomeda


sábado, 23 de diciembre de 2017

No dan una


R
ajoy terminó la campaña electoral, pidiendo "el último arreón" para poder ganar en Cataluña. El diccionario define la palabra ‘arreón’ como la arrancada brusca e inesperada del toro, cobardón y frenado que se arranca en arreones. Se emplea, igualmente, en lenguaje futbolístico. Qué lenguaje más populachero el de este pontevedrés, que cada vez provoca más risas que reflexiones.

La vicepresidenta Santamaría remató la faena, proclamando que los independentistas están descabezados por decisión del presidente Rajoy. Cuando la han reprochado el lenguaje belicoso del descabezamiento, responde que no saben ver el fondo de lo que pasa y sólo se quedan en la forma. Aunque así fuera, la vallisoletana tan poco es muy elegante con este lenguaje tan chulesco y lleno de arrogancia.
[www.europapress.es]
Sin embargo, los resultados electorales parece que dan la vuelta a sus palabras, porque los descabezados han repuesto enseguida su cabeza. Puede suceder que los periodistas no hayan entendido lo que quería decir Santamaría y no han sabido interpretarla bien. Lo que quería decir es que el descabezado era, precisamente, el partido del gobierno de España con su presidente y vicepresidenta, que han ofrecido su propia cabeza como holocausto propiciatorio. Santamaría se ha dado una pedrada en el ojo, que, de rebote, ha ido a parar en el pie de Rajoy y ambos han quedado mal heridos.

Menudos estadistas tenemos en el gobierno, qué personajes, es que no aciertan ni equivocándose. Al fin y al cabo, Albiol es un hombre algo bruto, de derechas y sin complejos, pero, desde luego, se lo han puesto difícil los que querían arroparle. Hay que preguntarse con razón qué va a pasar ahora. Que los catalanes independentistas necesitan tentarse la ropa y tener mucho ojo, porque Rajoy está dispuesto a arrearles de nuevo otro 155 para que espabilen, es evidente, ya se lo ha advertido.

Lo que no puedo entender es el cinismo de nuestros gobernantes. Primero, sacan un decreto para que las empresas tengan fácil retirarse de Cataluña y después piden a las mismas que vuelvan. ¿Qué pretenden con tal proceder? Sólo ganar unos votos, pero credibilidad no tienen ninguna. El propio Rajoy se extrañaba y parecía molesto cuando los periodistas le preguntan que cuando acaba el artículo 155. Pues cuando haya nuevos gobernantes en Cataluña, claro, es evidente. Si, así es, sólo que nadie se fía, porque como no sean los que interesan puede caer de nuevo la espada del 155. Esto no es serio, pero, lo que es peor, tampoco es democrático. Ha tardado en reaccionar Rajoy, que es muy lento en la toma de cualquier decisión, pero una vez hecho ataca y monta la bronca política. Esta actitud no es propia de un presidente de Estado.

¿Quién hará el cambio de rumbo ahora?
[www.youtube.com]
En las elecciones más atípicas de la democracia en España, su convocatoria pretendía hacer un cambio de rumbo para lo que se apostó por el bloque institucionalista. Ciudadanos no perdió ocasión de recordarlo: "si soy la presidenta de Cataluña", repetía una y otra vez Arrimadas en el debate de la Sexta. Por mucho que se quiere insistir en que este partido emergente es el primero, no podrá gobernar de ningún modo. Por otra parte, Albiol, insistía en que sin un Partido Popular fuerte en Cataluña no podrían arreglarse las cosas. Resulta que ha cosechado el fracaso más absoluto, esperado por todos, menos por ellos mismos. Ciudadanos ha sabido mantener el tipo, obteniendo la victoria, pero, ¿a quién pedirá responsabilidades el Partido Popular? ¿Lo hará a Albiol o al propio Rajoy, que lo ha dado todo para ganar? ¿Pedirán la dimisión a los responsables de Cataluña por parte del gobierno a la vicepresidenta Santamaría? "Qué hiciste, acusadora, qué hiciste". Solamente una cosa: el ridículo total. Los populares se han hundido.

Han sido unas elecciones, en las que los independentistas siguen conservando la mayoría absoluta, con lo que sólo puede pasar lo evidente: seguirán construyendo la República catalana, mientras que el gobierno del Estado continuará sin mover un solo dedo en la búsqueda de alguna solución orientadora. Me temo que otra vez volverá a reventar el marco de la política. El contragolpe sigue sin producir los resultados esperados. Sólo los ingenuos podían pensarlo: pobres mentecatos.

¿Qué ha representado entonces la aplicación del artículo 155 de la Constitución? Después de grandes y sesudas reflexiones lo que ha conseguido es expulsar del gobierno catalán a sus legítimos representantes, encarcelando a algunos de ellos, quizás los más importantes. Ha reprimido los sueños irrealizables de sus dirigentes, pero no ha solucionado nada. Ya sé que esto no se quiere reconocer por los partidarios de lo que el artículo implica, pero agarrarse a tan supina tozudez sólo increpará los ánimos todavía más y producirá más independentismo.

La cuestión es que los independentistas han alcanzado ahora un nivel de votos y escaños parecido al que tenían y que el partido del Gobierno ha resultado machacado, perdiendo hasta el grupo parlamentario del que disponían. Alguien tendrá que pedir explicaciones, porque el pueblo catalán no soporta al Partido Popular, les produce vergüenza votarlo y por eso se agarra al clavo ardiendo de Ciudadanos. Ahora es el momento en que éstos pueden despegar a nivel nacional, disputando la primacía al partido gobernante. Menudo golpe, podría ser mortal, incluso. Los populares se lo han buscado, ellos exclusivamente, así que ¿de qué van a quejarse? Seguirá, pues, el mismo rumbo, pese a quien pese, que sí, ya lo verán.

La conclusión rápida, sin atender ahora a matices es que Ciudadanos se ha alzado con la victoria y que los populares han quedado destruidos. Tiene gracia que como no pueden tener grupo propio se vean obligados a pasar al grupo mixto, teniendo como compañeros a la CUP. Parece cómico a la par que trágico. Los independentistas ganaron la partida al gobierno del Estado, que disponía de todas las bazas a su favor, por lo que pueden considerarse vencedores también. Les han ganado el presidente de Cataluña en el exilio y el vicepresidente desde la cárcel. Esto sólo se puede entender en la España de charanga y pandereta. Lo peor del caso es lo mal perdedores que son: Albiol echa la culpa a Ciudadanos por haber incitado al voto útil, que ha perjudicado los populares. ¿Acaso el partido gobernante no tiene culpa ninguna?
[www.youtube.com]
¿Qué más tiene que pasar para que el Presidente Rajoy reconozca que el rumbo de su gestión carece de toda salida posible? El problema de Puigdemont es el problema de Rajoy y lo que le pasa a Cataluña es lo que me pasa exactamente a España. Si lo pensara un poco, podría declarar que estos son los últimos presupuestos que va a presentar. Concluidos estos, tendría una buena ocasión para retirarse y dejar el puesto a otra persona, convocando unas elecciones próximas, a las que él, naturalmente, no se presentaría ya. Por pura dignidad. Cerrarse en sí mismo y obligar a su partido a que se lo trague todo otra vez, demostraría la mayor torpeza que uno se puede imaginar. Sin embargo, todo podría ocurrir de nuevo, porque el Presidente Rajoy hace tiempo que no da una, estando cada vez más descarriado, el hombre. Una pena.

Julián Arroyo Pomeda


miércoles, 6 de diciembre de 2017

Aprender para vivir

L
a legislatura política actual está ya bastante avanzada y hace tiempo que nadie habla de la proyectada Reforma de la enseñanza para sustituir la nada feliz Ley Wert, ahora vigente. La LOMCE rezuma un marcado carácter tecnocrático desde su primera línea, en la que habla de los cambios tecnológicos que han transformado las sociedades y del desarrollo económico que las ha hecho avanzar. Con independencia de que también se señalen los valores humanistas, aunque parezcan sólo un barniz, lo que importa es el progreso social y económico: la educación es "uno de los factores más importantes de aceleración del crecimiento económico y del bienestar social del país" (página 45.188). En la página siguiente pide orientar "el sistema educativo hacia los resultados".

Esta orientación general es un error de base que habría que corregir, porque la educación es otra cosa que una empresa. Hacer una especie de sistema empresarial de la educación es perder calidad en todos los sentidos, por mucho que se quiera recuperar la cacareada calidad perdida. No se trata, pues, de un buen modelo, por lo que hay que reformarlo para evitar su unilateralidad y la politización de la enseñanza, como ocurre en la actualidad.
[www.aquifrases.com]
Séneca, precisamente uno de nuestros grandes valores humanistas, criticaba el tipo de educación que se llevaba ya en la época imperial romana, porque estaba orientada sólo a la erudición, que no hacía más sabios. Por esto, en su tiempo no se aprendía "para la vida, sino para la escuela". Palabras casi proféticas las del cordobés universal. Exactamente esto es lo que se hace actualmente en nuestro sistema educativo en sus distintas etapas. En Primaria se aprende para que, una vez superado este escalón, podamos tener acceso a la enseñanza obligatoria. Superada ésta, lo que importa es acceder a la postobligatoria. Y, alcanzados estos tres niveles exitosamente, el objetivo es disponer para poder estudiar en la Universidad, apuntando desde aquí a un buen empleo y a disparar así el desarrollo económico de cada uno para mantener un nivel social adecuado.

Hemos pasado de este modo 16 años aprendiendo para la escuela, pero sin saber vivir, que es lo importante en el desarrollo de los seres humanos. No hemos aprendido a razonar, ni hemos adquirido sentido común. Sólo tenemos contenidos superfluos, que varían en poco tiempo, por lo que no eran tan necesarios. Seremos eruditos, en el mejor de los casos, pero no sabios. Además, en el camino se ha dejado la formación para ejercer una profesión con la que poder vivir, que no es necesariamente la universitaria.

Ahora necesitamos, para empezar, construir un sistema educativo que dure, sin que tengamos que modificarlo, cuando gobierne un partido político nuevo. Por eso hay que acordarlo entre todos, o, al menos, tener el aval de los partidos mayoritarios y sólidamente fundados. Sólo si es el mismo para todos los estudiantes de los distintos territorios de España, el cambio de residencia no nos afectará. El sistema tendría que ser público y a cargo del Estado, cuya obligación es asegurar la educación a todos los ciudadanos. No se puede rechazar la enseñanza privada, sólo que, al no depender del Estado, no puede exigir subvenciones. Cualquiera la puede elegir en aras de sus convicciones y valores propios. ¿Y si no hay centros públicos suficientes en un territorio determinado? Entonces el Estado debe proporcionarlos con toda urgencia, en lugar de escudarse en lo privado para no realizar las inversiones necesarias. Así se hará realidad la igualdad de oportunidades. Garantizada la calidad de enseñanza en los centros públicos, los resultados no tienen que ser los mismos que en los centros privados, ya que cada uno tendrá su propia idiosincrasia e impulsará las capacidades personales.

Las asignaturas básicas deberían ser las mismas para todos los centros. Luego debe haber también una oferta opcional para elegir lo que más convenga a nuestro currículo personal, así como nuestros valores y convicciones. ¿Qué hacer con la Formación Profesional, ahora tan desgajada y superada? Nunca debe sacarse del sistema educativo, sino integrarse en el mismo. Cuando las materias obligatorias a cursar sean iguales y comunes, en el mismo nivel de bachillerato se podría ya optar por otras diferenciadas de acuerdo con la rama profesional que interese a cada uno. Tampoco quedará excluido ningún estudiante de Profesional de la Universidad, a la que podrá integrarse posteriormente en función de sus capacidades. De este modo la oferta profesional se haría mucho más atractiva y alcanzaría la consideración social que merece.
[www.pstu.com.ar]
Por el contrario, el ambiente que se respira es el de una enseñanza elitista, que segregue a quienes social y económicamente se consideran no capacitados para que las élites no tengan que superarse, midiéndose con las competencias de quienes luchan por el acceso a los niveles superiores, reservados con la osadía más intolerable. Universitarios y obreros pretendían unirse en tiempos de la Transición española para producir un cambio revolucionario. "Obreros y estudiantes unidos, adelante", era entonces el eslogan más coreado. Se confiaba en que la educación podría sostener el cambio necesario. La Transición se cuestionó en el primer momento, pero después se olvidó en aras del realismo y se redactó la Constitución como el ariete contenedor de cualquier rebelión posible. Es ahora, de nuevo, cuando se empieza a dudar de que todo aquello sea intocable. Una gran mayoría arremete contra la educación politizada en Cataluña, pero es que no sólo está manipulada políticamente en ese territorio. El mal está siendo global.

No cabe ninguna duda de que se tiene miedo a cualquier clase de cambio, como si valiera más lo malo conocido. Si las turbulencias socio-políticas golpearan nuestras mentes, no habrían sucedido en vano. Hay que hacer frente a las situaciones, en lugar de poner a actuar mecánicamente el sistema legal. Claro que es dura la ley, pero no podemos olvidar que todas las leyes han sido elaboradas por el poder de legislar, que está en el Parlamento por mandato de los ciudadanos. Son estos los que exigen reformar la ley de educación para adecuarla a lo que necesita la sociedad española, pero los parlamentarios parecen dormidos y no se dan por aludidos. Han de saber que la única dirección posible es la de aprender para la vida.

Julián Arroyo Pomeda


miércoles, 8 de noviembre de 2017

La juez Lamela y Bruselas

T
odavía no se ha conseguido superar la conmoción producida por los acontecimientos políticos y judiciales acaecidos en Cataluña, cuando llega la noticia esperada de la posición de Bruselas, el centro de la Unión Europea. Por fin, parece que el juez encargado del caso del President cesado (es un modo usual de referencia, aunque Santamaría esté muy atenta a corregir al periodista, que le preguntaba, diciendo que era ex presidente, gran aportación la suya, desde luego) por la aplicación del artículo 155, centra el asunto con considerable sensatez. Que la juez Lamela ha sufrido un ataque de celo ha quedado en evidencia, al ser corregida desde Bruselas. Sabemos que aquí no se entra en el fondo del tema, pero si pone de manifiesto que hay otras formas de orientar la situación, sin necesidad de encarcelar a la mitad del gobierno catalán.
[www.elpais, la juez Lamela]
Para Lamela era necesario dictar prisión preventiva, no fueran a escapar al extranjero. El argumento es que si ya lo habían hecho unos, ¿por qué no podrían hacerlo también los demás? Lo sorprendente es la debilidad del contenido argumental: no tendrían que hacerlo necesariamente. El juez de Bruselas ha conseguido el efecto buscado, acordándolo simplemente con los interesados y sus abogados. Había que actuar, además, con urgencia, sólo por si acaso, aunque se entre en una actuación incoherente entre la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. No respetar derechos requiere un plazo razonable para preparar las defensas, como una semana, por ejemplo. Ya verán todos que no va a pasar nada por esta cortesía judicial. ¿Por qué se actúa en unos casos de una manera y en otros de otra? No puede dejar de señalarse que produce perplejidad y hasta cierto escándalo.

Es, también, rocambolesco que el Gobierno tenga que aclarar que los presos podrán presentarse a las próximas elecciones, ya que no están acusados de nada. Desde luego, resulta bastante raro que ciudadanos encarcelados puedan hacerlo, incluso como cabeza de cartel. ¿A esto lo llaman normalidad democrática? Lo que importa es que no huyan del país, o que puedan destruir documentos, lo que resulta muy extraño, dados los registros exhaustivos realizados por la policía nacional, así como el hecho de que ya ninguno pueda entrar en el palacio de la Generalidad. Tampoco podían huir, si se les retiraba el pasaporte. ¿A cuento de que organizar semejante tragicomedia?
[www.rtve.es; el fiscal Maza]
Bruselas, en cambio, ha hecho las cosas con rapidez y sin algarabías, ni alborotos. El fiscal español no ha disimulado nunca la ‘objetividad‘de sus actuaciones. El hecho de que tenga que declarar públicamente que el Gobierno nunca le ha pedido nada, ni tampoco lo ha hecho nunca él. Faltaría más. La jueza Lamela también ha disimulado su servilismo a las argumentaciones del fiscal. Claro, luego se extrañarán que los ciudadanos no se fíen de la justicia española. Además, seguimos haciendo el más espantoso ridículo, no aprendemos.

Desde luego, los dos estilos contrastan entre sí. En un caso resulta la seguridad y el dominio de la situación. La transparencia en la información detallada. La efectividad en los procedimientos. La coherencia y la elegancia de las formas. En el otro, todo lo contrario, no hace falta descender a detalle. Se trata de cuestiones de cultura democrática y de tradiciones consolidadas. Estamos en Europa, sí, pero apenas hemos asimilado su cultura. Nosotros seguimos a lo nuestro: que inventen ellos. Ni Unamuno hablaría ya de este modo.
[www.lavanguardia.com; Sáez de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno]
Ante el escándalo catalán, Europa parece que se contiene, como si le avergonzara hablar. El único que se expresan bien en francés es Puigdemont, mientras que los representantes del Gobierno le contestan una y otra vez. Hasta el Presidente del Gobierno español contrarresta sus declaraciones, y a que sería demasiado que algunos representantes europeos pensarán que los catalanes encarcelados lo han sido por sus ideas. No serán presos políticos, pero todos han sido cesados por declararse independientes y haberse rebelado contra el orden constitucional, habiendo escindido en dos la sociedad catalana. Tiene gracia que se diga que la culpa es de "ellos", porque se les ha advertido con infinita paciencia de lo que podría suceder, sin que lo hayan evitado. También tendremos algo de culpa "nosotros" por haber despejado caer el mazazo del 155. La Vicepresidenta del Gobierno lleva buena parte del año en curso con un despacho en Barcelona. Habrá que preguntarse qué ha hecho, además del ridículo. Acaso puede haber ido de vacaciones, pero ella dice que ha estado trabajando. Pues menudo resultado ha conseguido. Popularmente se dice que la gente pequeña de estatura tiene muy mala leche. Desde luego, talante dialogante tiene poco. A veces distinguen entre el pueblo catalán y sus gobernantes, pero no deja de sonar esto demasiado falso. 

La legitimidad de cualquier gobernante procede de los ciudadanos que le hayan elegido. Si gobierna es gracias al voto del pueblo, ¿por qué, si no? La democracia original resolvía sus litigios reunida en asamblea, mientras dialogaban entre sí y tomaban decisiones. Esto implicaba paideía (educación). En lugar de eso, ahora entre nosotros lo que predomina es la crispación, la intransigencia, el dogmatismo, el rechazo del otro, en una palabra. Negociar y llegar a acuerdos parece de ingenuos. Hay que judicializarlo todo para que los jueces apliquen las leyes, sin que importe la justicia y los derechos de los ciudadanos. Así, en lugar de evolucionar y desarrollarnos más, involucionamos y consideramos enemigos a los enemigos de España, como en otros tiempos. Que falso resulta todo.

Comprendo la indignación de Antonio Muñoz Molina, cuando en el extranjero le dicen que seguimos viviendo en Francolandia, pero con las cosas que pasan a los periódicos del exterior les tiene que resultar muy difícil entendernos. Mientras tanto, varias cadenas de radio de nuestros lares se dedican a lanzar insultos e ironías de pésimo gusto, especialmente en las primeras horas de la mañana y las últimas de la noche, manipulándolo todo. ¡Qué vergüenza da oír a los comentaristas, que lo saben todo de cualquier cosa, burlarse entre risas del ‘oso‘ catalán, o de la ‘gallina‘ de Cataluña! O propalar con el mayor desparpajo que determinados alcaldes no tienen ni el bachillerato elemental. Pobres ignorantes carrozones, ellos sí debieron cursar el bachillerato elemental, pero hace varias décadas que ya no se cursa. Nuestras cárceles pueden ser muy modernas, ofreciendo hasta piscina a los presos, que viven en ellas como en un hotel, se suele decir, pero el maltrato a los mismos también sigue de actualidad. Nada puede compensar la falta de libertad de cualquiera y la humillación de políticos gobernantes, mientras que la rabia puede seguir incrementado el número de ciudadanos que quieren ser independientes. ¡Cuánta miseria nos rodea!

El futuro horizonte

No quisiera adelantar acontecimientos, porque podrían perturbar la reflexión, pero es que el futuro, si lo hay, lo tenemos encima. Queda sólo mes y medio para las elecciones catalanas y parece probable que no haya ni siquiera proyecto político, o, al menos, nadie lo expone. ¿Hay, entonces, futuro? Si los resultados electorales fueran parecidos a la estadística actual, ¿qué pasaría? Los partidarios de la independencia continuarían con los mismos o parecidos planteamientos y ante ellos lo único que queda es continuar aplicando el 155, pero esto no puede durar eternamente, así que habría que tomar determinaciones políticas que no están en la perspectiva del próximo horizonte. Entonces, ¿qué? Claro que los más optimistas confían en que el resultado electoral dé ahora la vuelta y sean otros los que gobiernen en Cataluña, es decir, los denominados constitucionalistas. Esto es el optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la razón. ¿Podría haber un término medio equilibrador porque todos hayan aprendido algo? Siempre es posible, pero lo que no me parece es probable. Más bien creo que esto tendría una futura continuación, que volverá a realizarse en otra confrontación más o menos violenta. ¿Qué hacer? He aquí la cuestión, que, desde luego, no pueden resolver las instancias judiciales, ni mucho menos Europa.
www.elmundo.es; Puigdemont, President del Gobierno de Cataluña]
Suponiendo que el deterioro fuera cada vez mayor, igual es necesario plantear elecciones a nivel estatal para que haya nuevos gobernantes, que tengan el coraje de enfrentarse con el tema y tomar la situación por los cuernos. Todo podría suceder.

Julián Arroyo Pomeda


jueves, 19 de octubre de 2017

Galicia en llamas



G
alicia, Asturias y Portugal han sido inundadas por el fuego inmisericorde a mediados de este mes de octubre. A una mujer gallega, ya mayor, le preguntaba un reportero de televisión cómo podía acabarse esto, a lo que ella contestaba, sin titubear: haría falta un milagro. Llevaba mucha razón, porque los fuegos han acabado siendo controlados, cuando el día diecisiete llegaba el milagro de la lluvia. Los seres humanos son incapaces de hacer milagros, pero la naturaleza sí que puede y lo ha hecho.

La situación

Aristóteles escribió que la ciencia consiste es el conocimiento de la causa de algo, por lo que la filosofía es la ciencia de las primeras causas y principios. Según esto, para proceder científicamente habría que preguntar por la causa de los fuegos producidos en Galicia este otoño. Los representantes de cualquier administración enseguida se desmarcan de toda responsabilidad. Para Núñez Feijóo, en efecto, la responsabilidad única es la del "terrorismo incendiario". Así que hay terroristas, que se encargan de producir los incendios, esto es todo. Los pobres vecinos han echado el resto por apagar las llamas con los medios limitados de que disponían y algunos han perdido en ello la propia vida.

Otros dicen que el problema está en que el número de brigadistas es insuficiente, a lo que se responde de inmediato que no faltan medios para extinguir el fuego, sino que los responsables han sido los vientos. Difícilmente se puede discutir la situación precaria de los forestales: el uno octubre fueron despedidos buen número de brigadistas, echándoles al paro por la finalización del verano y de nuevo han tenido que ser vueltos a contratar, otra vez. Parece, pues, que no existe un buen sistema de prevención, pero después resulta que los fuegos han sido provocados, claro. De la chapuza administrativa se guarda un aparatoso silencio. Con contratos de tres meses, que tienen algunos brigadistas poco se puede hacer durante la totalidad del año. A ello se acompaña un sueldo de novecientos euros mensuales. Menudo esfuerzo hace la Xunta con semejante cantidad.
[Nigrán, Pontevedra; www.gaceta.es]
Aunque, probablemente, los incendios de este mes de octubre hayan sido los mayores, el problema es que cada año sucede algo parecido. Los expertos hablan de 34.000 incendios producidos en Galicia en los últimos diez años. No dirán que no han tenido tiempo de encontrar soluciones eficaces y prácticamente definitivas, pero como tienen que hacer tantas cosas los políticos gallegos... ¿Por qué no se limpian y cuidan los montes, por ejemplo? Descontrol y desidia, escasa planificación e improvisación de las autoridades hacen que los vecinos lleguen incluso a poner en peligro su vida o a morir para salvar sus propiedades, sus casas, sus tierras y sus animales. La especulación se persigue poco. Hay una Ley de Montes, pero es susceptible de matices y trampas que los especuladores saben aprovechar muy bien. Luego están las especies de plantas en los montes con los eucaliptos a la cabeza, que es la peor planta para controlar el fuego, puesto que es muy inflamable, pero se siguen poniendo.

Una vez quemado del monte, ¿qué se hace después? Algún partido político importante parece darle pena mantenerlo quemado y consideran que sería mejor urbanizarlo. Luego está la respuesta penal para los incendiarios. Ya ha dicho del Presidente del Gobierno que va a ser difícil descubrirlos, pues con esto queda todo dicho: dejemos que el desierto avance entre nosotros, por si tenemos poco en estos momentos. Tampoco el asunto de la corrupción parece ser manco, también aquí.

Quién te ha visto y quién te ve Núñez Feijóo
[Carballeda de Avia, un vecino apaga las llamas; www.EFE.es]
En 2006, el actual presidente de Galicia estaba en la oposición y criticaba con fiereza los incendios producidos entonces. Hablaba de la necesidad de coordinación y selección mejor, que entonces no hacían los gobernantes gallegos del PSdeG. y BNG. Decía en 2007: "con nosotros no moría gente en los incendios, y con ellos, cuatro personas". "Ellos" eran el gobierno autonómico bipartito. El propio Rajoy, refiriéndose al gobierno de Rodríguez Zapatero, declaraba: "hay quien no sabe gobernar, y la obligación básica de un gobernante es ser eficaz". Ahora dice Núñez Feijóo que nunca hubo tantos medios en un mes de octubre. Pues anda que si con tantos medios se produce el mayor de los incendios nunca visto... Tantos medios y tan escasa vergüenza, querrá decir. Claro que luego dirán que con esto se pretende producir alarma social, lo que es propio del cinismo más galopante.

Responsabilidad en la gestión

En cualquier caso, y para evitar lo que ahora se ha hecho inevitable ya por consumado, hay factores prioritarios que se han de poner en valor.

El principal es la previsión. De lo que se trata es de adelantarse a lo que puede llegar y poner los medios necesarios para que no ocurra lo que no se desea. Prever para proveer, parafraseando a Comte en su método positivo. No se trata de poner más medios que nunca, cuando suceden las cosas -faltaría más-, sino de proporcionar los medios adecuados antes de que sucedan, es decir, de hacer todo lo posible para que no ocurran. Poner los medios necesarios es costoso, nadie lo duda, y hasta se dirá que muchas veces no puede hacerse, porque el presupuesto no lo permite. Considerémoslo con un poco más de detalle.

Uno de los argumentos que podrá convencer a la mayoría es pensar en las consecuencias susceptibles de producirse, que son todavía mucho más costosas económica, política y humanamente. Es que, por no haber gastado antes, después hay que emplear el doble y todo por falta de la adecuada previsión. Este es el ejemplo más evidente de una pésima gestión de gobierno. Y cuando uno hace una mala gestión en su gobierno, sólo queda una solución, retirarse a tiempo y dar paso a otros que puedan hacerlo mejor. Esto es honestidad política. Si acaso, antes de hacerlo, convendría dejar terminadas las posibles indemnizaciones a pagar por los desastres producidos a los vecinos y los criterios orientadores para la recuperación inmediata de lo destruido.
[www.farodevigo.es]
Los efectos, después de la extinción de un incendio, son incalculables. Las cenizas y tierras de negruzcas descienden con las lluvias de turno y lo natural es que desemboquen en ríos y mares con la destrucción de las especies de las que viven muchas familias de pescadores, que trabajan en la mar, y sus derivados. Se resuelve lo más gordo y las consecuencias medianas suelen olvidarse con el consiguiente perjuicio para gente humilde, que se pasa la vida en la mar. Todos los productos acaban contaminados durante cierto tiempo con la consiguiente prohibición de la pesca menuda. ¿Qué hace entonces la gente que suele vivir al día, porque gana poco y se las apaña como puede? Sin ahorros y en tiempos de escasez, queda muy poco dónde agarrarse. Rezar tampoco es la solución, cuando la familia necesita comer. Y todo por no haber hecho las previsiones oportunas en su momento.

Hasta nuestros vecinos portugueses nos dan ejemplo. La ministra de Administración Interna (equivalente al Ministerio del Interior nuestro) ha presentado la dimisión al Primer Ministro, después de una dura intervención del Presidente de Portugal. La causa son los fuegos en el país vecino. Es algo que la honra. Es, además, un ejemplo de salud democrática. Próximamente, el Parlamento debatirá una moción de Censura al gobierno de Costa. Aquí, en cambio, probablemente todo siga igual, a la espera del siguiente fuego, porque los gobernantes no tienen ninguna culpa, todo se debe a los terroristas incendiarios. Y, claro, alguien tendrá que responder por no haberlos controlado. Desgraciadamente, estas y otras cosas semejantes no son las propias de nuestras costumbres.

Julián Arroyo Pomeda



sábado, 7 de octubre de 2017

Histeria periodística por Cataluña


P
arece natural que exista una gran preocupación por los acontecimientos que produce el deseo de independencia de Cataluña. Es una situación complicada la que está sucediendo, pero la prensa escrita tendría que cuidar más ahora la objetividad y matizar con toda precisión lo que publica. Las portadas de los periódicos de hoy, 7 octubre, resultan bien expresivas de que se juega con las emociones y sentimientos para excitar al pueblo llano, en lugar de proceder con el ejercicio de la racionalidad. Seleccionemos algunas de dichas portadas.

"La fuga masiva de empresas fractura el independentismo" (El País).
"Caixa Bank... anticipa una desbandada de empresas" (Diario de Sevilla, Diario de Cádiz, Málaga hoy)
"Masiva fuga de empresas" (La Nueva España).
"Espantada masiva de empresas" (La Provincia).
"Estampida de empresas" (Faro de Vigo).
A ver quién da más.
[Portada de ABC, 7 octubre 2017]
Quizás el número uno en la creación de morbo se lo lleve ABC, que echa siempre mano de lo que pilla, cuando le parece, sin que nada tenga que ver con ello la actualidad. Ahora resulta que "la Generalitat quiso armar a los mossos con un arsenal de guerra’". Según el diario, esto ocurrió a finales de 2016. ¿Para qué querían el arsenal’? Ahora queda claro. Lo que pretendían era crear una estructura de defensa para la República catalana en una situación de independencia. Con las armas podrían atentar contra la legalidad institucional, lo que, finalmente, acaban de hacer.

El resto de periódicos sí tienen en cuenta la actualidad, que juzgan casi todos con una severidad histérica. La expresión más empleada es la de fuga, desbandada, estampida, o espantada de empresas. Para algunos tal fuga o espantada es ‘masiva’, jugando unos con la adjetivación detrás del sustantivo y otros poniéndola, incluso, delante para darle más fuerza. Por cierto, la originalidad brilla por su ausencia, porque los titulares parece que se han copiado mutuamente. Algunos deben tener el mismo empresario, como los de Sevilla, Cádiz y Málaga para los que el sujeto incluso ha sido Caixa Bank.
Uno se pregunta si en las portadas se trata de ofrecer una información o de atemorizar al enemigo para que desista de su ataque. Quizás podría considerarse la portada un verdadero misil en flotación. Enseñar el armamento al enemigo declarado podría persuadirle, ya que nunca podrá ganar, porque el contrincante posee armas mucho más poderosas. Habría que preguntarse si se trata de una información veraz a la que los ciudadanos tienen derecho. En este caso, me parece discutible, porque el énfasis introducido por el término ‘masiva’ estimula al lector a que su pensamiento vaya más allá. En todo caso, se exagera, bordeando los límites de la precisión y la independencia. La información resulta parcial.

¿Qué hay que interpretar por fuga masiva? ¿Cuántas empresas entran en lo de masiva’? Un medio puede interpretar que con cuatro empresas importantes, o con diez, la fuga ya es masiva. Seguro que aquí no cuenta lo de la mitad, para qué. No digamos nada de lo que haya que entender por la ‘espantada masiva’. Lo que sí parece claro es aquello tan antiguo como que pecunia non olet, según enseñó el emperador romano Vespasiano a su hijo Tito, que se quejó de que sacara dinero por las letrinas. El dinero no huele, porque es independiente de su procedencia, es dinero y basta. Los bancos y los grandes negocios sólo buscan dinero, que se consigue en un clima de seguridad con los avales necesarios.

Si un día, quizás no demasiado lejano, los ciudadanos catalanes deciden independizarse, no bastará con que sorteen los problemas políticos, si no lo hacen, paralelamente, con los patrones de globalización, mercados de trabajo y la sociedad industrial en la que viven. Sin ellos no puede plantearse nada. Los sistemas tienen un gran poder de convicción. Además, el Gobierno facilita el traslado de las empresas con un decreto urgente, que acaba de publicar en el BOE de una forma bastante taimada para empujar a que se vayan de territorio catalán, dándoles las máximas facilidades.

¿Por qué se ha hecho ahora esta modificación? El ministro De Guindos lo dejó claro en la presentación: "responde a la demanda de amplios sectores empresariales ante las dificultades surgidas para el normal desarrollo de su actividad en una parte del territorio nacional". Claro, hay sectores empresariales que se sienten incómodos para desarrollar su actividad en Cataluña. En cambio, en el BOE, esto se reviste de un carácter teórico: "garantizar la plena vigencia del principio de libertad de empresa consagrado en el artículo 38 de la Constitución, así como respetar la prohibición de adoptar medidas que obstaculicen la libertad de establecimiento de los operadores económicos prevista en el artículo 139 de la Constitución" (BOE, número 242, del 7 octubre de 2017, página 97566). Así se han matado dos pájaros de un tiro: se complace a los empresarios que lo estaban esperando desde hace tiempo y se presiona al máximo a la Autonomía catalana. Todo ha sido muy oportuno y perfectamente enmarcado. Seguro que el gobierno de Cataluña aprenderá por la vía de los hechos, que ellos proponen establecer. Que tomen de su propia medicina.

Ahora al imperio de la fuerza se le llama defensa de los derechos y a que los empresarios hagan lo que les venga en gana, libertad de empresa. A solucionar los problemas muy prolongados, sometimiento a la legalidad constitucional, y a la actuación del gobierno de la nación, paciencia y esperar a que escampe, porque todo caerá como fruta madura. De nuevo sobresaldrán los grandes estadistas por encima de todo. Mientras tanto, sólo queda dejar que se pudran los problemas y que los ciudadanos aprendan a aguantarse.

Julián Arroyo Pomeda