viernes, 5 de julio de 2019


Alcalde Almeida, experto en desfachatez
O
Apenas dos semanas de proclamarse Martínez-Almeida y sin aclarar si concederá a Vox las concejalías de gobierno acordadas, reanudando así el pacto roto por la ultraderecha, el alcalde ha comenzado a toda velocidad. No me extraña que el hombre envidie el tiempo libre de organizaciones de protesta, porque a él no le queda ni un minuto.

"Desfachatez" significa descaro o desvergüenza, según la RAE. Otros juegan con la palabra, dividiéndola en "des" y "facha", interpretando que alguien quiere quitarse su facha o su fascismo para dejar de serlo. El alcalde de Madrid considera maestra a Esperanza Aguirre y se comprende, porque presumió siempre de desfachatez, que hizo pública en numerosas ocasiones. Descarado y desvergonzado empieza a declararse igualmente Martínez-Almeida.
 
[www.okdiario.com]
Ante la primera manifestación de protesta en defensa de Madrid Central ha declarado con total desfachatez: "Es una pena que intenten ganar en la calle lo que no consiguieron ganar en las urnas". Se ha quedado tan orgulloso el regidor, porque es un descarado. Recordemos que en las urnas últimas el PP obtuvo 15 concejales y que Más Madrid ganó con 19. No discuto que, coaligado con Ciudadanos y Vox, gobierne legítimamente con una mayoría, pero otra cosa es empezar mintiendo. En las urnas no ganaron: esto es falso.

Ítem más: "Todos compartimos que Madrid Central ha sido un fracaso", dice el regidor. No incluirá aquí a organizaciones no gubernamentales, ni a la Organización Mundial de la Salud, a Greenpeace, a la Universidad Politécnica, a Ecologistas en Acción, a comerciantes, que lo han criticado. Pere Navarro señala que haríamos el ridículo si revertimos Madrid Central. Proclamar "todos" es una falta de vergüenza y un modo de actuar tremendo. Destruir la salud por contaminación es una responsabilidad criminal.
Parece que haber ganado en las urnas, según dicen, les capacita para hacer lo que quieran. Menuda democracia. Un pan como unas hostias.
Julián Arroyo Pomeda




Un cotilleo con la peor intención


Madrid tiene dos cadenas propias de televisión, Telemadrid y La Otra. Esta segunda ofrece Sala de Clásicos con películas magníficas. Lastra su visionado la inundación de anuncios de seis minutos que insertan una y otra vez, sin respeto al espectador. No es una cadena privada, ni son películas comerciales, así que tal publicidad está de más. Es una primera mancha.

Además, hay un presentador untuoso y reiterativo, que no se ajusta a la película, sino que la desborda, picando en actores, actrices y fragmentos de otras películas que distraen la atención. Todo esto hace que la película no terminé antes de la una de la madrugada por presentación y publicidad, lo que no contribuye nada a la salud del sueño.
[R. Hayworth y R. Mitchun; www.libertaddogital.com]
A finales de junio programaron Home from Hill ("Con él llegó el escándalo"), dirigida por Vincente Minelli y protagonizada por Robert Mitchun y Eleanor Parker. Me sorprendió e indignó el comentario frívolo y lleno de mala baba del presentador sobre Mitchun. De este actor se puede decir cualquier cosa, porque lo vivió todo con su genialidad característica. Juan Luis Álvarez se refirió al actor de "ojos adormilados, se dice por el continuo uso de la marihuana por la que pasó unos días a la sombra". Un cotilleo de la peor intención.

Fue arrestado, junto con Lila Leeds en una operación trampa. Su hijo Benthey confirmó que fue una encerrona, probablemente para acabar con su carrera y, en todo caso, para apartarle del Óscar bien merecido. El suceso ocurrió en septiembre de 1948 y la condena fue revocada por la Corte de Los Ángeles en enero de 1951. Se puede leer: "el tribunal ordena que se deje de lado el veredicto de culpabilidad, se le declare inocente y el informe o denuncia sea desestimado". ¿Cómo puede conocer esto un presentador de una televisión pública?

Mitchun tenía una mirada soñadora y triste con un ojo semicerrado parece que como secuela dejada por un combate de boxeo en su juventud. Esto se aproxima más a la realidad.

Julián Arroyo Pomeda


Harnecker: la responsabilidad de que haya ricos y pobres


El pasado junio conocimos la noticia del fallecimiento de Marta Harnecker, socióloga e intelectual chilena, cuyos textos nos llegaron a través de Siglo XXI Ediciones. Lo traigo ahora aquí por dos razones.

La primera razón es porque en aquellos años del final de la década de los 60 y comienzos de la del 70 en las universidades españolas, especialmente en Madrid, no se llevaba explicar marxismo. A partir de 1965 los profesores Tierno, Aranguren, García Calvo y otros eran separados de sus cátedras por apoyar las protestas estudiantiles e insubordinación contra las autoridades académicas. Tuvieron que ejercer fuera de España. Las presiones y violencias se recrudecieron en el 68.

En las oposiciones de filosofía a Enseñanzas Medias el tribunal se removía de sus asientos cuando algún opositor osado se atrevía a decir en su exposición oral Tomás de Aquino, Agustín, de Lubac, etc. Alguien del tribunal le pedía que explicara si tenía algo en contra de tales autores y por qué no decía Santo Tomás, San Agustín o el padre de Lubac. El opositor quedaba informado de que y procuraba corregirse en adelante.

Por aquellas fechas los estudiantes universitarios interesados en conocer el marxismo se introducían en el sistema mediante los trabajos de Marta Harnecker. Todavía conservo sus dos primeros textos. Los conceptos elementales del materialismo histórico se editaron en 1969. El capital: conceptos fundamentales es de 1971. Editados en un cuerpo de letra mínimo, recogían los contenidos de una manera completamente pedagógica. Cada concepto era definido con total precisión y, al finalizar, había un resumen en unas cuatro o cinco líneas. Terminaba con un cuestionario para verificar si se había entendido todo, o unos esquemas gráficos para poder retenerlo. Se ofrecía igualmente bibliografía y textos para leer. Era una guía muy completa.

La segunda razón es cómo había llegado Marta Harnecker al marxismo. Creo que es interesante señalarlo. Era en 1958 presidenta de la Acción Católica Universitaria de Santiago y, por tanto, católica militante. Buscaba, como el resto de compañeros, hacer de su acción un compromiso con las necesidades del pueblo chileno; se relacionaban con la gente más pobre. Siempre tendrá que haber pobres y ricos, recordaba el dicho popular sin explicar por qué.
[Obreros; www.actuall.com]
En 1964 se fue a estudiar a París, bajo la tutela de Paul Ricoeur y Louis Althusser. Todavía aquí acudía a la Iglesia casi a diario hasta que el marxismo le descubrió por qué hay ricos y pobres. Es entonces cuando sus preocupaciones religiosas dan paso a las políticas, cambiando las prioridades: ahora lo primero es la política y secundariamente la religión. Este hecho no deja de tener su gracia. Comprendió que la Iglesia no daba más de sí y acabó decepcionada, el marxismo sí tenía futuro.

Finalmente, digamos algo sobre su modo de proceder. En El capital plantea cuatro conceptos. Tomemos el primero: modo de producción. Advierte que no se trata de producir bienes materiales, sino que es una expresión teórica que incluye lo material o económico, pero también otros niveles, jurídico, político, ideológico. Es un todo social, que contiene la estructura global (económica, jurídico-política, como leyes, Estado, etc., e ideológica, como ideas o hábitos; una estructura regional, que domina las demás y que se hace determinante, la económica. Es, por último dinámica, porque reproduce continuamente sus condiciones de existencia.

Terminada la exposición, ofrece el primer esquema, el de las fuerzas productivas. La producción requiere trabajo y medios para ejercerlo. El trabajo es una actividad individual que gasta las fuerzas del trabajador directo o no-directo. Entre los medios de trabajo están las máquinas, cuyo objeto es la materia bruta y la materia prima, junto con la principal y la auxiliar. Ahora es cuando se puede ver que las fuerzas productivas incluyen al trabajador directo y al no-directo y los medios de producción. Termina señalando los textos de El Capital para leer. No cabe mayor precisión y así va procediendo con todas las demás expresiones conceptuales.

Que haya ricos y pobres no es un determinismo histórico. Compadecer a los pobres y ayudarlos no soluciona nada. Hay quien tiene la propiedad de los medios de producción, mientras que la gran masa proletaria solo cuenta con su fuerza de trabajo que ofrece por un salario, tanto menor cuanto más abunden las fuerzas de trabajo en virtud de la ley de oferta y demanda. Los productos acaban en el mercado con un precio mayor a su coste, obteniendo así múltiples beneficios. Se crean incluso necesidades artificiales para que los mismos trabajadores. El mercado se hace universal. Unos ganan y otros se dejan en este hasta el escaso salario. Habría que revertir la situación, asumiendo la propiedad privada del capital. De este modo se comprende por qué hay ricos y pobres, no por designio divino ni de la misma naturaleza, que proporciona bienes para todos, sino por establecer la división entre lo mío y lo tuyo.

Julián Arroyo Pomeda



lunes, 17 de junio de 2019

¿Tiene un sentido propio el pensamiento?



La semana pasada la he dedicado a leer a Markus Gabriel, un joven filósofo alemán de menos de 40 años, para alejarme de la vorágine del reparto del poder autonómico y municipal. Aguantar declaraciones sin control, negando lo evidente, que el objetivo único es el poder de la manera que sea y saltando por encima de toda coherencia y dignidad, mientras la política se degrada cada vez más, dedicada únicamente al reparto del trozo mayor del pastel. Es vergonzoso.
[exteriores.gob.es]
En el último libro de Gabriel hay un estudio sobre el pensamiento con la sorprendente tesis de que, además de los cinco sentidos clásicos, existe uno más, el sexto, el sentido del pensamiento, que permite orientarnos en la realidad y entender lo que sucede. Este sexto sentido lo tienen todos los seres vivos en cuanto que necesitan orientarse también. Hemos de superar la idea de que el sentido del pensamiento sea exclusivamente lingüístico. Ésta es solo una forma de pensamiento, pero no la única. Lo importante es que nos orientemos en medio de la ingente información que nos bombardea diariamente.

La inteligencia artificial (IA), que suele considerarse el dios de nuestro tiempo, es una de tantas formas de pensamiento, porque resulta que no pensamos solo con la cabeza ni con el cerebro. Además no tiene base biológica, por lo que es incapaz de pensar. Desengañémonos, las computadoras carecen de mente y de conciencia. La realidad acontece y los humanos no la construimos, sino que tenemos que descubrirla.

[bbvaopenmind.com]
En relación con ello, el transhumanismo es una pura fantasía que muchos pretenden resolver mediante los avances tecnológicos. La realidad es que los seres humanos son especies biológicas e igualmente imagen de lo que deseen ser. Por eso el futuro puede ser una tragedia o una comedia. La tragedia nos destruirá, mientras que la comedia podrá realizarnos. El poshumanismo, en definitiva, implica un rechazo de la vida, cuyo valor es vivirse a sí misma como buena. Tenemos que construir lo que queramos ser.

La realidad no es únicamente la naturaleza, pero ésta es su base imprescindible. En cambio, los seres humanos vivimos al margen de ella y aun contra ella con una total desorientación, porque así no se puede anclar el respeto a todos los seres vivos que están en aquí. Europa no es ni una estructura tecnocrática ni la cuna del cristianismo occidental. Es necesario elaborar una filosofía europea que dé cuenta de todos estos aspectos.
¿Cómo valorar tales posiciones? Ya no queda espacio para ello, habrá que hacerlo en una segunda entrega.

Julián Arroyo Pomeda



domingo, 2 de junio de 2019

De las Autonomías al Estado federal




Con motivo del anuncio de los próximos presidentes de Congreso y del Senado en las personas de M. Batet y M. Cruz, no se han hecho esperar las valoraciones negativas y aun sectarias de los todavía no nombrados. Por desgracia tenemos políticos de escaso cerebro y tertulianos que se las saben todas, sin necesidad de informarse de nada, ¿para qué?
[Presidentes del Senado y del Congreso; www.elmundo.es]
En el caso de Manuel Cruz, ¿qué méritos tiene para ser presidente del Senado? Se trata de un catedrático de Filosofía Contemporánea de la Universidad de Barcelona que imparte bien sus clases, escribe libros de calidad y dirige algunas colecciones notables. Si, personalmente, siento que se tenga que dedicar a la política, es precisamente por tener que dejar su labor de docencia e investigación. Siempre se llevan a los mejores pero no se puede estar en todos los sitios. Claro que esto no representa méritos políticos.

Sin embargo, hay algo más que un independiente, diputado por el PSOE recientemente y luego senador. En octubre de 2012 Cruz tomó la iniciativa de crear en Barcelona el grupo Federalistes d’Esquerres (fed), para darle respuesta al ‘proces’ de Arturo Más, que pretendía la ruptura, advertir incluso al PSC que hablaba del derecho a decidir y llamar la atención de los denominados constitucionalistas que gritaban demasiado. Cruz fue el presidente del grupo entre 2013 y 2016. El manifiesto de lanzamiento fue publicado en importantes periódicos, pero no tuvo gran repercusión porque no había interés en dársela, seguramente. Yo soy de los que creo que su contenido es lo suficientemente significativo como para darle la importancia que se merece. Veamos lo esencial del mismo.

El párrafo segundo del Llamamiento a la Catalunya Federalista y de Izquierdas establece la crisis económica, social y política de la sociedad catalana, traducida en más pobreza, más desigualdad y menos igualdad de oportunidades. Por decirlo de otra manera: se ha destruido el estado del bienestar de la socialdemocracia. ¿Cuál es la salida de esta grave crisis? Unos proponen iniciar un proceso de secesión para romper con España, pero esto, según los federalistas, hace peligrar la cohesión social y no mejora las condiciones de vida. Lanzan una vía mágica como salida: no habrá excesivos costes económicos, ni fractura social. Todo serán beneficios, que impulsa el neoliberalismo económico, precisamente. No a las visiones apocalípticas sobre la secesión ni a la necesidad de ruptura. Así no se saldrá de la crisis, ni se contribuirá a la unidad europea. Hay que apostar por un federalismo nuevo: "una España Federal en el marco de una Europa federal y socialmente justa". Ahora bien, estos supuestos no los acepta la izquierda ni la derecha nacionalista española. No se trata de perder soberanía, sino democracia, creando nuevas fronteras.

El gobierno de Artur Más-PP ha respondido ante la crisis con políticas de recortes en servicios públicos y prestaciones sociales, siguiendo el modelo Rajoy en todo el Estado, sin importarles la convivencia, la justicia y la cohesión social. Así nos ha ido.

Complementa al documento anterior otro más breve, titulado Cataluña sin fronteras. Propone una unión profunda con otros pueblos de España en libertad y sin fronteras, que combatan juntos las desigualdades y la degradación medioambiental, mediante la tradición federalista. Denuncia el proceso de secesión CIU-ERC, que se apoya en una lógica tramposa, porque no es constitucionalmente posible la consulta a la ciudadanía. Hacerlo al margen de la ley seria insumisión política y crearía una confrontación política y social, que pagaría, principalmente, el pueblo catalán. Europa nunca apoyará la independencia. Esto lo saben bien los responsables actuales.

Supuesto lo anterior, solo queda una única solución posible: la reforma constitucional que haga más democrático y participativo nuestro modelo, pasando de la Autonomía al Federalismo, que garantice la cooperación, la lealtad, la solidaridad y la igualdad. Aquí sí se haría posible la consulta al pueblo hasta para que escoja entre monarquía o república. Las autonomías han conseguido que España progrese, pero ahora tienen que desarrollarse, porque un Estado centralista y unitario no se corresponde con la España plural. La recentralización es tan peligrosa como la independencia, sólo queda organizar la nación de forma federal. No es obligatoria la pertenencia a España siempre, pero la ruptura tampoco es la solución. Se trata de ver cómo encajar Cataluña en España. Esta es la cuestión, que no se puede renunciar a tratar. Las tensiones y los agravios sólo conducen a enfrentamientos radicales, pero ya no vivimos en tiempos de guerra civil, ni tampoco en el siglo XX. ¿No va a ser posible que los ciudadanos catalanes se sientan bien, compartiendo sus propias identidades?

¿Qué hacer entonces con el artículo dos de la Constitución? Los nuevos federalistas califican su redacción de "barroquismo unitarista". ¿Es esto cierto? Aquí el debate puede eternizarse, mientras se mantengan los adjetivos, que acompañan al sustantivo y no tienen que ser tan esenciales. Bastaría con la unidad sin remachar con lo de indisoluble y con patria sin machacar con lo de indisoluble, manteniendo la garantía de autonomía y solidaridad de nacionalidades y regiones. Me parece que sería suficiente, dejando al Senado como cámara de representación territorial. El problema es que unos quieren mantenerlo todo como está, sin mover ni siquiera una coma. Otros sugieren modificaciones para que el funcionamiento sea mucho mejor. Sólo el tiempo dirá a quién pertenece el próximo futuro.

Julián Arroyo Pomeda

jueves, 9 de mayo de 2019

El (pésimo) estilo de los políticos


Hoy nosotros estamos acostumbrados a insultarnos. Un político insulta a otro, un vecino insulta a otro, también en las familias se insultan entre ellos. No me atrevo a decir que hay una cultura del insulto, pero el insulto es un arma a la mano. Papa Francisco, Rueda de prensa en su viaje a Bulgaria y Macedonia del Norte.

Los políticos elegidos por el pueblo representan a los ciudadanos en la casa de la democracia, sea el Parlamento o el Senado. Qué menos que mostrarse ejemplares ante sus votantes y poner el alma en la defensa de sus intereses. Cualquiera que lea esto se sonreirá ante tales afirmaciones, que sólo ocurren por excepción, pero que no son la regla ni mucho menos. Por el contrario, lo que se lleva es la confrontación, el insulto, las interrupciones constantes en el debate y el menosprecio del que se considera adversario político.

A finales de abril pudimos ver en televisión los debates a cuatro, contemplando atónitos cómo se despedazaban entre sí con expresiones de lo más desagradables: ‘no mienta’, ‘todo es mentira’, ‘no se ponga nervioso’, ‘yo no he dicho eso’, y demás calaña. El déjeme terminar o no me interrumpa no deja de decirse una y otra vez. De este modo el sentido de Estado brilló por su ausencia, se notaba el bajo nivel y a muchos les horroriza que esas personas nos vayan a gobernar.

Todo esto se remonta a legislaturas anteriores en las que cada cual echaba el resto por sobresalir y alcanzar titulares escandalosos. Ante la inmersión lingüística en Catalunya, un político dijo que es como dejar que los pederastas campen a sus anchas. Otro llamó mariposón al presidente del gobierno de entonces, aclarando que ocupaba un cargo ahora y otro después. El presidente Zapatero fue lo peor que le ha ocurrido a la democracia española después de Tejero. De Santamaría se dijo que era una monja novata. Un ex presidente de Comunidad Autónoma estableció que Hitler y Mussolini destruyeron el sistema desde dentro y que esta clase de golpismo también lo practicaba el presidente de la Generalitat. Un ministro del gobierno afirmó que el aborto y ETA tenían algo que ver. Otra ministra dijo ante un escrache que el último acoso conocido es el de la Alemania nazi. Y un periodista afirmó que de tener una escopeta recortada dispararía contra algunos miembros de Podemos, o que "el bebé de Bescansa debe estar en algún contenedor". Cuántas barbaridades.

En otros tiempos tampoco se mordían la lengua los políticos, pero lo hacían con una ironía de más clase, como Gil Robles, cuando, al lanzarle que todavía llevaba calzoncillos de seda, contestó: "No sabía que la esposa de su señoría fuese tan indiscreta". Cánovas del Castillo respondió a unas señoras que le pedían un favor, disculpándose por molestarle: "a mí las mujeres no me molestan por lo que me piden, sino por lo que me niegan". Qué distinto a cuando una diputada abronca a Rufián con "no me guiñes el ojo, imbécil". O un ministro del último gobierno al mismo diputado, diciéndole que en el hemiciclo esparce "esa mezcla de serrín y estiércol que es lo único que usted es capaz de producir".

[www.publico6mayo19.es]
Finalmente, en el último debate de los aspirantes al ayuntamiento de Madrid uno de los representantes acusó a la alcaldesa de la suciedad y abandono de la ciudad y de que no apueste por la cultura. Carmena contestó defendiendo la cultura y el aumento del turismo que llega a la capital, pero el anterior le interrumpió que eso sucedía ‘a pesar de’. "Perdona, no me interrumpas", le pidió Carmena, pero seguía haciéndolo. "¿Me quieres no interrumpir?". Y el otro: "Si, sí, pero es a pesar del ayuntamiento". Y Carmena: "No me interrumpas", porque es debido a lo que está haciendo el ayuntamiento. Ni cortesía, ni educación, ni respeto, sino simple ataque para destrozar al otro.

Cosa semejante se ven diariamente en televisión. No hace mucho había una cadena basura por antonomasia, pero ahora ya lo hacen casi todas hasta producir asco oírlas. Así se habla también en los centros de enseñanza, en muchos titulares de periódicos, en bares y cafeterías, y entre la gente normal. ¿Hasta dónde vamos a llegar en enfrentamientos apasionados, bajo nivel, encuentros broncos y de la peor baba posible?

Julián Arroyo Pomeda



sábado, 4 de mayo de 2019

Cambio climático: se acaba el tiempo


"La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería. Muchas veces se toman medidas solo cuando se han producido efectos irreversibles" (Papa Francisco).
"Mientras insultamos a la tierra, su única respuesta son sus flores" (R. Tagore).

Se habla y escribe mucho sobre esta clase de emergencia mundial, tanto como lo poco que se hace por darle una solución. Las preocupaciones crecen por momentos en la medida en que se nos va haciendo presente el cambio y sus peligrosas consecuencias. La razón humana solo aprende ante destrucciones irreversibles como si no fuera capaz de pensar y elaborar previsiones. Somos tan torpes que algún día desapareceremos en el escaso y desganado intento. Definitivamente, el hombre es una enfermedad, como escribió Nietzsche.

Notamos que aumenta la temperatura con un clima más caluroso. Este calentamiento por causa de los gases de efecto invernadero produce el cambio climático. ¿Se puede afrontar el problema de tales gases? Sí y no, porque son efectos de la actividad de los humanos, que se resisten mucho a modificar. Lo sabemos bien, pero apostamos por las industrias que consideramos necesarias. Así, los cambios que antes eran más lentos, ahora se incrementan por causas humanas, porque el efecto invernadero ya no es algo natural y destruye vida en lugar de mantenerla. De aquí proceden efectos nocivos y catastróficos, como deforestación, deterioro y aun destrucción de ecosistemas marinos, unidos al aumento de la población, a la que hay que atender necesariamente.
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Los humanos inician su intervención en el cambio a partir de la Revolución industrial. Esta se considera históricamente positiva, y lo es, pero se olvidó controlar la producción y el consumo. El objetivo era producir siempre más, porque, paralelamente, se consumía también más. El consumo era la única motivación y las energías de combustibles fósiles no tenían límites. Así aumentaban las emisiones, un hecho que en principio pasó desapercibido, pero dejó una factura que estamos pagando. Nos apena que se derritan las masas de hielo en los polos, pero esto incide en el aumento del nivel del mar con la amenaza de las costas. Nada digamos de una meteorología cada vez más violenta, sequías nunca vistas e incendios permanentes y aterradores. Animales y vegetales son arrastrados muchas veces por ríos desbordados e incontenibles en su paso. Así se convierte la tierra en desiertos y se suceden migraciones masivas, invadiendo y adueñándose de lugares que no estaban hechos para esto.

Los expertos alertan de que se puede frenar el cambio climático todavía para lo que conceden apenas 11 años. Después, la situación se convertirá en irreversible, si no priorizamos tal emergencia. Sólo nos queda hasta el año 2030, pero los gobiernos se ponen de espaldas ante el dato. Por eso están surgiendo plataformas de desobediencia civil, como Extinction Rebellion en Gran Bretaña y movimientos de estudiantes en España, entre otros.

Se están haciendo perceptibles los impactos del cambio en una serie de datos contrastados, que nos ponen en alerta. Entre otros tenemos la temperatura global que aumentó en 1,1° en 2016, la subida del nivel del mar, los deshielos, daños en cosechas, sequías, huracanes y riesgos en la salud (aumento de asmas y alergias, sobre todo). Mientras tanto, ¿qué hacen las industrias energéticas? Mantienen la energía del petróleo, carbón y gas, en lugar de entrar en las renovables. En España, desgraciadamente, eléctricas como Endesa, Iberdrola y Fenosa siguen empleando energía sucia, porque les resulta más barata y da mayores beneficios, que es lo que interesa.

Viniendo a España, ¿qué nos pasa? Pues que tenemos un elevado riesgo ambiental, según él Instituto Geográfico Nacional. Somos muy vulnerables. Veamos por qué. Nos encontramos en proceso de desertización, nuestro suelo se degrada, nos llegan especies invasoras con amenaza de la biodiversidad, además de aumentar el nivel del mar, proliferar las sequías, olas de calor, glaciares que se pierden, inundaciones, incendios constantes, entre otros fenómenos. La intervención de control se hace más urgente, si cabe. Un hecho preocupante es que las olas de calor duran tres veces más que lo hacían a finales del siglo XX. Nos vamos adaptando, qué remedio.

Datos de este mismo momento nos dicen que hemos pasado el invierno más seco del presente siglo. Aemet precisa que no llovió ni la mitad de lo que es habitual. La primavera ha entrado muy calurosa con varios días de lluvias torrenciales en abril. Para mayo y junio están previstas menos precipitaciones y temperaturas altas con diferencias considerables entre la noche y el día. El desierto crece entre nosotros, como pensaba Nietzsche, pero no sólo cultural, sino también demográfica y meteorológica mente. ¿Qué va a ser de nosotros? Todavía estamos a tiempo de controlar el cambio climático. Empecemos, definitivamente, ya por la cuenta que nos tiene.

Julián Arroyo Pomeda