sábado, 21 de junio de 2014

¿Es la religión una disciplina escolar?


En la revista "Religión y Escuela", de junio-julio 2014, puede verse en la página 13 un recuadro con este sorprendente titular: "La derecha está acabando con la enseñanza de la religión en España".

Sorprende mucho tal pronunciamiento, ya que la LOMCE parecía poner las cosas en su sitio, impulsando esta disciplina, al dotar su correspondiente alternativa, "Valores sociales y cívicos", o "Valores éticos", según la etapa, y haber recuperado su evaluación. Esto se valora como "muy positivo", según Carlos Esteban, director de la citada revista.

A pesar de todo, Esteban siempre ha guardado una reserva prudente, añadiendo un todavía. En efecto, que sea evaluable a todos los efectos y en términos iguales a las otras materias fundamentales no puede asegurarse todavía.

Esta elemental prudencia queda rota ahora con el citado titular, que en su segundo párrafo afirma ya sin ambages: "la realidad es que la política que está llevando a cabo la derecha es un paso aún más profundo en el laicismo educativo". Derecha y laicismo son términos fuertes, que no dejan lugar a ninguna duda. Que sea, precisamente, la derecha la que profundice en el laicismo es muy difícilmente creíble, por lo que me parece solamente una afirmación retórica para despertar a los dormidos, que ya consideraban ganada la batalla.

La derecha en España ha sido siempre favorable a las creencias religiosas y sus partidarios son mayoritariamente católicos, como debe ser, mientras que la izquierda con su defensa del laicismo era el diablo en persona. No deja de tener su gracia una de las primeras declaraciones del Papa Francisco, diciendo que él no era de derechas y defendiendo el Estado laico. A la caverna derechosa la puso de los nervios, pero parece que está calando en las conciencias satisfechas de muchos. Nunca es tarde.

Los Acuerdos Iglesia-Estado fueron un bálsamo en su tiempo y siguen esparciendo consecuencias en la actualidad. El problema surge cuando uno se agarra a un clavo ardiendo, porque acaba quemándose. Esto es, exactamente, lo que ha pasado, desgraciadamente, a causa de efectos no deseados. En lugar de gastar todas las energías en refunfuñar si se cumplen o no los Acuerdos en las distintas leyes educativas, el camino debió ser otro, trabajar en demostrar el verdadero Estatuto de la enseñanza de la religión en la escuela. Al no hacerlo así, se cometió un grave error, que ahora se puede pagar.

En efecto, ¿es la religión una disciplina escolar? Esta es la cuestión y, paralelamente, ¿por qué no impartir la Teología como una disciplina universitaria de carácter civil para estar presente en las universidades del Estado? Esto ocurre en otros países, por ejemplo, en Alemania y ha funcionado bien. Creo que la respuesta está en el miedo de las instituciones episcopales a la ciencia y a perder el control de la ortodoxia de quienes podrían enseñarla. En su lugar se reservan las titulaciones a las universidades pontificias y eclesiásticas para lo que se convierte cualquier institución en Universidad y todo listo. Empezaron por los Institutos Superiores de Teología y han acabado por crear, por ejemplo en Madrid, la Universidad San Dámaso, de lo que era el antiguo Seminario para formar sacerdotes. Así nos va.

Sin embargo, siempre vuelve a la burra al trigo. Así el sindicato APPRECE, que se distingue por la defensa del profesorado de religión y su situación laboral, se mantiene inmóvil, sin salirse de su propio carril. Sigue proclamando el derecho de los padres (artículo 27,3) e invocando el artículo 16,3 de la Constitución española. Después se agarra a los Acuerdos de 1979 con la equiparación de la religión a las asignaturas fundamentales. Esto es lo que denuncia por incumplimiento del Ministerio. Piden una norma que regule la enseñanza de la religión en todo el Estado y sus horarios mínimos, así como la oferta obligada de la religión en todo el sistema no universitario, como hizo la LOMCE. Malo vendrá que bueno te hará, dice el refrán. Ahora invocan la LOMCE del gobierno socialista de Rodríguez Zapatero. He tenido que leerlo otra vez, porque no podía creérmelo. Qué romos son algunos.

Todo este asunto debió haberse resuelto hace mucho tiempo, pero no se hizo, tanto por comodidad, como porque a los eclesiásticos les convenía dejarlo así, no para favorecer al profesorado de religión, ni a la materia misma, -no hay que ser ingenuos- sino a sí mismos y a la institución que representan, ofreciendo gato por liebre, como casi siempre. Sólo va quedando ya o sacar la religión de la escuela, dado lo obsoleto de los Acuerdos, que propician la alternativa con lo que la religión viene dependiendo de la misma, o considerar el Estatuto epistemológico de las manifestaciones religiosas como hecho histórico-cultural, necesario para la formación integral de los estudiantes.

Ahora, sin Religión no habría Ética, o "Valores éticos", pero esto tampoco es admisible, porque la Ética es una rama ancestral del campo filosófico. La filosofía no puede seguir siendo esclava de nada. El intelecto busca la fe (intellectus quaerens fidem) o no la busca, dado que no es imprescindible para la naturaleza de tal intelecto. Obligar a unos a cursar la alternativa para garantizar el derecho de los otros a estudiar religión es una contradicción. La singularidad de los Acuerdos es que se inclinaron por la Jerarquía eclesiástica, como si el Estado siguiera considerándose confesional. ¿Qué clase de acuerdo es el que favorece sólo a una parte?

Parece que la alternativa justifica la religión y la legítima con su inseparable suplemento que la apuntala a cargo de las disciplinas filosóficas. Pues bien, la filosofía prefiere que la dejen a su modesta suerte, antes que someterla a servidumbres y perversiones. No se puede tomar la moral en vano. La Ética tiene que ser simplemente filosófica, sin religión. Sólo queda iniciar la Historia de las religiones, porque no se debería olvidar que Dios escribe siempre derecho con renglones torcidos.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: sin dioses. org, panoramio.com, engracia. es


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