viernes, 30 de enero de 2015

Histerismo de la plutocracia financiera


Cuando un partido político se encuentra inundado hasta las cachas de corrupción, sus dirigentes más representativos suelen ponerse histéricos y hasta neuróticos, pensando que los acontecimientos pueden pasarles una factura elevada próximamente. Entonces reaccionan del modo más esperpéntico posible en lugar de empezar a reconocer lo que es verdad y poner remedio a tantos males. Siempre es posible hacerlo, aunque los tribunales de justicia contraigan, cada vez más, el estrechísimo cerco.


Todavía no ha pasado una semana del triunfo de Tsipras en las elecciones griegas y ya se han producido todo tipo de reacciones, sin dejar pasar ni un solo día. A la cabeza se encuentra Alemania, que endurece su postura de negociación con el fin de que otros países periféricos no se contagien. No importa Grecia, sino las posibles consecuencias. No importa ni siquiera a los griegos con más poder económico, que ya están sacando el dinero de los bancos ante la perspectiva del fin de la austeridad. ¿Concesiones? Si fuera posible, ni una, y, si no hay más remedio, las mínimas. No se debe olvidar que los recortes y ajustes económicos han hundido al PASOK. ¿Que intentan hacer ahora de nuevo?


España, adalid y sierva de Merckel da sus campanazos. De Guindos ha alertado que Grecia necesita financiarse y esto sólo lo hacen los mercados, si cumple los compromisos contraídos, que se reducen a pagar las deudas. Conviene recordar que De Guindos fue presidente de la filial española del banco de inversión Lehman Brothers, que quebró en 2008. Es decir, que fue uno de los responsables del desastre como lobo que vigilaba las ovejas. Éstos son hechos, no interpretaciones. Éste es el hombre que está proclamando que nosotros creceremos al 7%. Cuidado: hay que saber de dónde venimos. Ahora los españoles tendremos que pagar la deuda de 28.000 millones que España ha prestado a Grecia. Pero, ¿qué españoles se los han prestado? Los de a pie no, que tampoco son responsables de la crisis. Habrá sido el actual Gobierno, pero entonces, ¿por qué no los paga este gabinete que lo hizo bajo su entera responsabilidad y sin contar con nadie? Yo lo doy, pero exijo luego que pague su cuenta cada español. Una banda de ladrones y sinvergüenzas es lo que son.

González Pons riza el disparate comparando a Syriza con Otegui. Como Otegui celebra el triunfo de este partido, esto no puede ser una buena noticia para los españoles. Qué manera de desbarrar, que tendrá que ver lo uno con lo otro. A él no le gusta, deje en paz a los españoles. ¿Cómo se va a quedar atrás Rajoy? "Prometer cosas imposibles genera frustración", dice sobre Syriza. Cuánto sabe de esto este gran pillo, que no ha dejado de mentir a los españoles desde que llegó. Apoyó a Samaras, que ha perdido, lo que no le ha impedido felicitar a Tsipras.

¿Qué decir del cínico Montoro, tan solícito para investigar lo que ha cobrado Monedero, encubriendo "gastos que no son reales", y que se desentendió de las denuncias interpuestas a Jordi Pujol? Este personaje no debe haber encubierto nada. Este es el hombre que salvará Hacienda. Es un asco hacerse así el sueco.

Las plutocracias financieras no han perdido un segundo en reaccionar. La prima de riesgo griega ha superado los 1000 puntos y su bolsa ha caído a casi la mitad. El poder financiero está muy inquieto y es capaz de no respetar las elecciones democráticas, hundiendo todo lo que haya que hundir. ¿Qué es esto? El euro se deprecia frente al dólar.

A todo esto, ¿qué acciones tan importantes y escandalosas está realizando el gobierno de Tsipras? Lo que se propone es la salvación social, devolviendo a Grecia su dignidad y soberanía. ¿Tan malo es esto? Más en concreto, quiere el gobierno establecer medidas coherentes y humanitarias, priorizando el bienestar de las gentes sobre el enriquecimiento de las élites financieras, que se revuelven, desvergonzadamente.

Desean renegociar la deuda, no impagarla. ¿Por qué? Porque si no se modifican las condiciones actuales del rescate, entonces no es posible el crecimiento. Pensando hasta egoístamente, sólo si crecen podrán seguir pagando su deuda. Esto es elemental.

Quieren restaurar los puestos de trabajo a los funcionarios despedidos inconstitucionalmente. Esto es de simple justicia. Acabar con el espectáculo de las limpiadoras que se manifiestan ante el Parlamento por haber perdido su puesto de trabajo. O de volver el puesto a los trabajadores de la radio televisión griega. ¿Es tan grave esto?

Desean detener las privatizaciones de puertos y aeropuertos, por ejemplo, porque benefician a unos pocos y destruyen los objetivos sociales. ¿No ha debido estar siempre el interés común por encima del privado?

Quieren abaratar la electricidad para poder competir y favorecer a las familias más pobres, ofreciéndosela de modo gratuito a quienes la necesiten por estar por debajo del umbral de la pobreza. Además, con esta medida las empresas serán más productivas.

Devolver la universalidad al sistema público de salud y eliminar los pagos en hospitales y medicamentos, que ahora los griegos tienen que pagar por receta y atención hospitalaria.
Poner el salario mínimo en el nivel que tenía antes de la crisis. No quieren que ningún griego pase hambre, proporcionándoles comida.

Los agoreros de siempre se preguntan con qué dinero van a establecer tales medidas. Es muy fácil de entender: se trata de priorizar el gasto, dedicándolo a lo que sea imprescindible. Además, habrá que controlar la evasión fiscal. Es bueno soñar, que ya está bien, y también disfrutar del sol a diario. Tienen derecho a 100 días para presentar sus propuestas, permitámoselo, como se hace con cualquier otro gobierno que empieza. Ya está bien de humillar al pueblo griego.

Atacar a todos se ha convertido en consigna universal. Los periódicos también se mueven en esta histeria. Incluso El País, que parecía el menos morboso, se ha revuelto, porque Monedero ha falsificado su currículo, al escribir que fue invitado por Klaus Offe, de la Universidad Humboldt (Berlín) y la Iberoamericana de Puebla (México). Esto hace titular al periódico: "Monedero falseó la mayor parte de su currículo”. Hombre... parece excesiva esta valoración. El Mundo siente que le han pisado la noticia y lleva hoy (30 enero 2015) en portada: "Monedero responde atacando: ‘Nos han declarado la guerra’". Que aparezcan ya los misiles, hombre.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: www.vozpopuli.com; www.cadenaser.com; www.elmundo.es;www.juan carlosmonedero.org


domingo, 25 de enero de 2015

La filosofía desahuciada


¿Piensan las administraciones educativas? En cuanto instituciones oficiales desde luego que no, ya que carecen de capacidad para ello. Otra cosa son las personas que se encuentran al frente de las mismas. Éstas sí tendrían que pensar en cómo organizar y gestionar el contenido de leyes y decretos que salen de las mismas, parece lógico. Pues bien, creo que tales personas piensan todavía menos por lo que vamos a ir viendo, referente al Ministerio de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de España.

Con fecha 3 enero de 2015 se ha publicado en el BOE el Real Decreto que establece el currículo básico del bachillerato. Teniendo en cuenta que el primer curso de dicho bachillerato comenzará a impartirse en el próximo mes de septiembre, parece que la previsión para que las distintas administraciones lo adapten es escasa. Nada digamos de las editoriales que ofrecen libros de texto y demás recursos para profesores y alumnos. Se impondrá la improvisación, dado que no tienen tiempo material para desarrollar los contenidos de las distintas materias. Tendrán que trabajar a destajo, en lugar de hacer las cosas bien y con calidades técnicas.


Las materias troncales en primer y segundo de bachillerato se fijan en los artículos 27 y 28 de Decreto. Su particularidad es que unas tienen continuidad en los dos cursos y otras no. Las desventajas de estas últimas son evidentes. La filosofía es la única materia troncal, que sólo se cursa en primero de bachillerato, lo que tendrá consecuencias graves en la evaluación final de la etapa. Por qué ese cursan unas materias en los dos primeros cursos y otras sólo en uno, es algo que acaso sepa únicamente el legislador. Mientras no se dé una explicación razonable, esta decisión es discutible y, además, implica una grave discriminación. ¿Por qué se trata tan mal a la filosofía? Se me escapan las razones, que, en todo caso, tiene que ser ideológicas.

Centrándonos en la evaluación final, ésta incluirá "todas las materias generales cursadas en el bloque de asignaturas troncales" (artículo 31,1, a). Y añaden que en el caso de las materias que impliquen continuidad, lo que sucede, por ejemplo, con Lengua Castellana y Literatura I (en primer curso) y Lengua Castellana y Literatura II (en segundo curso), así como también Matemáticas I (en primer curso y Matemáticas II (en segundo curso), entonces para la evaluación se tendrá en cuenta solamente la materia cursada en segundo curso. Esto es lo que se venía haciendo hasta ahora con la prueba de Selectividad y era razonable.

Si los técnicos oficiales salieron alguna vez de sus despachos o, simplemente, preguntarán al profesorado ejerciente en las aulas, se darían cuenta de que los jóvenes estudiantes olvidan prácticamente todo lo estudiado en el curso anterior al año siguiente. Esto por varias razones, que no es cuestión de explicar aquí ahora, pero es un hecho comprobable, por lo que en el curso segundo siempre se suele repasar un poco lo del año anterior, durante el primer trimestre.

Parece, pues, manifiesto que la materia menos digna de consideración es la Filosofía. Al haberse cursado sólo en primero, cuando venga la evaluación, al finalizar el segundo curso de bachillerato, se habrá perdido la actualización de lo que se estudió anteriormente y no será posible ya orientarlo ni siquiera mínimamente. Implícitamente se está avanzando el mensaje del escaso valor de la filosofía, por lo que es mejor dedicarse a preparar las materias de segundo, ya que las demás no interesan ya. Esta valoración no sólo no es objetiva, sino que es, a todas luces, injusta.


¿Se podría hacer algo todavía para corregir semejante atropello? Siempre es posible hacer algo, pero no se hará, porque lo que no hay es voluntad para ello. El mensaje transmitido es más que manifiesto: no hemos podido suprimir definitivamente la filosofía del bachillerato, pero la devaluaremos tanto que, al final, acabará cayendo por su propio peso. Esto es lo que deben haber pensado los técnicos del currículo básico, orientados por el mostrenco capitán del Ministerio, Wert Ortega, que ordena y manda sin demasiadas contemplaciones. Para tales decisiones tan contundentes, pero demasiados torpes, no se necesita pensar ni mucho ni poco.


Contra los descerebrados del MECD, agradezcamos al diario El País que ofrezca la biblioteca de grandes pensadores, actualizando así el valor de la filosofía, precisamente ahora. Necesitamos mucho de estos apoyos.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones:www.profesorgeohistoria.eswww.elfortindeguayana.com; www.elpais.es



lunes, 24 de noviembre de 2014

Transición nada modélica, ni concluyente


Estamos en unos momentos cercanos a la finalización de la Transición política española. Podría acabar pronto el ciclo de un régimen bipartidista en el gobierno de España que la transición de la dictadura a la democracia estableció sin apenas justificación, aunque con la mirada puesta en los países democráticos europeos y estadounidenses, pero es muy arriesgado trasplantar situaciones de unos países a otros, como se está visualizando claramente ahora. Por eso, unos y otros notan el nerviosismo de la conmoción que podría ocurrir. Querer acabar con la transición es cosa de ignorancia, se ha dicho, o es necesario reformar la Constitución para no destruirlo todo, indican otros.

La realidad es que el Estado español se encuentra inmerso en una situación de descomposición, que parece ya imparable porque se va hundiendo cada día un poco más en la corrupción, que tiene como consecuencia la máxima desigualdad social, sin la sostenibilidad ya de un marco que se hace más permeable por momentos. Cuando preguntan al ciudadano de a pie qué se podría hacer para salvarnos, unos optan por la purificación del fuego que lo explosione todo de golpe y otros se resignan a la impotencia completa. Un desempleo en torno al 24% de la población, con más del 50% en los jóvenes, que el actual gobierno ha aumentado en sus tres años de mandato y que es incapaz de parar, teniendo el cinismo de echarnos en la cara que somos los primeros de Europa en la recuperación económica, como si nos escupiera y se carcajeara en nuestras barbas miserables. La paciente sociedad española ya no puede aguantar más.
Se reiteran las proclamas a cooperar porque podremos salir adelante como otras veces se ha hecho y más ahora que tenemos la juventud más formada que nunca. Mientras tanto, el sistema educativo no sólo aparece estancado, sino que retrocede y no consigue interesar a los educandos por más estándares de aprendizaje que se establezcan.

Por si fuera poco, a la gran nación catalana no se la detiene ni con leyes y fiscales, ni con el mazazo de la soberanía, ni con las proclamas a la unidad. La unidad requiere un proyecto común, que no se ve por ninguna parte. Unámonos para alcanzar un proyecto futuro, sí, pero ¿dónde está éste?

Tanto nos han bombardeado con que la transición política fue un verdadero modelo a imitar que se sigue presentando internacionalmente, de vez en cuando, como digno de exportación. Pero hace aguas muy potentes que lo están estrellando sin remedio. Y es que sus bases pretendieron establecer la democracia política, desde luego, pero manteniendo el franquismo en todas sus vertientes, puesto que todo quedó "atado y bien atado". Cerebros y mentes están deformados. Tenemos las testas resecas, duras y berroqueñas, como ya señalaba Ortega en 1906.


Aquí nunca se hecho justicia a las víctimas de la dictadura franquista, ni se ha restablecido el legítimo gobierno republicano -al menos moralmente y con alguna dignidad-, que derrocó violentamente el golpe de estado del 36. Para nuestra vergüenza ha tenido que ser la jueza argentina, María Servini, la que ha ordenado, incluso mediante la justicia internacional, que sean detenidos preventivamente unos 20 acusados por crímenes durante
la dictadura, entre ellos Martín Villa, que fue ministro de Gobernación con UCD, y Utrera Molina, ministro de la dictadura y suegro de Alberto Ruiz Gallardón. El primero reprimió una concentración de trabajadores en Victoria, el 3 marzo 1976, con el resultado de cinco muertos. El segundo firmó la sentencia de muerte de Puig Antich, condenado y fusilado en 1974. Ni fueron juzgados tales ‘prohombres’, ni lo serán. Es más, en España se burlan de las decisiones de Servini. Tampoco mueve ficha la justicia internacional. Así que votamos la Constitución y aprobamos los demás acuerdos y los actos perpetrados en el franquismo. Por eso vemos a los que aún quedan de aquel régimen y a sus descendientes que nos gobiernan todavía.

Mientras pensaba en todo esto, cayó en mis manos la última gran novela de Rosa Regàs, Música de cámara. Resulta impresionante esta historia de amor entre Arcadia y Javier, con ideas tan distintas y estigmas tan marcados por el ambiente opresor de la posguerra, que acaban haciendo estallar la relación, aunque Regàs nos regale un final abierto --"Serás, amor, un largo adiós que no se acaba". Es todo un acierto. La narración en su primera parte alcanza momentos literarios emocionantes, que la segunda, mucho más breve, culmina con la terminación del exilio definitivo.

Regàs ha declarado esto: "Parece que ahora nos percatamos de los múltiples errores de una transición que creímos maravillosa". Ya sé que se trata de que los lectores visualicen cómo influye en la relación sentimental vivir en una dictadura, pero el contexto histórico en que se desarrolla la trama es importante. A mí me parece que el diálogo último de los dos personajes es algo que Regàs necesitaba decir. Se hizo el tránsito de manera impecable, es decir, sin exigencia de responsabilidades, ni juicios, ni desmantelamiento de muchas instituciones, sin resolver delitos de sangre, ni asesinatos: "No se puede fundar una democracia sobre los rescoldos de una dictadura", dice Arcadio (página 270). Y se hizo así, exactamente.

Incluso Franco nombró a su sucesor, el rey Juan Carlos I. Todo se amnistió y nadie hizo ninguna revisión de esto, incluso socialistas y comunistas, que eran, en su mayoría, republicanos. No puede limpiarse ya la historia porque todo quedó en las mismas manos de quienes anteriormente lo tenían o lo usurparon. Estamos inmovilizados, sin poder reaccionar.

La presentación de Barcelona es magnífica, qué bien conseguida está en la narración.

¿Para qué decir más, cuando se ha llegado a la más fina justeza? Hay que leer esta novela y alimentar la valentía de ilusionarse ante el final de un régimen que se acerca con pasos tranquilos, pero firmes y seguros. Que sea bienvenido y más cuidado, porque, en la despedida de Javier, se dice que "lo más complicado y difícil no había hecho más que empezar" (página 317).


Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: www.frase-la-transicion; www.amnistiapresos; www.elpais14octubre2014; www.elpais14octubre2014; portada de la novela

martes, 11 de noviembre de 2014

Monago, el pillastre extremeño

Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles (B. Brecht)

En medio de la gigantesca nube de corrupción que envuelve al partido gobernante, apretando cada día más el cuello hasta asfixiarlo sin remedio, acaba de aparecer un último punto de luz iluminadora, el Presidente de Extremadura, por el escándalo de sus viajes varias veces al mes a Canarias hasta alcanzar un número de 32.

Quién es Monago


El Presidente de la Junta de Extremadura, desde el 7 julio 2011, nació en Quintana de la Serena (Badajoz) hace 48 años. Su primer trabajo profesional fue el de bombero, en 1987, como se encargó de divulgar ABC: "De bombero a presidente". Luego hizo Formación del Profesorado de EGB, Derecho en la Universidad de Cáceres y Salamanca, y entró en la carrera política a través de las Nuevas Generaciones del PP. Se convirtió en presidente gracias a la contribución de Izquierda Unidad de Extremadura con quien gobierna.

En sus tres años de gobernante se ha mostrado como un verso suelto, pactando con Izquierda Unida, suprimiendo los sueldos de los ex jefes del Ejecutivo, limitando el mandato de los presidentes de Extremadura a dos legislaturas, divulgando sus balanzas, siendo partidario de listas abiertas y de que gobierne la más votada, exigiendo inversiones, porque Extremadura es la gran olvidada de España, y mejor financiación, no apoyando la ley del aborto de su partido, pactando con el gobierno el pago de la deuda histórica que deben, superando una moción de censura, trabajando legislativamente contra la discriminación sexual, siendo partidario de acuerdos, estableciendo un subsidio de 300 € para las mujeres a partir de los 75 años, pretendiendo aliviar a la clase media con su reforma fiscal y haciendo deducciones a las rentas bajas, entre otras gestiones de gobierno. En fin, que parece tener tirón electoral y aprecio ante el pueblo.

Trayectoria truncada


Así ha sido hasta que el diario Público le ha cazado en sus viajes a Canarias a este orgulloso defensor de la austeridad a cargo del Senado para visitar a su pareja, que vive en Tenerife. Aquí se ha montado el lío, al haberlo negado, de entrada, Monago para proclamar que los viajes privados los pagó yo, aunque, finalmente, admite que devolverá hasta el último céntimo de lo gastado, porque él no está en política por dinero. De este modo ha conseguido que su partido en pleno le aplauda sus fechorías, por mucho que diga que "siempre he ido a trabajar honestamente". Honestamente, desde luego que no, aunque cierren las filas que quieran cerrar.

El caso es que hay que reconocerle desparpajo en sus declaraciones. En los recientes "Encuentros", celebrados en el diario El Mundo, alguien le preguntaba si no sentía vergüenza por los robos sistemáticos producidos en su partido. Esta era su respuesta: "El delito no puede nunca quedar impune. El culpable debe pagar en derecho por sus hechos. No se puede en ningún caso justificar que la confianza que se deposite en un representante público, se quiebre con hechos reprobables". Lo que pasa es que para ser coherente tendría que aplicarse a sí mismo sus propias palabras: culpabilidad, impunidad, hechos reprobables. De lo contrario, no se puede ser un político ejemplar, como le consideran sus compañeros de partido.

Con lo fácil que resulta solucionar el caso de malversación de caudales públicos, de lo que se le acusa. Primero, se reconoce que es cierto, como hace, mal que le pese, al declarar que devolverá hasta el último centavo gastado. ¿De modo que pagó sus viajes privados de su bolsillo y ahora pretende pagarlos otra vez, devolviendo al Senado lo que gastó incorrectamente? ¿Quién puede entender semejante sainete? Después se devuelve lo gastado ilegalmente. Por último, se dimite por haber mentido y haberse apropiado de dinero público. Esto sería un acto de dignidad y honradez. O dicho de otra manera: para un católico, como es Monago, procede confesarse,  reconocerse culpable y cumplir la penitencia que le impongan. Es así de simple, en lugar de retorcerlo todo y montar numeritos de llantina, al desbordarse sus emociones. Monago se ha convertido en un delincuente, por mucho que le pese a su partido. En su caso, la causa de su delincuencia son sus escapadas de amor. Que deje de quejarse de que le vayan a partir las piernas por luchar contra la corrupción. Zarandajas para que la gente mire para otro lado.


Claro que las dos cámaras representativas de España -Congreso y Senado- proporcionan los desplazamientos a discreción, sin ofrecer información ninguna sobre los mismos. Tanto el Congreso como el Senado "cubre los gastos de transporte en medio público (avión, tren, automóvil o barco) [de senadores y diputados]. Se trata de un reembolso de gastos, es decir, no se facilita una cantidad al parlamentaria, sino que se le abona directamente el billete a la empresa transportista" (Reglamento del Congreso). Viajan sin limitación alguna y cuando lo desean, sin tener que justificar el destino. Tienen incluso una tarjeta para taxis. Como puede verse, la transparencia brilla por su ausencia, precisamente.

El presupuesto del Congreso de los diputados no es moco de pavo. Para 2013 fue de 6.750.000 €, con 19.285 € por diputado. Además, corre con gastos de multas de su parque móvil, sin hablar de telefonía y programas. ¿Para qué seguir?


Si Monago viajó por razón de su cargo con las funciones propias del mismo, el asunto está resuelto con tal de que se justifique ante los ciudadanos; si se trata de asuntos privados, es responsable de malversación de dinero público. Esto sería una ilegalidad, injustificable, aunque Rajoy defienda su honorabilidad. Honorable, ¿por qué? En todo caso, merecería el aplauso por la coherencia de su dimisión. Tanto la Fiscalía como el partido al que pertenece deberían resolver esto a la mayor brevedad. De lo contrario es que no quieren ver lo que resulta ya evidente. Tampoco Monago tiene las agallas que reclamaba, no hace mucho, a un político catalán. Sólo quedará entonces que lo eche la ciudadanía extremeña de una vez, ya que no se merece que le gobierne quien se ha apropiado el dinero público y ha mentido descaradamente. Creo que ya no puede engañar a nadie, por mucho victimismo que emplee, soltando hasta unas lagrimitas, que tendrían que ser, en cualquier caso, de pura vergüenza por sus pillerías.

Monago se ha mantenido apenas tres años en su imagen de hombre bueno, pero ya no resulta imprescindible.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: www.lainformación.com 7/11/2014; www.elmundo.es 11/11/2014; www.elpais. es 8/11.2014; www.publico.es 11/11/2014. 





sábado, 8 de noviembre de 2014

Ilusiones perdidas


La caída del Muro de Berlín sucedió la noche del jueves 9 de noviembre de 1989, hace ahora 25 años.


El Muro fue una horripilante arquitectura física, además de un símbolo. Como hecho físico tenía que caer: dividía un país en dos y separaba a ciudadanos de cultura común y la misma lengua. La política y las instituciones de gobierno decidieron: había que obedecer. En cuanto símbolo, la caída se llevó otras cosas importantes, que no se han divulgado mucho. Encuentro, conciliación e ilusiones nuevas se centraron en la conquista irrenunciable de la libertad como primacía frente a la seguridad intramuros. Era un sinsentido proteger a la ciudadanía de la opresión por la institución opresora misma. Qué disparate.

Con el tiempo se impuso el capitalismo neoliberal como alternativa única. Un mercado libre frente al viejo colectivismo de la ruina económica. Capitalismo era progreso y colectivismo retraso ancestral. El nuevo poder capitalista ofrecía la posibilidad de elección en una democracia liberal, pero ¿elección de qué y para quiénes? Los que carecían de todo ¿que podían elegir? Aprendimos que la libertad era formal, no real y efectiva. ¿Libertad para morirse de hambre? Emancipación, lucha por la justicia y organización familiar quedaban lejanos, bastaba un mini trabajo a plazo corto y muy flexible para vivir trampeando, pero de manera libre. ¿Bienestar, sanidad, jubilación o vivir libremente? La seguridad quedaba superada, al no haber enemigo.

Desgraciadamente, llegaron las Torres Gemelas y otra vez dio un vuelco la situación mundial. Importaba estar seguros, aunque para ello hubiera que invadir Irak. Todo iba a ser ya en adelante tranquilidad, progreso, trabajo, vida libre, pero se trunca, obligados nuevamente a vivir sin ilusiones. Así se sigue matando la utopía. Por parte de los radicalismos, sin aceptar los equilibrios necesarios en la convivencia ciudadana, mientras que otros muchos muros siguen abiertos, sin que asome ninguna voluntad de derribo. ¿Caerán algún día todos los muros del mundo?

Julián Arroyo Pomeda



jueves, 30 de octubre de 2014

La valla de Melilla: entre desesperación e ilegalidades


En la nueva comedia de la humanidad los desesperados de la tierra tendrían que dejar toda esperanza ante el protocolo para contener sus aspiraciones elementales de dignidad y humanidad.


Los paganos principales del proceso son la Guardia civil y los inmigrantes. En El Intermedio de la Sexta, del pasado día 27 octubre, pudimos oír una entrevista de 15 minutos de un guardia civil, con la imagen oculta y la voz desfigurada. Es realmente escalofriante y no tiene desperdicio. A los periodistas se les dificulta hacer su trabajo informativo y a los fotógrafos se les exige estar muy lejos del pie de valla. Tampoco se facilita la labor a las ONGs. Parece que se quiere ocultar lo que sucede, aunque después se hable continuamente de transparencia. ¿Por qué todo esto?

Según el agente entrevistado, la orden es "rechazar a todos los inmigrantes en la forma que sea". Ni siquiera se tiene en cuenta si son niños o mujeres embarazadas. Se los obliga a bajar de la valla de cualquier forma, utilizando la fuerza, si fuera necesario. Con la porra y hasta con pelotas de goma, que se disparan a bocajarro y a una cortísima distancia. Hay, incluso, un sistema de pulverización, que disparan gas mostaza y que no se ha usado nunca porque en función de la dirección del viento puede caer en la cara de los propios agentes. Tienen que utilizar necesariamente la violencia. Si no se cumplen las órdenes, los superiores pueden actuar contra los agentes. Los policías marroquíes actúan de modo mucho más radical y es a ellos a quienes entregan a los inmigrantes en caliente. Confiesa su impotencia.

La imagen que ofrecen del país es denigrante y su actuación es poco gratificante, concluye el entrevistado, pero es nuestro trabajo.

De la declaración se pueden deducir algunas conclusiones preocupantes.

Uno. Los agentes están obligados a incumplir la ley. Podría decirse así, contesta el entrevistado. A nadie se le escapa que las consecuencias, en este caso, serían graves para el sujeto incumplidor, aunque la orden proceda del oficial que se encuentre de servicio.

Dos. ¿Se podría no cumplir la orden recibida? Sí, pero entonces el agente sería acusado de desobediencia un superior, con lo que esto implica en un sistema tan jerárquico como el de la Guardia civil. Y, aunque no se llegara a esto, existen todo tipo de represalias. La seguridad jurídica de los agentes es prácticamente nula.

Tres. Cumplida por el agente de turno de la orden "bájalo de ahí, bájalo de ahí”, refiriéndose a la valla en la que el inmigrante está encaramado, a continuación lo entregan a las autoridades marroquíes, que lo apalean y lo engrilletan hasta dejarlo semiinconsciente, después del consiguiente enfrentamiento. Se trata de una ‘devolución en caliente’.

Cuatro. Que todo esto envuelve una nube de ilegalidad lo indica el hecho de que él Gobierno quiera legalizarlo, mediante una Ley de Seguridad Ciudadana, que modificará la Ley de Extranjería con un nuevo protocolo, que apenas puede ocultar la situación.

Cinco. El responsable último de esta situación es el Ministro del Interior, Fernández Díaz, que nunca piensa nada, ni quiere enterarse de nada, limitándose a contestar ante los documentos de la asociación de Melilla, Prodein, que presentó el pasado 15 octubre, que la noticia es falsa. Y añade: "Todo es falso. Estaba haciendo resistencia pasiva, simulando que estaba inconsciente o en una situación de mayor gravedad, pero es falso". Fin del problema.

Seis. Las medidas tomadas son tan eficaces que la Delegación del Gobierno informa que en lo que va de año 2014 han entrado 2000 inmigrantes, mientras que en 2013 sólo fueron 1074. Y eso que la contundencia es tal que se devuelven a Marruecos, sin identificación previa, a los que han saltado la valla o se han subido encima de ella, porque el terreno entre vallas es de España, claro, ¿de quién iba a ser si no?

Siete. ¿Dónde queda el derecho de asilo de los inmigrantes, garantizado por la Constitución? ¿Y la Convención de Ginebra, firmada por España? Como no estén también encaramados en la nebulosa de la valla... Por otra parte, la seguridad de los inmigrantes devueltos no tiene ninguna garantía, ni el nuevo protocolo va a garantizarla, ya que no es más que una serie de vaciedades y generalidades.

La situación debe ser tan sangrante que ha llevado al arzobispo de Tánger, el franciscano Santiago Agrelo, a titular su carta pastoral del 19 octubre, Con Cristo, en la frontera, refiriéndose al episodio del pasado día 15. Se pregunta por qué los caminos del mundo están llenos de gente empobrecida y ofrece una respuesta sintética y acertada: por la "injusticia, violencia y explotación". Por eso nuestras fronteras "son cementerios que nunca se cierran". Pide informadores independientes que digan si se respetan o violan los derechos de las personas en las fronteras e igualmente una "Iglesias sin fronteras".

Sí, sí, pero algo habrá que hacer, dicen muchos, ante una invasión masiva de nuestro territorio. Creo que el obispo se ha pronunciado con toda claridad sobre las soluciones. Lo que hace falta es aproximarse a los pobres y no estar tan cerca del poder.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: Intento salto–Foto-Robert-Bonet-EDIMA2014; Captura-Prodein-EDIMA2014; Imágenes-Melilla-Foto-Robert-Bonet-EDIMA1014; Imágenes-Melilla-Foto-Robert-Bonet-EDIMA1014; Imágenes-Melilla-Foto-Robert-Bonet-EDIMA1014; Mons. Agrelo



miércoles, 8 de octubre de 2014

Gómez Llorente en el recuerdo


H
ace ahora dos años que nos dejó Luis Gómez Llorente, un buen amigo. Lo hizo el 5 octubre de manera silenciosa y con rapidez, como si no quisiera molestar. Pidió a su mujer que no avisara a nadie para no interrumpir sus tareas cotidianas. El fin de semana anterior se excusó por tener que faltar a una conferencia, que estaba programada y que ya nunca impartió. A mediados de la semana siguiente le visitó la muerte inflexible y se lo llevó. Aquí dejó muchos amigos y creo que muy pocos enemigos, porque era un hombre bueno y una persona de integridad moral y humana como pocos. Apenas septuagenario y en plena producción intelectual, consiguió que a todos nos sorprendiera su marcha.

La actividad profesional a la que dedicó su vida fue la enseñanza en academias, primero, e institutos después. Se jubiló en el IES Virgen de la Paloma, de Madrid. Con horarios siempre cargados y teniendo, incluso, que hacer un largo recorrido, como cuando trabajó en la antigua Universidad Laboral de Alcalá de Henares, a la que acudía en tren, seguido de un paseo a pie, siempre antes de su hora, porque aprovechaba para tomar previamente un café y saludar a los colegas. En la Paloma el horario se extendía mucho, ya que necesitaba descansar entre clases para recuperarse con otro café y, a veces, una palmera, acompañados de un cigarrillo celtas o una pipa, cuando se podía fumar.
Al llegar a casa, tampoco paraba, dado que le esperaban con frecuencia en alguna institución para impartir una charla o conferencia. Acudía en metro con puntualidad y siempre bien dispuesto. En los ratos libres en su casa, aprovechaba para leer y escribir artículos o ensayos. Tampoco hacía pereza para acudir a encuentros y reuniones, cuando le llamaban. En la Sociedad Española de Profesores de Filosofía, de la que era socio, conocemos bien su disponibilidad para tratar cualquier tema profesional o educativo, mediante largas reuniones. Tampoco se negó nunca a participar en el programa de los cursos que se organizaban.

A la Fundación CIVES dedicó cientos de horas a lo largo de la última década de los 90. Trabajábamos entonces en un proyecto para convencer al Ministerio de Educación de la necesidad de incluir la Ética en la Secundaria obligatoria. Las reuniones salían bien, porque, previamente, se preparaban a conciencia, exponiendo razones y buenos argumentos a los responsables de aquel momento, Álvaro Marchesi, Alfredo Pérez Rubalcaba y Javier Solana, en largos encuentros vespertinos. Todavía me emociona leer la dedicatoria de uno de sus libros: "en recuerdo de tantas tareas compartidas hasta ver en el BOE ‘La vida moral y la reflexión ética’, que fue la primera denominación de la materia en un bloque de la Historia de cuarto de ESO, que empezamos a impartir los profesores de filosofía con mucha fuerza y gran entusiasmo por semejante estreno.

Además de la integridad moral personal, Gómez Llorente creía en la ética del movimiento
obrero sobre cuya historia reflexionó como nadie. Estuviera del mejor o peor humor, ningún año faltaba a la manifestación del primero de Mayo. Con los amigos acompañantes quedaba siempre en el chaflán del Banco de España, como gustaba decir, en torno a las 12 de la mañana. Tapándose la cabeza del sol -me traspasa como cuchillos, decía-, miraba con ojos ilusionados la larga senda de manifestantes que con lluvia o con calor recorríamos la calle de Alcalá hasta Sol. No soltaba la bandera de la UGT y lamentaba la decisión de haber establecido la fiesta de la Comunidad de Madrid el día 2 mayo, porque la gente aprovechaba para salir de puente y esto no constituía un estímulo para la manifestación. Un hombre consecuente, que no dejaba de reconocer las dificultades reales de las situaciones.

Enseñar/Educar
A veces se plantea la alternativa de que una cosa es enseñar y otra muy distinta educar. Por educación se entiende la transmisión y el aprendizaje de valores, mientras que enseñar es únicamente explicar los contenidos de la asignatura determinada. Este es un falso dilema, que busca solamente enfrentar la enseñanza privada con la pública. En esta última el profesorado conoce bien las materias y las enseña. En cambio, en la privada puede que no sean tan especialistas los profesores, pero el ambiente que reina en los Centros hace que los estudiantes sean también formados en valores, además de obtener buenos resultados académicos.

Las clases de Gómez Llorente no resistían tal dilema. El sabía educar mediante la transmisión de los contenidos de sus materias filosóficas, que nunca convertía en tendenciosos. Su exquisita prudencia le hacía considerar objetivamente las temáticas. A veces me comentaba que algún alumno le decía que Tomás de Aquino estaba obsoleto y que no merecía la pena dedicar tanto tiempo y detalles a la explicación de su pensamiento. Entonces le miraba y le sonreía socarrón para contestarle que si conocía el pensamiento de Santo Tomás tampoco podría comprender la situación histórica del universo medieval. Algo parecido ocurría con Marx para poder entender el siglo XIX.

Con Historia de la filosofía se encontraba en su salsa el profesor Gómez Llorente. Explicaba detalladamente los autores, leyendo e interpretando sus textos. Yo nunca he estado interesado en lógica o en psicología, por ejemplo, a las que otros colegas dedican buena parte del curso de primero de bachillerato, me decía, pero en Historia de la filosofía si estoy capacitado para debatir con cualquiera. Y es que en la historia no veía su carácter esencialista, sino el dinamismo constitutivo del cambio, su devenir como base para desarrollar el futuro. En la historia veía la posibilidad de entender el presente e interpretar así nuestra propia existencia. Por eso tenía tanto interés en explicarla con todo detalle.

Educaba transmitiendo contenidos, porque sugería metas, apuntaba proyectos, marcaba orientaciones y se comprometía. Eran valores para la crisis y la desorientación que rodea a muchos adolescentes. Estimulaba proyectos de vida social y compartía ideales en la pasión que ponía emocionalmente para transmitirlos. Incluso sin ser muy conscientes del acto de enseñar, nunca se dejaba de percibir su pensar ordenado en los puntos que, previamente, anunciaba que se proponía transmitir. A lo largo del desarrollo se sometía siempre al esquema trazado en lo que traslucía su potente organización intelectual de las ideas. Claro, esto resultaba agotador.

Tampoco era nada ingenuo. Bueno, enseño lo que me dejan, me decía entre risas un día. En la corrección de los ejercicios tenía una paciencia admirable: marcaba todos y cada uno de los errores cometidos en color. Con lo pesado que resulta hacer esto, él parece que no se cansaba. Cuando descubría que no estudiaban lo suficiente se ponía muy serio y se lo reprochaba, alzando la voz, porque no cumplían con su deber y no tenían derecho a actuar así. Se comportaba como un profesor que no teme llamar la atención de quienes se lo merecían.

Después de la jubilación a los 65 años, que ya deseaba, creo que en lugar de descansar dedicó todo su tiempo con más ahínco todavía, al trabajo intelectual de conferencias e intervenciones de todo tipo. Al acabar una de ellas, se encontraba cansado, pero satisfecho. Le descansaba tomarse un café sólo. Pocos meses antes de su muerte paseábamos por la calle de Alcalá arriba. Se le notaba fatiga y cierta dificultad para respirar. Me preguntó por mi hija y su actividad. Sigue trabajando como neumóloga en el hospital, le dije. Y me contestó sonriendo: de eso tendré que morir yo. Desgraciadamente, no se encontraba desencaminado.

Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va, dice la canción. Y en efecto, así es, lo confieso. No queda ya su insustituible presencia personal, ni el estímulo de su grata conversación, ni las enseñanzas que impartía, ni los paseos en busca de un café o camino de su casa, ni los contactos telefónicos, ni los proyectos compartidos, ni sus profundas huellas. Sólo permanecen los recuerdos imborrables ya, porque el amigo se ha marchado para siempre.

Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: Instituto La Paloma: vista aérea; Ética de SM: carátula; carátula de uno de sus libros; Historia de la Filosofía de SM: carátula; homenaje en Ateneo de Madrid.