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domingo, 27 de noviembre de 2016

Status quaestionis: beneficios empresariales vs. bajadas salariales


 "La política de austeridad miope de Merkel [...] ha impedido dar los pasos necesarios y ha profundizado en las divisiones dentro de Europa" (Habermas, Entrevista en Sin Permiso").

L
a filosofía ha sido siempre crítica, como nos enseña su historia entera, y se ha caracterizado por dar cuenta de las experiencias de los seres humanos en el camino que lleva a su meta. Calicles deja caer ante Sócrates si la política no es más que "una forma de ‘engañar’ a la multitud aprovechándose de su inconsciencia y de sus desordenados deseos" (Platón, Gorgias). Quizás sea esto lo que explique por qué los humanos soportamos tantos atropellos con los que nos hieren.

La OCDE, una institución internacional para el análisis y seguimiento del desarrollo económico, acaba de ofrecer un informe demoledor para el caso de España. En él afirma que la desigualdad se ha incrementado, por lo que ahora hay un mayor número de pobres, y la redistribución de la riqueza permanece estancada desde 2010. Parece una paradoja que, aun estando en crisis, más de seis años ya, la riqueza se concentre en menos manos, mientras que se extiende como bola de nieve la incontenible pobreza. La crisis no es para todos, sino que unos la aprovechan para aumentar sus ya grandes beneficios a costa de los más pobres y desesperados. En la medida en que los salarios de la generalidad disminuyen, aumentan los beneficios que se concentran en un número menor de privilegiados ¿Acaso es esto salir de la crisis? Desde luego que no, salvo para el Gobierno que tanto cacarea lo de la recuperación económica.

Los hechos desmienten afirmaciones rotundas que sólo publicitan con engaños. Si estamos creciendo más que ningún otro país de Europa, ¿por qué entonces los trabajadores españoles son los peor pagados de la Unión? Si las Empresas crecen en beneficios, ¿por qué paralelamente no crecen también los sueldos de los más desfavorecidos? Nadie se cree que hayamos salido de la crisis, cuando contempla nuestra situación. Hay que recordar que el tan denostado por algunos Rodríguez Zapatero pronosticó en 2009 que la salida de la crisis tendría que ser social, de lo contrario no habría tal salida y superación. Para resolver la crisis se están llevando a cabo las políticas más injustas. La prueba de que no está resuelta son los niveles de desempleo tan desorbitados que arrastramos, la caída de los salarios (caída real, sólo la ministra de empleo desconoce que muchas empresas han bajado sus trabajadores un 20% o un 10% de sus nóminas sin discusión, además; o que se les jubila antes de cumplir los 60 años; esto se acepta o la puerta está abierta), y el troceado de los mercados. Conviene preguntar por qué se procede así, ya que es importante conocer las causas de una acción determinada. No lo ignora nadie: es que por el salario de un trabajador de 60 años se contrata a dos trabajadores jóvenes. Cuando éstos vayan creciendo en edad, se procederá con ellos de la misma o parecida manera. Se puede estimar mucho a un trabajador veterano y reconocer sus rendimientos, pero estos y otros valores positivos quedan siempre subordinados al nivel económico, que es el que manda.
[m.forocoches.com]
Los trabajadores pobres cada día será más pobres, éste es el futuro que nos aguarda. La Economía española seguirá creciendo, en el mejor de los escenarios, hasta el 0,7% y con ello los beneficios de las empresas alcanzarán en 2016 el 13%, pero, eso sí, a costa de los salarios que no se mueven (han perdido en torno a un 11% en los salarios, según él INE). La injusticia es más que evidente. Ahora lo que se lleva es poner a la Unión Europea como pretexto. Y también tiene su culpa, claro. Los Estados ya no son soberanos. Todavía más, porque se está creando una nueva Internacional autoritaria y muy poderosa, que lleva gestándose desde los años 70. Thatcher y los gobiernos republicanos sucesivos de Estados Unidos llevan tiempo trabajando en esto y han conseguido ya las peores cosas. En este momento nos escandaliza Trump, pero los neoliberalismos helados produjeron el cambio climático de la economía hace tiempo. Recordemos eso de que sigue habiendo lucha de clases y la estamos ganando nosotros, según el financiero multimillonario estadounidense Warren Buffet.

El desánimo no deja de crecer. ciertamente, el populismo de derechas se está ganando a los oprimidos y desfavorecidos, cuya rabia no aguanta más. Una y otra vez los partidos de la corrupción son cada vez más votados por el pueblo, ¿cómo es esto posible? La izquierda socialdemócrata no logra superarlos, sino que, más bien, retrocede y hasta cae en la perspectiva neoliberal con el objetivo de ganarse el centro. La globalización capitalista se adueña de la iniciativa del gobierno y proclama que favorecen a los pobres y a los trabajadores. ¿Cómo es posible que la gente crea semejantes desvergüenzas? Porque engañan a la multitud, lo que bien sabemos por Calicles. Pues ojo, porque las derechas pueden acabar en extremas-derechas y, en definitiva, en fascismos. Entonces entrarán los bárbaros y se amarrarán de tal modo que resultara imposible echarlos después. Los privilegios y la concentración del poder forman un cemento tan fuerte que resulta prácticamente imposible despegar por las buenas, salvo que se establezca alguna clase de proceso de rebelión por la fuerza, que tampoco es fácil de mantener, como enseña la historia: "Y en esto llegó Fidel. / Se acabó la diversión. / Llegó el comandante y mandó a parar" (Carlos Puebla).

[www.elconfidencial.es 5 jul 2016]
El aumento de la desigualdad alcanza niveles escalofriantes, como puede verse en el Índice de Gini. ¿Por qué hay una desigualdad tan manifiesta? Se suele decir que por falta de crecimiento. Aquí la responsabilidad es de los gobiernos y sus políticas, así como las de los bancos centrales mundiales, de lo contrario no se harían unos cada vez más ricos a costa de los más desfavorecidos. Son favorecidos quienes disponen de dinero efectivo para adquirir bienes. Otros, en cambio, sólo pueden hacerlo -si es que pueden- cuando los mercados han ajustado precios y han hecho las subidas correspondientes. Cuando llega el dinero, otros se han beneficiado ya de él y han comprado bienes a un precio menor, lucrándose financieramente. Así los ricos se enriquecen siempre más, mientras que los pobres y las clases bajas se van empobreciendo también más (Ver Bagus y Marquart, Porque otros se hacen cada vez más ricos a tu costa, Editorial Deusto). Esto invalida totalmente la leyenda popular de que siempre existió la desigualdad, existe ahora y existirá siempre.
[www.laovejanegra.es]

Todo se debe a la crisis y al paro, dicen otros, pero la desigualdad nada tiene que ver con las políticas neoliberales, ni con el reparto y la distribución de la riqueza, lo que ya señaló con lucidez Piketty. Pero no es así: el paro no causa la desastrosa desigualdad, sino que es su consecuencia y procede de las políticas económicas seguidas por los gobiernos de turno, que lo dejan estar y no corrigen casi nada. El capitalismo es el que produce desigualdad, no todo se resuelve con el crecimiento, como llevan machacando año tras año. Una fiscalidad más efectiva y justa podía acabar con el fraude fiscal, resolviendo así un problema de envergadura entre nosotros. También tenemos el trabajo de las mujeres, más precarizado cada vez.

Como en cualquier acontecimiento social, puede decirse, ciertamente, que sus causas no son simples, sino bien complejas. Siendo esto indiscutible, igualmente lo es el hecho de que aumentan los beneficios de las empresas en tiempos de crisis, mientras caen considerablemente los niveles salariales. Esto podrá ser, acaso, algo simple, pero es una realidad efectiva.

Julián Arroyo Pomeda


miércoles, 16 de marzo de 2016

El poder del pensamiento



H
e leído una buena entrevista (*) hecha al profesor de matemáticas Josep Manel Marrasé, en la que lanza verdades que conviene convertir en objeto de reflexión.
Recordemos que nadie podía entrar en la Academia de Platón sin saber geometría. Y también, que para el filósofo griego las matemáticas eran el pensamiento en estado puro, porque carecen de existencia física. Para alcanzar el Bien hay que servirse de las matemáticas, que ayudan a comprender los objetos inteligibles, aunque sólo la Dialéctica llega a las ideas. Las matemáticas son "el preludio de la melodía que se debe aprender, [...] que no es otra cosa que la melodía que ejecuta la Dialéctica" (República 531d).

En el Menón describe como el esclavo llega a una verdad matemática mediante su propio razonamiento. Luego las matemáticas son connaturales al alma humana y sólo hace falta darse cuenta de ello y actualizar este saber. Los futuros gobernantes han de estudiar las ciencias matemáticas entre los 20 y los 30 años. Tan importantes son que, según Las Leyes, "los dioses no se resisten ni luchan contra las matemáticas".

J. M. Marrasé
El profesor Marrasé es muy diferente de tantos agoreros cavernícolas que pululan entre nosotros. Para empezar se licenció en Ciencias Químicas en la Universidad de Barcelona y luego se doctoró en Sociología y Ciencias políticas en la Universidad Pontificia de Salamanca. Ahora es profesor de matemáticas y trabaja en la Escuela Hamelin Internacional Laie de Alella (Barcelona). En 2013 publicó en Plataforma Editorial La alegría de educar, donde recogió sus experiencias personales de su larga carrera como docente. La alegría, dice, se puede mantener si se piensa sólo en los alumnos y su futuro para el que hay que educarlos. En este horizonte no cabe el desánimo ni el pesimismo, a pesar de todo lo que tenemos. Los profesores somos responsables de esta importante función: construir el futuro. Alegría, pues.

Además, en su aula está siempre presente la formación humanista. Primero, educar y hacer buenas personas a los estudiantes, con valores; después, los contenidos de cada materia. No al revés. Esta dimensión les facilitará poder relacionarse con los demás, superar una entrevista de trabajo y funcionar en equipo. También enriquecerá las relaciones personales. En la pizarra de sus clases a veces aparece una frase de un filósofo clásico, un pensamiento de Mafalda, o una reflexión ética.
 
No es fácil educar y enseñar. Las técnicas pedagógicas o las diversas tecnologías instrumentales no pueden impedir que cuando el profesor entra en su aula se encuentre solo frente a sus alumnos. Sin su ayuda nada se puede hacer. Por eso hay que atenderlos con sensibilidad y estar pendientes de sus emociones y sentimientos, que siempre nos interpelan.

Portada del libro
Concibe Marrasé las matemáticas como belleza y armonía que ha de cautivar nuestra sensibilidad estética. Y cree que sí se pueden comprender y disfrutar. Estimulan la perspectiva mental y la abren y enriquecen. Ahora acaba de publicar otro libro, también en Plataforma, La belleza de las matemáticas. Son importantes no por su utilidad, que la tienen, en las computadoras, en la música, en el diseño del motor de un automóvil, en los planos arquitectónicos, en economía, en Psicología, en Sociología, en el GPS que nos dice la dirección a seguir. Forman parte de nuestras tareas cotidianas. Pero lo esencial en ellas es su belleza, que constituye un reto intelectual para acercarse a las mismas.

En matemáticas hay que razonar, deducir, extraer conclusiones. Pero, igualmente, hay que ser creativos y flexibles para interpretar los datos. Para esto la cabeza debe estar en su sitio y extraer de ella la inteligencia lógico-matemática. También se hace esto en Filosofía, que utiliza siempre las capacidades del pensamiento. Todo el mundo puede emplear estas capacidades y realizar las actividades correspondientes. ¿Quién ha dicho que esto no puede entenderse con un adiestramiento adecuado? Conozco a una persona que suspendía las matemáticas hasta que un profesor se las explicó personalmente. Entonces empezó a disfrutarlas y se entusiasmó con ellas, porque vio la luz. Después hizo estudios de filosofía por circunstancias de la vida y acabó doctorándose en esta materia. Las matemáticas están cerca de la filosofía y la proporcionan, en expresión de V. Gómez Pin oxígeno, y la filosofía es "el verdadero oxígeno de nuestro espíritu", quien nos "protege de la barbarie y la estupidez" (Filosofía. Interrogaciones que a todos conciernen. Espasa) y nos enseña a ser humanos.

Cualquiera puede entender las matemáticas por la razón de que "son de una lógica irresistible", dice Marrasé. Y, haciendo una hipérbole, continúa así: "Una hormiga debidamente sentada en clase y atenta las entendería". Qué suerte la de la hormiga. Se trata de saber, primero, y lo de aprobar vendrá por añadidura. No se puede cerrar la mente: hay que desconectar para que vengan las ideas. Después es necesaria mucha disciplina y austeridad. A los niños no se les puede dar todo hecho, porque entonces no se esforzarán por encontrar la solución de un problema, ni se aventurarán a dar el primer paso por temor a tropezar. Aunque tropiecen y se caigan, ¿qué pasa? Nada, si les enseñamos a levantarse y a empezar nuevamente. La vida es muy compleja y lo más normal es caerse. Lo peligroso es permanecer caído y semidestrozado.

Limitar la filosofía en bachillerato y hasta suprimirla es lo mismo que impedir que la gente pueda pensar. Esto también lo cree Marrasé, que para sintetizar la entrevista cuenta un chiste a su entrevistadora. Es éste: "¿Sabe por qué la libreta de martes se ha suicidado? [...]. Porque estaba llena de problemas".


No se trata aquí del poder del pensamiento positivo, ni de sus capacidades curativas, ni del optimismo, ni de la neurociencias, ni de alquimias, ni de actuar de modo flexible ante el futuro, ni de su comparación con el cuerpo, ni de la supraconciencia, ni de ninguna de las cosas que tanto se usan para que nos resulten sorprendentes. Se trata de cuestionar que el poder del Estado constriña el pensamiento y quiera dominarlo y violentarlo. Así impide la creación, la crítica, la libertad personal, el cuestionar lo que sucede, sometiéndonos a la información dominante. De este modo puede conseguir "que creer en este mundo, en esta vida, se haya vuelto nuestra tarea más difícil", como escribía Deleuze.

Anteriormente, la filosofía estuvo controlada por la teología, que con gran arrogancia la convirtió en sierva, aunque Kant con fina ironía escribió que "siempre existirá la duda de saber si ésta porta la antorcha delante de su graciosa dama o si, detrás de ella lleva su manto" (El conflicto de  las facultades); ahora, en cambio, es el Poder político quien intenta dominarla. Pero es inútil, porque siempre ha tenido la exigencia de "ser libre" y "también dejar en libertad a los demás", sigue Kant. Y pide respeto para la filosofía, porque presenta públicamente sus posiciones en el ejercicio público de la razón, que es su función específica y legítima, se quejaba Kant en su tiempo frente a eclesiásticos, juristas y médicos. Ahora puede ser la Ciencia la que se imponga. El físico norteamericano Leonard Mlodinov plantea de nuevo la necesidad del equilibrio: 
"Pero del mismo modo que la ciencia desempeña un papel fundamental en la formación de los patrones del pensamiento humano, no es menos cierto que los patrones del pensamiento humano han jugado un rol decisivo en la formación de nuestras teorías científicas" (Las lagartijas no se hacen preguntas, página 18).

Julián Arroyo Pomeda

(*) En El Periódico, 13 de marzo 2016

viernes, 13 de junio de 2014

1. La filosofía, su sentido, su necesidad y su historia (parte primera) (*)

La filosofía se encontró, en primer lugar, con los mitos y tuvo necesidad de definirse ante ellos, mostrando, al mismo tiempo, su distancia e identidad.


Más tarde rechazó considerarse como mera opinión para defender que la filosofía es un conocimiento. Así fue estableciendo ya en qué consistía su especificidad, introduciendo los elementos que la conforman.
Se plantea después si la filosofía es necesaria y cual es su sentido.
Luego el árbol de la filosofía comenzó a echar ramas, que se diferenciaron entre sí, aunque todas eran, igualmente, filosofía. Con estas perspectivas fue diseñando sus servicios y utilidad.
Todo esto se puede verificar en el estudio de su propia historia desde finales del siglo sexto a. C. hasta la actualidad.
 Índice

1.      Los mitos y la filosofía
2.       El saber o el conocimiento y su relación con la opinión
3.      Especificidad de la filosofía
4.       Necesidad y sentido de la filosofía
5.      Para qué sirve la filosofía
6.      Ramas de la filosofía
7.      La filosofía en su historia
8.       Textos de Cicerón, Aristóteles, Arendt, Hegel, Russell, Ortega
9.       Entrevista a Michel Serres
1. Los mitos y la filosofía
Antes de que naciera la filosofía existían los mitos, que son narraciones transmitidas oralmente que explican, a través de la imaginación, las situaciones y experiencias que vivían los seres humanos hace miles de años, ya que el hombre no sabía lo que pasaba en el cosmos ni por qué sucedía. En los mitos se encuentra el alma de los pueblos.

También los mitos se transmitían por escrito. Así, muchos poetas escribieron narraciones mitológicas, como Homero (siglo IX a. C.), que en la Ilíada relata el cerco de la ciudad de Troya, haciendo intervenir a los dioses en aquellos acontecimientos. Hesíodo (siglos VIII-VII a. C) narra el origen del mundo y de los dioses en su Teogonía y la historia de los seres humanos en Los trabajos y los días.

En los mitos todo está dirigido por la necesidad (ananké), que establece el destino (moira) a todos los individuos. Por ejemplo, Prometeo fue castigado por robar el fuego y dárselo a los humanos, y Pandora abrió la caja de los males y fue la responsable de que el sufrimiento se extendiera por el mundo. Estos y otros personajes son ciertamente inverosímiles.

Con los mitos se sacraliza la naturaleza, se da a sus acciones carácter y condición humana, y los dioses se revisten de un gran poder, aunque no existan. Los mitos influyeron mucho en la forma de pensar de los griegos, en sus ritos y en toda su vida, incluso en la filosofía. Por ejemplo, creían que los seres naturales eran divinos y tenían alma o espíritu, y gobernaban en sus lugares propios, como las nereidas en el mar, o las ninfas en los ríos o en las montañas. Los antiguos griegos hacían prácticas y ritos para explicar los misterios de la vida y se purificaban por haberse separado de la naturaleza, lo que les producía un sentimiento de culpa.
La filosofía también buscaba explicar los acontecimientos, pero desde un principio (arjé) y una estructura que regulen la actuación de la naturaleza, es decir, sin recurrir a los poderes de los dioses. El primer principio es la razón (logos), que trata de comprender sistemáticamente todo lo que sucede. Ahora la imaginación deja paso a la razón. De este modo, la justicia ya no era lo que determinaban los dioses poderosos, sino las leyes de la ciudad elaboradas por sus ciudadanos.

¿Qué es la filosofía? ¿Cómo definirla? ¿Cuáles son sus características generales? Platón en El Banquete define la filosofía como el deseo (filo) de la sabiduría (Sofía).

Antes de que existiera la filosofía como ciencia, los primeros pensadores buscaban una 
explicación racional (logos) del mundo. Probablemente no conocieron el adjetivo philósophos ni el verbo phlosophein, ni el sustantivo philosophia. Herodoto, por ejemplo, narra en sus Historias el encuentro entre Solón (legislador de Atenas, siglos VII-VI a. C.) y Creso, rey de Lidia, durante el cual Solón le dice a Creso que le han informado de que ha viajado mucho para ver y conocer hombres, comarcas y costumbres, y juzgar acerca de la vida humana. Vemos aquí el interés (filo) por la sabiduría (Sofía), o por saber.

Más adelante, Pericles (461-429 a. C.) en la Oración fúnebre describe la forma de vivir en Atenas: “Cultivamos la belleza (philokalein) con simplicidad y filosofamos (philosophein) sin carecer de firmeza”. Esta forma de vida es propia de los ciudadanos, que gustan de la belleza y aman la sabiduría, no de los nobles de épocas anteriores, que trabajaban para conseguir la excelencia (areté). La filosofía se convierte en algo propio del ciudadano y todos pueden ejercitarla en Atenas en discusiones públicas.

‘Filósofo’ y ‘filosofar’ suponen la existencia de la sabiduría (Sophia), que consiste en haber visto muchas cosas y tener una gran cultura, aunque en realidad tiene un sentido más profundo. Creso pregunta a Solón qué es lo que hace al hombre feliz y este le responde que para saber eso habría que conocer el fin de su vida y cómo se ha comportado durante la misma. Saber no es, pues, algo teórico, sino que consiste ensaber hacer el bien y en saber vivir, esto es lo que nos hace felices.

El término Sophia encierra gran riqueza de contenido. Por ejemplo, Tales de Mileto (siglos VII-VI a. C.) poseía un saber científico, ya que fue capaz de predecir el eclipse de sol del 28 de mayo de 585; también demostró un gran saber técnico cuando desvió el curso de un río. Tenía incluso un saber político, ya que propuso una federación a los griegos de Jónica para que pudieran salvarse. Desde el siglo VI también se considera sabiduría el conocer la medicina, la astronomía, la geometría, la aritmética o la naturaleza (physis).

Sócrates afirmó que el más sabio es el que sabe que no sabe nada, el que es consciente de esta situación, y por eso pregunta ingenua e irónicamente, porque se siente muy inseguro. El saber no es un contenido que se transmite a través de la escritura o la palabra,o como se pasa un líquido de “una copa llena a otra vacía a través de una tira de lana”, según dice Sócrates a Agatón al principio de su obra El Banquete. El saber debe engendrarlo el propio individuo, por eso Sócrates-partero formulaba preguntas para que quien responda pueda dar a luz la verdad. De aquí que picara y molestara como el tábano para que los atenienses reaccionaran, porque se preocupaban demasiado por la fama, las riquezas y los honores, y muy poco por la verdad y por ser mejores (Apología), porque no eran conscientes de la situación en que vivían: “Para el hombre no tiene objeto vivir una vida sin examen”, concluyó Sócrates.

 El Banquete plantea la naturaleza del filósofo: no es sabio porque es hijo de Penia, que es una mujer pobre, va descalza, sucia y no tiene domicilio fijo; tampoco es ignorante, pues ha heredado de su padre Poros la belleza y el encanto, y desea saber y aprender. A los hombres les propone amar lo bello y lo bueno, siendo así dichosos y felices por vivir de acuerdo con la virtud. El filósofo está entre el sabio y el ignorante, porque sabe que no sabe.

En la antigüedad, igual que actualmente, el filósofo se encontró con la religión, el culto, el arte, la literatura, el teatro y la cultura en general. Y lo propio de su naturaleza es transformar todo ello en filosofía, esta es su elección y vive de acuerdo con lo que hace. Practica así la filosofía y, por ello, lleva una vida filosófica de acuerdo con sus propias ideas y convicciones, que más tarde justifica y explica mediante un discurso, el cual forma parte de su obra, en la que habla de lo que interesa a todos.
A estos primeros filósofos y a todos los que les han seguido a lo largo de la historia debemos agradecer el hecho de que podamos seguir pensando, porque la falta de pensamiento ha sido la causa de muchos males para la humanidad.

Por su naturaleza, no es mortal ni inmortal; pero el mismo día está floreciente y lleno de vida mientras está en la abundancia, y luego se extingue para revivir por efecto de la naturaleza paterna. Todo lo que adquiere se le escapa sin cesar, de manera que nunca es pobre el Amor, ni tampoco rico. Se encuentra a medio camino entre la sabiduría y la ignorancia. Pues he aquí lo que sucede: ningún dios se ocupa en filosofar, ni se cuida de adquirir el saber (pues ya lo tiene), ni nadie que sea sabio filosofa. Pero, a su vez, tampoco los ignorantes se ocupan en filosofar, ni apetecen la adquisición del saber, pues en esto estriba el mal esencial de la ignorancia: en que no siendo ni noble, ni buena, ni inteligente, cree, sin embargo, que lo es en grado suficiente. Quien no piensa estar desprovisto de algo, es lógico que no tenga el deseo de aquello de lo cual no cree tener necesidad de estar dotado.
– En estas condiciones ¿cuáles son, Diotima, los que se ocupan en filosofar, ya que no lo son ni los sabios ni los ignorantes?
– He aquí algo, respondió ella, tan claro que hasta un niño lo vería: son los intermediarios entre una y otra especie, y el Amor es uno de ellos. Pues es la sabiduría una de las cosas más bellas, y el Amor es siempre amor de lo bello, de suerte que es necesario que el Amor sea filósofo, y, por ser filósofo, algo intermedio entre el sabio y el ignorante. Esto lo debe a su nacimiento, porque es hijo de un  padre sabio y rico, y de una madre que no es rica ni sabia (Platón, El Banquete, 202 e).

Cuestiones

1. ¿Cuál es el problema que plantea el texto y cómo lo resuelve?
2. Indicar las principales tesis del texto.
3. Especificar la argumentación empleada.
4. Describir la concepción del Amor que explica Diotima. ¿Por qué es filósofo el Amor?
5. ¿Por qué no puede filosofar el ignorante, según el texto de Platón?
2. El saber o el conocimiento (episteme) y su relación con la opinión (doxa)

Los seres humanos desean saber. Por su propia naturaleza los humanos tienen en los genes la exigencia de conocer las cosas, o la realidad, para resolver los problemas y las dificultades que se presenten. Pero no es lo mismo saber que opinión, aunque ante una pregunta solemos decir: “yo creo que…”, o “en mi opinión esto significa que…”.

 El sentido común nos dice que la opinión y el saber están relacionados. Si nos referimos al “objeto”, es decir, la “cosa de la que trata” la opinión y el saber son prácticamente lo mismo.
Esta relación de parentesco entre la opinión y el saber fue negada por Platón, que argumentó por boca de Sócrates que lo que sabemos es de naturaleza distinta a aquello sobre lo que opinamos. Según Platón, son cosas diferentes porque competen a distintas capacidades humanas y tratan de diferentes objetos, ya que, mientras el saber concierne a una esfera o dominio de objetos que no son mudables, la opinión está relacionada con todo aquello que está sometido al cambio y es contingente. Para Platón no existe una graduación entre saber y opinión, sino un salto.

Sólo hay genuino saber acerca de las Ideas inmutables, mientras que de los seres sometidos al devenir únicamente es posible tener opiniones o creencias. En consecuencia, el saber es infalible mientras que la opinión es engañosa. Para Platón la realidad está dividida en dos niveles, las Ideas y lo sensible. Mientras que las Ideas son reales e inmutables, y por ello pueden ser objeto de verdadero conocimiento, los seres sensibles son meras copias de los primeros, una mezcla de ser y no ser. Como estos últimos carecen de una realidad estable, lo único que podemos tener de ellos son opiniones.

Las Ideas no son materiales, aunque sí son reales, y por ello sólo podemos conocerlas por medio de una captación intelectual que contiene un elemento intuitivo, una suerte de percepción con el “ojo de la mente”, que permite al sujeto entrar en contacto con ellas, que son los genuinos objetos del saber.

Filósofos posteriores han seguido a Platón por este camino. Bergson sostiene que existe un contraste radical entre un conocimiento intuitivo inmediato, que es el que obtenemos cuando entramos en contacto directo con una realidad, y el que adquirimos como resultado de nuestra capacidad de representación y raciocinio. El conocimiento intuitivo inmediato es superior al representativo y, de hecho, lo invalida.

Bertrand Russell defendía que una cosa es estar informado de algo y otra conocer, ya que, aunque podemos saber mucho acerca de un determinado objeto, sólo cuando hemos tenido algún tipo de familiaridad con él, o un contacto directo, podemos decir que verdaderamente lo conocemos.

Podemos definir la opinión como un mapa o una carta de navegación, que sirve para guiar la conducta de un agente. Las opiniones son mapas que ostentan un doble aspecto: por una parte tienen un contenido, representan algo, como cuando decimos “creo que mañana hará buen tiempo” , y por otra, orientan nuestra conducta en uno u otro sentido. Es decisivo, por tanto, que el contenido de nuestras creencias sea verdadero, ya que, en caso contrario, guiarán nuestra conducta en sentido erróneo. Las creencias falsas son en realidad creencias defectuosas que no alcanzan su cometido.

Muchas de nuestras opiniones son falsas. Las creencias pueden ser falsas porque son subjetivas, resultado de la interpretación de un sujeto complejo que no se representa la realidad tal cual es y que por ello puede equivocarse. Esa es la razón de que no puedan identificarse con el saber.

Las opiniones verdaderas son aquellas cuyo contenido es verdadero. Ahora bien, ¿qué es la verdad?  Las opiniones son verdaderas cuando es verdadero su contenido, pero sólo se convierten en saber cuando están justificadas. Saber es una opinión verdadera para la que tenemos una justificación racional. Las diferencias entre doxa u opinión y episteme, saber o conocimiento son las que siguen.

Doxa es una clase de saber

parcial y sensorial,
inferior,
no sistemático,
ni racional,
sin pruebas.
Episteme es un saber

sistemático,
científico,
racional,
superior,
con pruebas,
crítico,
que aporta las causas y fundamentos de lo que sucede.


Lo curioso es que los primeros adversarios de la filosofía le reprochaban ser “cosa de niños”, adecuada como pasatiempo formativo en los primeros años pero impropia de adultos hechos y derechos. Por ejemplo, Calicles, que pretende rebatir la opinión de Sócrates de que “es mejor padecer una injusticia que causarla”. Según Calicles, lo verdaderamente justo, digan lo que quieran las leyes, es que los más fuertes se impongan a los más débiles, los que valen más a los que valen menos y los capaces a los incapaces. La ley dirá que es peor cometer una injusticia que sufrirla pero lo natural es considerar peor sufrirla que cometerla. Lo demás son tiquismiquis filosóficos, para los que guarda ya el adulto Calicles todo su desprecio: “La filosofía es ciertamente, amigo Sócrates, una ocupación grata, si uno se dedica a ella con mesura en los años juveniles, pero cuando se atiende a ella más tiempo del debido es la ruina de los hombres”. Calicles no ve nada de malo aparentemente en enseñar filosofía a los jóvenes aunque considera el vicio de filosofar un pecado ruinoso cuando ya se ha crecido. Digo “aparentemente” porque no podemos olvidar que Sócrates fue condenado a beber la cicuta acusado de corromper a los jóvenes seduciéndolos con su pensamiento y su palabra. A fin de cuentas, si la filosofía desapareciese del todo, para chicos y grandes, el enérgico Calicles –partidario de la razón del más fuerte- no se llevaría gran disgusto… (Savater, F., Las preguntas de la vida).

Cuestiones

1. ¿Cuál es el problema que plantea el texto y cómo lo resuelve?
2. Indicar las principales tesis del texto.
3. Especificar la argumentación empleada.
4. ¿Quién es Calicles?
5. ¿Qué consecuencias tiene dar la razón al más fuerte?

3. La especificidad de la filosofía

Los seres humanos necesitan orientarse en el mundo. Los animales no necesitan encontrar un sentido a su mundo, ya que se encuentran perfectamente adaptados a él desde su nacimiento. Sólo el ser humano está  obligado, por su insuficiencia constitutiva, a otorgar a su experiencia una significación y un sentido. Para esto el hombre tiene que reflexionar sobre su experiencia y no sólo a nivel instrumental. Esta reflexión, cuya finalidad es otorgar un sentido y una significación a todo lo que atañe al hombre, es el saber filosófico.

a) Una primera aproximación a la naturaleza del saber filosófico se obtiene cuando se establece una comparación con el saber científico. Frente a las ciencias particulares, que tratan de aspectos concretos de la realidad y proporcionan respuestas parciales, el saber filosófico se caracteriza  por tratarse de una reflexión radical, es decir, de una investigación que intenta llegar a la raíz de todos aquellos problemas que el hombre tiene planteados.

b) El objeto del saber filosófico es la realidad en su conjunto, el conocimiento de todo lo que hay.  El problema del que se ocupa la filosofía es, por tanto, ilimitado, ya que aspira a conocerlo todo y, además, de modo indudable. Lo que busca el filósofo es una explicación última que tal vez nunca encuentre, dadas nuestras naturales limitaciones, pero que permitirá a la humanidad ir ampliando gradualmente los límites de su comprensión y no sólo a nivel instrumental.

 c) La filosofía es una actitud que se hace problema de todo cuanto aparece ante la conciencia. Por eso es un saber crítico, que no admite ningún conocimiento sin haberlo sometido a una reflexión previa. De ahí que se trate de un saber autónomo, ya que no acepta más verdades que las que ella misma encuentra siendo precisamente en este sentido que puede servir de fundamento a las ciencias particulares.

 d) La filosofía es también un saber racional y teórico, ordenado de modo sistemático según un método.  Se compone de  un conjunto de conceptos que pueden ser expresados y cuyo carácter es intersubjetivo, ya que es posible ser compartidos por varios sujetos. Su objetivo es la verdad, entendida como manifestación de lo que es, habida cuenta de que dicha manifestación sólo puede darse en el discurso racional. Así la  filosofía es un discurso racional que trata de descubrir la verdad acerca de la totalidad de las cosas que existen.

VIVIMOS CON LA FILOSOFÍA, 10,40 M 11/06/2013
Una araña ejecuta operaciones que semejan a las manipulaciones del tejedor, y la construcción de los panales de las abejas podrían avergonzar, por su perfección, a más de un maestro de obras. Pero, hay algo en que el peor maestro de obras aventaja, desde luego, a la mejor abeja, y es el hecho de que, antes de ejecutar la construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero, es decir, un resultado que tenía ya existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar de forma a una materia que le brinda la naturaleza, sino que, al mismo tiempo, realiza en ella un fin, fin que él sabe que rige como una ley las modalidades de su actuación y al que tiene necesariamente que supeditar su actuación. (Marx, El capital, vol. I).

Cuestiones

1. ¿Cuál es el problema que plantea el texto y cómo lo resuelve?
2. Indicar las principales tesis del texto.
3. Especificar la argumentación empleada.
4. Describir la comparación entre la abeja y el obrero
5. ¿Qué importancia tiene el fin para las actividades humanas?
Julián Arroyo Pomeda

Ilustraciones: sobreleyendas.com, escuelapedia.com, ca.wikipedia.org, auladefilosofia.net, filosofapop.com, astrogen.com, aworldtowin.net

(*) Esta es la Unidad 1 del currículo de Filosofía LOMCE. El resto de las unidades podrá verse en Editorial Coloquio, de Madrid, a partir del próximo mes de mayo.