domingo, 2 de junio de 2019

De las Autonomías al Estado federal




Con motivo del anuncio de los próximos presidentes de Congreso y del Senado en las personas de M. Batet y M. Cruz, no se han hecho esperar las valoraciones negativas y aun sectarias de los todavía no nombrados. Por desgracia tenemos políticos de escaso cerebro y tertulianos que se las saben todas, sin necesidad de informarse de nada, ¿para qué?
[Presidentes del Senado y del Congreso; www.elmundo.es]
En el caso de Manuel Cruz, ¿qué méritos tiene para ser presidente del Senado? Se trata de un catedrático de Filosofía Contemporánea de la Universidad de Barcelona que imparte bien sus clases, escribe libros de calidad y dirige algunas colecciones notables. Si, personalmente, siento que se tenga que dedicar a la política, es precisamente por tener que dejar su labor de docencia e investigación. Siempre se llevan a los mejores pero no se puede estar en todos los sitios. Claro que esto no representa méritos políticos.

Sin embargo, hay algo más que un independiente, diputado por el PSOE recientemente y luego senador. En octubre de 2012 Cruz tomó la iniciativa de crear en Barcelona el grupo Federalistes d’Esquerres (fed), para darle respuesta al ‘proces’ de Arturo Más, que pretendía la ruptura, advertir incluso al PSC que hablaba del derecho a decidir y llamar la atención de los denominados constitucionalistas que gritaban demasiado. Cruz fue el presidente del grupo entre 2013 y 2016. El manifiesto de lanzamiento fue publicado en importantes periódicos, pero no tuvo gran repercusión porque no había interés en dársela, seguramente. Yo soy de los que creo que su contenido es lo suficientemente significativo como para darle la importancia que se merece. Veamos lo esencial del mismo.

El párrafo segundo del Llamamiento a la Catalunya Federalista y de Izquierdas establece la crisis económica, social y política de la sociedad catalana, traducida en más pobreza, más desigualdad y menos igualdad de oportunidades. Por decirlo de otra manera: se ha destruido el estado del bienestar de la socialdemocracia. ¿Cuál es la salida de esta grave crisis? Unos proponen iniciar un proceso de secesión para romper con España, pero esto, según los federalistas, hace peligrar la cohesión social y no mejora las condiciones de vida. Lanzan una vía mágica como salida: no habrá excesivos costes económicos, ni fractura social. Todo serán beneficios, que impulsa el neoliberalismo económico, precisamente. No a las visiones apocalípticas sobre la secesión ni a la necesidad de ruptura. Así no se saldrá de la crisis, ni se contribuirá a la unidad europea. Hay que apostar por un federalismo nuevo: "una España Federal en el marco de una Europa federal y socialmente justa". Ahora bien, estos supuestos no los acepta la izquierda ni la derecha nacionalista española. No se trata de perder soberanía, sino democracia, creando nuevas fronteras.

El gobierno de Artur Más-PP ha respondido ante la crisis con políticas de recortes en servicios públicos y prestaciones sociales, siguiendo el modelo Rajoy en todo el Estado, sin importarles la convivencia, la justicia y la cohesión social. Así nos ha ido.

Complementa al documento anterior otro más breve, titulado Cataluña sin fronteras. Propone una unión profunda con otros pueblos de España en libertad y sin fronteras, que combatan juntos las desigualdades y la degradación medioambiental, mediante la tradición federalista. Denuncia el proceso de secesión CIU-ERC, que se apoya en una lógica tramposa, porque no es constitucionalmente posible la consulta a la ciudadanía. Hacerlo al margen de la ley seria insumisión política y crearía una confrontación política y social, que pagaría, principalmente, el pueblo catalán. Europa nunca apoyará la independencia. Esto lo saben bien los responsables actuales.

Supuesto lo anterior, solo queda una única solución posible: la reforma constitucional que haga más democrático y participativo nuestro modelo, pasando de la Autonomía al Federalismo, que garantice la cooperación, la lealtad, la solidaridad y la igualdad. Aquí sí se haría posible la consulta al pueblo hasta para que escoja entre monarquía o república. Las autonomías han conseguido que España progrese, pero ahora tienen que desarrollarse, porque un Estado centralista y unitario no se corresponde con la España plural. La recentralización es tan peligrosa como la independencia, sólo queda organizar la nación de forma federal. No es obligatoria la pertenencia a España siempre, pero la ruptura tampoco es la solución. Se trata de ver cómo encajar Cataluña en España. Esta es la cuestión, que no se puede renunciar a tratar. Las tensiones y los agravios sólo conducen a enfrentamientos radicales, pero ya no vivimos en tiempos de guerra civil, ni tampoco en el siglo XX. ¿No va a ser posible que los ciudadanos catalanes se sientan bien, compartiendo sus propias identidades?

¿Qué hacer entonces con el artículo dos de la Constitución? Los nuevos federalistas califican su redacción de "barroquismo unitarista". ¿Es esto cierto? Aquí el debate puede eternizarse, mientras se mantengan los adjetivos, que acompañan al sustantivo y no tienen que ser tan esenciales. Bastaría con la unidad sin remachar con lo de indisoluble y con patria sin machacar con lo de indisoluble, manteniendo la garantía de autonomía y solidaridad de nacionalidades y regiones. Me parece que sería suficiente, dejando al Senado como cámara de representación territorial. El problema es que unos quieren mantenerlo todo como está, sin mover ni siquiera una coma. Otros sugieren modificaciones para que el funcionamiento sea mucho mejor. Sólo el tiempo dirá a quién pertenece el próximo futuro.

Julián Arroyo Pomeda

jueves, 9 de mayo de 2019

El (pésimo) estilo de los políticos


Hoy nosotros estamos acostumbrados a insultarnos. Un político insulta a otro, un vecino insulta a otro, también en las familias se insultan entre ellos. No me atrevo a decir que hay una cultura del insulto, pero el insulto es un arma a la mano. Papa Francisco, Rueda de prensa en su viaje a Bulgaria y Macedonia del Norte.

Los políticos elegidos por el pueblo representan a los ciudadanos en la casa de la democracia, sea el Parlamento o el Senado. Qué menos que mostrarse ejemplares ante sus votantes y poner el alma en la defensa de sus intereses. Cualquiera que lea esto se sonreirá ante tales afirmaciones, que sólo ocurren por excepción, pero que no son la regla ni mucho menos. Por el contrario, lo que se lleva es la confrontación, el insulto, las interrupciones constantes en el debate y el menosprecio del que se considera adversario político.

A finales de abril pudimos ver en televisión los debates a cuatro, contemplando atónitos cómo se despedazaban entre sí con expresiones de lo más desagradables: ‘no mienta’, ‘todo es mentira’, ‘no se ponga nervioso’, ‘yo no he dicho eso’, y demás calaña. El déjeme terminar o no me interrumpa no deja de decirse una y otra vez. De este modo el sentido de Estado brilló por su ausencia, se notaba el bajo nivel y a muchos les horroriza que esas personas nos vayan a gobernar.

Todo esto se remonta a legislaturas anteriores en las que cada cual echaba el resto por sobresalir y alcanzar titulares escandalosos. Ante la inmersión lingüística en Catalunya, un político dijo que es como dejar que los pederastas campen a sus anchas. Otro llamó mariposón al presidente del gobierno de entonces, aclarando que ocupaba un cargo ahora y otro después. El presidente Zapatero fue lo peor que le ha ocurrido a la democracia española después de Tejero. De Santamaría se dijo que era una monja novata. Un ex presidente de Comunidad Autónoma estableció que Hitler y Mussolini destruyeron el sistema desde dentro y que esta clase de golpismo también lo practicaba el presidente de la Generalitat. Un ministro del gobierno afirmó que el aborto y ETA tenían algo que ver. Otra ministra dijo ante un escrache que el último acoso conocido es el de la Alemania nazi. Y un periodista afirmó que de tener una escopeta recortada dispararía contra algunos miembros de Podemos, o que "el bebé de Bescansa debe estar en algún contenedor". Cuántas barbaridades.

En otros tiempos tampoco se mordían la lengua los políticos, pero lo hacían con una ironía de más clase, como Gil Robles, cuando, al lanzarle que todavía llevaba calzoncillos de seda, contestó: "No sabía que la esposa de su señoría fuese tan indiscreta". Cánovas del Castillo respondió a unas señoras que le pedían un favor, disculpándose por molestarle: "a mí las mujeres no me molestan por lo que me piden, sino por lo que me niegan". Qué distinto a cuando una diputada abronca a Rufián con "no me guiñes el ojo, imbécil". O un ministro del último gobierno al mismo diputado, diciéndole que en el hemiciclo esparce "esa mezcla de serrín y estiércol que es lo único que usted es capaz de producir".

[www.publico6mayo19.es]
Finalmente, en el último debate de los aspirantes al ayuntamiento de Madrid uno de los representantes acusó a la alcaldesa de la suciedad y abandono de la ciudad y de que no apueste por la cultura. Carmena contestó defendiendo la cultura y el aumento del turismo que llega a la capital, pero el anterior le interrumpió que eso sucedía ‘a pesar de’. "Perdona, no me interrumpas", le pidió Carmena, pero seguía haciéndolo. "¿Me quieres no interrumpir?". Y el otro: "Si, sí, pero es a pesar del ayuntamiento". Y Carmena: "No me interrumpas", porque es debido a lo que está haciendo el ayuntamiento. Ni cortesía, ni educación, ni respeto, sino simple ataque para destrozar al otro.

Cosa semejante se ven diariamente en televisión. No hace mucho había una cadena basura por antonomasia, pero ahora ya lo hacen casi todas hasta producir asco oírlas. Así se habla también en los centros de enseñanza, en muchos titulares de periódicos, en bares y cafeterías, y entre la gente normal. ¿Hasta dónde vamos a llegar en enfrentamientos apasionados, bajo nivel, encuentros broncos y de la peor baba posible?

Julián Arroyo Pomeda



sábado, 4 de mayo de 2019

Cambio climático: se acaba el tiempo


"La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería. Muchas veces se toman medidas solo cuando se han producido efectos irreversibles" (Papa Francisco).
"Mientras insultamos a la tierra, su única respuesta son sus flores" (R. Tagore).

Se habla y escribe mucho sobre esta clase de emergencia mundial, tanto como lo poco que se hace por darle una solución. Las preocupaciones crecen por momentos en la medida en que se nos va haciendo presente el cambio y sus peligrosas consecuencias. La razón humana solo aprende ante destrucciones irreversibles como si no fuera capaz de pensar y elaborar previsiones. Somos tan torpes que algún día desapareceremos en el escaso y desganado intento. Definitivamente, el hombre es una enfermedad, como escribió Nietzsche.

Notamos que aumenta la temperatura con un clima más caluroso. Este calentamiento por causa de los gases de efecto invernadero produce el cambio climático. ¿Se puede afrontar el problema de tales gases? Sí y no, porque son efectos de la actividad de los humanos, que se resisten mucho a modificar. Lo sabemos bien, pero apostamos por las industrias que consideramos necesarias. Así, los cambios que antes eran más lentos, ahora se incrementan por causas humanas, porque el efecto invernadero ya no es algo natural y destruye vida en lugar de mantenerla. De aquí proceden efectos nocivos y catastróficos, como deforestación, deterioro y aun destrucción de ecosistemas marinos, unidos al aumento de la población, a la que hay que atender necesariamente.
[www.pinterest.com]
Los humanos inician su intervención en el cambio a partir de la Revolución industrial. Esta se considera históricamente positiva, y lo es, pero se olvidó controlar la producción y el consumo. El objetivo era producir siempre más, porque, paralelamente, se consumía también más. El consumo era la única motivación y las energías de combustibles fósiles no tenían límites. Así aumentaban las emisiones, un hecho que en principio pasó desapercibido, pero dejó una factura que estamos pagando. Nos apena que se derritan las masas de hielo en los polos, pero esto incide en el aumento del nivel del mar con la amenaza de las costas. Nada digamos de una meteorología cada vez más violenta, sequías nunca vistas e incendios permanentes y aterradores. Animales y vegetales son arrastrados muchas veces por ríos desbordados e incontenibles en su paso. Así se convierte la tierra en desiertos y se suceden migraciones masivas, invadiendo y adueñándose de lugares que no estaban hechos para esto.

Los expertos alertan de que se puede frenar el cambio climático todavía para lo que conceden apenas 11 años. Después, la situación se convertirá en irreversible, si no priorizamos tal emergencia. Sólo nos queda hasta el año 2030, pero los gobiernos se ponen de espaldas ante el dato. Por eso están surgiendo plataformas de desobediencia civil, como Extinction Rebellion en Gran Bretaña y movimientos de estudiantes en España, entre otros.

Se están haciendo perceptibles los impactos del cambio en una serie de datos contrastados, que nos ponen en alerta. Entre otros tenemos la temperatura global que aumentó en 1,1° en 2016, la subida del nivel del mar, los deshielos, daños en cosechas, sequías, huracanes y riesgos en la salud (aumento de asmas y alergias, sobre todo). Mientras tanto, ¿qué hacen las industrias energéticas? Mantienen la energía del petróleo, carbón y gas, en lugar de entrar en las renovables. En España, desgraciadamente, eléctricas como Endesa, Iberdrola y Fenosa siguen empleando energía sucia, porque les resulta más barata y da mayores beneficios, que es lo que interesa.

Viniendo a España, ¿qué nos pasa? Pues que tenemos un elevado riesgo ambiental, según él Instituto Geográfico Nacional. Somos muy vulnerables. Veamos por qué. Nos encontramos en proceso de desertización, nuestro suelo se degrada, nos llegan especies invasoras con amenaza de la biodiversidad, además de aumentar el nivel del mar, proliferar las sequías, olas de calor, glaciares que se pierden, inundaciones, incendios constantes, entre otros fenómenos. La intervención de control se hace más urgente, si cabe. Un hecho preocupante es que las olas de calor duran tres veces más que lo hacían a finales del siglo XX. Nos vamos adaptando, qué remedio.

Datos de este mismo momento nos dicen que hemos pasado el invierno más seco del presente siglo. Aemet precisa que no llovió ni la mitad de lo que es habitual. La primavera ha entrado muy calurosa con varios días de lluvias torrenciales en abril. Para mayo y junio están previstas menos precipitaciones y temperaturas altas con diferencias considerables entre la noche y el día. El desierto crece entre nosotros, como pensaba Nietzsche, pero no sólo cultural, sino también demográfica y meteorológica mente. ¿Qué va a ser de nosotros? Todavía estamos a tiempo de controlar el cambio climático. Empecemos, definitivamente, ya por la cuenta que nos tiene.

Julián Arroyo Pomeda

jueves, 2 de mayo de 2019

Pesadez poselectoral


«Y cuando vi a mi demonio lo encontré serio, grave, profundo, solemne: era el espíritu de la pesadez —él hace caer todas las cosas. No con cólera, sino con la risa se mata. ¡Adelante, matemos el espíritu de la pesadez! […] Ahora soy ligero, ahora vuelo, ahora me veo a mí mismo por debajo de mí, ahora un dios baila por medio de mí» (Nietzsche).

No ha transcurrido ni una semana de las elecciones generales y de nuevo empieza el atosigamiento a quienes tienen que gobernar. El primero ha sido el líder de U. Podemos. En el momento mismo de felicitar a P. Sánchez por su victoria, le planteó que contara con ellos para gobernar y anunció que estaba a la espera de su llamada. Ha aprendido poco de su experiencia anterior, cuando pidió Interior y CNI, entre otras cosas. Parece que no quiere dejar respiro. Qué pesadez. Quien ha ganado es el que tiene que decidir cómo organizar el próximo gobierno. Dada esta premisa, hay que ser prudente y esperar. Más cuando le han dicho que con Podemos desean tener un acuerdo programático. ¿Es que no puede haber un gobierno monocolor?

[www.desmotivaciones.es]
Sánchez dará el primer paso la semana próxima para reunirse por orden con los jefes de los partidos que han obtenido mayor número de votos. Mal empezamos, porque, según Podemos, primero llama a la derecha. Se trata de establecer relaciones institucionales con todos, como corresponde a un posible presidente del gobierno, qué menos. Ya se sabe la respuesta de los dos primeros: no apoyarán la investidura, para qué esperar, no cabe la mínima cortesía. Son unos pesados.

La tensión no cesa, porque Ciudadanos le comunicará que quiere ser el líder de la oposición. No le corresponde, pero no importa. Podemos está molesto porque no han sido llamados los primeros. Además, desean gobernar en coalición, no les basta un acuerdo de programa, si no lo controlan ellos, porque los socialistas pueden incumplirlo. No se puede estar siempre en el monte, hace falta urbanizarse alguna vez. ¿Qué pasará si no hay un gobierno de coalición, aceptando los nombres de altos cargos que han deslizado? Sería un error volver a las andadas y cometer otra equivocación. Tiene que imponerse la razón: sólo queda ceder y dialogar mucho.

Los independentistas catalanes tampoco cesan en sus exigencias, que fracasaron estrepitosamente. ERC pide a Sánchez que visite a Junqueras en la ronda de contactos, por haber ganado las elecciones en Catalunya. La prudencia y discreción siguen ausentes, aunque continúan proclamando el diálogo para resolver un problema político. Pesadez a raudales.

¿Queda alguien sensato todavía? Sólo el nacionalismo vasco se cuida de no cometer desmanes. Siempre han sido prudentes y astutos para obtener sus propuestas tranquilamente. Luego otros se quejan, pero son de fiar en sus compromisos. Sin embargo, ¿qué decir de Ana Oramas de Coalición Canaria que ha duplicado su fuerza, pasando de uno a dos diputados? No ha tardado en sacar músculo, proclamando que no apoyará a Sánchez si pacta con Podemos, además de los separatistas vascos y catalanes. Qué pesada.

Todo esto resulta demasiado agobiante, pero está claro que con estos antecedentes, solo queda gobernar en solitario. No hay otra.

Julián Arroyo Pomeda



miércoles, 24 de abril de 2019


¿Mejora la calidad de nuestra democracia?

"¡Siempre mañana, y nunca mañanamos!" (Lope de Vega)

Después de todo lo que ha caído y de lo que queda todavía pendiente, uno está tentado a contestar positivamente al interrogante. El nivel de corrupción ha alcanzado niveles de tanta consideración que nadie se atrevería a pensar que todavía no se ha llegado al techo definitivo.


Sin embargo, el juego continúa, desgraciadamente. Claro que este importante tema no se puede resolver con opiniones personales de tertulianos, por prestigiosos que sean, sino que requiere de respuestas objetivas, imparciales y no partidarias. Nuestra salud democrática no puede permitirse simples pareceres en un asunto tan crucial. Tampoco se trata de crear la realidad, sino de escribirla y reflejarla tal y como es. Para esto la iniciativa ciudadana "Más Democracia" ha realizado un análisis de los programas de nueve partidos políticos, comparándolos con la situación de 2015, mediante una encuesta de 51 preguntas en cuatro bloques de análisis: sistema electoral, corrupción, transparencia y ampliación de la democracia, en los que han intervenido 44 colaboradores para leer dichos programas y contestar a la encuesta. Los resultados aparecen en la tabla siguiente:

[www.mas-democracia.org/]
¿Dónde va nuestra democracia, si atendemos a los resultados del cuadro? No diré que a la deriva, pero sí que camina hacia atrás, claramente. Todos los partidos descienden, salvo uno, JxCAT, que, estando ya bajo, se mantiene igual. Me interesa, especialmente, el tema de la lucha contra la corrupción, cuya nota media es de 0,4. Parece que después de la moción de censura, que se planteó justamente por esto, el asunto ya ha quedado resuelto, oculto o, al menos, blanqueado. Solo se avanza aquí. Poco ha durado el fuerte impulso por atacarla de modo que no llegue a suceder ya más. No es extraño que a la mínima vuelva a colarse de nuevo, poniéndose otra vez en el candelero. Da pánico la posibilidad de volver a las andadas.

Sin regeneración democrática no es posible emprender los cambios que exige la ciudadanía, pero la ampliación de la democracia obtiene una media muy baja, de 1,9, en relación a los 10 puntos máximos. ¿A que aspiramos entonces? Como mucho, a vegetar. Nos conformamos con haber consolidado la situación democrática y ahora solo aspiramos al merecido descanso por tanto trabajo, que nos ha dejado exhaustos. La cuestión es que, si no se atiende a los cambios que están planteándose en una sociedad dinámica como la nuestra, puede llegar un momento en que la gente empiece a desinflarse y a cuestionarse, incluso, el sistema democrático mismo. Si no somos capaces de apuntar ni siquiera alguna vía, que pueda resolver las necesidades que se presentan en el día a día, muchos podrían pensar que para qué la democracia. Todo sistema vivo y en crecimiento exige atentos cuidados, que, si no los tiene, empezará a degenerar, sin duda.

En la sociedad española no hay en la actualidad más democracia, lo que hay es menos cada vez. Esto es muy peligroso para un sistema que lleva implantado entre nosotros menos de medio siglo todavía. Por eso, pasada ya la entusiástica alegría de las últimas decenas del siglo XX, otra vez surge la zozobra. Toda esta situación da pie al envalentonamiento de formaciones políticas de las derechas radicales. Ocurre no solo aquí, entre nosotros, sino en el seno mismo de Europa. ¿De qué nos extrañamos entonces? O actuamos pronto, o podríamos tener que arrepentirnos después.


Julián Arroyo Pomeda



domingo, 14 de abril de 2019

¿Se puede alcanzar un pacto educativo?



El PP ofrece cinco grandes características generales: la libre elección de centro, el castellano como lengua ordinaria, una ley nacional para cero-tres años, concertación también en bachillerato y FP, refuerzo de la alta inspección y las Humanidades.
[www.educacion.fespugtclm.es]
El PSOE quiere primar la enseñanza pública, una financiación que llegue al 5% del PIB, nueva ley para los derechos de la infancia, derogar la LOMCE y reformar el currículo educativo.
Podemos exige financiación hasta el 5,6 en PIB, sustituir la LOMCE por una nueva ley, educación infantil de cero-tres años, nueva asignatura de feminismo, gratuidad en libros, material escolar y comedores para familias vulnerables.

Ciudadanos opta por recuperar el Pacto nacional por la educación, selectividad única, nueva asignatura: Constitución española.

Vox propone cheque escolar, elección de centro, educar en español en todo el territorio, exámenes de control al finalizar primaria, secundaria obligatoria y bachillerato, homogeneización de oposiciones.
La idea de un pacto educativo viene siendo reiterativa en los distintos momentos de nuestra historia. ¿Podría plantearse ahora? Tengamos en cuenta las escasas coincidencias que se dan, como la elección de centro, los cero-tres años y el español como lengua ordinaria en PP y VOX. También hay coincidencia en los derechos de la infancia en PSOE, Podemos y PP, igual que en PSOE y Podemos por la derogación de la LOMCE.

Las diferencias son igualmente manifiestas: sólo dos formaciones se ocupan de financiación en porcentajes próximos, los demás no hablan de esto. De priorizar la enseñanza pública habla expresamente el PSOE con el que podría coincidir Podemos y, quizás, Ciudadanos, pero PP y VOX no. Luego hay singularidades, como concertar bachillerato y FP (para el PP), exámenes de control y oposiciones homogeneizadas (VOX) y selectividad única (Ciudadanos). Se introducen, además, dos nuevas asignaturas troncales: Constitución española y Feminismo.

Que la educación no va bien y que es necesario reformarla para alcanzar mejoras nadie lo discute. Ahora bien, con tales mimbres el pacto educativo me resulta difícil de concebir y todavía más intentar realizarlo. Por eso creo que otra vez más impondrán sus criterios quienes obtengan la mayoría para gobernar. Así que seguiremos prácticamente igual, si no es todavía peor.

Julián Arroyo Pomeda

viernes, 5 de abril de 2019

Identidad rebajada



Los periódicos recientes recogen la noticia, entre sorprendente y morbosa, de que la estadounidense Greer ha invertido sus ahorros en cirugía estética para competir con Megham Markle, al parecer con éxito, ya que ahora se siente princesa y ha extraído lo mejor de sí misma. Tiene tres hijas y la menor la confunde con la mismísima Megham.

Habría que preguntar a esta mujer si sentirse bien por fuera implica estar bien en su interior. En cualquier caso, resulta chocante que alguien quiera ser no ella misma, sino otra, precisamente ahora que tanto se reivindica lo individual y la identidad personal. Sólo sentimos la identidad mediante el reconocimiento de los otros. Son ellos los que nos dicen quiénes somos, sin confundirnos con los demás.
[www.myloview.es]
Para distinguirnos de los demás la naturaleza nos ha dotado de rasgos personales propios, que se notan en el rostro, especialmente. Ni los pómulos, ni la nariz, ni los ojos, ni los labios, ni la barbilla, ni el cuello son iguales en los individuos, porque poseen características propias. Nos puede confundir una silueta, pero no una cara vista directamente. Ahora bien, si nos lo cambiamos todo para parecernos a un modelo determinado, distraemos a los demás, cuando menos, porque estamos rebajando la identidad propia y así no sabrán quiénes somos. Pensamos, a veces, cuanto se parece una persona determinada a otra de su familia. Podrán ser prácticamente lo mismo, casi gemelas, pero no son exactamente iguales, siempre hay alguna característica que las distingue. En este caso parece que quisiéramos, incluso, borrarla.

Tales disonancias pueden producir contradicciones, ya que, en el fondo, se traducen en un rechazo del propio cuerpo con las consecuencias correspondientes y las distorsiones que no ayudan nada a comprender el mundo y la realidad. La vida individual quedará falta de autoestima. No me extraña que desde tales premisas todo termine bajo sospecha. Lo dicho no importa reconocer la posible situación de ansiedad por la que habrá pasado la señora Greer.

Julián Arroyo Pomeda